El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador seguramente no escogió al azar los países latinoamericanos que fue a visitar: los más "moderados", Colombia y Chile. Hay todavía cierto "tic" de izquierda que muestra la impregnación rentista en boga, en particular en Occidente: consiste en agarrarse de nombres, palabras y causas sin que importe gran cosa el significado. Ahora es Salvador Allende, el que fuera presidente chileno, por "democrático", no tanto por socialista ni nacionalista, que fue lo que le costó la vida: meterse con los intereses estadounidenses en Chile, entre otros los de la ITT (International Telegraph & Telephone). Se trata de ser de mente abierta, open minded, de pegarle vivas al amor y la fraternidad universal y de no incomodarse con incoherencias. La candidata presidencial oficialista en México, Claudia Sheinbaum, festeja un país "cada vez más soberano" mientras se apresta a darle la estocada con la avalancha extranjera en el nearshoring, por lo que no hay más que soberanía formal, en buena medida de apariencia política -y es un decir cuando el Congreso mexicano ha llegado a ser lugar de campaña por Hillary Clinton de parte de Mariana Gómez del Campo, por ejemplo. El actual gobernador oficialista de Sonora, Alfonso Durazo, les presenta el Plan Sonora a empresas de Taiwan, cuando no se vale tener relaciones al mismo tiempo con Taiwan y la República Popular China (es frecuente que para tratar con la segunda se deba romper con la primera). Oficialmente, no existen relaciones diplomáticas de México con Taiwan, pese a que haya relaciones comerciales. Sólo 14 países en el mundo reconocen a Taiwan y claro, ocho están en América Latina. Mientras Panamá, Honduras (de acuerdo con lo ofrecido por la presidente Xiomara Castro, y cumplido desde marzo de 2023), El Salvador, República Dominicana y Nicaragua rompen con Taiwan, Durazo se acerca de la política de Haití y Paraguay (además de Nauru, Tuvalu, Palau, Eswatini, etcétera). México es totalmente soberano, al grado de decidir a quien irle vendiendo recursos y mano de obra barata, puesto que no existe mayor idea de soberanía económica, salvo en empresas públicas para subsidiar al capital privado, del que nacional queda poco. Con todo, decir que México es "más soberano" suena a "causa", sin que importe el efecto de lo que se hace. También se ha vuelto costumbre tener cierta renta de China -viejo hábito sesentaiochero- y de Rusia, que no es la Unión Soviética, aunque no sirve de nada hablar de "países totalitarios" ni creer que los desfiles militares mexicanos deba organizarlos la embajada de Ucrania (si son soberanos, tampoco se explica que desfilen extranjeros).
Gustavo Petro, en Colombia, es un experto en incongruencias. Nadie está obligado de congraciarse con Nicaragua y el régimen de Daniel Ortega, pero otra cosa es permitirse adulterar los hechos. Según Petro, la "dictadura" de Nicaragua es comparable a la chilena de Augusto Pinochet, sin que en el primer país haya detenidos-desaparecidos, ni torturados brutalmente (con el sadismo fácil de ciertos chilenos), ni asesinados por centenares por motivos políticos. Que se sepa, ni estado de excepción o de sitio, guste o no que Ortega y señora hayan puesto a una lista de opositores en un avión al exterior quitándoles la nacionalidad. En realidad, la escritora nicaraguense Gioconda Belli, Ortega "peor que Somoza" o la palabra "dictadura" no importan más que para sacar la renta de la causa. Queda en espera el momento en que Ortega bombardee Palacio y asesine a algún Chamorro, o algo así. La eternizada presidente peruana Dina Boluarte tampoco tiene por qué resultar simpática, pero Petro, el "político" que vió el escritor colombiano William Ospina, dijo de la señora que es "fascista": otra vez, el significado real no importa, sino lucirse con la palabrota. Si Ortega le responde a Petro que haga el favor de cerrar las bases militares estadounidenses en Colombia, la cancillería colombiana exige "respeto". ¿Cuándo se es soberano y cuándo no?
Ortega le espetó a Petro -a quien tachó de "traidor" y "basura"- estar al frente de un Estado narco. Por pasos. Lo de "traidor" es por la antigua pertenencia de Petro a la guerrilla del M-19 y lo de "basura", un arranque. Lo de Petro es otra cosa: colgarse de la renta sin mayor congruencia con quien se lleva la ganancia, hasta cierto punto como el lópezobradorismo. La ganancia inmediata se la puede llevar Taiwan gracias a la ignorancia de Durazo, que debe desconocer por qué son países como Haití y Paraguay que mantienen relaciones con los taiwaneses que datan de tiempos dictatoriales. Durazo debe creer que Alfredo Stroessner es un potencial inversionista (es el fallecido sempiterno dictador paraguayo). No es cosa exclusiva de gobiernos de centro-izquierda: también es sacar para la renta y hacerse de audiencia y rating ponerse al "ahí viene el fascismo" con George W. Bush o Donald J. Trump, cuando no con el húngaro Viktor Orbán o incluso con el presidente ruso Vladimir Putin. Ahora resulta que, repleto de bases militares estadounidenses, con visitas frecuentes de Laura Richardson, del Comando Sur estadounidense, y con un estatuto de miembro asociado de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la preocupación de Petro es el "fascismo" de Boluarte o el "pinochetismo" o "somocismo" de Ortega, mientras, de paso, el presidente Gabriel Boric homenajea a Carabineros, la policía chilena, destacada por su manera no siempre amable de reprimir, en particular tirando a los ojos para dejar uno que otro inservible y ciego. Es lo de menos: como acaban de cumplirse 50 años del golpe contra Allende, hasta los olvidadizos universitarios, metidos hasta las cachas en las "agendas" Demócratas, se cuelgan de la misma renta: claro, no se olviden que también somos, ante todo, muy democráticos, no tan socialistas ni nacionalistas, ni fijados con las empresas transnacionales. Es que no importa empezar a sonar a impostura, con tal de sacar algo. La renta se ostenta y, a la vieja usanza colonial, tenerla es acceder al fuero, que libera o exenta de la ley, hecha para mortales. La renta es para "trascender", cubrirse de gloria, tener clientela y buscar monopolizar la intermediación con el patrón, que manda a la Demócrata de origen puertorriqueño Alexandria Ocasio-Cortez a la ruta latinoamericana -en busca de ganancia- casi idéntica a la de López Obrador (y las seguidas antes por su señora). Ni siquiera rábanos, rojos por fuera: ni "mu" de las medidas económicas de Allende. No nos confundan: somos totalmente democráticos, pero, además, nada materialistas y sí muy espirituales: de "vivir sabroso" -como Francia Márquez, vicepresidente de Colombia, en los aviones del magnate estadounidense George Soros-, y de estar a tono el "día del Grito" con Los Bukis ("que viva el amor", igualito, pero con menos ritmo: da click en el botón de reproducción).
Luego, Petro puede explicar -junto con más de un periodista antiFARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia)- que en Colombia, el mayor productor de cocaína en el mundo, siga aumentando la superficie de cultivo de coca, hasta haber alcanzado niveles récord en 2022, con la cifra más alta desde 2001 (y sin FARC-EP). Desde 2014, la tendencia a la fabricación colombiana de cocaína se viene consolidando, y por cierto que casi la mitad de los narcocultivos está en territorios de comunidades negras, indígenas y en reservas forestales. No es nada más cosa de pedir con López Obrador un "tratamiento más integral del problema": es cuestión de tener Estado para ponerle el "tatequieto" no nada más a los poderosos del café, sino a todos los que aprovechan el desmantelamiento de Estados de por sí débiles, aunque, digamos, "cada vez más soberanos, independientes". Al rato saldrá la Colombia Humana de Petro con algo similar. Está afiliada a la Coordinación Socialista Latinoamericana, que parece profesar el socialismo democrático, el socialismo latinoamericano, la socialdemocracia y... el allendismo (!), junto al progresismo, el feminismo, el latinoamericanismo y la no intervención (en los asuntos de Estados Unidos, probablemente). Es un organismo que no funciona desde 2010. El "allendismo" no tiene peso político: es algo así como la nostalgia antes de que la gente de José Antonio Kast pase por las grandes alamedas, después de desmanes estudiantiles "alienígenas" sin mayor participación de los trabajadores. En fin: ni rojos, ni blancos, sino totalmente verdes, y entienda quien quiera. Para el resto, hablar de "totalitarios" para China y Rusia no lo hace ni Obama: no enaltece hablar como El Mercurio, de Chile, que hizo no poco por tumbar a Allende, ni como la guatemalteca Gloria Alvarez, quien debe creer que Arévalo es Chávez. Qué impresiones tan fuertes, la verdad. La cosa se mezcla con los medios: impresionar, así sea diciendo cosas sin sentido, salvo el de "sacar raja" o beneficio.