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martes, 19 de septiembre de 2023

ASÍ SE LLEVA MÉXICO, ASÍ SE SIENTE MÉXICO

No del todo convencido de la manera en que Claudia Sheinbaum resultó electa candidata oficialista a la presidencia de México, el ex canciller Marcelo Ebrard solicitó esclarecimientos del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) y creó una asociación civil, "El Camino de México", a reserva de lo que haga con ella si logra atraer gente. Ebrard, según lo reconoció el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, resulta atractivo en particular en la clase media. Al agarrar su propio camino, es probable que haya querido mantener poder de negociación política, sea dentro o al margen de MoReNa, pero sin ceder a los cantos de sirena de la oposición.
     Jorge Zepeda Patterson es un periodista mazatleco que, de vivir en tiempos de la Revolución, podría haber participado en más de una asonada militar, y no sin entusiasmo. Zepeda no debiera ser criticado como si fuera "independiente", o por cierta simpatía que siente por López Obrador. El periodista ni siquiera ha arribado a la "revolución institucionalizada".
      Es así que, para quien lo entienda, para Zepeda no está claro el futuro de Ebrard, es decir, no está claro ni su programa, ni su decisión de hacerse de un poder propio de negociación, sino que todo es asunto de dependencias personales. Fiel a López Obrador, Ebrard no lo es a MoReNa ni a Sheinbaum, habida cuenta de los métodos de ambos. Para Zepeda, es como sigue: no cabe en MoReNa porque "es Claudia", ni en el Frente Amplio porque "es Xóchitl", de tal modo que, cerradas las candidaturas independientes, queda Movimiento Ciudadano (MC). En este partido, la idea de que se candidateara Ebrard habría despertado recelos, al menos en el "grupo Jalisco" (?), entiéndase que en la facción del gobernador Enrique Alfaro. Dado que Alfaro no parece hacer la unanimidad en MC, coquetearía entonces, con tal de cerrarle el paso a la llegada de Ebrard, con la candidatura de Samuel García, gobernador de Nuevo León, aunque más débil que Alfaro, respaldado por el Congreso local, a diferencia del neolonés. En este caso, García podría probar, pero no para ganar, sino con miras al 2030, lo que debilitaría a Ebrard, es decir que Alfaro renunciaría a sus aspiraciones, de tenerlas, para apoyar a un imposible ganador, García, pero cerrarle el paso a Ebrard, a reserva -seguimos con Zepeda- que Dante Delgado, antiguo conocido de Ebrard, decida otra cosa, en cuyo caso Ebrard desplazaría a la vez a Alfaro y a García, al tener más alcance nacional, si acaso se creara en MC una "corriente ebradista", sumando a los "ebrardistas" de MoReNa y del Partido Verde. El riesgo es que, de aceptar a Ebrard, Dante Delgado fracture al MC en facciones, y no parece seguro que el Verde, a su vez -siempre según Zepeda- se decida a ceder su candidatura para dársela a Ebrard. Así las cosas, resulta que, de optar por salirse de MoReNa y crear un partido propio, Ebrard le haría competencia al MC. Prosigue Zepeda sobre la "corriente de Ebrard": podría seguir en el obradorismo, o en el MC, o "(...) estar en ambos, si en verdad se lo propone, pero sabiendo que no es uno de ellos.". Tal vez esté "(...) en condiciones de probar a todos". Afortunadamente, Zepeda no arma sus maniobras en la realidad, ni con armas, sino en su cabeza, no sin cierto estilo que encanta en algunas columnas políticas. De otra manera, la historia que empieza con "de tres que matan a Carranza, uno, De la Huerta, subleva a medio país en armas porque Obregón se fue con Calles" terminaría en un baño de sangre, por puros asuntos personales y de respectivas facciones o clientelas. En otras palabras, Zepeda nunca pasó por la "revolución institucionalizada", y ni siquiera entiende que Ebrard alegue que MoReNa se está pareciendo al PRI (Partido Revolucionario Institucional), al haber hecho "cargada" a favor de Sheinbaum. Queda la posibilidad de que Ebrard, diciendo imitar a López Obrador, quiera parecerse a Manuel Camacho. Así, tampoco falta el que deduzca que Sheinbaum es Colosio. Lo formidable es la imaginación de Zepeda para la "maniobra revolucionaria", el personalismo y la visión faccionalista de la política, sin que cuente nada más, ni mínimamente la gente que pudiera seguir a Ebrard.  Es al grado que no pasa por la cabeza de Zepeda que Ebrard pueda atraer a gente del Frente Amplio, además de gente del MC, el Verde y MoReNa a partir de un programa que sea enfático en "la clase media", se esté o no de acuerdo. Desde luego, hay versiones musicales de lo que sucede en la cabeza de Zepeda (!pues dale click!), quien ya había decidido que Sheinbaum era la elección de López Obrador, que optó por encuestas para que su decisión parezca la del "pueblo". Otra maniobra, para la cual López Obrador hubiera maniobrado a Adán Augusto López Hernández.
     Aquí nunca hubo institucionalización de nada, ni equilibrio de intereses, ni necesidad de un Estado estable, ni burguesía dispuesta a aceptar las reglas del "equilibrio" (como la de Enrique de la Madrid, que fue alabado en este sentido por el ex líder priísta Manlio Fabio Beltrones). El futuro de México está en cabezas como la del "estratega" de Mazatlán y en las distintas maneras de seguir pitorreándose de quienes trabajan, en vez de pasarse el tiempo en "el modo de relacionarse".


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