Es como hablar de "amor a la mexicana" y meter enseguida la pata con tabaco y rón.
La oposición mediática en México viene de lo peor del antiguo régimen y de lo peor de su prensa: no puede ver más que "maniobras" y creer que en todo hay "alguien detrás", por no creer que puede haber otros mundos que el propio o, como se dice coloquialmente, por creer el león que todos son de su condición, lo que no deja de ser psicoanalíticamente un "fantasma" -y queda por saber a qué tanta atención del presidente Andrés Manuel López Obrador a esos puros fantasmas-.
La invitación a Marcelo Ebrard, ex canciller, a que saliera del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) y rompiera con López Obrador, fue una idea de la oposición mediática para dividir al oficialismo y obtener un candidato de arrastre en la clase media. Ebrard, todavía precandidato de MoReNa, pero no del lópezobradorismo, metió la pata: invitó, de ganar, a una "secretaría de la Cuarta Transformación" a uno de los hijos de López Obrador, Andrés López Beltrán, que inteligentemente declinó. Entretanto, a la oposición mediática le salió una candidata, Xóchitl Gálvez, "servible", esta vez con la "idea" de dividir al lópezobradorismo en la base, el "pueblo". Hasta ahora, no parece que vaya a funcionar. A partir de este "ingenioso descubrimiento", la oposición mediática hizo lo que estaba a su alcance para volver a "maniobrar" a Ebrard: ahora, en una dirección contraria, la de evitar que el ex canciller saliera de MoReNa para competir como candidato de Movimiento Ciudadano (MC), porque habría dividido no sólo a MoReNa, sino al Frente Amplio de Gálvez. Entretanto, Ebrard cuestionó prácticas tramposas de MoReNa que esta organización terminó reconociendo. Detrás de Ebrard no llegó a estar nadie y, en rigor, lo único que le quedó a la oposición mediática, después de maniobrar como "pieza" a Ebrard en dos sentidos (contrarios), fue ir a cobrarle el criterio propio en un intento por supuestamente "rematarlo": o te cooptamos, o te pegamos y te rematamos, todo ésto en nombre de "los derechos y las libertades", Líder del Movimiento Ciudadano, Dante Delgado hizo una "invitación a medias" a Ebrard quien, metidas de pata aparte, quedó como alguien a la vez independiente y leal, pese al lópezobradorismo en MoReNa y a su líder, Mario Delgado, que operaron "políticamente", tratando de dar largas a la petición de limpieza por parte de Ebrard, de tal manera que no se juegue como en el antiguo régimen. Lo curioso es que nadie haya salido a exhibir al antiguo régimen en MoReNa: sin que fuera decisivo, la existencia de gente dispuesta a la maña y la "maniobra de masas" a favor de Sheinbaum, creyendo, también a la antigua, "leerle la mente" a un López Obrador que no jugó a favor de su hijo con Ebrard, ni a favor de una supuesta "favorita". Si acaso, el problema está en que Sheinbaum se presentó como la favorita "discípula", arrastrando -junto con su "idea" de "una mujer", para ganar una mitad de votos, tal vez, en el estilo estadounidense- a la gente de pueblo en ésto, y sin criterio propio. Para quienes crean que López Obrador es Jesús, pueden imaginarlo como en la última cena: "alguien de ustedes me va a traicionar". Ebrard ya no fue. La presión sobre Sheinbaum no es por un programa que no tiene, sino otra "maniobra" al estilo del "antiguo régimen": insinuar que detrás de ella está López Obrador como titiritero para, llegado el momento, forzarla a desmarcarse y tener la independencia suficiente para intentar lo mismo: cooptarla o golpearla. En este caso, el riesgo está en que algo suceda justamente por falta de criterio propio, a diferencia de Ebrard...y López Obrador. Está encima la presión del lópezobradorismo convertido en clientela potencial para "lo que se ofrezca" y una que otra mala selección de la "hermana del pueblo", que no sabe más que de "derechos".
La elección de MoReNa para la Ciudad de México utilizó, "sirviéndose", a Omar García Harfuch para acercarse a la clase media y tirarlo tranquilamente debajo del autobús so pretexto de una regla externa de "paridad de género", siendo que García Harfuch le sacaba casi el doble de ventaja a la ganadora final, Clara Brugada, también de la simpatía de Sheinbaum. La oposición mediática primero vió la mano de López Obrador "detrás" de García Harfuch, y luego, detrás de Brugada, en realidad otro asunto de maniobra electorera, que García Harfuch no quería (había dicho preferir Seguridad federal). Brugada sería "el pueblo" de la alcaldía más poblada de México. Al menos García Harfuch se salvó de caer en algo como Miguel Angel Mancera, ex jefe de gobierno capitalino que no se salvó de las andanadas de la clientela lópezobradorista, pese a que el mismo López Obrador tratara de evitar el linchamiento (al que se sumó Sheinbaum). El policía hijo de "la suegra de México" no sabe de política y se afilió a MoReNa hace muy poco. Se utilizó su lealtad, como en algún momento la de Mancera en el asunto del desafuero a López Obrador por El Encino. Mancera mejor se fue, no sin razón, aunque para ser estafado en el Frente Amplio, por lo que protestó. ¿Sheinbaum, "pieza de López Obrador", se sirvió -ella o López Obrador- de dos "piezas", García Harfuch y Brugada? Al parecer, hay dos a los que les quedan hábitos de "fichitas", es decir, de servirse de los demás como "piezas de maniobra": la oposición mediática, que no ve nada más, y gran parte del aparato de MoReNa que no fue ajeno -es en parte lo que evidenció Ebrard- a "anticiparse a la voluntad del jefe" -en un puro supuesto- no porque importe el jefe, sino que se espera una "colocación" en el cambio de turno, incluyendo chapulineos como el de Rocío Nahle para Veracruz.
Brugada es lo que es: activista. Batman García Harfuch y Ebrard -que tenía las credenciales y el oficio para ser canciller- quedaron -por ahora- al margen del "chapulineo". No es el caso de Alejandro Encinas (ex comunista que "agringó" la subsecretaría de Gobernación), llamado al equipo de Sheinbaum, ni de Arturo Zaldívar, ambos apasionados de "los derechos" (en el caso de Zaldívar, de "todos los derechos para todos", Tik Tok y el agringamiento total con Taylor Swift). López Obrador no era "el hombre de los derechos". Sheinbaum está a años luz de cualquier "revolución de las conciencias", de la frontalidad con los hombres de negocios y de educación política mínima. Hasta ahora, más de un científico ya entendió que con los activistas va de "grupos de presión" -y manipulación-, mientras otros ven "maniobras" y "gente detrás de..." hasta en la sopa, como se dice coloquialmente: sólo Xóchitl, claró está, es una bella estampa popular que se lo debe todo a su emprendimiento y que es ajena a cualquier maniobra y a gente que la utilice, sirviéndose de ella. Es una self made woman que se rodeará de lo más granado de la genuina "expertís" para ir a quién sabe dónde. Amor a la mexicana... (da click en el botón de reproducción).