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domingo, 28 de enero de 2024

DOS TESIS EQUIVOCADAS ( Y II)

 Recientemente, el actual presidente argentino Javier Milei se presentó en el Foro Económico Mundial de Davós (WEF, por sus siglas en inglés), y según Youtube aquél dió un discurso que dejó perpleja a la audiencia. Milei no dijo disparates: es cierto, según lo que argumentó, que de 1800 a la fecha el capitalismo sacó a la mayoría de la Humanidad de la pobreza extrema, que hoy representa un porcentaje muy bajo del total de la población mundial (700 millones de ocho mil millones, la mayoría en el África subsahariana, según datos del Banco Mundial).

      Más allá de ésto, Milei no dijo nada nuevo más allá del credo llamado "neoliberal": reivindicó el mercado contra "la casta" estatal y contra el colectivismo. El mercado existe desde mucho antes de 1800, es decir, no es específicamente capitalista, y el colectivismo tampoco es reciente: existía bajo distintas formas en sociedades precapitalistas, por ejemplo en los imperios azteca e inca bajo la forma colectiva del calpulli y el ayllu, como existía en la comunidad aldeana rusa. Si se trata de oponer "la libertad" al colectivismo, es cierto que el capitalismo ha sido proclive a una mayor libertad individual, muy valorable, que colectivismos que ahogan al individuo. Parte del problema con las sociedades socialistas está en que, al haber partido de una débil base capitalista, se apoyaron en colectivismos preexistentes que no veían muy bien el individualismo, al que hasta la fecha se da en la izquierda una connotación negativa.

      Milei no dijo cosas completamente falsas y estructuró una argumentación coherente, sin exaltarse. Luego, de regreso en Argentina, le dijo "comunista asesino" al presidente colombiano, Gustavo Petro. Petro no es comunista. No tiene sentido hablar de lo que nunca ha existido, el comunismo: los países del bloque "soviético" del Este eran socialistas (con variantes), y nunca pretendieron haber llegado al comunismo. A lo sumo, al cabo de décadas, la Unión Soviética aducía en los años '80 haber llegado al "socialismo desarrollado", pero también estar en el "estancamiento" desde el líder Leonid Brezhnev. Aunque tengan partidos únicos comunistas, países como Cuba y Vietnam son socialistas, al igual que China, nominalmente al menos (salvo Cuba, el menos abierto de todos al capitalismo).Se trata en todos los casos de socialismos de Estado, a reserva de que China lo parezca pero tenga rasgos de otra cosa, capitalismo político, según una expresión de uso reciente (por ejemplo, por parte del estudioso Branko Milanonic, o en México, de Samuel Schmidt en El independiente). Corea del Norte es algo aparte: sigue la "idea Juche" de autosuficiencia. Como puede verse, no tiene mucho sentido hablar de "comunismo", salvo para que algunos hagan sensacionalismo y asusten a la gente: de la misma manera en que Petro no es ningún "comunista", ni tampoco asesino, los libros de texto de la NEM (Nueva Escuela Mexicana), apadrinados por Marx Arriaga, son, además de bastante disparatados en más de un aspecto, "comunitaristas" y no "comunistas", es decir que reivindican "la comunidad" y no, a diferencia del comunismo, la propiedad social de los grandes medios de producción. No es un secreto que los socialismos de Estado restringieron libertades individuales, algo negativo, falta por saber si por el socialismo, por el Estado o por recoger herencias precapitalistas hostiles a la independencia individual.

      La crítica de Milei al Estado no es ociosa. En todo caso, Marx y Engels no eran "Estadólatras" y, más bien, el Estado debía llegar a extinguirse en el comunismo, previa existencia para asegurar el poder de los trabajadores en el socialismo, pero sin limitar la propiedad personal y privada, ya que hay formas de propiedad privada (de un automóvil, una vivienda, etcétera) que no implican ni propiedad privada de medios de producción ni explotación. El Estrado no debiera ser gigante ni lo que Milei llama "la casta", una burocracia trabajando para servirse y no para servir, como se dice coloquialmente en México. El "Estado de Bienestar" es keynesiano y no tiene gran cosa que ver con socialismo o comunismo. Para Marx y Engels, lo que quedara del Estado debía llegar a la "administración de las cosas", sin más, y no a ser un fin en sí mismo, menos para trepar o ser corrupto. Milei, hay que saberlo, no es el único en detestar a "la casta". Un Stalin agobiado por la burocracia soviética la llamaba "la maldita casta". Marx y Engels (Lenin y otros después) dejaron una teoría, pero no eran adivinos ni profetas (Lenin también veía con muy malos ojos el burocratismo soviético): no podían prever el peso del Estado en el siglo XX. Marx y Engels no fueron partidarios de un "Estado grande", ni siquiera del "estatismo": es algo que no viene en ningún lugar, y más bien habría que considerar que es preferible que el Estado no aplaste al individuo, como tampoco el "comunitarismo" de la NEM, por ejemplo. Marx y Engels consideraban al capitalismo algo tan formidable como lo considera Milei (aunque hable de "mercado"), aunque en cambio reprobaban la explotación.

     Con la salvedad de la Unión Soviética, tan poco estaba desarrollado el socialismo en el Este europeo que, muchas veces, los partidos locales (no siempre únicos, además) ni siquiera se llamaban "comunistas": en Polonia era el POUP (Partido Obrero Unificado Polaco), en Albania el PTA (Partido del Trabajo de Albania), en Alemania el Partido Socialista Unificado -PSUA...Carece de todo sentido hablar de "países comunistas", "gobiernos comunistas", etcétera, salvo si se trata de referirse a "partidos comunistas" (como el cubano, el chino o el vietnamita). El recurso para meter miedo está muy gastado. Durante el gobierno de Salvador Allende en Chile (1970-1973), el "miedo al comunismo" consistía en decir que el Estado se iba a quedar con los niños, por ejemplo, como los habitantes de Benito Juárez, en la capital mexicana, se quisieron creer que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador les iba a "quitar sus viviendas", lo que nunca sucedió, aunque en cambio el "cártel inmobiliario" del PAN (Partido Acción Nacional) se la pasó en negocios muy alejados de la "decencia" que presumen los juarenses. Más allá de cierto punto, Milei confunde, lo que no quita que el peronismo tenga de "casta" y que no sea entendible por qué no se puede decir del predecesor de Milei, Alberto Fernández, que fue incompetente. La derecha no está equivocada por el solo hecho de ser derecha, ni la izquierda tiene razón por el solo hecho de ser izquierda, comunista incluida; a la inversa, no se tiene razón por descalificar como supuesto "comunista" a otro. Aquí no hay intercambio de ideas, sino pura denostación para regocijo de quienes ganan audiencia con espectáculos. Acusarse de "comunistas" o de "fascistas" tiene algo de glorias pasadas convertidas en rentas, de sensacionalismo y de un profundo antiintelectualismo, muy propio de los hábitos estadounidenses. Dicho de otra manera, que sea negocio acusar de "comunista" o "fascista" no es garantía de nada verdadero. Ahora se habla para hacer negocio, como en el mundo arcaico precapitalista se habla para callar al otro mediante un madruguete que incluye "manita de puerco", según la expresión mexicana: el "regalo de la palabra" va con un buen veneno, de tal modo que es preferible no abrirlo y conservar el derecho a guardar silencio (da click en el botón de reproducción).



FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...