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viernes, 5 de enero de 2024

URUGUAY INAUGURA

 Sebastián Marset es un narcotraficante uruguayo, pero éso no es todo, aunque sí bastante, para un pequeño país, el Uruguay, que alcanza la fama de muy tranquilo -en más de un aspecto, lo es- y que en algún momento fue llamado "Suiza de América".

       Pues bien, los estadounidenses, más en concreto la DEA (Agencia de Control de Drogas), luego de agarrar a Marset en Dubai, logró soltarlo e irlo a sembrar en Bolivia. Para ésto se lo colocó a la sombra de organizaciones neonazis, rara vez mencionadas, de Santa Cruz (Unión Juvenil Cruceñista), en el oriente boliviano, y que participaron en 2019 en el golpe contra el entonces presidente Evo Morales. Es, en parte (hay otros), el tipo de "amistades" que cultiva Estados Unidos. Este país es el as de la manipulación. "Sembrado" Marset en Bolivia, sirvió para acusar a este país de narcotráfico, pero no a los que participan en la ruta de salida de la droga a Europa: Paraguay y Uruguay y Brasil. Cuando el gobierno boliviano trataba de detener a Marset, a éste alguien le daba el aviso para que se pusiera a buen recaudo. Además del tipo de amigos, es el tipo de procedimiento de los estadounidenses, para quienes pudieran creer que tienen interés en limitar el tráfico de droga. Tienen en realidad interés en controlarlo y en usarlo para diversos fines.

      Marset se dió el lujo de querer "lavar" su imagen en entrevista para la televisión uruguaya, desde "algún lugar", y protegido también por más gente de antecedentes tristes: "Papacho" Cartes, tío del expresidente paraguayo, Horacio Cartes, y jefe político del actual mandatario de Paraguay, Santiago Peña. A Marset le aparecieron además vínculos con los Bordaberry (Pedro Bordaberry), los de la dictadura uruguaya en los '70. Todo fue a estallarle en la cara al gobierno del actual mandatario uruguayo, Luis Lacalle Pou.

     Si se toma en cuenta lo sucedido con Augusto Pinochet (uno de los iniciadores del narcotráfico en el Cono Sur) o con Hugo Bánzer (dictador boliviano con el que se fue incrustando el narcotráfico en el oriente boliviano), y con los sucesores (como el tal Bordaberry en el Uruguay), para no ir más lejos (el involucramiento en el narco de la gente del peruano Alberto Fujimori), es una extraña "defensa de la civilización occidental y cristiana", que es lo que se alegaba para perseguir a la oposición y a los comunistas.

      Hecho curioso, en el Uruguay, de larga tradición laica y buena educación, sin demasiados golpes de Estado aunque sí con personalismos (los Battle) y con fuertes tendencias clasemedieras, para mal de la izquierda, no hay feriado de Navidad ni de Reyes, desde 1919. Navidad es simplemente el Día de la Familia; el Día de Reyes es el Día del Niño, Semana Santa es Semana del Turismo y el Día de la Virgen es el Día de las Playas. Es un conjunto de decisiones que se remonta a una separación temprana entre Iglesia y Estado, desde el siglo XIX, lo que no le impide a la gente ser un poquito religiosa y, además, con arranques "depresivos". Desafortunadamente, lo que tiene derecho en los últimos años a la resurrección es el señor "payador" José Mujica, gurú de la "izquierda democrática", en el sentido de gurú, pregonando una dizque "filosofía de la vida" pésima y propia de libros de autoayuda, y....pues un súper narcotraficante, Marset. Para que una fuerte izquierda, no exenta de importante tradición sindical, se haga una que otra pregunta y se pregunte por trayectorias como la de Mujica y su gobierno. Con legalizar la marihuana no basta, ni parece la solución.

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