Ante la situación que vive el Ecuador, que no debe ser magnificada, por grave que sea, Estados Unidos decidió, según las agencias noticiosas citadas por Yahoo, tomar cartas en el asunto enviando a la jefe del Comando Sur, Laura Richardson, al jefe de la oficina antinarcóticos del Departamento de Estado, Todd Robinson, y a policías para "ayudar en investigaciones criminales". Es lo primero que debe tomarse con reserva: desde 2021, Estados Unidos, a través de su embajada en el Ecuador, afirmó que hay "narcogenerales" en la policía ecuatoriana, pero, pese a solicitudes como la de la actual líder de la Revolución Ciudadana (RC) y ex candidata a la presidencia, Luisa González, la súperpotencia se ha negado reiteradamente a proporcionar los nombres de aquéllos, sin que, por lo demás, la Fiscalía ecuatoriana haga nada para indagar, de acuerdo con la misma González en distintas entrevistas transmitidas en Youtube.
Estados Unidos ha dicho querer tomar esas medidas "por la evolución del Ecuador hacia un narcoEstado", siempre según las agencias noticiosas reproducidas por Yahoo. Si la preocupación de Estados Unidos es ésa, puede hacer algo por otros países de América Latina infestados por el narcotráfico y la violencia, como Paraguay y Haití. En este caso, hay una selección, y tal vez quepa preguntarse si magnificar no es una manera de obtener respaldo para un criterio selectivo. En Haití, hace pocos años (julio de 2021), el presidente Jovenel Moise fue asesinado, según se supo a la larga incluso por periódicos estadounidenses, por querer pasarle a Estados Unidos una lista de políticos haitianos involucrados en el tráfico de drogas. Hasta la fecha, Estados Unidos no ha hecho nada. Según documentales serios de Youtube, cerca de Puerto Príncipe, capital haitiana, aterrizan y despegan avionetas con droga destinadas al mercado estadounidense, como con el mismo destino pasa droga por puertos haitianos, en medio de la corrupción aduanal. Entretanto, buena parte de Puerto Príncipe está en manos de pandilleros que extorsionan, secuestran y asesinan, sin que sea del todo nuevo, sino algo incubado desde tiempo atrás, incluso los '90, de acuerdo con lo dicho por haitianos residentes en México, como Guy Duval. Según lo que arroja la indagación en la Web, con distintas fuentes, el primer ministro haitiano Ariel Henry no es ajeno a la situación (The New York Times) y ha bloqueado a los pocos que se atreven a indagar sobre lo ocurrido con Moise. Lo único es la posible llegada a Haití de policías de Kenia "para ayudar". No es que Estados Unidos deba intrometerse, pero es posible constatar que decide hacerse de la vista gorda en algunos casos -ni siquiera hay convocatoria a elecciones en Haití-. Simplemente, Haití es un Estado fallido, en el que las instituciones no funcionan. Distintas fuentes -como Alai, hasta hace poco- han dado cuenta de una situación similar en Paraguay, al menos en trasiego de droga, sin mayor condena de Estados Unidos.
Luisa González dijo hace poco que el Ecuador es un Estado fallido. Cabe recordar que lo mismo se dijo en Estados Unidos sobre México en tiempos del presidente Felipe Calderón (2006-2012), cuando éste y en particular su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, hoy encarcelado en Estados Unidos, no estaban en ninguna "guerra contra las drogas", sino abriéndole el paso -quitándole rivales de encima- al Cártel de Sinaloa, el predilecto de Estados Unidos, según se desprende de las investigaciones hechas por la periodista mexicana Anabel Hernández en Los señores del narco y El traidor. Cuando el anterior presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, decidió "combatir el narcotráfico", lo hizo de tal manera que desató la protesta de los asociados al CJNG (Cártel Jalisco Nueva Generación), por ser blanco exclusivo, sin que se persiguiera a los rivales "Choneros" (por la ciudad de Chone, en la región costera ecuatoriana, en la provincia de Manabí), vinculados al Cártel de Sinaloa. Los indicios sugieren que Estados Unidos no busca terminar con el narcotráfico, sino controlarlo "en asociación con", lo que también se hizo desde bases militares en Afganistán, según lo reveló en su momento el libro El cártel de Bagram. A partir de lo dicho, se abren dudas sobre lo que ocurre en el Ecuador y sobre las recientes noticias de que Estados Unidos busca la manera de "ayudar". De los fugados de cárceles, Adolfo Macías, "Fito", es líder de "Los Choneros", entiéndase que de la franquicia del Cártel de Sinaloa. El otro ya ofreció entregarse.
De poco sirve decir que, siendo presidente (2007-2017), Rafael Correa sacó la base militar estadounidense de Manta, en la costa manabita ecuatoriana, ya que ésto no impidió que el Ecuador, según cifras internacionalmente reconocidas, se convirtiera en el segundo país más seguro de América Latina hasta 2018. No es necesaria la intromisión estadounidense cuando hay voluntad de terminar con el crimen organizado, como lo hizo Nayib Bukele en El Salvador para poner fin al "caos controlado" (es una expresión de medios estadounidenses). Entonces Estados Unidos y el mundo mediático se le fue encima a Bukele, según es fácil constatar en la Web. El actual presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, no es ningún Bukele. Como se colige de las noticias reproducidas por Yahoo, Noboa probablemente sigue instrucciones de otros, como Lasso y como el presidente Lenín Moreno, del que se supo por distintas fuentes en la Web que estaba directamente asesorado por Estados Unidos, que entonces contribuyó a la situación actual, puesto que Moreno y Lasso dejaron sin recursos a las fuerzas de seguridad. La droga que sale de Colombia (sin que Estados Unidos haya dicho nada sobre el tema) por el Ecuador va a Europa: gran parte de la droga que entra por Amberes, 30 % de la que entra por Grecia y 50 % de la que llega por Turquía llega del puerto ecuatoriano de Guayaquil, según Rebelión: Luisa González había contactado a representantes de la Unión Europea (UE) para colaborar en mitigar el tráfico de droga. Pero ahora es Estados Unidos que decide "ayudar". Es probable que no se trate de luchar contra el narcotráfico, sino de hacerlo "menos ruidoso" y de controlarlo: es posible pensar que, de otro modo, se atacaría más la fuente, en Colombia, más que Estados Unidos tiene buenas relaciones con el presidente colombiano, Gustavo Petro, visitado por Laura Richardson, según se dió a conocer en su momento y consta en la Web. Richardson se entrevistó igualmente con Dina Boluarte, presidente de Perú, al caer el anterior mandatario, Pedro Castillo, sin que hasta la fecha se convoque a nuevas elecciones, y con autoridades paraguayas. Tampoco parece incomodar el creciente problema con trasiego de drogas a través de Uruguay y Brasil, tema que ha sido abordado por ejemplo por el portal Rebelión.
Daniel Noboa está por poco tiempo en la presidencia ecuatoriana, ya que suple la salida de Lasso para evitar un juicio político. El "estado de guerra" no parece involucrar la limpieza "arriba", siendo que son los propios estadounidenses que hablaron de "narcogenerales" y que, si Lasso iba a ser enjuiciado, es entre otras cosas por su cercanía con la mafia albanesa, objeto de numerosos reportajes. Estados Unidos es un país muy hábil para calcular: no es que no se haya desbordado la situación en parte del Ecuador (no en todo el país), sobre todo en las cárceles y parte de Guayaquil, sino que, si hay antecedentes de ello (como están demostrados en el México de Calderón), no es descartable que se trate de "mitigar y controlar" para reorientar el caos en forma conveniente de cara a elecciones -no falta mucho- en las que el indeseable es Correa: antes se prefiere al caos controlado, al menos que la RC se "orille al centro". Entonces, se trata de restablecer el control en el Ecuador, tal vez calculando lograrlo al 2025. Si parece exagerado, Estados Unidos no repara mucho en medios para lograr sus objetivos: el candidato presidencial Fernando Villavicencio, asesinado durante la última campaña electoral, había sido agente de la Central de Inteligencia Americana (CIA), según un libro sobre el tema publicado en el Ecuador (de Jaime Galarza).
No cabe adelantarse a especular demasiado, pero Rafael Correa, en una entrevista corta con el programa "La base", consideró como parte de la gravedad de la situación ecuatoriana la infiltración del crimen organizado en las altas esferas del gobierno. No es la prioridad del actual presidente Noboa, siendo incluso que, según familiares del ejecutado, Villavicencio perdió la vida "en modo sicariato" por un descuido de la seguridad que le proporcionaba el gobierno. Si fuera como Bukele en El Salvador, habría que ir hasta las altas esferas políticas coludidas con el narcotráfico, como habría que hacerlo en Haití .no es intención de nadie- o Paraguay. La situación ecuatoriana no sólo es violenta; es turbia, así se quiera hacer aparecer que, si hay algo turbio, está del lado del gobierno con el cual el Ecuador era el segundo país más seguro de América Latina. Se ha hecho de todo para impedir que regrese, y es posible constatar que, entretanto, Estados Unidos trata de volver por sus posiciones en Sudamérica.(da click en el botón de reproducción).