Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, logró finalmente el juramento como presidente de Guatemala, pese a los obstáculos que estaba poniendo lo que se conoce en ese país centroamericano como "pacto de corruptos". Arévalo, sin ser lo mismo que su padre, es hijo de Juan José Arévalo, mandatario en los años '40 (1945-1951), que introdujo cambios positivos para la gente, como el Código del Trabajo y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social. Luego llegó el gobierno de Jacobo Arbenz (1951-1954), derrocado por los estadounidenses y mercenarios luego de que intentara una reforma agraria afectando tierras improductivas de la United Fruit, empresa del banano, de Estados Unidos. Guatemala entró en un largo conflicto interno, con frecuentes dictaduras y con guerrillas, hasta los años '80. México recibió a muchos exiliados guatemaltecos, entre ellos el escritor Luis Cardoza y Aragón, considerado un clásico (Guatemala, las líneas de su mano).
Habida cuenta de una fuerte población indígena maya, algo diferente del resto de Centroamérica, Guatemala resultó ser un país jerárquico y conservador, lo que se reflejó incluso en las jerarquías internas de las guerrillas que finalmente conformaron la URNG (Unión Nacional Revolucionaria Guatemalteca), a la postre convertida en partido político. Contra lo que creyeron algunos jerarcas de esas guerrillas (como los del Ejército Guerrillero de los Pobres, EGP, guevarista y apoyado por los cubanos), la suya no fue una "época muy bonita", sino de muertes horribles, dada la violencia que por lo demás prosiguió luego del fin del conflicto interno. Eran las bases de las guerrillas que ponían los muertos, mientras los dirigentes no carecían de algunos privilegios, aprovechando la "compartimentación" militarista en esas organizaciones. En otras palabras, desde arriba no había problema en arriesgar a las bases, de gente modesta. Hubo organizaciones guerrilleras que fueron la excepción. Otros se colgaron medallas indebidas, como Rigoberta Menchú, Premio Nobel, y quienes trataron de sugerir que la lucha había sido entre indígenas y no indígenas, lo que es inexacto. A su vez, más de una dictadura -en particular la de Efraín Ríos Montt- fue brutal para "sacar al pez del agua" -quemando muchas aldeas para restarle bases a la guerrilla. Lo terrible es la secuela de violencia que dejó el conflicto interno en Guatemala, cuyo fisionomía cambió para depender menos del café y más de remesas, maquiladoras (muchas sudcoreanas) y turismo (como en Antigua).
El proceso democrático-burgués que empezó con Arévalo padre quedó trunco. Ahora puede ser retomado, en una alianza amplia, que va desde la izquierda hasta algunos partidos de derecha, con tal de terminar con el poderío de la oligarquía y su "pacto de corruptos", por lo que, en medio de un aparato Judicial torcido, la lucha contra la corrupción es uno de los objetivos más importantes de Semilla, aunque no el único, con la ventaja de un programa de gobierno muy preciso que puede ser encontrado en la Web. Cabe señalar que los grupos de pueblos originarios que apoyaron a Bernardo Arévalo (48 cantones de Totonicapán y Sololá) no son especialmente izquierdistas, e incluso tienen financiamiento estadounidense, en particular de la USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), lo que hace suponer que la súperpotencia buscará lo más que se pueda "orillar al centro" al nuevo presidente. Arévalo tiene el apoyo, también, según Rebelión, de algunos grupos empresariales: Consejo Nacional Empresarial, Cámara de Comercio, Cámara de Turismo). La actual estructura económica de Guatemala, parecida a la de México, Honduras, y El Salvador, no deja mucho espacio, pero sí para buscar una forma de modernización que deje de lado los peores vicios oligárquicos. Como Bukele en El Salvador y Xiomara Castro en Honduras, es algo positivo que, cuando menos, puede aminorar la violencia y la corrupción, así Estados Unidos, como en México, haga hasta lo imposible por evitar alguna radicalización que, como sea, no está en los planes de Semilla. Es de esperar, sobre todo, que encuentre espacio para gobernar de verdad, habida cuenta de la base de apoyo heterogénea (desde Winaq-URNG y Voz a la izquierda hasta CABAL, BIEN, VIVA Y VICTORIA hacia el centro-derecha) y de la oposición, y para cumplir lo que, con Juan José Arévalo y Arbenz, no eran sino reformas, antes incluso de la Revolución Cubana. No es Bukele, pero tampoco un logro menor. Es "el problema", diría alguno por ahí, cantautor guatemalteco (da click en el botón de reproducción).