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viernes, 31 de enero de 2025

Y NO VOY A LLORAR...¿O SÍ?

 A raíz de que el presidente estadounidense, Donald J. Trump, inició con su política de deportación de inmigrantes ilegales, el mandatario colombiano, Gustavo Petro, volvió a mostrar que la izquierda ya no tiene rumbo y vive de rentas. Pasemos sobre el hecho de que, en este tema, cuando se critica a Trump, incluso por esposar a los deportados, se llega a la reivindicación del derecho a la transgresión, puesto que la ilegalidad supone una situación de delito, y se pide, muy al estilo Demócrata, que sea tolerado, como con los estupefacientes. Normalmente, quien se encuentra fuera de la ley no puede ser tratado con las consideraciones para quien, como se dice, "está en orden". Después de todo, es sabido que más de un patrón estadounidense se aprovecha, a sabiendas, de que tiene trabajadores fuera de la ley, para no pagar lo debido y sí en cambio por debajo de lo que debiera ser. Lo simpático es que Petro dijo que las deportaciones hechas por Estados Unidos recuerdan la política nazi de deportaciones hacia campos de exterminio: ya no importa en lo más mínimo el sentido de lo que se dice, sino "causar sensación", lo que como viene se va. Petro es, en gran medida, politiquería o, si se quiere llamar de otro modo, demagogia, una forma de degeneración de la democracia que se ha vuelto frecuente.

        Sería menos llamativo si Petro se precaviera de darse abrazos con alguien como Salvatore Mancuso, líder paramilitar brutal, confeso de cientos de crímenes, que actuará durante varios años en el norte de Colombia, a partir del departamento de Córdoba, y convertido curiosamente en "gestor de la paz" (por decisión de Petro, en medio de más de una irregularidad ), mientras los líderes de las antiguas FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), como Rodrigo Londoño, se dedican a pedir perdón por lo que sea. En esta perspectiva, simplemente Petro está del lado de la impunidad: en Colombia no se ha juzgado a nadie por los crímenes masivos de décadas, ni por narcotráfico, cargo que cayó sobre Mancuso, mitad italiano, mitad colombiano, ligado a la mafia italiana, en concreto la n'drangheta calabresa, para el tráfico de cocaina. El mensaje es de despolitización y de cooptación; ya a su manera lo había mandado un lugarteniente del narcotraficante Pablo Escobar, Popeye, Jhon Jairo Velásquez, convertido no en "gestor de paz", sino en guía de turistas para ufanarse de sus propias atrocidades. En esa "potencia de la vida" que ofreció la "Colombia humana" de Petro, por fin se está en el agringamiento: como un criminal confeso y brutal es una vida, no pasa por inhumano, y ni siquiera importa que mencione lo que sí cuenta, los vínculos entre paramilitarismo, narcotráfico y política, o incluso con empresas transnacionales, carboniferas, bananeras y otras . El turismo es trabajo de sicario y la paz, algo para gestión de un asesino de cientos de personas con frecuencia inocentes, como en el bestial caso de El Salado(100 personas).El abrazo de Petro a Mancuso hace pasar lo que tanto le gusta al primero, "la voluntad de poder", por encima de cualquier consideración humana, defecto no tan difícil de encontrar en la manera latinoamericana de servirse de la gente Viene a cuento porque resulta que el inhumano, al hacer valer la ley, es Trump, y el humano es Mancuso si entra en complicidades, sirve para fines electoreros (restarle gente al uribismo) y creerse la conciliación entre los vivos y los no vivos, que para el caso no tienen mucho que decir.

     Como lo hiciera notar el portal Rebelión, el abrazo entre Petro y Mancuso se dió sin que medie ningún proceso de paz. Alguna vez extraditado a Estados Unidos, Mancuso volvió a Colombia para ser dejado en libertad, pese a que debió ser juzgado. El mismo portal señala que no se está separando justicia de política. Lo que importa no son las víctimas, sino las elecciones de 2026, para quitarle votos al sempiterno Álvaro Uribe Vélez a través de Juan Manuel Santos. 

        Mandar aviones de deportados por ilegales desde Estados Unidos a otro país no es ninguna novedad, por cierto, y a veces ha sido pésimo para el país receptor, como ocurriera en el pasado con pandilleros a El Salvador, para volver a la tolerancia: pedir no combatirlos con dureza en el territorio salvadoreño, así se tratara de miles de homicidas peligrosos. No es exactamente que Petro no sepa lo que dice, sino que lo hace anteponiendo su "voluntad de poder", entiéndase la politiquería, a la justicia que supone no tolerar migrantes ilegales, pero tampoco grandes criminales paramilitares y narcotraficantes (da click en el botón de reproducción).























miércoles, 29 de enero de 2025

PONTE ÁGUILA, PONTE TRUCHA

 Como ya se había señalado anteriormente, desde los años '80 la escritora Elena Poniatowska llamó la atención sobre la cantidad de cosas que ya para entonces se encontraban en inglés en el Distrito Federal, capital mexicana (hoy Ciudad de México), al mismo tiempo que, desde 1986, con la Copa Mundial de Fútbol, los juniors se tomaban desafiantemente las calles, lo que antes estaba reservado más bien a unas cuantas carreras de coches en Picacho, que igual dejaban uno que otro saldo rojo de vez en cuando. Ese "tomarse la calle" era parte de un nuevo ambiente "festivo" que se fue creando desde finales de los '70 con "la disco" y la "fiebre del sábado por la noche". El mundo de los ricos en México ya tocaba a un incipiente narcotráfico. Desde los '80, era posible verlo en algunas colonias acomodadas de la capital mexicana, sin demasiado ocultamiento. Al mismo tiempo, se había creado ya un mayor privilegio para parte del empresariado que decidió emprenderla contra el presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), coincidiendo con los "libertarios" del 68.

       El atractivo por Estados Unidos venía formándose desde antes, como lo mostraban las estrellas del rock en español. Desde el presidente Adolfo Ruiz Cortines, pese a discrepancias entre empresarios, México venía abriéndose a la inversión extranjera (1952-1958), que se benefició del sólo a medias nacionalista proceso ISI (Industrialización por sustitución de importaciones). Gran parte de la música estadounidense ya estaba en boga en México en los '70 y principios de los '80, al menos en la capital. No por nada, fue en los '80 que el escritor Carlos Fuentes dijo que ya había nacido la primera generación de ""chicanos de este lado". Era antes de la llegada de Carlos Salinas de Gortari al gobierno (1988-1994), a reserva de que, como ya ha sido documentalmente probado, en el 68 Estados Unidos no se privó de meter las manos. No era nada más asunto de tecnócratas que "al fin llegaban", como creía Raúl Salinas Lozano. Además de las manos de Estados Unidos en el 68, ya estaban en marcha otras cosas turbias, como las de ciertos círculos ligados al estado de Sinaloa, que no sólo aparecieron en el 68, según la sorpresa de Cuauhtémoc Cárdenas, sino desde un poco antes. Lo anterior iba a coincidir por lo demás en los '70 con un traslado de los polos de atracción económica en Estados Unidos desde la costa Este hacia el "cinturón del sol", de Florida a California, el estado "libertario", pasando por Texas. Ocurría al mismo tiempo que el impulso de la Revolución Mexicana no había terminado de irse en los '70. José López Portillo (1976-1982) se dijo "el último presidente de la Revolución", que en todo caso remataba con el gran festín de la corrupción. Ya se iba fortaleciendo el crimen organizado, según lo ejemplificó el jefe de la policía capitalina, Arturo "El Negro" Durazo. Es erróneo decir que todo empezó en 1988, porque las cosas venían ya descomponiéndose en la sociedad y, también, "americanizándose" cada vez más, con antecedentes en la segunda posguerra. Fue un largo camino a la instauración de lo que se conoce como "neoliberalismo", que se remonta así a su forma más abierta a los '80, cuando por lo demás iba creciendo la industria maquiladora en la frontera norte del país. Por ideología, la dupla "conservadora (empresarial)-libertaria" se fue a cebar sobre Luis Echeverría, no tanto por éste, sino con el ánimo de hacer del 68 el Gran Parteaguas, colocándose por lo demás en el lugar de la "Revolución traicionada". En 1994, el escritor y periodista Gregorio Ortega constaba el fin del ciclo de la Revolución Mexicana, pero también es cierto que López Portillo ya había dicho lo suyo. El asunto no es que se fuera la "revolución"", porque desde John Lennon la hace todos los días el capitalismo. El asunto es que, salvo por Benito Juárez, en circunstancias de invasión, la única referencia de apariencia mexicana que podía quedar era "don" Porfirio Díaz, luego de un inicio difícil a la vida Independiente. De manera contradictoria, la mejor expresión de México fue producto de la Revolución.

         Entretanto, el surgimiento de la televisión, desplazando a la radio, y el auge de Televisa, en particular, contribuyeron a deformar la idea del "pueblo mexicano", para aniquilarlo moralmente y convertirlo en caricatura de sí mismo, por lo demás, con la vulgaridad, notoriamente capitalina, como forma de querer hacer creer lo que llegó a decirse: "la corrupción somos todos". Para más señas, desde finales de los '60 el actor Mario Moreno "Cantinflas" se quejaba de una creciente descomposición moral, sin poder hacer ya mucho en películas a color gastadas que ya mostraban desde el crimen organizado hasta los desmanes de la "alta sociedad". Salvo excepciones, los '70 ya eran putrefacción en las expresiones artísticas (y un presidente se tomó muy en serio el cine de ficheras...). Se puede ir incluso al pésimo gusto, desde Miguel Alemán (1946-1952), de "la guayaba y la tostada", hasta llegar a "Chon y Chano", el "Chompiras y la Chimoltrufia", el mundo urbano de "la vecindad" y, a la vuelta, la licencia para alguien como Eugenio Derbez, no desligado de Estados Unidos, de mostrar lo "mexicano" y, sobre todo, "lo popular", como lo propio del idiotismo, todo al mismo tiempo que empezó a resquebrajarse el sistema educativo. Poco antes de que se echara a andar el libre comercio, en 1994, no sólo ya no quedaba nada de la Revolución, sino que la extranjerización crecía -junto con los centros comerciales-, el "pueblo" aparecía como lo "grotesco y sucio" y apenas si cabía cierta burla para los "fresas" y pirrurris que se fueron igualmente tomando la televisión para "mostrárnosla" obscenamente. México para entretenerse -"la risa en vacaciones"-, cotorrear sin fin, "echar relajo", "pasarla bien", a condición, desde 1994, sino desde antes (con asesinatos reiterados de miembros del PRD -Partido de la Revolución Democrática), de no estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado, cuando menos desde principios de los '80, cuando por lo demás apareció el estilo pandillero ("Los Panchitos").

        Alguien de aparente ojo "avizor" había visto un talento por lo demás nacido en Puerto Rico, y que habría de reciclar en versión light la "mexicanidad", hasta con Sinfónica: no Juan Gabriel, que no sobrevivió a su desmadre, sino el playboy Luis Miguel (qué desmaye...), hasta el grado de confundir al populachero Carlos Monsivaís. El libre comercio entró sin "agua va" con Selena. Hasta que, en el repertorio capitalino, no quedara ya nada del pasado propiamente mexicano popular: o música en inglés, porque en algunos aspectos la capital política es más pochita que la frontera; o para un sector de clase media, mexicanidad Luis Mirrey descafeinada y deslactosada, para no hacer fuchi, o "el pueblo" como caricatura estruendosa de sí mismo creyéndose "buchón" y con la banda (de preferencia La Arrolladora): gringo, lumpen o descafeinado/deslactosado. Si alguna vez estuvo en el centro, como referencia, el "pueblo" pasó al margen, y lo que estaba en los márgenes de la sociedad se amaneció en el centro con la descomposición social. Cosas de la "grandeza" que para mas señas se refiere al esplendor colonial o al agradecimiento de José José por haber sido destrozado por una capital que todo se lo traga: esplendor de estilo californiano, esplendor del 68, esplendor de "la polaca", esplendor de Universal Estéreo y las 40 principales, hasta llegar al insufrible esplendor de la desfachatez en radio y televisión, esplendor de casi un cuarto de siglo de banda y esplendor de agringamiento, todo sin mucho pudor, como "lo" enseñara Juanga  (da click en el botón de reproducción).



domingo, 26 de enero de 2025

CORE CORRE CORRE POR EL BULEVAR

 Poco se menciona en México el Memorándum Negroponte, pero sí lo hace por ejemplo el periodista Carlos Ramírez, en El Independiente. Poco se quiere creer, igualmente, las advertencias que algunos diplomáticos y analistas hicieron en su momento sobre la "puertorriqueñización" de México. Tal vez hay quien crea que alguna defensa hay en "la grandeza milenaria de México", pero no existe, porque México no es ningún país milenario, sino de poco más de dos siglos de existencia. Al mismo tiempo, dicha "grandeza" se ha convertido en "patrimonio" para el turismo: actual grandeza, más allá de algunas inmensas torres financieras (muchas veces ni siquiera mexicanas, como la Torre Mayor en la Ciudad de México), la de los gigantes hoteles en la misma ciudad o durante kilómetros y kilómetros en Cancún, sin que el turista estadounidense tenga que darse siquiera el trabajo de balbucear una que otra palabra en español; los precios y los pagos pueden hacerse por lo demás en dólares. En algunos países, es lo que se llama "proceder como en país conquistado", aunque Estados Unidos no sea un país colonial. En los márgenes, sobrevive en parte, más allá de un sector pequeño de capas medias, población marginal feliz de venderle lo que sea al gringo, desde una artesanía hasta un narcótico. Y el mexicano que, como el puertorriqueño, en su propio país sirve al extranjero, trata con un dejo de desprecio al compatriota que no trae el billete verde. ¿Potencia turística? Habría que saber si importan los números o lo que se genera en la estructura de un país deforme.

         Si se prefiere, se puede emplear la palabra "patriotismo" en vez de "nacionalismo". Se acabó. No tiene el menor sentido gritar a voz en cuello que se es un país "libre, soberano e independiente" cuando encima se defiende el libre comercio con Estados Unidos con uñas y garras, y más que los propios estadounidenses. A grandes rasgos, el Memorándum Negroponte decía que, con la firma del TLC (Tratado de Libre Comercio), se aseguraba que se acabarían las veleidades de nacionalismo en México. "Y fue así". Nadie repara, por ejemplo, en el "año de Francisco Villa", en el de Leona Vicario, en el muy exagerado "de la mujer indígena" (¿por qué no el "año del muxe"?), o en qué rayos hizo Felipe Ángeles, mientras al mismo tiempo muchos lugares siguen llevando el nombre ya semi vacío de "Benito Juárez". Al seductor de la patria y a los millenials les viene mejor Don Porfirio ("don"): fachada de modernidad teniendo a la gente controlada. Nunca hubo "buena economía" con Porfirio Díaz, sea por el malpago de la tienda de raya o porque quienes tenían salario lo veían bajar en el poder de compra.

    El Memorándum en cuestión, por lo demás de un John Dimitri Negroponte con una historia siniestra en Vietnam, la Central de Inteligencia Americana (CIA), Centroamérica (Honduras) y Siria/Irak, y un gran cinismo, data de 1991 y ya proponía el libre comercio (antes de 1994) también como forma de someter políticamente, para beneficio de la seguridad nacional estadounidense. Es algo que no sólo no ha cambiado con la llamada "cuarta Transformación", sino que ahora, para colmo, busca "arrancarle" al presidente estadounidense Donald J. Trump la renovación del TMEC (Tratado México-Estados Unidos-Canadá). Claro que México "no es colonia de nadie", pero sí, en buena medida, dependencia estadounidense, sin sistema productivo propio, como lo ha recordado Carlos Ramírez. México no logró crearlo y es uno de los fracasos del antiguo régimen. Es una tema más importante que el de la "bocota" del presidente Gustavo Díaz Ordaz o la creencia en algún milagro del presidente Adolfo López Mateos. El gobierno mexicano, que no es Estado pleno, es algo por entender: sectores de capas medias, no del tal "pueblo", que a su manera lo cooptan mientras sigue matándose de trabajo y lo reducen a folclore de boutique. Si es "el año de la mujer indígena", podría serlo "de la mujer indígena lesbiana y de raíces africanas", tipo Pinotepa, para "ponerle lo sabroso" a lo que llega, también, de universidades estadounidenses. "Siéntase como en su casa" se volvió "pásele a lo barrido" y a explotar a la gente y los recursos de México hasta el bochorno. Cuando menos, con el nuevo liderazgo, MoReNa (Movimiento de Regeneración Nacional) debería cuidar que el ostensible viraje hacia el acercamiento con los empresarios no sea para alguna "prosperidad compartida"...entre ellos y Estados Unidos, dando migajas a la gente en México. También la ostentación puede ser insultante, como la pobreza de la mayoría de los mexicanos.

Cuando se lee el memorándum Negroponte, que reprodujo El Independiente, sorprende que muchos de sus puntos de vista sea compartidos por mexicanos que seguramente confunden el patriotismo con "demagogia tercermundista", que creen en lo fundamental de la "confianza empresarial" y la inversión extranjera, en el libre comercio como "palanca útil para que la apertura de la economía mexicana sea aún mayor", en el "pragmatismo" y en los empleos estadounidenses "que dependen de las exportaciones a México", sin centrar exclusivamente el debate "en preocupaciones legítimas ((o ilegítimas) sobre desplazamientos de los trabajos", etcétera. Aunque "se habla español", las conexiones en la mente se hacen en inglés. (da click en el botón de reproducción).






domingo, 19 de enero de 2025

BECERROS DE ORO

 El presidente electo Donald J. Trump ha tenido ocasión de manifestar su poco interés en las guerras "a secas", aunque no renuncia a la parte que le toca al complejo militar-industrial en la economía de Estados Unidos En este país no hay mucho de dónde escoger, pero lo cierto es que con los Demócratas se va de guerra en guerra, mientras que no las hubo en el primer mandato de Trump. Recientemente, en septiembre, el presidente electo se opuso "a los belicistas del Estado de Seguridad Nacional(...)", ofreciendo hacer "(...) una limpieza muy necesaria del complejo militar-industrial para detener la especulación con la guerra y poner siempre a Estados Unidos en primer lugar". Se esté o no de acuerdo, Trump es un hombre de negocios y, para él, lo ideal sería que Estados Unidos vuelva a "ser negocio", fundamentalmente desde el punto de vista económico. Trump, electo por última vez por cuatro años, tiene prácticamente dos para echar a andar lo que desea.

       Parte de las lecturas erróneas de Trump lo reducen a un Republicano más, pero fue de Republicanos que, en su primer mandato, Trump recibió volteretas y traiciones, como del "halcón" John Bolton. El Departamento de Justicia, el Pentágono y las agencias de seguridad e Inteligencia le estuvieron haciendo a Trump la vida imposible. Para tratar de evitarlo y sortear el problema de los Republicanos recalcitrantes en el Congreso, esta vez Trump ha buscado rodearse de gente más leal. No son un secreto los problemas sistemáticos de Trump con la CIA (Central de Inteligencia Americana) y el FBI (Oficina Federal de Investigación, por sus siglas en inglés). La directora nombrada para la Inteligencia Nacional es un antigua Demócrata considerada "progresista", Tutsi Gabbard. Después de haber competido por la presidencia mediante el partido Demócrata, Gabbard, quien entre otras cosas se opuso a sacar por la fuerza al líder sirio Bashar al-Assad y es contraria a la especulación financiera (pidiendo la restauración de la Ley Glass-Steagall, destruida por los Demócratas), cambió de partido acusando a los Demócratas de ser "una camarilla elitista de belicistas impulsados por una conciencia cobarde". Gabbard está contra la intolerancia woke, y es por cierto hija de una madre hinduista, habiendo nacido por lo demás en la Samoa Americana. La misma Gabbard es hinduista. Gabbard es sensatamente partidaria de la protección ante el embarazo no deseado y no es especialmente homofóbica. De la manera más extraña, nada se ha dicho de esta persona, como tampoco de la nominación, ya señalada, de Robert Kennedy Jr., una cachetada a la CIA. Lo que significa la "conciencia cobarde" es que, mientras considere que esté bien económicamente o que tiene posibilidad de estarlo, hay gente totalmente indiferente al sufrimiento de otros y a que haya guerras por aquí y por allá. Eso sí, quienes no se oponen a la destrucción de países enteros se amanecen como grandes defensores de Groenlandia o el Canal de Panamá, en lo que se conoce como fariseísmo: la ultramoralidad en el sacrificio del inocente y la libertad para Barrabás.

     Para dirigir el FBI, el propuesto es Kash Patel. Para Patel, el "Estado profundo" se ha vuelto algo gangsteril. Patel es firme opositor al "Estado profundo", como alguna vez lo llamó Peter Dale Scott. Patel trabajó en deshacer la patraña de la "injerencia rusa" en la anterior elección de Trump. En su momento, Rudolph Giuliani, como abogado de Trump, argumentó en una audiencia que los Demócratas no son los de antaño, sino una parvada de trepadores dispuestos a mucho en su ambición. Patel, por cierto, es hijo de inmigrantes de la provincia india de Gujarat. Ya ha habido aquí ocasión de hablar de Robert Kennedy Jr. Las propuesta de Gabbard y Patel echan por tierra la creencia de que Trump es especialmente partidario de algún "supremacismo blanco" Lo dicho no quita que haya concesiones como la del "halcón" Marco Rubio.

     Dos equivocaciones son de lamentar: de los latinoamericanos progresistas, que están mareados por los medios de comunicación globalistas, y de la izquierda, incluida la comunista, que no ha resuelto el problema de la república: Trump reúne un abanico de posturas entre las cuales cabe considerar, como en  el mismo Trump, lo sensato de buscar terminar con los belicistas. En este momento, de manera concreta, se están silenciando varias propuestas de Trump, porque la pasión es la de escandalizar retratando al presidente estadounidense electo como alguien de escándalos, majadería aparte. ¿Qué no era "esa" gente give peace a chance? No, no era (da click en el botón de reproducción).




jueves, 16 de enero de 2025

TIRO DE ALTA GRACIA

Desde finales de la Segunda Guerra Mundial, prácticamente ningún país ha logrado salir del subdesarrollo en la periferia. Alemania y Japón ya era potencias a finales del siglo XIX, en gran medida gracias a políticas proteccionistas. Se levantaron de los estragos de la última guerra gracias a una muy generosa ayuda estadounidense. América Latina pareció llegar a estar "en vías de desarrollo", por la llamada ISI (Industrialización por Sustitución de Importaciones), pero se estancó y terminó yendo para atrás: logró producir algunos bienes de consumo final, pero no bienes de capital, maquinaria, teniendo que importarse gracias a los ingresos por exportaciones. Dos economías lograron excepcionalmente pasar a ser consideradas "desarrolladas", también gracias a una gran ayuda estadounidense, y con políticas proteccionistas: Corea del Sur y Taiwán (Formosa), dejando de lado Singapur, ciudad-Estado. Es todo, entre otras cosas porque China no es considerada un país desarrollado. Otra cosa es que muchos países tengan "modernización pasiva": una fachada no despreciable de "modernidad" detrás de la cual se eternizan los problemas del subdesarrollo. Es en gran parte lo que pasa con "países emergentes" que atraen por un consumo que ni siquiera es de acceso mayoritario y por facilidades para la inversión extranjera, cuyo fin nunca ha sido, en la periferia, el desarrollo, sino aprovechar las ventajas del subdesarrollo, como la mano de obra barata o los recursos naturales en ganga. No existe ningún caso de país que haya logrado el desarrollo con el libre comercio, por más que éste abarate el consumo y dé además la impresión de poder tener "de todas partes".

     En América Latina, Sudamérica se reprimarizó, y Centroamérica, una parte del Caribe y México tienen pocos elementos internos (endógenos) para alguna forma de desarrollo, lo que incluye por cierto en parte a Nicaragua, que depende bastante de la maquila, y Cuba, de las remesas y el turismo, ya no de "tabaco y ron". México está por completo a remolque del exterior: remesas, turismo, inversión en maquila y variantes, y ya no petróleo. En todos los casos, subsisten buenos nichos de producción nacional y para la exportación, pero son "nichos", no más, sin capacidad de ser factores de arrastre para la economía en su conjunto. En México, y tomando en cuenta los antecedentes de la apertura de 1986, a raíz del sexenio 1988-1994 la "burguesía" -empresariado, si se prefiere- nacional se encogió y, salvo excepciones, se asoció -como ocurrió en cierta medida en Monterrey- con empresas transnacionales, para sobrevivir. Como no había condiciones para surgir ""de abajo", las excepciones aparecieron desde ""arriba" en contubernio con el gobierno, ningún secreto en los casos de Carlos Slim o de Ricardo Salinas Pliego. Tampoco en el caso de Francisco Gómez, padre de Altagracia Gómez, la gran asesora empresarial de la presidentA Claudia Sheinbaum, y heredera de negocios al amparo de relaciones con el gobierno al momento de las privatizaciones de DINA y MICONSA. Altagracia Gómez no es una figura menor en un gobierno que, prácticamente desde el principio, está sin esconderlo mucho volcado a los empresarios. El problema es que éstos apostaron a asociarse aún más con el extranjero desde que surgió la relocalización del nearshoring, favorita de Sheinbaum y su olvidada contrincante, Xóchitl Gálvez.

      En países como Estados Unidos o Japón, lo de los "encadenamientos productivos" ha funcionado (en el primer caso, sobre todo con el keynesianismo militar) porque grandes empresas nacionales subcontratan a otras que a su vez hacen pedidos a otras más, y así, pero con una cabeza propiamente nacional (por lo demás muy ayudada por el Estado, en ambos casos, y en el del Japón tuvo fama el MITI -Ministerio de Comercio Internacional e Industria, por sus siglas en inglés). China, por su parte, trató de asegurarse transferencia de tecnología al atraer inversión extranjera. El problema de ligarse al nearshoring está en que, así haya una parte (no muy grande) de encadenamiento nacional, la empresa no se rige por criterios nacionales, sino por toma de decisiones foráneas, por lo que los nacionales se colocan como asociados, y encima, con la desesperada de seguir apostándolo todo al libre comercio., que abarata el consumo, pero pone en aprietos- cuando no hace quebrar- a gran parte del tejido productivo propiamente nacional. La cabeza en Estados Unidos es de Boeing, Lockheed o McDonnell Douglas, por ejemplo, o la de Japón es Mitsui, Mitsubishi, Sumitomo, etc... ¿los técnicos, los parques industriales, las "cadenas de valor" en aeroespacial, farmacéutica, automotriz son para una cabeza nacional o una extranjera que se mueve más en función de intereses externos?¿La inversión energética es para subsidiar a nacionales o infraestructura para transnacionales?

      El "fabricar en México" en un 50 % del mercado interno es bueno, pero como varios aumentos salariales decididos por condiciones de Trump (y que aún así no son suficientes): se trata de "sustitución de importaciones"...de China ("Más TMEC y menos China", como lo ha venido haciendo Canadá, para seguir al periódico mexicano La Crónica). No todo está mal en lo decidido incluso desde antes de que ganara Trump, como los polos regionales, ¿pero arrastrados por un tejido de empresas nacionales o extranjeras? Pueden impulsar a las pequeñas y medianas industrias (PYMES) mexicanas, pero también, sobre todo considerando su ubicación (Franja Fronteriza, Bajío, istmo de Tehuantepec, aunque hay excepciones), convertirse en un factor más de fragmentación si funcionan prácticamente como "zonas especiales". Si es lo primero, puede beneficiar a México en particular en electromovilidad y semiconductores.

      Como al mismo tiempo se hace demagogia y se echa a perder el sistema educativo, se olvida que "los mejores países del mundo" dedican a investigación y desarrollo (I&D) lo que NO existe para nada en México, y no está previsto; México no es "el mejor país del mundo", sino que anda por el lugar 58, sin ninguna mejoría desde hace mucho tiempo, mientras Corea del Sur es el número dos, Taiwán está entre los diez primeros lugares y México aparece a la cola de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico)  porque es un truco contable. Israel, casi el seis por ciento del producto interno bruto (PIB) para I&D, y México 0,30 %, pero eso sí, con técnicos especializados en unas pocas cosas y para servir a la inversión extranjera. En fin, que cuando habla Trump, hay que saber decir: "silencio, mis antenitas de vinil están detectando la presencia del enemigo". Cuando Trump toma medidas, en México "todos los movimientos están fríamente calculados", y cuando se saca un "plan", hay que repetir "no contaban con nuestra astucia". ¿Otra vez a bailar con extraños? (da click en el botón de reproducción).






martes, 14 de enero de 2025

AY, FUCHI

 Desde antes de que tome posesión, el globalismo, autodenominado "demócrata-liberal", el ""centro" que incluye a la "izquierda" y el "izquierdismo", que para el caso pone la parte de "libertad", han optado por hacerle al presidente electo de Estados Unidos, Donald J. Trump, la vida imposible, como sucedió en su primer mandato, incluso desde flancos republicanos. La creencia de base es que Trump es "irracional", lo que no quita, como ya se ha dicho, que tenga un aspecto majadero propio de un país, Estados Unidos, que prácticamente no conoció de modales, menos los aristocráticos, salvo en parte los sureños propios de Lo que el viento se llevó y Clark Gable con Scarlett O'Hara. Sucede sin embargo que la majadería mencionada sirve de coartada para quienes, también en algo bastante estadounidense, no tienen empacho en hacer fraude, algo ya descrito por el economista John Kenneth Galbraith, aunque no sea el único.

      Ya ha habido ocasión de puntualizar dos cosas. No queda claro por qué el portal Rebelión, diverso y frecuentemente con INFORMACIÓN ÚTIL, llega con uno de sus autores a sugerir que hay que tomar tan en serio a Trump que puede tener lugar una intervención militar en México. Lo propio de Trump, al menos en su primer mandato, no fueron para nada las intervenciones militares, y por cierto que, de paso, fue el presidente Barack Obama, cómplice del mandatario mexicano Felipe Calderón, el que puso en marcha la operación Rápido y furioso, para traficar ilegalmente dos mil armas de fuego a México y "rastrearlas", en lo que también estuvo Hillary Clinton. El operativo fracasó. Trump enviará a México un embajador "duro", porque el interés está en la migración y el tráfico de droga, sin que se sepa por qué Estados Unidos, como ya se ha dicho, debiera tolerar la inmigración ilegal que hoy, de paso, sirve a narcotraficantes, que también son mexicanos, así encuentren contubernios en Estados Unidos. Es tan legítimo como los aranceles, si se trata de evitar pérdida de puestos de trabajo en Estados Unidos por un problema de un alud de importaciones baratas, que afectan el empleo de los trabajadores estadounidenses, no por ningún asunto racial, sino de diferencias salariales que debieran dar un poco de verguenza a los países de mano de obra barata, disfrazada de "ventaja en el mercado" (comparativa o competitiva). Se le llama "ventaja competitiva" a salarios para "muertos de hambre" y "agresión" al intento por proteger el salario y el empleo de los trabajadores nacionales, que como blue collars votaron masivamente por Trump. Tendría que pasarse a que lo que no es "una" supuesta "racionalidad", única, de libre comercio (libre movimiento de capitales, más bien), es "irracional". Lo segundo es que en Panamá no es secreto el uso del Canal para favorecer a unos en detrimento de otros: en todo caso, Estados Unidos conserva la facultad legal de injerencia en el Canal, ya se ha dicho que por la Enmienda DeConcini. Trump no se está sacando nada de la chistera. Por lo demás, es sabido que su estilo es el de empujar las cosas a cierto extremo y luego, negociar. Ya uno que otro político canadiense pidió que se cese de hablar de Canadá como apéndice de Estados Unidos, aunque económicamente LO ES, y se ridiculizó la idea de cambiar el nombre de "Golfo de México" por "Golfo de América", que responde a la idea que tiene Trump sobre la explotación de los recursos de este espacio marítimo, de gusto entre otros de los texanos. Las jurisdicciones marítimas en el Golfo están fijadas, cuando menos desde 1978, y allá Estados Unidos si en su parte le quiere poner "Aguas del Trump Tower". 

     No es competencia por ver quién entiende peor las cosas: el presidente venezolano, Nicolás Maduro, propicio a entender mal, y con un país igualmente proclive a cierta majadería, ya salió con que quiere "liberar a Puerto Rico", a lo que la gobernadora local respondió airada, para pedir protección de quien dijo que la isla es "basura". Nótese el reflejo anexionista, el predominante en Puerto Rico: no el de defender la isla por sí misma, en la que Maduro no tiene nada qué hacer, sino de correr a pedir protección gringa, exactamente como más de un mexicano, por ejemplo Carlos Ramos Padilla, locutor que curiosamente desde los '90 (!) pedía protección de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) para el istmo de Tehuantepec en caso de "guerra nuclear" (vaya....). La majadería de Trump es coartada o licencia para no decir que sí, en México hay criminales y asesinos, salarios míseros y, si ha de hacerse caso de verdad al hoy ex presidente Andrés Manuel López Obrador, gente que ha tenido que emigrar no por gusto, sino por falta de oportunidades, que corresponde a México crear, no a Estados Unidos; para no decir que sí, Puerto Rico no tiene hoy sentido nacional; y que sí, desafortunadamente, desde 1977 (lo que motivó la renuncia de un diplomático como Julio Yao, quien ha explicado cómo el actual presidente panameño, José Raúl Mulino, ha actuado inconstitucionalmente al permitir bases militares estadounidenses en suelo panameño, lo que por lo demás retrotrae al Plan Mérida y lo negociado para el libre comercio México-Estados Unidos), Estados Unidos conserva ciertos derechos sobre el Canal de Panamá.

      Lo que Rebelión sí recogió es que, simplemente, Groenlandia acababa de pedir su independencia cuando salió Trump a hablar de comprarla (no de invadirla), y que las mismas autoridades de la isla ofrecieron acercarse de Estados Unidos. De la misma manera en que no se está discutiendo la soberanía panameña, sino una política de peajes para el transporte marítimo, que involucra a China, Groenlandia interesa para controlar una parte del Ártico, no sólo por cuestiones militares que no son nuevas, frente a Rusia, sino por un deshielo que ha facilitado el transporte marítimo por la región, y que también involucra las "rutas chinas", porque es más corto pasar por ese círculo polar que por Suez. El primero de enero de 2025, el primer ministro de Groenlandia, Mute Egede, expresó que quería que el lugar se independizara de Dinamarca, a lo que el canciller de esta nación, Lars Lokke Rasmussen, contestó que era VÁLIDO si la población lo deseaba. No fue que Trump tuviera "otro delirio mesiánico", sino que, en lo suyo, vió una ocasión de negocio ahora que las capas de hielo polar retroceden y China anda fabricando rompehielos.

       El asunto de "vendo mi cuerpo, pero no mi alma", es conocido como de los más antiguos del mundo, así que amanecieron con el "alma soberana" quienes encuentran normal, porque no dicen nada, que la OTAN y la UE (Unión Europea) se traguen todo lo que encuentran a su paso en Europa del Este. Encima, hay que aguantarse que en vez del oficio más viejo del mundo, se hable de un servicio como cualquier otro, voluntario y no apadrinado. Querer suprimirlo o limitarlo es intolerante, contrario a una fuente de empleo e ingresos, y una falta de respeto al alma lírica. Lo "feo" de Trump, como es sabido, es que no tiene nada de lírico, por lo que tampoco es adepto a enseñar al "alma infantil" el "menú de opciones de género" que no es sino "por amor". Vamos: este millonetas no lleva el peace and love que los otros...imponen de ser necesario a cañonazos.



lunes, 13 de enero de 2025

YA LO DICE EL REFRÁN, NO IMPORTA MUCHO CUÁL

 Todo el mundo lo sabe, por lo mismo: porque cada uno sabe que todo el mundo lo sabe.

       En estos días, volviendo a romper las reglas no escritas del sistema político mexicano, el ex presidente Ernesto Zedillo se puso a la crítica contra la actual presidentA mexicana, Claudia "Cheinbún". Hasta ahora, ningún otro ex presidente se ha metido, aunque los ex presidentes de Acción Nacional se estuvieron pronunciando en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.

      En el periódico El Independiente, el periodista Carlos Ramírez sugirió que Zedillo tiene de traidor: traicionó a Luis Donaldo Colosio, a Carlos Salinas de Gortari e incluso, según Ramírez, a José María Córdoba Montoya. Al primero, Colosio, candidato a la presidencia por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1994, buscando evitar que se distanciara de Salinas de Gortari; a éste, entre otras cosas encarcelando a su hermano, Raúl; y al tercero, manteniéndolo lejos de México, aunque fue Córdoba Montoya quien pronto se manifestó contrario a Colosio, según Jorge G. Castañeda en La herencia; por lo demás, Zedillo era el candidato de Córdoba, a quien le había dedicado una tesis; y a través del llamado "videodedazo" (de Manlio Fabio Beltrones), fue Córboba quien manipuló las cosas para que, muerto Colosio, Zedillo apareciera como el candidato. De tal modo que, si se hiciera la pregunta clásica sobre "¿quién se beneficia?", cuando hay un crimen, la respuesta es clara, a reserva del grado de involucramiento de quienes consideraron que "había que parar a Salinas", en la creencia de que éste quería perpetuarse mediante Colosio, rompiendo así las reglas del sistema.

      Dos libros de Jorge G. Castañeda, canciller del presidente Vicente Fox, dan cuenta del alcance INTERNO de lo que hacía Córdoba, quien tuvo un papel importante en las elecciones de 1988 y, también, al lado de Jaime Serra Puche, en las negociaciones SECRETAS para la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC), luego TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) y hoy TMEC (Tratado México, Estados Unidos, Canadá): se desprende, entre otras cosas de la actuación de Córdoba, que se trata de un acuerdo comercial -al que se aferra hoy el gobierno mexicano-, que fue una decisión a espaldas del país, no consultado, ya ni se diga de lo que se quiera entender por "pueblo", y aunque en sectores de la sociedad mexicana se iba acentuando desde el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988) el "agringamiento" de México: ya desde los '80, Elena Poniatowska, la escritora, se sorprendía de la cantidad de cosas en inglés en la capital mexicana, el entonces Distrito Federal. Parte del afianzamiento de vínculos con Estados Unidos lo debió haber sabido el asesinado periodista Manuel Buendía.

        Córdoba pudo regresar a México y hacer negocios, por lo demás con Luis Téllez Kuenzler, chief of staff de Zedillo, por lo que tampoco fue mucho el distanciamiento. Según Jorge G. Castañeda, Córdoba había sido el hombre who knews the secrets ("el que sabía los secretos"), según Amarres Perros. Castañeda fue el único que fue un poco más lejos, al referirse a una de las conexiones de Córdoba en Estados Unidos, Brent Scowcroft, consejero de seguridad nacional de George Bush padre, entre 1989 y 1993. Se ha sostenido que, en México, parte del interés de tener a Córdoba era aprovechar sus conexiones internacionales, pero nunca se quiso abundar en ello. En todo caso, hay elementos para pensar que Córdoba era una conexión importante entre México y Estados Unidos. Ya en lo interno, tal vez convenga desmentir, si es posible, los vínculos familiares de Altagracia Gómez (Francisco Gómez), la actual gran asesora de Claudia "Cheinbún" en materia empresarial, y el mismo Córdoba, a través de procesos de venta de empresas públicas (DINA y los nixtamales MICONSA) durante el sexenio de Salinas de Gortari.

     Un primer asunto es el de saber a quién respondía Córdoba no nada más en lo interno. Sin establecer nada más que un curioso paralelismo, puesto que según Castañeda resulta que Córdoba respondía a Scowcroft, el agente de seguridad nacional (del entonces CISEN-Centro de Investigación en Seguridad Nacional), Jorge Antonio Sánchez Ortega, para más de uno tirador en el asesinato de Colosio, fue rescatado en Tijuana, lugar del crimen, por un superior del mismo CISEN, Genaro García Luna, sobre quien valdría decir las cosas completas: antes de ser "enfriado" en una cárcel estadounidense, ascendió en un momento de contubernio entre gobiernos mexicanos y Estados Unidos para favorecer a los de siempre, de Sinaloa, desde fugas "en carritos de lavandería" hasta privilegios en lo que nunca fue una "guerra contra las drogas", sino un ""ordenamiento territorial" del tráfico para beneficio del cártel que todos quieren. Es por lo mismo que García Luna se fue a vivir y a hacer negocios en Estados Unidos, sin que se haya querido indagar en sus conexiones internacionales. Tampoco. Cuando menos, no parece que México sea tan libre, independiente, soberano y respetado, si han podido ocurrir cosas como las descritas, trátese de Córdoba o de García Luna. Evitarse preguntas linchando al presidente de turno no sirve, como tampoco ver ""Maximatos" por doquier. Salinas de Gortari está de homeless en España y López Obrador en casa de La Chingada, mientras quienes husmean "en la sombra" no se preocupan en lo más mínimo por quienes salen del agua sin mojarse: agarrarse del último chivo expiatorio a la mano mientras otros tienen impunidad garantizada DE ENTRADA es parte de lo que Colosio llamaba "la perversidad del sistema", cuando una bala atravesó su corazón, etcétera...Eso sí, es México que tiene "agarrado" a Donald J Trump by the balls (da click en el botón de reproducción).



sábado, 11 de enero de 2025

EL NEGOCIO NO ES NEGOCIO

 Parte de la idea de la "multipolaridad"" la sacó, desde los años '90, como canciller del gobierno de Boris Yeltsin, el ruso Evgueni Primakov, dando lugar a la "Doctrina Primakov", que es parte de las apuestas geopolíticas que remiten a la información para "calcular", pero con frecuencia no al conocimiento, sino a creencias. Según Primakov, Rusia debía buscar el modo de estrechar relaciones con China e India. Era, en parte, un resabio del pasado, cuando India tuvo cierta cercanía con la Unión Soviética y fue, además, país No Alineado. Eso cambió desde los '80 e India se fue acercando mucho a Estados Unidos, por diversos motivos. Aunque el actual canciller ruso Serguei Lavrov elogiara la doctrina mencionada, no pudo dejar de constatar en algún momento lo que sucede con India bajo un gobierno de extrema derecha que, como es bastante cercano a Estados Unidos, es tan intocable como las vacas sagradas.

       En medio de las sanciones contra Rusia, esta las sorteó en parte gracias a China, Turquía...e India. Turquía no es muy confiable. El problema de India es que tiene que comprar petróleo. Y Rusia lo tiene. Lo que hizo India es aprovechar lo que se conoce como "flotas sombra" para adquirir petróleo ruso, y que Rusia pudiera sortear las sanciones. Un 18 % de la flota mercante internacional tanquera opera "a la sombra", sin propiedad clara, y así Rusia ha podido vender hasta el 70 % de su petróleo marítimo. No es que India tuviera especial decisión de ayudar a Rusia, sino que se apareció el negocio. Esto, porque India no tiene una gran flota de buques tanqueros, unos 197 en 2023, comparando por ejemplo con los 930 de la flota japonesa de Mitsui, según el portal La República, de España. Antes de irse, el gobierno del "Estado profundo" de Joseph Biden, presidente estadounidense saliente, le envenenó todo lo posible al entrante Donald J. Trump, y como parte de ello, agregó nuevas sanciones contra Rusia.

     Las sanciones se dirigieron en parte contra la flota rusa "en la sombra" y a sus aseguradoras. Se trata en particular de sancionar a las empresas Gazprom y Surgutneftegaz, y las aseguradoras Ingosstrakh y Alphastrakhovanie. Aunque la India se mostró contraria a las sanciones, consideró los riesgos de seguir comprando así petróleo ruso, y ha preferido salir con la cantinela de las "cadenas" para buscar ampliar su propia flota y mejorar la eficiencia de la existente, descargando el petróleo antes de que el buque atraque en un puerto. En realidad, la idea es que India se vea obligada a redirigirse en sus fuentes de suministro, acentuando la dependencia de Oriente Medio y llegando a la de Estados Unidos, un poco en algo similar a lo ofrecido a la Unión Europea (UE), así eleve el costo del suministro. Para colmo, India estaba revendiendo a países de Occidente el petróleo ruso conseguido a precio de saldo, y refinando a costa de Estados Unidos y Arabia Saudita, luego de un gran acuerdo entre la empresa india Reliance y la rusa Rosneft en diciembre, gota que derramó el vaso. No se trata nada más de "principios", sino de negocios, para que India, con petróleo ruso, no le quite mercado a Estados Unidos y Arabia Saudita. En lo inmediato, India no dijo nada. La administración estadounidense saliente le "sembró" esta sanción a Trump aprovechando a los "halcones" republicanos en el Congreso, y con la anuencia del "presidente" (ya no ha convocado a elecciones) ucraniano Volodímir Zelenski, también dedicado al chantaje como modo de vida ("Sí, cedo territorio, pero entonces entro a la Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN", etcétera). Ya salió también, por motivos propios, la jauría de una parte de la ultraderecha latinoamericana a practicar el hecho consumado, como el del "presidente" venezolano Edmundo González.

      Se estimó que la "flota a la sombra" tenía banderas de empresas fantasma, registradas por ejemplo en Dubai o Hong Kong. Otros son buques que apagan sus señales (transpondedor AIS). No se trata de una flota propiamente rusa, ya que ésta no es tan grande. Antes de la iniciativa estadounidense, la UE ya había tomado medidas similares. Para más señas, cuando la UE tomó las medidas se habló de algo clásico: los buques que utilizan la llamada "bandera de conveniencia" (lo de un chiste que se refiere a "navegar con bandera de conveniencia"), de Liberia, Panamá y las islas Marshall. Por lo pronto, India quedó instada a evitar tratar con estos "buques fantasma", y lo cierto es que es un negocio de ocasión, ya que, salvo en este rubro sobre todo, la relación entre Rusia e India no sólo no es fuerte, a diferencia de lo que esperaba Primakov, sino que tiende a menguar. India no exporta mayormente a Rusia. Primakov tal vez pensaba en otra cosa que en la capacidad de India para hacer negocio barato. El primer ministro de India, Narendra Modi, es tan poco de confiar como la Turquía del presidente Recep Tayyib Erdogan (da click en el botón de reproducción)



miércoles, 8 de enero de 2025

SONIDAZO

 En el globalismo coinciden la izquierda y los que se hacen llamar "demócratas liberales", ambos con la idea de seguir creando "más abundancia" para repartir, aunque con creencias distintas sobre el reparto y sus beneficiarios. Como se trata de capitalismo, es también de ganancia, de "ganar más", de "ganar todo lo que se pueda" y, llegado el momento, de "ganar a toda costa". En realidad, el "globalismo" es facilidad de moverse para el negocio, aunque no la hay para la fuerza de trabajo, pese a que el mismo globalismo es tolerante con la inmigración si sirve de competencia contra los trabajadores nacionales. Hasta ahí: no existe nada "global", porque, en particular, las empresas que se mueven a "escala global" no dejan de tener sedes nacionales. Frente a la aparente posibilidad de "tener la libertad de hacer lo que se quiera", que no vale sino para una parte reducida de la población, pero con los medios para imponerse, la "nación" es apenas una marca. No es tan nuevo, aunque lo sea por la amplitud de alcance de la Tríada (Estados Unidos, Unión Europea- UE y Japón): se trata de ser lo que alguna vez se llamó "cosmopolita", y de "tener mundo" o ser "de mundo" o de "mucho mundo", llevando de paso a no tener patria, aunque se tenga nación como marca y como "patrimonio". Como al mismo tiempo no hay nada "global", con sede "en la globalidad", en la "aldea global" las naciones marca y "patrimonio" rivalizan entre sí. Frente a la "abundancia", alguien como el presidente estadounidense electo Donald J. Trump aparece como un "nacionalista" y "estrecho de miras", casi como el granjero de Iowa para el cual la libertad sexual es la de tener relaciones con su vaca. En realidad, como lo ha sugerido Carlos Ramírez en El Independiente, hay en Trump algo del "destino Manifiesto" que marca, para los lugares más cercanos, el comienzo del expansionismo estadounidense. Ahora sería "del polo Norte al canal de Panamá".

         Seguramente que no es del agrado de los canadienses que los saquen de su calma para sugerirles que se anexen a Estados Unidos, aunque Canadá es algo así como una "provincia exterior" estadounidense; a quienes en todo caso no les debe agradar es a los quebequenses. Como sea, lo que interesa a Trump es un asunto comercial, no realmente político-militar. Con México es en parte lo mismo, hasta donde el meollo del asunto es el modo en que México se presta a la deslocalización de empresas estadounidenses. A ver: no es nuevo, y sí más bien bochornoso, que el estadounidense venga a México a aprovecharse de mano de obra barata, exenciones fiscales y posibilidades de destruir el medio ambiente, como llega a México a consumir droga o chaviza, como se llegaba en algún momento a las ciudades fronterizas a aprovechar la prostitución, el juego y la posibilidad de consumir alcohol, cuando estaba prohibido en Estados Unidos. Por lo que respecta a los migrantes, se han vuelto negocio de narcotraficantes mexicanos (hasta 30 mil dólares por pasar). Y es igualmente cierto que se trasiega fentanilo desde México hasta Estados Unidos, aunque México no está gobernado por narcos (lo estuvo en cuando menos dos sexenios, por lo demás alejados entre sí). No se entiende cuál es el sentido de decir que "no gobierna el narco, sino el pueblo", sin que se sepa entonces quién engrosa las filas del narco: es en gran medida gente de pueblo. A cuál más demagógico. Dicho sea de paso, el ex presidente mexicano Vicente Fox habla bastante peor que Trump, pero "lo que hay que tener" para no perder es estar contra Trump, quien no ha tenido expresiones racistas, salvo que se pueda citar alguna contra los negros (pese a que votan abrumadoramente Demócrata), los chinos, los judíos (también votan abrumadoramente Demócrata) o los mexicanos: una cosa es estar contra la inmigración, más si ilegal y "coladera" del narco, y contra el narco mexicano, y otra estar contra los mexicanos. Estar contra cierto tipo de inmigración no es xenofobia. Y no es Trump quien anda como la gente de William Clinton con que Estados Unidos es "la nación indispensable" o de Obama con que es "una nación excepcional". Tampoco son los Demócratas los favoritos de casi la mitad de los "hispanos" -de los que Trump se expresa muy bien- o de los asiáticos. Ahora estar contra la inmigración ilegal y contra el narco no es estar contra formas de delito, sino ofender a la raza. Si Trump le quiere llamar "golfo de América" al "golfo de México", ya se le ha sugerido en algunas ocasiones a la presidentA de México, Claudia "Cheinbúm", en la más reciente por parte del secretario de Economía, Marcelo Ebrard, no "engancharse". Lo que es una contradicción ambulante es decir que se consume allá y lanzar acá una campaña contra el fentanilo (!), o defender la soberanía buscando "pese a Trump" atraer más inversión extranjera.

     Es de lo más simpático defender, como lo hacen algunos comunistas, a Groenlandia del "imperialismo yanqui". Fiel, como lo sugiere Carlos Ramírez, a la tradición de la Doctrina Monroe, que lleva a comprarse territorios, el interés por Groenlandia es para complacer al complejo militar industrial y probar unas bases de detección temprana de lanzamiento de misiles rusos vía el Ártico. No es nuevo, ha fracasado y es la primera vez que el "mundo preocupado" se interesa por la soberanía danesa. Trump ya había tocado el tema antes, en su primer mandato, como el de la migración y el del narco, para gran indignación -del tipo que se llama "de fariseos"- de la izquierda y los ""demócratas liberales". Lo nuevo es la grosería con Canadá, aunque es asunto de negocios, y nadie ha hablado de "colonizar" el Canal de Panamá: una enmienda (Enmienda DeConcini) al Tratado de Neutralidad que acompaña los Tratados Torrijos-Carter (1977) faculta a Estados Unidos a intervenir el Canal. Hasta ahí: ni siquiera hay interés por tragarse a Puerto Rico, "isla basura" según Trump, pese al interés de muchos puertorriqueños en que se los fagociten a la voz de "!ya!". Sería mejor saber de política arancelaria y comercial, y de los beneficios y las desventajas del libre comercio, incluyendo su relación con la migración y el tráfico de droga. El tema no es si Trump está chiflado o no. Que los estadounidenses tengan proclividad a la falta de educación es algo que ya debería saberse, porque es legendario. Lo que está en el tapete es si es normal o no -al grado de ser entendido como la norma- que un país reciba ilegales y droga; si es normal o no depender económicamente de Estados Unidos al grado que sucede con Canadá;  si es normal o no salir airado en defensa de Groenlandia, y si hay o no alguna facultad de Estados Unidos para intervenir en el Canal de Panamá. El golfo de México se seguirá llamando así. Lo dicho no quita que, lejos de ser un Andrew Jackson, contra lo que cree Red Voltaire, Trump tenga como parte de su falta de modales ecos del "Destino Manifiesto" y de la Doctrina Monroe. Lo demás es temor a que se fracture la Tríada, en particular por tirantez entre Estados Unidos y la UE, que se frene a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y a que se reparta de un modo en que no sean favorecidos los de  siempre, que no están exentos de andar escandalizando en la vecindad. No parecen majaderos, ni lo son demasiado, a  diferencia de Trump, pero sí advenedizos y de doble cara. El que no se chupaba el dedo era el presidente Andrés Manuel López-Obrador (da click en el botón de reproducción)




lunes, 6 de enero de 2025

COMO EL CANGREJO

 Si se observan los flujos de comercio y de inversiones, como ya se ha dicho las relaciones económicas internacionales tienden a ser verticales, de las potencias centrales a las periferias, y no mucho horizontales, entre periferias o, si se quiere, para decirlo con lo que no es sino CONVENCIÓN, Sur-Sur. Salvo por la novedad de la llegada con fuerza de China, los países periféricos tienden a relacionarse en distintos grados con las potencias de la Tríada (Estados Unidos, Unión Europea-UE y Japón). En este sentido, no hay un todo "global" indiferenciado, sino flujos de mercancías, capitales y fuerza de trabajo con direcciones nacionales precisas.

       Dado que la inmensa mayoría de los países del mundo es políticamente independiente, no tiene mayor sentido hablar de colonialismo, cabe decir que ni siquiera en un caso como el de Puerto Rico, que es un Estado libre asociado. Estados Unidos, en particular, no tiene tradición colonial. Las antiguas colonias han llegado en parte a sacudirse el neocolonialismo, es decir, la influencia muy fuerte de las antiguas metrópolis, sobre todo en el terreno económico. Es lo que sucede en parte de Asia, en África (con la llamativa renuncia de varios países del Sahel al neocolonialismo francés), pero no en América Latina, dada la importante presencia económica española, claramente neocolonial, sin que sea mencionada como tal, curiosamente. Para los países políticamente independientes pero muy sujetos a la influencia económica de las potencias de la Tríada, se hablaba en el pasado de semicolonias (no es la mejor expresión) o de países dependientes. Algunos, pocos estudiosos, no muy escuchados, como fuera por ejemplo el caso de Xabier Gorostiaga, advirtieron hace tiempo que la colonia sería remplazada por mecanismos de sujeción más sutiles, pero más efectivos. Para entender lo que significa esta dependencia, puede decirse que, aunque, por ejemplo, México y Estados Unidos sea formalmente iguales, desde el punto de vista político, en otros terrenos no lo son: Estados Unidos es independiente, en este caso, y México, muy dependiente, por lo que, como ya se ha mostrado, no hay alguna "interdependencia" que le permita a México estar en pie de igualdad más allá de la formalidad. Entre la mayoría de países dependientes en el mundo, ya se ha dicho, hay dos novedades: el hecho de que Estados Unidos desplazó en parte a las antiguas colonias, y la fuerte llegada reciente de China en el terreno comercial, sobre todo. Desde cierto punto de vista, una parte del mundo ya es "multipolar", de lo que da cuenta la diversificación notoria de las relaciones externas de los países africanos, en particular: si bien suelen mantener vínculos con las antiguas metrópolis, aunque hay excepciones como la mencionada del Sahel, también los tienen con distintos países de la Tríada, con China y muy parcialmente, en excepciones, con Rusia. En parte del sudeste asiático sucede algo similar. La región Asia-Pacífico es desde hace rato marcadamente multipolar, por la influencia de Japón, Estados Unidos y China, a los que habría que agregar Rusia (como lo prueba su acercamiento con Corea del Norte) y cierta influencia de la UE. En el "Sur", como convención, el lugar MENOS multipolar es América Latina, por el fuerte condominio Estados Unidos -UE (en particular vía España), salvo por la presencia de China en pocos países de Sudamérica.

        El problema no está aquí, sino en otra parte: cuando en el siglo XX avanzó en Asia y África la descolonización, tardía en el caso de Portugal (Angola, Mozambique, Guinea-Bissau y Cabo Verde, o Macao en la costa china) y España (República Árabe Saharahui Democrática), o incluso en casos como el de Gran Bretaña en Hong Kong (hoy parte de China), siguiendo el ejemplo de la Unión Soviética, aunque no siempre, se tenía la idea de que la independencia política debía completarse en lo posible con la económica, de lo que había una muestra incluso en México, con la Carta de los Deberes y los Derechos Económicos de los Estados, del presidente mexicano Luis Echeverría Álvarez. Sin llegar al extremo de autosuficiencia de Corea del Norte (idea Zuche), las relaciones con las potencias y sus empresas transnacionales debían ser menos inequitativas en el terreno económico, y persistía la idea de que los países periféricos podían desarrollarse, lo que implicaba un "motor" endógeno (INTERNO), y cuando menos lo que se llamaba "economía mixta", con presencia importante del Estado. Para ser claros, lo que ocurrió no tiene que ver con "nuevo colonialismo" (a lo sumo, neocolonialismo en algunos casos), sino con imperialismo, y sus formas con frecuencia "blandas" pero eficaces de sujeción: se acabó la idea de contar en lo posible con las propias fuerzas, es decir, de tener soberanía "sustantiva" -salvo en lo que ha pasado recientemente con Rusia-, y se pasó a ver la periferia como lugar de "modernización pasiva" para beneficio tan sólo de una parte de la población, y en mucho de las mercancías y las inversiones de la Tríada, y en parte, de China. "Desarrollo" es una noción de origen estadounidense que hoy ya se emplea poco, como no se habla tampoco de "economía mixta", sino apenas -hasta hace algún tiempo- de "países emergentes", por lo que se ha renunciado a una mejora endógena de la vida. Parte del problema apareció desde los años '80 con la hipoteca de la mejora en la periferia a raíz del endeudamiento externo, por lo que había que ponerse a vender lo que hubiera en la casa; en éso llegó la apertura china y la del Este europeo, para competir todos en la periferia por las mercancías y las inversiones de la Tríada. A reserva de determinar el papel de China, el "Sur" o, si se prefiere, la periferia, no tiene futuro de progreso en términos económicos, en el sentido de mayor igualdad con la Tríada o de mejora y equidad INTERNAS. De ahí una regresión tras otra. (da click en el botón de reproducción)



sábado, 4 de enero de 2025

LAS VEGAS EXPERTISE

 Nunca como ahora se habían utilizado palabras sin mayor atención a su significado.

       "Occidente", ya hubo ocasión de explicarlo, es una noción de la Guerra Fría para ser contrapuesto al "oriental bolchevismo", dado por equivalente de barbarie. "Occidente colectivo" como fuente de agresión al resto del mundo carece de sentido: ni África ni América Latina, que son parte de Occidente, agreden a nadie. "Occidente liberal" supondría que persista el liberalismo, pero se acabó en gran medida en el siglo XIX, pese a que algunas democracias europeas se llamaran a sí mismas "liberales" también durante la Guerra Fría, para dar por sentada la falta de libertad en los países socialistas. "Democracia liberal" es tan vago como "economía de mercado", palabra inventada durante la Guerra Fría para ser contrapuesta al estatismo socialista. El llamado "neoliberalismo" surgió en el siglo XX y no es lo mismo que el liberalismo de finales del siglo XVIII o de principios del XIX. El "neoliberalismo" surgió como un furibundo anticolectivismo. Hoy suele rechazarse el "neoliberalismo" en búsqueda de "otro capitalismo" (el progresista, palabra tomada del pasado, cuando el comunismo como fuerza política hablaba de aliarse "con todas las fuerzas progresistas": son las que quedan, menos las fuerzas comunistas, y dentro del marco capitalista). Como parte de lo heredado, ya ha habido ocasión de decir que la admiración por China es moda intelectual que se remonta a 1960, año de la ruptura sino-soviética y de comienzo de festejos al maoísmo.

         El grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) es una invención financiera para aprovechar la apertura de "mercados emergentes", para el consumo de mercancías de la Tríada (Estados Unidos, Unión Europea, Japón) e inversiones de ésta. Más allá de que el peso fuerte del grupo lo tiene China, hay tres países que no son "polos" de gran cosa: Brasil no es una potencia regional, como tampoco Sudáfrica, cuya inclusión en el grupo es un misterio, e India, encerrada en sus problemas internos. Con la excepción de China, Brasil comercia básicamente con Estados Unidos y la UE (en particular Alemania, España y Países Bajos), y tangencialmente con Argentina. Brasil no es el "subimperialismo" que se pretendía en tiempos de la dictadura. Salvo por India y China, Sudáfrica se orienta a Estados Unidos y Alemania, y ni siquiera es un polo regional de atracción (África Austral): no lo es para Angola y ni siquiera plenamente para Botsuana, Zambia y Mozambique (salvo Namibia). India, más allá de China, tiene como principal socio a Estados Unidos y alguno que otro europeo, y tangencialmente a Bangladesh. El "subimperialismo" sudafricano es cosa del pasado. China sí es un polo regional muy fuerte en el Pacífico asiático, y Rusia lo es en el EEE (Espacio Económico Euroasiático) en particular por la atracción sobre Belarús, Kazajistán y una parte del Caúcaso y del Asia Central, aunque no es el principal socio de estos países,, salvo en el caso de Belarús (China y la UE han ganado bastante lugar en estas regiones, desplazando a los rusos). En el sentido descrito, el "polo" ruso ha ido disminuyendo. Si los BRICS son la base de un "mundo multipolar", ¿cómo se entienden los polos? Porque ni siquiera todo el sudeste asiático tiene por principal polo de atracción a China, a diferencia de ambas Coreas y Japón. 

       A lo sumo, la "mutipolaridad" puede entenderse de otro modo, como tendencia de bastantes países -en particular en África, Asia y la periferia de Rusia- a diversificar sus socios, para lo que hay que hacer notar la fuerte presencia china. Los más recientes incorporados al grupo BRICS no son polos de nada: Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. Varios parecen una influencia económica china más. Lo dicho difiere en buena medida de la aspiración rusa: una multipolaridad entre países soberanos. Es a lo sumo cierta soberanía política con fuerte dependencia económica. Ninguno de los incorporados es "polo" de nada, no a nivel regional. Lo más notorio, a nivel general, es sobre todo el avance comercial chino. Lo que también se desprende de lo dicho es que, si se considera a China país "intermedio", las relaciones que imperan son las verticales y raramente horizontales, por lo que el "Sur global" está muy fragmentado, por notorio CONTRASTE CON LA TRÍADA. El "Sur", entendido como noción no geográfica (dada la ubicación de Australia), por su fragmentación, es una noción más de la Guerra Fría (Diálogo Norte-Sur, No Alineados, etcétera). Con la desaparición de la Unión Soviética, se considera dada vuelta atrás la página, mientras se habla con fuertes ecos del pasado: "Occidente", "Sur", "mercado", "democracias liberales", etcétera. Lo nuevo es el ascenso chino y la tendencia a la diversificación de los vínculos externos, pero, salvo en gran medida en Rusia, también la tendencia a orientarse al exterior habiendo dejado de lado la soberanía integral para contar con fuerzas propias. Es en parte el problema que algunos quisieran revertir en Estados Unidos y que China parece promover, en asociación con el globalismo, por lo que nadie le critica al país asiático su régimen.

        Como salvo en formas de apertura al exterior (sobre todo por China, lo que habla de "G-2" entre la Tríada y China) no hay ninguna multipolaridad, algunos la quieren encontrar en algún "pasado ancestral", que llevaría a la convergencia de culturas de un mismo origen; dejando de lado la "razón cultural" y sus peligros, o la manera de cada uno de creerse Samuel Huntington, con la pena, pero no es nuevo: el panafricanismo o el panarabismo de los que no queda nada, el "panamericanismo" fallido de México (tratándose de una aberración cultural), el "panturquismo"...Si se hiciera caso de lo mediático en boga, resulta que el mundo está inaugurando cada día una "gran Era", y lleno de quienes asisten así como se va a apostar a un casino, al hipódromo, a la quiniela, o a una página de "sociales" para ver quién aparece con quién y en dónde. A cada cuál más entusiasta con sus cálculos y su baraja (da click en el botón de reproducción).



jueves, 2 de enero de 2025

DE A MUERTITO

 La política exterior prometida por el presidente electo de Estados Unidos, Donald J. Trump, no deja de tener aspectos extravagantes, como esta persona tiende a serlo, sobre todo que, como hombre de negocios, tiende a llevar al extremo para obtener concesiones. No parece muy claro que los cárteles de la droga sean "terroristas", ya que no atentan contra población civil inocente, al grado de que impera la no tan inocente creencia de que, si alguien no se mete con ellos, ellos no se meten gratuitamente con nadie.

       Parte de la extravagancia es, como acostumbrado, buscar parar el tráfico de droga en los países de producción y tránsito y no en el gran consumidor, que es Estados Unidos, donde obviamente hay quienes hacen llegar la droga hasta el pequeño narcomenudista o dealer, siendo por lo demás que la súperpotencia se beneficia de lavado de dinero. Así, no es un problema generado exclusivamente por países del Sur.

      Al mismo tiempo, parece que la moda obliga al estereotipo. Trump le preguntó a la presidentA mexicana, Claudia Sheinbaum, si en México hay problemas de consumo de fentanilo, y obtuvo una respuesta negativa. No parece que esta droga sea una moda en México y, por lo demás, es creíble el ánimo de Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, de hacer una buena labor, entre otras cosas contra el crimen organizado, dando golpes fuertes. Previamente, ya se había dado una buena labor, en varios terrenos, de la antigua encargada de seguridad, Rosa Icela Rodríguez, hoy en el gabinete de Sheinbaum. Las prioridades a atender en México en materia de seguridad no son nada más las de Estados Unidos, ya que hay otros problemas: uno notorio, la extorsión. No está de más hacer notar lo logrado en la Ciudad de México, aunque no se quiera darle visibilidad al gobierno local de Clara Brugada. Es buena noticia la llegada a la Fiscalía local de Bertha Alcalde, habida cuenta de su experiencia laboral y de sus estudios académicos: lo demás -que sea hermana de Luisa Alcalde, dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa)- no habla más que del carácter clientelista de la oposición, ya que éste termina donde hay mérito propio, y Bertha Alcalde lo tiene, lo que es menos frecuente en la oposición de "capitalismo de cuates". La nueva fiscal es una persona propia, y no la "prolongación de...". Incluso puede decirse lo mismo de Lenia Batres en el aparato judicial, pese a lo antipático que resulta Martí Batres.

     Sheinbaum respondió a Trump que, mientras Estados Unidos pone el consumo y las armas, México pone los muertos. Con la pena, pero hay dos falsedades: México ya no sólo es país de tránsito, sino que hay consumo nacional de droga y, encima, una amplia venta al turismo, desde hace rato, trátese de Cabo San Lucas, Acapulco, o la Riviera Maya y San Cristóbal de Las Casas. Para más señas, el problema también existe en algunas partes de la Ciudad de México, subterráneo, pero existente. Lo segundo es que México no sólo pone los muertos, sino también algunas mafias, con ramificaciones hasta Estados Unidos. Parte del problema, que se toca poco, es el origen de las mafias: existen donde entre otras cosas persisten con fuerza "la familia", en un sentido extendido (por lo que no falta "El Padrino", que dió lugar a una película famosa, o la antigua "madrina" en la que era la policía judicial). Aunque pase por tal, no es un fenómeno cultural, sino psicosocial y de relación con el ejercicio del poder. Tampoco es algo local, puesto que existe por ejemplo en Sicilia. El principio mafioso y el familiar precapitalista tienen un código similar de incondicionalidad a cambio de protección, y una apariencia muy "personal". Lo precapitalista, pese a que en un país como México fue en parte limitado - tiene que ver, en la incondicionalidad, los lazos de sangre y ciertos códigos, con el sacrificio de la individualidad y la independencia, por lo que, en materia familiar, no cabe sino valorar con bien a quien se atreve a no dejar que se abuse de sus cualidades, que es lo que se agradece invariablemente : la persona que consigue ir más allá de sus circunstancias, y más si son adversas, en vez de fundirse con ellas a riesgo de perder lo propio. En el caso más extremo de la mafia, no hay lugar, porque lo propio es considerado sacrificable al grupo, como en la clientela: una vez que se entra, por "saber demasiado" no se sale. En ciertas familias, clientelas y mafias, se está coaccionado, con variaciones en los grados. Es parte de lo que, al dar protección afectiva, sin que implique forzosamente responsabilidad, al pedir incondicionalidad a cambio, se convierte en extorsión, de lo más común. ¿Qué es la extorsión sino el ofrecimiento de protección a cambio de que el protegido por el "grupo" renuncie a algo propio? Nada más loable que quien aspire a no dejarse, porque es un sacrificio no exigible: ni siquiera de manera sutil o insidiosa, y aprovechando algún error o una vulnerabilidad.

        México no pone sólo los muertos. Es una antigua versión la de Sheinbaum, en parte de izquierda, que data de los '80, cuando Estados Unidos se daba el derecho de condicionar recursos a "certificaciones" en la lucha antidrogas. En México, como por lo demás en Colombia, se ponen no sólo muertos, sino mafias locales, al grado que se pacta con ellas, como lo hizo el gobierno de Miguel de la Madrid en los '80, o como lo ha hecho una parte de la política colombiana, entre otras cosas a través del paramilitarismo. Extravagancia de Trump, hablar de "terrorismo", pero en varios países de América Latina se sigue con el tabú sobre una realidad INTERNA: no sólo se "ponen los muertos", sino que SE MATA, como se hace en la clientela o incluso, metafóricamente, como se intenta hacer en la parentela, por lo que una individualidad que se mantiene en libertad no deja de ser admirable. Y no es exactamente el caso de Sheinbaum, quien REPITE (da click en el botón de reproducción).



     

YO NO ME LLAMO JAVIER

 No es muy fácil saber qué es el "pueblo", aunque en él resida la soberanía, al decir de diversas Cons tituciones, la estadounide...