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jueves, 31 de julio de 2025

SANTO CONTRA LAS MOMIAS

 Hay personas que, como decía el general Charles de Gaulle, "encima de todo, tienen talento". No están exentas de inteligencia, e incluso de lucidez, hasta podría decirse que "luciferina", pero esta inteligencia, intelectual en parte, poco tiene que ver con una personalidad de afectos atrofiados. Es lo propio del perverso ("torcido") narcisista o psicópata narcisista. No es alguien carente de habilidades, ni un ignorante, mucho menos cuando se trata, como lo hacen algunos animales, de "olfatear" al otro emocionalmente y en sus fortalezas y debilidades, para parasitarlo. Tampoco es gente carente de moral, aunque sí de ética.

       Es la clase de gente que ha logrado "saberse" muy pronto las convenciones sociales y cómo, al mismo tiempo, adaptárseles y servirse de ellas. Puede esta persona, si tiene su lado "libertario", ser crítica de estas convenciones y molestarse en lo que traban sus deseos y fantasías. Dichas convenciones son formas y se juegan, aunque al mismo tiempo, se guarda reserva. Con esta reserva puede hacerse mucho si se tiene una personalidad afianzada. Pero si no es el caso, es, más allá del espacio para la conveniencia y el egoísmo final, el lugar de un posible "vacío" temido, porque es "fuero interno" que, de estar atrofiado afectivamente, remite a la carencia de integración entre afecto y una ética que es individual. Se está así ante personalidades disociadas, y con algo de atención, es algo relativamente fácil de detectar, contrastando palabras y hechos. Las palabras, por la atrofia de la sensibilidad, rara vez se convierten en hechos. En cambio, pueden tener de fraude o embuste, aunque no aparezca sino como "lo que hay que tener", la "movida" para, en nombre del "interés", no perderlo de vista y sujetar las convenciones al mismo. Si las convenciones dicen que hay que "seguir el interés propio", ya está: la fachada no impide el egoísmo o la conveniencia. Lo que ocurre es, en realidad, falta de singularidad o individuación como ser único e irrepetible, más allá de la biología. Se puede tener un gran intelecto o una gran capacidad para mimos y apapachos y, llegado el momento, atropellar al otro anteponiendo el egoísmo y la conveniencia, a sabiendas de que es lo socialmente aceptado y no sancionado. En el "fuero interno", lo temido es un miedo profundo al criterio propio, porque es socialmente sancionado: la sociedad, o sus células básicas, reclaman la REPRODUCCIÓN -más de lo mismo-, no la singularización en una verdadera diferencia, al grado que ante ésta se practica la "negligencia benigna" o el descuido y la falta de verdadera atención. El que no está in está out. Ocurre que la "sociedad", hasta donde la hay, recompensa al perverso narcisista o al psicópata de múltiples maneras: en los países del centro, con toda crudeza, y en más de una periferia, con envoltura para regalo, como si fuera de gratuidad o por "espontaneidad", que si lo es, se desdice al poco rato para "no abrirse", como el que desconoce a aquél ante el cual "se rajó", como dice la expresión mexicana. Lo que rara vez aparece es lo que marca la verdadera diferencia en la capacidad para evitarse la inhumanidad del egoísmo y la conveniencia y reconocer qué es lo que hace a un ser propiamente humano (y no es el tan llevado y traído "lenguaje"), más allá de "la vida".

        Aunque el apego a la moral lo impide, el que juega las convenciones que critica es el hijo libertario del padre conservador, en peculiar síntesis. Se vuelve personalidad de la época, creyente en que el Gran Otro - las "relaciones"- tiene solución, salida o escapatoria para todo (vía redes, comenzando por las familiares), porque, como lo ha sugerido el estudioso Slavoj Zizek, es alguien proclive al cinismo. "Si ya sé, pero...", y otra vez a lo mismo. No puede ser más que cínico el que juega las convenciones que dice rechazar. Y para algo así, además de la habilidad para moverse en varios terrenos, se requiere de inteligencia. El mundo universitario, como el de la izquierda, está repleto -aunque no sea el único- de gente inteligente (y admirada como tal) carente de sensibilidad, atrofiada en los afectos, trocados por "intereses", e incapaz de empatía. Ocurre que como "tú solito no vas a cambiar el sistema" -otro descubrimiento libertario-, hay que "hacerlo desde dentro" o, mejor, "adaptarse", para sobrevivir y lograr la "zona de confort" en "lo que hay que tener". Frente a la disociación, se busca el amparo de "la condición humana" o "la naturaleza humana". Y puede ser la misma gente que se queja de un mundo hostil, pero que no quiere pagar las consecuencias de cambiar, menos si se siente protegida en el goce de las "redes" y termina viendo al ajeno (porque lo es) como testigo potencialmente peligroso. Se ha ido acabando el tiempo de "es que va a cambiar": no puede y no queda más que alejarse o tener a la persona "en la mirilla", ya que, por la protección social recibida -de contubernios y cómplices-, ya no puede ser "el monje que vendió su Ferrari" ni nada parecido. Es la "nada" a la que teme, porque no tiene definición humana  propia o porque no defiende nada: como lo escribiera Paul Nizan en su Antoine Bloyé, es quien, de detalle en detalle, logra una gran capitulación vital, así se crea "superior a cualquiera" o cuando menos al depredado que se deje. Muertos en vida jugándole al vivo y creyéndose el artificio. La inteligencia o lucidez es de cuidado. "Y además, tiene talento...". (da click en el botón de reproducción)









lunes, 28 de julio de 2025

EVASIÓN

 Parte de un discurso de moda hace rato, cuando menos desde los años '80, dice que "no hay verdad absoluta" y agrega que, a final de cuentas, cada uno tiene "su" verdad. En este sentido, cada uno puede sostener lo que sea y, por lo demás, no ha faltado en la ciencia social, también desde hace mucho, lo suficiente para sugerir que, después de todo, no se puede conocer "la" verdad. No está mal: esto le da el derecho y la libertad a cualquiera de creer que lo que tiene en mente es verdad porque es "su" verdad, porque así lo desea y porque se vale la fantasía. Como se trata de "tolerarse" y no de debatir, por lo que hay "conversación" pero no debate o discusión, al grado que algunos hablan de "la conversación pública", hay gente lo suficientemente hábil para, como se dice coloquialmente en México, "marear el punto": sin este punto, ya no se trata de descubrir o saber nada, sino de ingeniárselas para salirse con la suya, así sea a costa del otro, con tal de no reconocer un error, que puede ser grave. Alguien que está en una fantasía o una ilusión y que se mueve por "el objeto causa del deseo" puede llevar lo suficiente para no PODER reconocer, porque es grave para la personalidad propia, un error, sus consecuencias y, por ejemplo, el arrepentimiento (de lo más infrecuente) y no la petición del perdón, sino la reparación del daño. Se puede desplegar una gran inteligencia y hasta lucidez, porque, como se dice también coloquialmente en México, "el miedo no anda en burro", en este caso el miedo a reconocer un error o más, a dejar de creer que la humildad es una forma de servidumbre. Pasado cierto umbral, es un tipo de personalidad con la que no se puede hacer nada, salvo cuidarse.

        La actual encargada de la Inteligencia estadounidense, Tulsi Gabbard, alguien a quien no se ha puesto suficiente atención, puso sobre el tapete documentos desclasificados, transmitidos al Departamento de Justicia y al FBI (Agencia Federal de Investigación) de que el presidente Barack Obama armó un equipo de Inteligencia para fabricar en el pasado contra Donald J. Trump, hoy presidente de Estados Unidos, una campaña haciéndolo aparecer como "candidato de Rusia". Ya es sabido y ha sido mencionado que la historia del "servidor Demócrata" fue lo que se conoce como un "trabajo interno". Si hay consecuencias legales, la honestidad supondría negar lo ocurrido ."nunca haría algo así", por ejemplo- o esperar al curso de algún proceso, haciendo uso de la presunción de inocencia ("que lo decida la ley"). En vez de lo sugerido, Obama procede de otro modo: mientras su equipo indica que "no hay evidencia suficiente", lo que corresponde a la Justicia, el hoy ex presidente se apresura a descalificar a Trump: no contesta sobre el punto, sino que, como la personalidad de la época, para salirse con la suya "gira la tortilla" o "le da la vuelta a la tortilla" (dicho sea en términos españoles o mexicanos) para culpar al actual presidente, que estaría usando un "distractor" por el caso Jeffrey Epstein. Ya no se está hablando de Obama, sino culpando a Trump y descalificándolo. ¿El punto? Se desplazó: no es si Obama o no Obama, sino que Trump es un mentiroso, alguien que "desplaza el punto"(vaya), que es Epstein (a reserva de que le toque a Trump hacer con el caso) y que hay un culpable, Trump, que algo esconde (Epstein). Absolutamente nadie va a decir que Obama practica la denegación (no entrada al punto), el desplazamiento (hacia otro punto) y la inversión (de culpable a víctima): la apuesta malvada de Obama es invitación a linchar a Trump, aprovechar las preferencias del testigo (mediático, en este caso) y a destruir un valor, el de Tulsi Gabbard. La verdad aparente es entonces la cantinela sobre las extravagancias de Trump, Epstein incluido. Igual de penoso que no entender por qué Trump puso en su gabinete a Robert Kennedy Jr. y por qué a estas alturas es mezcla de ignorancia y mala fe decir que "nunca se sabrá lo que pasó con John F. Kennedy". Aunque ya se sepa. Encima, Obama se aparece a repetir lo mismo que el "progretariado" mundial y los "demócratas liberales": "lo que pasa es que" con gente como Trump la democracia "está en peligro" y se va a la "autocracia". Si hay alguna supuesta verdad, se confundirá con lo que parezca verosímil (vero-símil), por lo mediático, que buscará usurpar el lugar de la Justicia -o influir lo suficiente sobre ella. ¿Obama SI o NO armó un operativo de inteligencia contra Trump, con ayuda del director de la Central de Inteligencia Americana (CIA), John Brennan,, se secretario de Estado, John Kerry, la asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice y otros? "Eso" es lo que se buscará que no sea debatido. Como el alud de tonterías sobre "la mano de Putin" que dijo haber visto hasta Pepe Meade, contrincante de "Andrés Manuelovich" López Obrador en 2018.

        Obama y la señora Hillary Clinton, demostradamente una criminal de guerra (en Yugoslavia, Libia y Siria), han sido objeto de predilección, incluida América Latina, por identificación primitiva de raza y género, al margen de los hechos (Obama se pasó su tiempo en guerras, entre otras cosas). Cayeron en este asunto de señuelos desde universitarios "progres" hasta gente que se apareció por ejemplo en la Cámara de Diputados mexicana haciendo propaganda abierta para la señora, en pleno error de país. Cuando se vive en la fantasía y la ilusión, se cree en imágenes y en publicidad, y se confunde deseo e interés, deseando lo que no es de interés propio. No es cuestión de abrazos con Trump, pero sí de un poco de discernimiento. Cuando cayó Siria, Trump dijo que Estados Unidos no debía meterse, y fue un golpe armado por los Demócratas, en el último tramo de la administración de Joseph Biden, y fue también cuando Israel se arrancó en Gaza.

       Por cierto, cuando se desclasifican documentos, ¿valen o no? Porque también se desclasificaron documentos sobre Martin Luther King Jr. Fue amenazado, pero no parece forzosamente que haya sido siempre ejemplar y no más bien, en parte al menos, mitificado (por lo demás se llamaba Michael King), para servirse de los Derechos Civiles, felicidad Demócrata para dividir a la gente. Y éso que, desclasificación tras desclasificación, Trump ha buscado mantener a raya al llamado "Estado profundo". La pena es por el "progretariado" que se niega a hablar de valores, a diferencia de una parte de la derecha, y que prefiere fantasías e ilusiones de inclusión, así haya que renunciar a toda alternativa y, de paso, a un mínimo de verdad, por dolorosa que sea. Decirla resulta ahora  "discriminación" - ah, es porque soy mujer, soy afrodescendiente, tengo "otra preferencia", etcétera-y como máximo "fascismo". Trump es "facho" y discrimina a Obama(da click en el botón de reproducción)






viernes, 25 de julio de 2025

!QUÉ BÁRBAROS!

 Siempre puede debatirse qué es "barbarie". En la Antiguedad, el "bárbaro" era el extranjero, el "ajeno". Para otros, la alternativa era "civilización o barbarie". El bárbaro se identifica con frecuencia con el "bruto", el de que comprende, o que hace cosas que así lo muestran, llevando a exclamar "!qué bárbaro!". Es, en parte, el salvaje o el que tiene actos considerados de "salvajismo", o de "bruto" incluso cuando se hace pasar por "civilizado" (por ejemplo, como lo muestra México bárbaro, donde el "progreso" consiste entre otras cosas en deportar y hacer trabajar inhumanamente a indios yaquis en Yucatán). Para otros, es "socialismo o barbarie", en la idea, propia primero de Rosa Luxemburgo, al comenzar el siglo XX, de que el capitalismo es la guerra, y ésta, la barbarie. Lo cierto es que el capitalismo ha llegado no sólo a prácticas de guerra terribles, sino también a coexistir con regresiones hacia formas de vida bárbaras por opuestas a lo "civilizado", es decir, por mucho de violencia contra la capacidad de convivencia pacífica. No hay casi país agredido por Estados Unidos y sus "socios y aliados" que no haya dado en la barbarie y la violencia continua, salvo, en parte lo que fuera Yugoslavia.

         El lugar por excelencia de la regresión bárbara ha sido Afganistán. Antes lo fue Somalia, que se dividió en dos y dejó de ser noticia, luego del fracaso de la intervención estadounidense (Afganistán es un fracaso sólo a medias), retratada en La caída del halcón negro. La región sigue siendo violenta, por extensión a lo que queda de Yemen, y por la piratería a la entrada del Mar Rojo, ruta estratégica naval internacional al conectar con el Canal de Suez. Se trata de "Estados fallidos" en los cuales la barbarie se manifiesta en rivalidades clánicas (Somalia/Somalilandia) o tribales (Afganistán). La creencia de base, en tribus y clanes, está en la fuerza de los lazos de parentesco. Se puede pasar a las pugnas intestinas o alianzas inestables, alternativamente, pero predomina la "identidad" y la "pertenencia" sobre el individuo o, más aún, sobre la idea de persona, como concepto universal, como llega a ocurrir por lo demás en parte en América Latina con "la familia" o "parentela". Es la endogamia y la exclusión de lo "ajeno" que impide la constitución de una sociedad o ciudadanía plenas: fuera del clan o la tribu, no se tiene obligación, y el grupo endogámico se mantiene cerrado. La diferencia en Yugoslavia, salvo parcialmente en Kosovo, es que se trata de nacionalidades, algo más avanzado como "comunidad", lo que permite una mayor fortaleza social y cuasi-estatal, aunque bajo la idea pseudo-étnica de "una nación-un Estado", cuando no se confunde además "nación" y "pueblo". Los kosovares son algo distintos por la influencia albanesa de las familias-clan (fis), lo que, por endogamia, facilita la acción mafiosa (hace rato que la mafia albanesa ha llegado a América Latina). No existe algo realmente parecido en otras nacionalidades de la antigua Yugoslavia, pese al intento de fabricación de "odios ancestrales". No es Sicilia ni Córcega.

        Irak acabó igualmente en un desastre, en parte por motivos religiosos, lo que dió en la aparición del terrorismo de Daesh o el EIIL (ejército Islámico de Irak y Levante), ahora ubicado en parte de Afganistán. Las prácticas de estos islamistas mostraron ser bárbaras, por especialmente crueles, en particular en Siria. Parte de la des-civilización se ha mostrado en la destrucción de patrimonios arqueológicos, como el de Palmira en Siria, o la destrucción de los Budas del valle de Bamiyán en Afganistán. El grupo endogámico, como en parte la familia latinoamericana, no puede aceptar un "otro" independiente que cuestione usos y costumbres: es a imagen y semejanza o "radicalmente otro", "sin común medida", y destruible. En América Latina se debe a la fuerza del parentesco tanto entre pueblos originarios como entre españoles, aunque hay varios elementos atenuantes, como el mestizaje y en parte el cristianismo y cierta movilidad social (no es India, país especializado en la destrucción de templos de otras culturas, por ejemplo de sijs o lugares de culto musulmanes). En las circunstancias descritas, es poco entendible que un país sin gran tradición "familística", de tribus o clanes, como Rusia, tenga por geopolítica que reconocer a los talibanes afganos o buscar tratar con los nuevos dueños de Siria.

      Libia se debilitó en sus cerca de 140 tribus o clanes. Entre otras cosas, Libia es hoy un traficadero de migrantes hacia Europa, bajo control de tal o cual grupo tribal o clánico metido a la extorsión o más a fondo al crimen organizado. Tampoco hizo bien, para nada, Rusia -menos el gobierno mexicano de Claudia Sheinbaum al tener embajadora de quién sabe qué parte de Libia - en tratar con el "gobierno" libio de Jalifa Haftar (hombre de la CIA-Central de Inteligencia Americana, salvo el este (sede en Bengasi). Libia está dividida cuando menos en dos.

        Estados Unidos puede convivir bastante bien en un mundo de reservaciones y guetos. Cuando no, de pandillas y mercenarios, y de mafias, como las italianas con las que se alió en el sur de la península al final de la Segunda Guerra Mundial (después de todo, en los '80 se creció con elogios de "El padrino" y "Cara cortada" para pasar al rato a "Pandillas de Nueva York). Basta cruzar dos libros, El choque de civilizaciones de Samuel Huntington y El gran tablero mundial, de Zbigniew Brzezinski, para ver el papel reservado al mundo islámico y a los árabes a quienes acabó detestando el hoy extinto líder libio Muamar El Gadafi, por su incapacidad para hacer causa común, la misma de América Latina, más allá de las palabras. No se puede hacer prácticamente nada en común cuando el refugio en la implosión es lo que atomiza a la sociedad, llámese tribu, clan o familia, y cuando se viven como forma primordial de "identidad" y "pertenencia". Este es, en parte, el "Sur" bajo el ala de Estados Unidos y sus "socios y aliados": el ruido y el furor de un idiota, el que lo es porque no entiende vitalmente lo que no sea su carapazón social más elemental y no puede "estar en sociedad", ya ni se diga en civilización.

       El remate, según lo ha mostrado por ejemplo el portal Rebelión, es lo que está sucediendo en Siria, sin que importe en lo más mínimo (la izquierda está agarrada de una Palestina idealizada y sin entender para qué es el "Gran Medio Oriente Ampliado"): mientras se decide si el presidente estadounidense y el premier israelí, Donald J. Trump y Benjamín Netanhayu, respectivamente, son "fascistas",  el emir "gobernante" del país, Abu Mohamad al-Golani, tiene a sus seguidores perpetrando matanzas contra los alauítas, los drusos (perseguidos de parte beduina, hasta que Estados Unidos trató de parar) y cristianos: según el portal citado, cerca de mil drusos asesinados, por familias enteras, y cerca de dos mil alauítas, en Latakia y otras partes costeras. Que se le pregunte a un habitante de país central: dirá que "no entiende nada" -mientras sigue en su carapazón social, como la que tienen los drusos, por lo demás- y que "Bashar y sus crímenes". Nadie que ponga su tribu, su clan o su familia antes que la sociedad, la ciudadanía y el individuo puede entender en qué contribuye a servir a otros y a descomponer la vida volviéndola hostil por conveniencia, ceguera, miedo y cobardía, o por "interés" mal entendido, cuando antes que como persona se "es" por "identidad" y "adscripción al grupo". Ya se sabe por ejemplo en México cómo se las gastan los cangrejos de la cubeta con el que intenta salirse. Pues así son y así viven el "sentimiento" -o la "emoción" -tribus, clanes y más de una familia (no todas). Antes era parte de lo "bárbaro" por "primitivo": ahora es parte de patrimonios milenarios, y hasta para arte y "cultura" o para hacerse el "rebelde" con la barbita. (da click en el botón de reproducción).




lunes, 21 de julio de 2025

A VER A QUÉ HORAS...

 El fenómeno de la psicopatía narcisista o del perverso narcisista, como se quiera llamar, no es algo del todo nuevo, pero sí de respuestas novedosas. No se trata de idealizar ningún pasado, mucho menos el patriarcal, como se le ha querido llamar a veces erróneamente. Probablemente cada época tiene sus retos propios, y a cada generación le toca hacer con ellos, aunque sin desvincularse del llamado "enlace de generaciones", que da a los ancianos la facultad de la sabiduría (con frecuencia, no siempre tampoco). Es probable que la Humanidad haya llegado un términos históricamente recientes a una sensación de omnipotencia, en su capacidad para actuar sobre la naturaleza y sobre las condiciones de vida humanas. Por "perverso" se entiende "torcido", no lo que la psiquiatría al uso ha ya normalizado en el sado-masoquismo, etcétera, aunque sí "nocivo" (y no lo que se vulgariza como "tóxico"). La psicopatía tampoco implica forzosamente criminalidad, aunque sí daño. Es posible pensar que estos tipos de personalidad, narcisistas y egocéntricos, hayan ido surgiendo en la segunda posguerra, si no es que un poco antes, reforzados por lo "libertario" de finales de los años '60 y las contradicciones de la crisis posterior, que, pese a ser tal, no ha sido escasa en beneficiarios: no es crisis para todos por igual, ni es tan sencillo como "el uno por ciento contra el 99 %". Hay capas medias, aunque no sean mayoría, privilegios de la llamada "globalización" y la llegada de los consumidores antes que productores, de una u otra manera alejados de lo que transformó al mono en Hombre: el trabajo, más si útil.

         Gracias a las redes sociales, y pese a la ausencia de educación digital mínima, se han creado varios espacios para defenderse de las personalidades antes mencionadas y alejarse o mantenerlas a raya (lo que a veces puede incluir consejos maquiavélicos si se entiende bien a Maquiavelo, y no en sentido peyorativo). Nadie está obligado a aguantar ese tipo de personalidades ni el daño infligido, así se presente al revés, como víctima y culpabilizante, con tal de ser "consecuentado" o quedar "inmune" (e impune). Lo que está claro es que se trata de personas que no cambian, por distintos motivos, incluso aunque tengan uno que otro lado más o menos (no tanto) "bueno". No cambian por atrofia afectiva, así sean personas inteligentes, lo suficiente incluso para "ver" al otro, pero sin empatía. Esta falta de empatía queda de manifiesto en su capacidad -e incluso decisión- de dañar sin reconocer (por omnipotencia) el menor error, porque el aprendizaje afectivo no puede darse, y no pasa del miedo, en última instancia: visto en el otro, para dominarlo y controlarlo, con agudeza, pero "tapado" -al grado del autoengaño- en la viga propia, salvo que se les haga sentir como recordatorio.

       Lo que distintos sitios contribuyen a afirmar es que ningún "interés" justifica aguantarse el daño infligido. Primero: nada de que "la familia", ya que por fin se antepone la integridad individual, así sea duro lograrla y pueda llevar a formas de soledad. Hay valores que están por encima de los lazos de sangre y que permiten tomar distancia de algún familiar si daña y no aprende. Nadie tiene derecho al reclamo "de la sociedad" por encima de la integridad individual. Ni a "echar montón" familiar o socialmente, propio por lo demás de gente cobarde.  Como ya lo estudió hace rato Marie-France Hirigoyen, tampoco en el lugar de trabajo, por formas de acoso (Hirigoyen avanzó sobre el acoso moral y laboral, en su tiempo). Una parte limitada del psicoanálisis lacaniano (Jean-Pierre Lebrun, belga) ha avanzado en la misma dirección, con reflexiones importantes sobre la sociedad actual, que no sanciona e incluso recompensa comportamientos nocivos, para que se cuelen el perverso o psicópata narcisista y encuentren complicidades o contubernios. A su manera, aunque siendo vulgarizado, el neurólogo y psiquiatra francés Boris Cyrulnik (el de la ahora tan llevada y traída "resiliencia") adelantó, por ejemplo sobre sus "patitos feos", el problema de las sociedades que golpean dos veces, una tolerando el daño y otra culpando a la víctima. Después se ha avanzado sobre la descripción del perverso narcisista, en particular con Jean-Charles Bouchoux y algunos pocos más. Todo lo descrito restituye el lugar de la "psicología social" y busca salir del individualismo mal entendido, el del "hazle como puedas, está en tí, "sí se puede" y algo así como el "emprendedurismo" en el que han ido a dar prácticamente todas las corrientes de la psicología y el psicoanálisis, del estilo "no es la realidad que te afecta, sino cómo la interpretas" (el psicópata siempre la interpreta por tí...), para llevar a todo el que se deje ante la charlatanería a interminables juegos mentales sin actos, mientras que lo propio del perverso o psicópata narcisista es que no duda en pasar al acto.

       Gracias a la joven Elizabeth Caplés por, al fin, algo simple: el libro Tú no eres el problema. Gracias a El Wasón, Secretos de la Vida, Latidos del Planeta, Reflexiones y sentimientos, Qué bonita reflexión, Riqueza incalculable,  Carlos Rizo, Reflexiones de la Abuela, Daniela Pol, incluso El Capo Willy´s y a Tony Montana. Gracias a Alto Valor y a Abuso narcisista y Psicopatía. Es asunto de integrar afectos y valores mínimos, y no es fácil, pero también de dejarse de "buenismo" cuando, con fórceps de "optimismo" y "sé positivo" o de "no pasa nada", se trata de negar que sí, la maldad existe, por lo que hay que encontrar cómo hacer con ella. Y no es la maldad al estilo de los espectáculos de terror de Hollywood. La capacidad de discernimiento no es una opción a dejar de lado, como si se pudiera escoger no tener criterio (o no tener escrúpulos). Gracias también a Backdoor por mostrar cómo la época es de cínicos. No se trata de ser "resiliente" por "decir algo", ni de nombrar a cualquiera "un guerrero" al pésimo estilo de Miguel Ruiz, ni de hacer negocio relegando el juicio de realidad y el de valor, para entrar en "narrativas" y otras formas de contarse cuentos: o que se diga entonces en qué centro comercial venden confianza o lealtad, por ejemplo -en verdad, no palabras para "fidelizar a la clientela". Al menos en redes y algunas lecturas ya hay algo más allá de la industria de la "lectura del inconsciente", del formateo de la gente y de la autoayuda. Se trata de otra cosa. Cuando menos, si el mundo imperante es darwinista, de saber cómo hacer con los depredadores. Al menos son útiles para tener la verdadera posibilidad de escoger, como lo quería hace algunos siglos Pico della Mirandola: evadir la decisión, el conocimiento de las opciones y negar la maldad o practicarla son YA una opción, con consecuencias que no tienen por qué pagar otros, ni en familia, ni en sociedad, salvo gran ignorancia, si no es fingida (da click en el botón de reproducción).





domingo, 20 de julio de 2025

LO SUYO ES MENTAL

 Con Rusia, pese a ciertos ecos del pasado, no se trata de parar alguna supuesta amenaza, puesto que este país ha visto más bien encogerse su periferia o lo que durante un tiempo fue llamado el "extranjero cercano". Lo acaba de reconfirmar el movimiento de tropas de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) hacia Moldavia, luego del alejamiento de Azerbaiyán y el acercamiento de este último con Armenia. Si se tratara de trazar flechas en un mapa, tienen casi siempre una dirección inequívoca: van HACIA Rusia, no parten DE Rusia, salvo en el caso limitado del Este ex ucraniano. Como ya se ha dicho, los ataques de Ucrania van HACIA Rusia, no hacia el Donbás o Crimea. Ya no es mucho lo que se puede hacer ante la forma de alegar de la OTAN y la UE (Unión Europea), como si se estuvieran defendiendo.

      Por una parte, se trata de ambición de control y poder, con el rechazo a lo que sea más o menos independiente, hasta donde Rusia lo es y opone la idea de soberanía -como capacidad de tomar decisiones propias- a la dependencia y el vasallaje que supone el "globalismo". Como ya ha habido ocasión de expresarlo, es la personalidad de la época, fomentada por los medios de comunicación masiva más poderosos, que requieren entre otras cosas de una autoimagen no sólo positiva, sino de omnipotencia. Esta es el resultado de carecer de la idea del límite y de creer que todo es cosa de deseo y fantasía ilimitadas, al grado de una suerte de adicción. Esto dificulta por lo demás una correcta evaluación de a quien se tiene enfrente. Es suficiente para alentar errores, a reserva de saber hasta dónde pueden llegar, dejando de lado la teatralidad del presidente estadounidense Donald J. Trump, quien ha decidido mandar a Ucrania armas que no sirven para nada, y dar algunos días a Rusia para cesar hostilidades, como si el árbitro debiera seguir siendo Estados Unidos, sin consultar. El presidente ruso Vladimir Putin ya ha señalado que hay cierto tipo de personalidades con las que no tiene sentido hablar, porque no hay diálogo ni negociación y acuerdo posibles, y únicamente entienden de actos, de preferencia de fuerza.

      Más allá de las dimensiones mediática y militar, de cerco, el problema no tiene gran cosa que ver con el "alma rusa" y su "resistencia" o con alguna supuesta "amenaza". Es otro, rara vez visto por los rusos, y tiene que ver con la larga crisis de un capitalismo que se rige por la necesidad de ganancia (que se mide por una tasa), no por ningún "humanitarismo" que no es "humanidad". No está de más recordar que no ha vuelto a haber una época "dorada" como la excepcional de la segunda posguerra, y, aunque de manera desigual, el capitalismo está en su crisis históricamente más larga, desde finales de los '60, sin recuperación duradera de la tasa de ganancia y con diferencias internas, que explican a alguien como Trump, que representa sectores afectados por la competencia. Los "globalistas", gente de Davos y de las grandes empresas transnacionales, con sede en la Tríada (Estados Unidos, UE, Japón) buscan salir de aprietos ampliando mercados para mercancías y capitales y para obtener recursos naturales y mano de obra, si es posible con ganancias extraordinarias. Parte de las precauciones con China es que se trata de un mercado que se ha abierto. Rusia, en cambio, representa una barrera para llegar, como se trató en los años '90, a inmensos recursos naturales, que son vistos como eventual posibilidad de relanzar la rentabilidad, de accederse a ellos. Es una gigantesca "reserva" -más que la de Ucrania- que permite pensar a algunos en una salida transitoria de la crisis, si se removiera el obstáculo del patriotismo ruso. Es la eterna obsesión que se traduce desde tiempos de la hegemonía británica en la teoría del "corazón del mundo" (Halford MacKinder) a controlar para asegurarse el predominio económico internacional. Los planes para desmembrar Rusia no son un secreto y ya ha habido ocasión de mencionarlos. Gran parte del asunto, entonces, es económico: colocar, de alguna u otra manera, a Rusia en situación de que sus recursos naturales sean un botín para relanzar las ganancias de la Tríada. Es por esto que la flecha va DESDE  EUROPA HACIA RUSIA, AMENAZÁNDOLA, y con eventual presión estadounidense. Alguien debería tomarse la molestia, en vez de discutir asuntos de imagen, de considerar las riquezas gigantescas que encierra Rusia. Según lo admiten diversos portales en la Web, Rusia es "increíblemente rica" en mineral de hierro, níquel, aluminio, cobre, oro, platino, titanio, manganeso, cromo, diamantes, carbón, sal, grafito, roca de fosfato, sales de potasio y, desde luego, en petróleo y gas, además de algunas riquezas agrícolas (como el trigo). ¿De cuándo acá un capitalista no soñaría con hacerse de tanta riqueza?¿O se cree que se está buscando "humanitariamente" salvar a Rusia de una supuesta "autocracia"? La maldad necesita de un objeto, un valor y un espectador: el valor, el de Rusia de no dejar entrar a cualquiera a sus gigantescos recursos; el objeto, estos recursos que son CODICIADOS, como si algún infante no se diera cuenta del papel de la codicia en el capitalismo, y el espectador, los de los medios de comunicación masiva para hacerlos cómplices de un acorralamiento en el que es la fuerza de la OTAN la que pende sobre Rusia, salvo que ya no se quiera ni siquiera mirar un mapa y se esté en la confusión entre Austria y Australia, como lo estaba en 1991 la mexicana TV Azteca entre el Báltico y los Balcanes. La personalidad de la época, en su sensación de omnipotencia, es obtusa e ignorante a la vez.

       Por lo pronto, parte de la apuesta es a las energías renovables y algunas nuevas tecnologías (como la Inteligencia Artificial) para relanzar la tasa de ganancia, aunque con riesgos para la fuerza de trabajo. Como parte de la tentativa de salir de la crisis duradera, está la presión de distintas maneras sobre Rusia para que "implosione" o tenga un gobierno como del de Boris Yeltsin en los '90. El resto es, en parte, un lavado de cerebro al que no le importa ni siquiera desafiar la lógica y que procede como el perverso narcisista, con sus rasgos de psicopatía: estando en el error y dañando, al menor argumento logra colocarse como víctima y objeto de daño, con tal de no admitir ninguna pérdida, porque resulta insoportable. El problema no es Rusia y la víctima no es la Tríada: lo penoso es la propagación de una personalidad que, más allá del miedo y la cobardía, no puede aprender porque no procede por reconocimiento de errores. Así las cosas (da click en el botón de reproducción).



sábado, 19 de julio de 2025

FRANCOISE PERUS (ENTRADA)

 Francoise Perus (de nombre completo Francoise Elisabeth Perus Cointet) nació el 23 de noviembre de 1936 en la ciudad de Le Puy en Velay, Haute Loire (Auvergne), Francia. Fue hija de Jean Perus (1908-1996), crítico literario, especializado en literatura rusa y soviética, y Legión de Honor y Medalla a la Resistencia contra la ocupación nazi, en el centro y el este de Le Puy de Dome (Auvergne, Francia).

      Francoise Perus falleció súbitamente el 24 de junio de 2025 en la Ciudad de México, a consecuencia de un aneurisma de aorta abdominal, y luego de un proceso iatrogénico de varios meses.

      Residió en América Latina la mayor parte de su vida adulta; desde 1963 y hasta 1970 en el Ecuador (Quito); de 1970 a 1972 en Concepción, Chile, y desde 1973 en la Ciudad de México, donde comenzó con labores docentes en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). Se incorporó al poco tiempo al Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, donde trabajó por largos años, y luego al Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC, de la misma UNAM), donde la revista Cuadernos Americanos (no. 189) le hizo un homenaje-entrevista, con motivo de poco más de 50 años de labor ininterrumpida en la UNAM. Esta entrevista, sobre la evolución intelectual de Francoise Perus, se complementa con un texto publicado en una compilación del CEPE (Centro de Enseñanza para Extranjeros)-UNAM, intitulada Horizontes de asimilación cultural: experiencias de académicos en su práctica profesional en México (2023).

       Francoise Perus fue ganadora del Premio (Ensayo) Casa de las Américas en dos ocasiones: 1976, con  Literatura y sociedad en América Latina: el modernismo,  y 1981, con Historia y crítica literaria: el realismo social y la crisis de la dominación oligárquica. El primer libro fue igualmente publicado por Ed. Siglo XXI y por la Universidad Veracruzana, y el segundo, por el IISUNAM. Francoise Perus representa un caso particular al ser prácticamente la única galardonada dos veces con dicho Premio.

        Desde el punto de vista de la teoría literaria, Francoise Perus se interesó por la ideología y sus relaciones con las prácticas discursivas (revista Discurso); tuvo influencia de Michel Pecheux y Mijaíl Bajtín, para evolucionar hacia el estudio de los problemas de la forma literaria y la poética, lo que desembocó en un análisis distante de la crítica literaria latinoamericana al uso, en particular en el libro Transculturaciones en el aire: en torno a la forma artística  en la crítica de la narrativa hispanoamericana (CIALC, 2019), reseñado por Begoña Pulido Herráez.

      La crítica literaria se interesó en especial por México con Juan Rulfo: el arte de narrar (RM/UNAM/Fundación Rulfo, 2012), y la literatura colombiana en De selvas y selváticos: ficción autobiográfica y poética narrativa en Jorge Isaacs y José Eustasio Rivera (1998, Universidad Nacional de Colombia/Uniandes/Plaza & Janés). En numerosos artículos, Francoise Perus publicó sobre los mexicanos Rosario Castellanos, Mariano Azuela y Luis Arturo Ramos, entre otros; los cubanos José Soler Puig, José Martí y Alejo Carpentier; el panameño Joaquín Beleño; los peruanos José María Arguedas y César Vallejo; el argentino Julio Cortázar, y sobre el también crítico literario peruano Antonio Cornejo Polar.

      Además de la UNAM, Francoise Perus enseñó en México en las universidades de Sonora y Veracruzana; Él Colegio de México, en Venezuela (Cumaná); en el Ecuador (Quito, universidad Andina) y en Canadá (Montréal) y Estados Unidos (Southern California). En 1991, en un artículo publicado en Omnia (UNAM), Francoise Perus dejó plasmada parte de su inquietud sobre el presente ("El fin de la Historia: ¿una cortina de humo?"). En entrevista (ya mencionada) para Cuadernos Americanos, la autora señaló la necesidad para el ser humano de contar con tres dimensiones trascendentes: ética, estética y cognitiva.

       Francoise Perus creó la idea de "regímenes de literariedad", lugar de entrecruzamiento de las dimensiones popular, letrada y de masas, y al momento de su repentino fallecimiento, se encontraba trabajando entre otros temas de la tercera parte de su obra (inconclusa) sobre las formas de la alteridad en América Latina, con autores como Vallejo y Edouard Glissant.

      Hizo dos antologías, Historia y literatura, 1994, para el Instituto Mora, de México, y La historia en la ficción y la ficción en la historia (IISUNAM, 2009).

      La Enciclopedia de la Literatura en México, de la Fundación para las Letras Mexicanas, cuenta con varias entradas consultables sobre Francoise Perus (una biográfica y dos de textos de la autora). La mayor parte de la obra puede consultarse en el portal Humanindex, de la UNAM.

(Reproducimos íntegramente el texto originalmente destinado a Wikipedia y que fue en reiteradas ocasiones borrado por este sitio, motivo por el cual se encuentra aquí. El proceso de destrucción repetida del texto en Wikipedia fue largo y da cuenta de los errores frecuentes de este portal, no carentes a veces de mala voluntad e ignorancia a la vez, aunque fue finalmente subsanado con una valiosa ayuda de Aleposta, y en breve se retomará este blog en su forma habitual).

domingo, 13 de julio de 2025

LA ÚLTIMA Y...

 Rusia hizo hace poco un reconocimiento erróneo, al entablar relaciones con el régimen talibán de Afganistán, con el que a China tampoco le va mal. Tal vez el interés ruso sea no tener un problema más en Asia Central, por geopolítica, pero prácticamente nada de loable hay en el actual "gobierno" afgano, como siempre un nido de víboras. Lo único es cierto combate a la producción de amapola, por lo que Afganistán ya no es el líder mundial del opio, lugar que ocupa ahora Myanmar. Dicho de otro modo, como sea es desde la salida de los estadounidenses (con sus límites) que se ha buscado bajar la producción de amapola.

      Como ya se ha sugerido, el conflicto en el Donbás ha cambiado a otra cosa: pese a los esfuerzos de Rusia por negociar, Ucrania se ha puesto a atacar territorio ruso, más allá del mismo Donbás, creando problemas en particular en Rusia central. Como Ucrania es armada por países miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), y como el "presidente" Volodimir Zelenski actúa en parte contra "su" propia población, Ucrania está siendo utilizada como plataforma para poner a prueba a Rusia, de manera indirecta, mientras el país agredido -que no es Ucrania, que recibe respuestas, eso sí, a sus ataques- evita por prudencia atacar a algún miembro de la OTAN. El gobierno estadounidense tiene una política ahora errática. Es la OTAN la que ha encontrado de nueva cuenta el modo de servirse de Ucrania.

       Ya se había observado igualmente en qué consiste la "coalición" de "fuerzas de paz" que algunos países europeos quieren "colar" en Ucrania, siguiendo un guión consabido. Este grupo de países "voluntarios", encabezado por Francia y el Reino Unido, y seguido por Alemania, ha aseverado recientemente tener ya listo un "plan de seguridad" (con "estructuras de mando ya operativas") para el caso de un cese al fuego. Nada de ésto ha sido negociado con Rusia, a quien se deja con la mano tendida en el aire. Resulta que esta "coalición de voluntarios" se propone "regenerar las fuerzas terrestres" ucranianas y asegurar el "espacio aéreo y marítimo" ucraniano. Si se habla en estos términos, no se trata, después de todo, de ninguna "fuerza de paz", sino de seguir armando a Ucrania, metiendo como cuña una fuerza expedicionaria. Dados los países participantes, se trata otra vez de una presencia indirecta de la OTAN, como en los diferentes disfraces previos a 2022, por ejemplo con mercenarios y ejercicios efectivos conjuntos con la OTAN. Simplemente, lo ganado por Rusia es que la OTAN, de manera indirecta, no siga inmiscuyéndose en el 20 % del territorio ucraniano, del Donbás a Crimea. Como se dice coloquialmente en México, esta autodenominada Fuerza Multinacional Ucrania es un intento por "madrugar" para impedir que las fuerzas armadas ucranianas sean neutralizadas por Rusia.

       Rusia ya ha dicho lo suyo. El problema es que, a la reciente reunión de estos "globalistas", fueron un enviado del presidente estadounidense Donald J. Trump,  Keith Kellogg, y el senador republicano Lindsey Graham. Trump no está lejos de una nueva equivocación, si termina de mandar sus Patriots Ucrania, que, dicho sea de paso, no servirán para gran cosa. Encima, Trump ha vuelto al asunto de la lluvia de sanciones contra Rusia. Tampoco es difícil no ver que es una injerencia indirecta de la OTAN, puesto que, para granjearse a Trump, ésta ofreció pagar los Patriots. Como la OTAN pagará "al 100 %", para Trump es "negocio", aunque alguien debiera decirle que esas armas no sirvan para absolutamente nada frente a las capacidades rusas. Es un ademán, un negocito y punto, pero algunos han buscado echarse a Trump a la bolsa ofreciéndole a él las riquezas de Ucrania y no a la gente de BlackRock, que se ha estado echando para atrás. Algunos ya le "tomaron la medida" a Trump.

       Lo intentado es servirse de Trump para, en caso de negociación, utilizarla para el "madruguete" ya indicado. Si acaso hubiera algo parecido a reglas, se trataría de torcerlas para beneficio propio exclusivo y sin considerar a la contraparte, en cuyo caso no hay en realidad negociación, puesto que. mientras Rusia pide que se pare a la OTAN, esta se aparece como puede indirectamente sin renunciar a sus planes ofensivos, y estafando a quien quiera creerse lo de la "amenaza rusa". Es la OTAN tratando de volver a entrar indirectamente en Ucrania, no Rusia agrediendo a Polonia o algún país del Báltico. Los "amiguis" de Francia, el Reino Unido y Alemania no parecen estar muy conscientes de las consecuencias que pudiera traer el "madruguete", si es impuesto al encontrar alguna ocasión. Tampoco es seguro que Rusia la permita. Ya se conoce el truco, así que difícilmente se admitirá al mago. Por lo demás, más allá de cierto punto no tiene caso hablar, e importa más seguir apuntándole a la sien a quien no cree más que en la fuerza y en imponer dándole la vuelta a cualquier acuerdo o símil.

     El reciente acuerdo entre Armenia y Azerbaiyán tampoco ayuda a Rusia. En general, pareciera que se tratar de aislar para, otra vez como se dice en México, "echar montón". Donde no sea que haya error sobre quién es el cobarde (da click en el botón de reproducción).



      

jueves, 10 de julio de 2025

PALOMITA, NO TACHE

 Sin demasiado ruido, el gobierno de la autodenominada "Cuarta Transformación" en México ha logrado avances innegables en materia de seguridad, como ya venía teniéndolos en la Ciudad de México. Basta un vistazo a las noticias para percatarse de que la inseguridad ha disminuido, y, mientras haya resultados, cada quien escoge sus métodos (en El Salvador, la situación que tuvo que enfrentar el presidente Nayib Bukele fue mucho más terrible que la de México). En México, durante el sexenio anterior, Rosa Icela Rodríguez ya había dado buenos resultados (especialmente en materia de secuestros). En general, los delitos siguen a la baja, pese a hallazgos (como la persistencia del huachicoleo) que dan cuenta de tareas incompletas en el sexenio anterior. El actual es más puntual. La cifra de homicidios en el primer semestre de 2025 es la más baja desde 2016, y hay una baja sensible (a diferencia del sexenio anterior) entre 2024 y 2025. También han bajado las lesiones dolosas, los feminicidios y siguen cayendo los secuestros. No tiene caso armar alharaca: hace rato que no hay, por ejemplo, un ambiente de temor por los "secuestros express" (para quienes conocieron el Distrito Federal en los 80), o por casos como el de Alejandro Martí en tiempos poco gloriosos de Felipe Calderón, ni feminicidios demasiado sonados y que muevan a la comunidad universitaria con abajofirmantes en busca de causas para permanecer bajo el supuesto de la "crítica al poder", en particular desde el propio, y mal usado. También es notorio que lugares difíciles por el narcotráfico se han ido apaciguando, salvo excepciones.

      Con lo que no se ha podido es con el deporte nacional e incluso latino de la extorsión. No que sea cultural, pero sí frecuente por la herencia socioeconómica que, a diferencia del capitalismo y su "coacción muda", supone granjearse las cosas por despojo y "adelantándose" a "madrugar", como se dice coloquialmente en México. Es ante este problema reiterado, que no excluye formas de violencia psicológica "suave", que el actual gobierno mexicano, en lo que parece una estrategia integral, se quiere inclinar por perseguir de oficio la extorsión. Es extorsión cuando, sin derecho (pero con licencia), se obliga a otro a dar, hacer o dejar de hacer o tolerar algo, ya en términos penales en busca de lucro. No es nada más cosa del hampa informal: hasta ahora subsiste el "servidor" que se toma dicha licencia, o el que considera por algún motivo que tiene derecho o libertad de pasar sobre la voluntad de otro. Es lo propio del mundo señorial y sus formas de dominación.

       Lo anterior queda confirmado por las entidades federativas de México que concentran el 66 % (casi 70 %) de las extorsiones, dejando de lado Nuevo León. No se trata, salvo una (Guerrero), de las entidades con mayor pobreza, e incluso en Nuevo León, es entidad rica. Siete de las ocho entidades que concentran el grueso de la extorsión -Michoacán, Jalisco, Guanajuato (buena parte del Bajío), estado de México, Veracruz y Ciudad de México- son de fuerte tradición colonial, aunque sin el freno religioso tan fuerte de Puebla. Jalisco y la Ciudad de México no son especialmente pobres, y la segunda es más bien considerada ciudad de clases medias. La situación de Michoacán y el estado de México es variable. Salvo Nuevo León, no se trata de lugares en los que pueda deducirse algo así como "dispersión" del narcotráfico hacia otras actividades (ni se diga un lugar colonial como Veracruz). El Bajío, pese a la pobreza en León, es un lugar próspero. Tampoco es cosa de gente "vulnerable", como los pueblos originarios (Oaxaca y Chiapas). Como ya se ha dicho en otras ocasiones, no hay relación obvia de causa a efecto con la pobreza ("los pobres extorsionan"), salvo tal vez en partes del estado de México. La extorsión, por herencia colonial, es el modo de "punción" sobre los frutos del trabajo de otro mediante lo que se conoce como "coerción extraeconómica" (Hidalgo tiende a quedar fuera por la tradición minera). Es el mar de mañas para obligar al otro a actuar contra su voluntad, con un fondo de tradición de engaño. Más allá de ésto, puede estar la densidad demográfica, que explica la presencia de la Ciudad de México, Jalisco (Guadalajara) y Nuevo León (Monterrey), por propagación de sociopatías, y por lo demás no sólo entre pobres (como se dice coloquialmente en México, las clases medias "no cantan mal las rancheras").

       Desde fines del sexenio pasado, notoriamente en la Ciudad de México, y con el arranque del actual, México ha ido obteniendo logros significativos en materia de seguridad (el anterior presidente, Andrés Manuel López Obrador, no había prometido demasiado). No es cuestión de satisfacer a quienes viven en sus islotes de seguridad, sino a la gente de abajo que es de trabajo y tiene todo el derecho del mundo a que se le garantice seguridad, incluso contra gente del pueblo descarriada. Es probable que se logren también medidas para evitar suplantación de identidad en un país donde se acostumbra el fraude, y las autoridades dan por sentado que puede existir hasta demostración de lo contrario, es decir, donde de entrada se es "presuntamente culpable" hasta que se demuestre la inocencia (da click en el botón de reproducción)



miércoles, 9 de julio de 2025

DE CHISTE, Y SIN CHISTE

 A pesar de lo sucedido recientemente con Irán, el presidente estadounidense, Donald J. Trump sigue siendo, hasta ahora, el reacio a la guerra. Lo hecho en Irán, para satisfacción de Israel, fue, como llegó a decir el periódico mexicano El Independiente, "de chiste", y por cierto que sin víctimas, igual que, durante el primer periodo del mandatario, un breve ataque a Siria, muy similar, a un lugar vacío. Hasta ahora, Trump no ha invadido Groenlandia ni Canadá, ni colonizado Panamá, ni convertido Gaza en una "riviera estadounidense".

       Lo que está ocurriendo es otra cosa. Trump no ha tenido el carácter suficiente para mediar entre Ucrania y Rusia, que siguen en conflicto, pese a las reiteradas muestras de disposición rusa a negociar. De la misma manera en que Trump fue mal aconsejado en el asunto iraní, ha sido burlado por el "presidente" ucraniano Volodimir Zelenski y llevado a una posición errónea, por momentos contra el presidente ruso, Vladimir Putin, que se ha limitado a devolver los golpes ucranianos en territorio ruso. Lo inquietante es el rearme de la Unión europea (UE) en nombre de una "amenaza" inexistente. Rusia no está avanzando gran cosa, y más bien sigue perdiendo relaciones con países de la periferia ex soviética, como acaba de suceder en una disputa con Azerbaiyán.

        Contra lo que dice Trump, las bajas de Ucrania, propiamente civiles, son mínimas, porque por distintos motivos Rusia no tiene interés en provocarlas, a diferencia de Ucrania en Rusia. Lo dicho explica la "lentitud" rusa, no la falta de capacidad, que en el plano técnico ya ha sido demostrada. Es así desde que las tropas rusas entraron al Este ucraniano (hoy ruso): si Rusia considera a los habitantes del Donbás, rusófonos, parte del "mundo ruso", no se va a dar un tiro en el pié como "ocupante". Quien maltrata a su propia población es Ucrania. Rusia ha cuidado de no meterse con el puerto ucraniano de exportación, Odessa, y ni siquiera, hasta aquí, de tomar la ciudad de Sumi. La malhadada pero probablemente inevitable intervención rusa ha sido muy prudente. Ha cuidado de instalaciones nucleares, garantizando su seguridad, y ni siquiera el terrible "Oreshnik" lanzado cerca de Dnipró tuvo objetivos civiles. Los países -en particular unos cuantos europeos- que apoyan a Zelenski, además de prolongar la guerra, malinterpretan la "lentitud" rusa, y la toman por debilidad.

     Como ya ha habido ocasión de decirlo, con misiles y drones Ucrania no está haciendo nada por el Donbás, sino sirviendo de punta de lanza para ir llevando la guerra a territorio ruso. Algunos en países europeos dicen abiertamente cualquier cosa: que Rusia podría "amenazar" Polonia, los países Bálticos...o hasta Dinamarca (¿por qué no?). La petición netamente defensiva de Rusia sobre la seguridad europea no ha sido atendida, ni considerada por lo demás por Trump, para frenar el avance militar hacia las fronteras rusas. Si bien Rusia logró defender a los rusófonos del Donbás, se está viendo envuelta en ataques contra su territorio desde Ucrania y en más problemas en la periferia, por lo que, a su manera, sigue estando en riesgo de acorralamiento y de ser objeto de agresión. Como alguna vez aconsejara el líder polaco Lech Walesa, se ha tratado de acercarse "reptando" a Rusia, y Zelenski y su gente no dan visos de querer parar de "reptar" en territorio ruso, mientras la luz de esperanza puesta en Trump vacila. En cuanto a quienes esperaban algo en el estrecho de Taiwán o contra China, más allá de lo comercial, ese "no es tema", como se dice coloquialmente ahora, ni lo es la "Tercera Guerra Mundial". Menos con ataques "de chiste". Hasta que un buen día ya no haya "chiste", o "no se le encuentre el chiste". Mejor sí, por lo pronto, ocuparse de algo de más ternura (da click en el botón de reproducción).



sábado, 5 de julio de 2025

SOMBRAS NADA MÁS

 Aunque murió a mediados de los años '90, el estudioso estadounidense Christopher Lasch alcanzó a ver los frecuentes males que aquejan al mundo actual. Uno de ellos es lo que Lasch llamó la "rebelión de las élites", en un libro con este título. Es un fenómeno que tiene que ver incluso con la organización espacial: la gente acomodada vive con frecuencia en "burbujas" aisladas del resto del mundo. En algún momento, la moda era Singapur, como hoy lo es Dubái o a veces Hong Kong, todas ciudades-Estado de apariencia aséptica, sin ningún tipo de "suciedad" (incluida "la pobreza", que suele asociarse con mugre), aunque no faltan conexiones con el mundo subterráneo del crimen organizado o el lavado de dinero y los trucos contables. Instaladas en mundos aparte, creyendo incluso poder largarse a la luna o sobrevivir en búnkeres en caso de guerra nuclear, estas élites, por su misma "secesión", pueden saber de dominación para granjearse ganancias, pero no de dirección. Ya no son clases dirigentes ni tienen interés en serlo, en parte porque ya no pueden ver sociedad en conjunto: a lo sumo, prodigan demagogia, pero difícilmente pueden reconstituir una "estructura", porque no se sienten parte de ella. Son élites que no orientan, ni educan, ni tienen mayor cultura, aunque sí los diversos hábitos del lujo. Parte de las capas medias busca imitar a su manera: con "derechos y libertades" resguardados por seguridad por doquier, como si cierta comodidad terminara en manera de aprisionarse (zonas residenciales que se protegen del exterior, en vez de salir a él). Trasminan a universidades también "protegidas del exterior", salvo por las "conexiones" lumpen ya mencionadas. A falta de dirección verdadera, y cuando se toma incluso por "autoritarismo", la "sociedad" disgregada por dicha secesión y por el lumpen abajo no consigue organizarse por cuenta propia, porque "derechos y libertades" no bastan: no hay "saber hacer" y se naturaliza el caos, aunque se lo atribuya a la pobreza. No es así. Es que esas élites, aunque no dirigen ni ven la "sociedad" en su conjunto, al mismo tiempo controlan y formatean conductas.

      Sin referente externo, el referente es la propia imagen. Lasch lo vió en La cultura del narcisismo, una patología que, a juicio de este autor, se fue propagando como patología en Estados Unidos desde la segunda posguerra, lo que no impide venderle la tal imagen al "resto": lo propio de las élites es esconder los problemas mientras se pueda, y hoy hacerles "negligencia benigna" (benign neglect), para todo lo que no sea optimismo y "positivo". Se dice que parte de la solución está en reconocer el problema, pero lo que se "arma" es la evasión y lo que terminó por dañar a la izquierda, comunista incluida: como se habla con la imagen que se quiere tener, así sea para relacionarse de manera desaforada, todo se torna "identitario" y de "moral puritana", cosa -muy burguesa- de cuidar apariencias (o de "valorizarlas"). Si un problema no debe tocarse, tampoco debieran esperarse mayores soluciones, menos aún de fondo. Una cosa son las "soluciones" que no son más que adaptaciones al darwinismo, el "pragmatismo"; otra cosa es la negación sistemática de los problemas con tal de no perderse el deseo y la fantasía del éxito. El éxito es lo que permite tener la buena imagen de sí mismo y siempre el mejor papel (protagónico): nadie pone en su Facebook "soy bien cabrón, pego duro, rudo y no me importa madrearme a alguien". No es puritano. Como se trata de narcisismo y de Yo ideal, no hay nadie que no sea de éxito, guapo o guapa (no feo como un piojo), de lo mejor relacionado, y de bien, entiéndase que optimista y muy positivo. No parece, pero es parte del narcisismo patológico, como parte del éxito a toda costa -y de la evasión ante los problemas (hay que ser no problem, cool, relax y todo lo que aporta la reconciliación del hijo medio hippie o vago con el papá permisivo, a cambio de que no se le toquen los negocios: como lo mostrara Michel Clouscard, "la cosa" puede arreglarse, y al padre más autoritario le está permitida la regresión al daddy o hasta sugar daddy, pues no es, caray, !más que un niño grandote!).

       El remate está, a falta de sociedad cohesionada o mínimamente organizada, en lo que Lasch llamó, refiriéndose a la familia, Refugio en un mundo despiadado. No es tan nuevo en la descendencia oligárquica. Pero parece lo que se sostiene cuando el exterior es inseguro, "el pilar", por los supuestos o reales afectos y porque "la sangre llama" (hasta en el código mafioso, hasta hace poco). El italiano Leonardo Sciascia habló alguna vez de "sicilianización del mundo", cuando ya no quedan más que intereses particulares, y es lo que es la familia: refugio y evasión, ya que si antes preparaba para "salir al exterior", a la sociedad y al espacio público, hoy disgregados, ahora parece proteger y hasta ser "zona de confort", pero, al reforzarse, también es evasión que contribuye a disgregar al actuar contra los restos de espacio público y sociedad: este "exterior" es de desconfiar, mientras que el "interior", del hogar, el de la entrega total, incondicional, como si el amurallamiento protegiera de la intrusión de los problemas. Sólo que no es la casa de Bernarda Alba ni el Castillo de la Pureza. Como se filtra en las goteras o por la televisión el caos y el modelo de élite, el remate es el de la familia que ya no gira en torno a los adultos, sino a los niños, y si acaso, los "niños grandotes". Rara vez con orientación, dirección de algo, educación y civilidad: es, como en la secesión de las élites, la sombra desde la que, salvo para sacarle alguna ganancia, ya no se ve el exterior, se desconfía de él y se está como en la caverna de Platón o en el Ensayo sobre la ceguera: en el goce beato de las sombras, cuando no en el mal aprendizaje de cómo hacer fraude con un "yo siento" de apariencia auténtica por delante. No importa el tamaño: es más antisocial que el asocial que no es fanático de andar "familiarizándose" en reuniones, fiestas, etcétera con...la evasión (da click en el botón de reproducción).






EL AMOR ACABA

 Las elecciones en Bolivia mostraron a qué conduce la izquierda cuando se apega a lo que cree que es cultura, y además, hasta afectiva, aunq...