En el pasado, "trascender" era con frecuencia, en América Latina, cubrirse de gloria y asegurarse la inmortalidad, guerra y religión a la vez. Pero la inmortalidad se compra en lo que se conoce como "simonía", la "compra de lo espiritual", de tal modo que, más allá de cualquier logro, se obtiene la indulgencia de un círculo de "amistades". Son cosas que, con todo, el tiempo va dejando atrás. Nadie puede asegurarse un lugar en la inmortalidad, porque lo decide el tiempo. Alguna vez, Jesús Silva Herzog Márquez decía que autodenominarse "Cuarta Transformación" es un error, porque es anticiparse, justamente, a lo que sólo decide el tiempo, como saber si se "hace historia" o no. El problema de la "compra de lo espiritual" es que se trata de corrupción: para quienes lo hacen, la ventaja es asegurarse poder en el mundo terrenal, y desde este poder, dispensar favores y/o influencias, creando una clientela y aventajando en impunidad, gracias a la sacralización. Para ejemplo, el de quienes, refiriéndose a un universitario, decían "Bolívar" con la suficiente ambiguedad para que pareciera que se trataba "también de Bolívar", fenómeno parecido al del otro "Bolívar".
El fenómeno descrito hace por lo demás que se pueda ser injusto impunemente, por un tiempo al menos, con la omisión del mérito en el trabajo, para quien no participe de la "compra de la espiritualidad". Quien fallezca no estará para ver si pasó o no a la inmortalidad. Y no es que deban faltar valores trascendentes, pero para orientar la conducta en la Tierra, no para la "compra" incierta descrita, salvo en lo que, al parecer asunto sagrado, asegura impunidad e instala tabúes: lo que se puede o no decir. En este sentido, para quien es considerado "inmortal", la clientela hace que "todo valga", incluso después de la muerte (para ver si a otros se les "pega", es decir, para ver si la eternidad es contagiosa). Ocupar dos cargos que muchos otros han ocupado se torna "trascendente", aunque ni sea relevante. ¿Alguien sabe qué es ser jefe de una División de Estudios Profesionales? Muchos lo son y no "pasan a la Historia" por ello, como tampoco por presidir la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS). Francamente: ¿y qué? En el segundo caso, también lo hacen otros sin vanagloriarse, que es la palabra adecuada. Al mismo título, no importa tampoco "la unidad familiar" en el espacio público, porque aquélla es asunto privado, no parte de Curriculum Vitae. Pero tampoco falta el de origen francés que ponga en su CV con qué historiadora mexicana está casado. ¿Eso también se evalúa?
Es por lo dicho que en algunas biografías se considera innecesario mencionar, por ejemplo, que alguien era miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), ni sé qué lugar en el SNII (hoy Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras), o, si se trata de puestos, DOS VECES coordinadora de un posgrado, una con José G. Moreno de Alba (1982-1986) y otra con Gonzalo Celorio, 1999-2001 (para más señas, incluso de fabricaciones de gente de filosofía y filosofía analítica ). Se trata de títulos, de servicio (hoy hasta se podría decir "retribución social"), y no hay nada de "trascendente", ni siquiera en términos de "nombre". Es un servicio público y, de preferencia, se cumple como tal, y lo mejor posible, porque la trascendencia puede estar en lo bueno, lo útil y lo justo en este mundo, y sin tanto aspaviento, aunque, siguiendo a Maquiavelo, a veces haya que golpear para hacer respetar, porque el bien y el mal se hacen bien. No se hace mal el bien ni el mal.
El problema empieza cuando se evalúa tal o cual desempeño en un cargo no en función de lo enumerado, sino de la clientela servida o no, y el latinoamericanismo de la universidad pública, salvo muy contadas excepciones, hace lo siguiente: considera el cargo importante si es para obtener privilegios (como el de no dar la debidas clases y pedir la vista gorda en nombre de la amistad, tipo Suzy Castor o Raquel Sosa Elízaga, para quienes sí, la "amistad" es indulgencia e impunidad, a costa de la universidad pública), o como el de chantajear de parte de quien, como principal logro (vaya), tiene el de ser "esposa de" (para lo que se tiene que aguantar un marido infiel). Dicho de otra manera, ya no es amistad, aunque se la invoque, al menos en algunos casos, sino complicidad. La mafia del latinoamericanismo. Si quien está en el cargo no se presta, entonces pasa a ser objeto de vendetta, para lo que se recurre a dañar, fabricando culpables: ¿universitarios? "Le siembran" a quien "no le entra" cualquier cosa para el aniquilamiento moral, y en medio de lo que se conoce como "silencio cómplice". Resulta que pedirle a Sosa Elízaga que dé sus clases es "personal", no institucional (un puro fenómeno de inversión/proyección). Castor, a la larga, "saca la renta" -a través de la utilización de su hija en CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales)- del difunto, Gérard Pierre-Charles (efectivamente, "ya no está para defenderse"), para hacer del marido también infiel un ejemplo de "congruencia en todos los aspectos de la vida" (según la hija no muy al tanto de las aventuras del padre con las alumnas). Es parte de la vida tener defectos. Lo es menos DESHUMANIZAR creando mitos PARA VENTAJA PERSONAL, pero además castigando la conducta más humana de no prestarse a EXTORSIONES y no mitificar (las aventuras de Pierre-Charles con los "votos aprobatorios" hasta podrían quedar, simplemente, en una anécdota amena). Lo que no es ameno es el hábito de ser aprovechado y de ignorar o golpear cuando no hay provecho personal. Es muy poco trascendente, como andar por la vida sacando "información" a unos y otros para moverse no en función de algún conocimiento, sino de puras presunciones, incluso cuando se pretende ser una amistad. No acabaría uno de contar lo que no es chisme, sino descripción del tipo social de la clientela, que muy desafortunadamente, la hace pasar por "cultura" ("lo nuestro"). Ya se ha dicho: no importa qué tú sabes, sino quien tú sabes, transmitido a generaciones intermedias zalameras.
Eso sí, para quien hable a espaldas de uno: sé cosas terribles sobre mi que podrían interesar.