El reciente discurso del presidente estadounidense, Barack Obama, en la Asamblea General de Naciones Unidas, no tiene ningún sentido común. No importa, tampoco: lo que cuenta es que El habló, el que tiene "lo que hay que tener", "the right stuff", el Elegido.
No fue un discurso político, ni laico. Obama habló como predicador, entre charlatán y alguien dispuesto a vender lo que sea y como sea. Lo simpático es que los hay que se lo compran.
Es el tipo de predicador-vendedor que podría decir algo así como: "señora sociedad civil, a su marido le están haciendo un mal de ojo autoritario, pero para que él vuelva con Usted nosotros le ofrecemos en promoción nuestras únicas cápsulas de empoderamiento y gobernanza . Solo márquenos al 01 800 DEMOCRACIA y con gusto uno de nuestros agentes la atenderá".
Obama también pudo haber dicho al comenzar su discurso: "¿cómo se encuentran el día de hoy?".
El arte de vender está en persuadir, así que el mentado discurso fue una larga retahíla de emociones. Cuando se trata de ésto -del tipo estamos-con-todos-los-inocentes-del-mundo y los-pobres-niños-víctimas-de-Bashar-, Estados Unidos no tiene medida. La moralina toma la forma de algo muy, muy grande, a lo que hay que estarle añade y añade: pepino, cebolla, lechuga, jitomate, ketchup, mayonesa, mostaza, doble queso, doble carne, papitas fritas, coca-cola y cuanto aderezo quiera agregarle el conmovido a tan conmovedoras palabras.
-Dejemos de lado el asunto de saber quién tiró las armas químicas en un suburbio de Damasco. Que Estados Unidos sea el paladín de la lucha contra las armas de destrucción masiva es todavía más simpático, puesto que Washington es el campeón del uso de armas químicas, biológicas y bacteriológicas (que lo diga por ejemplo Cuba en este rubro): el amplio surtido -hay para todos los gustos- incluye agente naranja, napalm y, de un tiempo a esta parte, uranio empobrecido.
-Y si la preocupación fuera duradera, algo sensato consistiría en desarmar por igual a Siria e Israel, país que. aún teniendo armas químicas, biológicas y nucleares, no ha firmado ni siquiera el Tratado de No Proliferación Nuclear. Tan no se sostiene el discurso estadounidense -salvo para desarmar a Siria al modo en que se fue haciendo por años con Iraq- que un bloguero estadounidense contó (según Russia Today) 45 mentiras en el discurso de Obama.
Qué importa. Obama no se paró a Naciones Unidas para hacer política, sino para mostrar poder y "vendernos la idea". El discurso se dirigió a todos los que, sin importarles llenarse la mente de fast-ideas, creen que la razón del más fuerte es siempre la mejor o, dicho de otro modo, como lo recordó hace poco Paul Craig Roberts -ex funcionario del Tesoro estadounidense- : "mientras Occidente tenga el poder, Occidente tendrá la razón". Ahora Obama nos va a vender el guión del "pacifista más grande del mundo". No te la pierdas.
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sábado, 28 de septiembre de 2013
FANÁTICAMENTE MODERADOS
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