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miércoles, 18 de noviembre de 2015

RUSIA: DOS TERRENOS MINADOS

Hasta ahora, la evolución de la situación rusa indica que Occidente ha fallado en fabricar una oposición política (una eventual "revolución de color" con la injerencia de todo tipo de organizaciones no gubernamentales) y también en la intención de crear descontento a raíz de las sanciones y su efecto en el gasto social.
      Un hecho es significativo: en ciudades como Moscú, capital rusa, un 38 % de los jóvenes rusos de entre 18 y 34 años sueñan con vivir en el extranjero (contra apenas 13 % en el interior de la Federación Rusa, una cifra muy baja). Lo que esto indica es que el régimen Putin no ha logrado deshacerse de la influencia de oligarcas financieros que por lo demás han entorpecido la salida de la crisis.
     El Banco Central ruso es independiente y el rublo está "amarrado" al dólar y al euro (aunque tiene reservas importantes, con un récord en oro este año). De este modo, el artículo 75 le da a este banco -que busca ante todo la estabilidad de la moneda- el poder soberano de crear o no moneda. En el entorno del mandatario ruso Vladimir Putin se está discutiendo la posibilidad de crear alguna alternativa (algo así como un "banco nacional público") para financiar una economía que de todos modos no ha respondido tan mal a las sanciones foráneas.
     Entretanto, lo que sucede es que en realidad el sistema financiero está controlado desde el exterior, que se dedica a la especulación. Aunque en términos generales la producción rusa ha caído, la rentabilidad de las operaciones en la bolsa de valores de Moscú es de 80 % (el volumen de negocios se ha duplicado). La banca rusa (70 de los activos) ha estado haciendo ganancias a tasas usurarias (manipulando las tasas de interés a su antojo) y oponiéndose a toda forma de control estatal en las cuentas bancarias.
      A su vez, la oligarquía ha ocultado sus ingresos en otros países para no pagar impuestos y bloquea cualquier medida para evitar la fuga de capitales.
      En suma, hay en la esfera financiera rusa una"quinta columna" que "bloquea" alternativas y que tiene en buena medida capacidad para diseminar sus "valores" en la sociedad y los de Occidente, en particular en las grandes ciudades (Moscú y San Petersburgo). En el entorno de Putin las cosas no están decididas y no hay determinación completa de reorientar la economía lejos del poder financiero, que ha buscado hacer recaer la crisis por las sanciones en el grueso de la población. Este problema va junto con una fuerte crisis ideológica: que la inmensa mayoría de la sociedad rusa enfile detrás de su presidente -sobre todo por hartazgo de las humillaciones desde el exterior- no quiere decir que tenga un rumbo claro ni mayor idea de lo que podría ser la sociedad rusa a futuro. En el terreno financiero y en el ideológico, Occidente ha ganado la batalla.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...