A juzgar por dos corresponsales, una del periódico español de mayor venta en el mundo y otro de un periódico mexicano de izquierda, Rusia sufre ya los efectos de las sanciones occidentales, que han obligado a congelar o incluso recortar gasto social mientras se elevan los gastos militares. Algunos portales rusos, como Nakanune.ru, parecen confirmarlo: pocos rusos de la inmensa -abrumadora- mayoría que apoya hoy al huésped del Kremlin, Vladimir Putin, se diría satisfecha con la calidad de vida.
Estados Unidos apostó a una reedición de la Guerra Fría, al hacer bajar artificialmente los precios del petróleo (el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, dijo recientemente que la baja se debió a factores geopolíticos que por lo demás impiden algún acuerdo en la Organización de Países Exportadores de Petróleo-OPEP) y buscar con sanciones "estrangular" a la economía de la Federación Rusa, tal vez para crear descontento (¿en las filas para obtener alimentos, aunque no las hay, salvo en McDonald's?).
La respuesta rusa puede sorprender un poco. Gracias a las fluctuaciones de un rublo -moneda rusa- ciertamente afectado por la depreciación, los productores rusos han podido invertir en sectores en pleno crecimiento como el equipamiento electrotécnico, la química, la construcción mecánica y las materias plásticas y el caucho, sectores industriales importantes porque sirven de apoyo a otros (industriales y agrícolas).
En la agricultura, Rusia logró una sustitución de importaciones nada desdeñable (sector agroalimentario), en particular en productos cárnicos, lácteos y pescado. En este sector se han lanzado grandes proyectos de inversion al mismo tiempo que alimentos extranjeros son vetados.
El otro logro no es menor, puesto que es en el sector de las empresas de armamentos que se ha reducido la dependencia de proveedores extranjeros, luego de las calamidades de los años '90 y Yeltsin. La Federación Rusa sigue vendiendo armamento con éxito y por ejemplo para el año 2017 se estima que la fuerza aérea dejará ya de depender de las importaciones provenientes de Occidente.
El contraste es notorio con países como Brasil, Argentina y otros que destruyeron todo lo logrado en la segunda posguerra -así fuera relativo- en materia de sustitución de importaciones. Dejando de lado el caso chino, Rusia es el único país de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) que se ha orientado a una mayor autosuficiencia y a lo que podría llamarse un principio de reindustrialización endógeno (mientras que en países como Brasil y Argentina es un desastre). Ciertamente, el precio a pagar está en el gasto social: pero el boom previo de los hidrocarburos -que por lo demás quedaron en lo fundamental en manos rusas- tampoco fue aprovechado para comprar votantes en masa ni "lealtades" dudosas de la población, despilfarrando sin atención ninguna a la estructura económica y sus debilidades. Estados Unidos calculó como si estuviera tratando con el mismo país que era la Unión Soviética, pero la Federación Rusa es otra. Algo no funciona que no se ven grandes filas para tener algo racionado, lo que sea (simplemente, los hermanos Mikhalkov-Konchalovski reaccionaron esta vez con la idea de crear una cadena de cómida rápida rusa)..
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