Del lado capitalista, durante la segunda posguerra no existía una tendencia tan marcada a la unipolaridad como en la actualidad. Europa Occidental no era "una sola", en particular por la posición de independencia francesa con Charles de Gaulle, posición que en materias económica y militar siempre incomodó a Washington. Hasta los años '70, España, Portugal y Grecia no estaban integrados en la Comunidad Económica Europea y los dos primeros países seguían con su política colonial propia: por ejemplo, Portugal en Angola, un país que a la larga otearía hacia Estados Unidos, muchos años después de la independencia lograda con Agostinho Neto. A su vez, el Reino Unido, que con John Maynard Keynes (partidario del Bancor y no del dólar en las negociaciones de Bretton Woods de 1944) entró tardíamente a la unidad europea y prefirió durante un buen trecho de la posguerra la EFTA (European Free Trade Association- Asociación Europea de Libre Comercio).
Lo más notorio hoy es la pérdida de autonomía francesa en materia de política exterior, y en segundo lugar, la impronta que tiene ahora Estados Unidos sobre España. Ambos giros de estos países europeos hacia Estados Unidos tuvieron lugar en los años '80 del siglo pasado. Hoy, Estados Unidos interviene abiertamente en asuntos internos de estos países: el ex presidente estadounidense Barack Obama, por ejemplo, felicitó en dos ocasiones al finalmente ganador de las elecciones francesas y galardonado de la French American Foundation, Emmanuel Macron (premiado en 2012, mientras que el mandatario saliente Francois Hollande lo fue en 1996).
Cabe señalar que el Tercer Mundo no se redujo a un tablero de "ajedrez" entre Estados Unidos y la Unión Soviética, aunque la multipolaridad de entonces hizo el mundo más violento de lo que es ahora, por lo que "multipolaridad" no es ningún equivalente de paz. La prueba de que no todo era Guerra Fría está en la existencia del Movimiento de los No Alineados (Noal) y en posiciones "intermedias" como la de México, pese a un fuerte anticomunismo en buena parte de los medios oficialistas. Hoy el Tercer Mundo está bajo una influencia estadounidense mucho más fuerte que antaño (por ejemplo en Africa), pese a la competencia china, sobre todo en materia económica. Los símbolos tercermundistas -Mahatma Gandhi o Nelson Mandela, en menor medida el Che Guevara- han sido recuperados por el "poder blando" estadounidense, que tomó el lugar violento de las antiguas potencias coloniales, con resultados positivos (para Washington), incluso en casos de derrotas militares como la de Vietnam.
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