Todo el que puede y se lo cree, desde la academia hasta el periodismo, se lanza solo a la escritura en América Latina y gran parte del Caribe. No hay mayor noción de colectividad, ni siquiera en un latinoamericanismo que es con frecuencia de clientela y para ella - "yo escribo para mis amigos". La forma de citar lo dice todo, ya que, cuando se cita al nacional, se privilegia al compinche, al que ayudará a hacerse de una "brillante carrera" (llena de luces y ornamental), aunque con mucha mayor frecuencia se menciona al nacional para caerle encima, toda una ventaja comparada con la de ser simple y llanamente ignorado, hoy, mañana y siempre.
Otro vicio consiste en citar regularmente al extranjero, a éste sí, quemándole incienso por el solo hecho de ser metropolitano, sea contemporáneo o pasado y "clásico". Los hay que practican como deporte la "gran cita" del extranjero, así sea desconociendo el debate de donde sale éste, y el "ninguneo", el ignorar paralela y sistemáticamente al nacional.
Al enemigo, adversario u opositor se lo ignora -salvo tras bambalinas- o se lo lincha, en tumulto, repitiendo a coro. No hay tampoco reconstitución de un debate, reproducción de la voz del otro, admisión de su derecho a existir como otro, aunque todo el mundo se diga demócrata, como si serlo fuera más bien asunto de unanimidad, consenso. Por lo general, se descalifica y adjetiva.
Estas prácticas no debieran sorprender en una derecha que llega a creerse que la escritura es cosa de genios, inspiraciones súbitas (líricas, poéticas, retóricas....) o de minorías selectas ("vanguardias"). Sorprende más en la retórica de una izquierda que habla de un "nosotros" que no es más que un coro para el yo que practica todo lo descrito hasta aquí, creyéndose con una "trascendencia asegurada" -una renta ya asegurada. El problema no es nada más la ausencia de debate. Es también, en la izquierda, la ausencia de la idea de que se debiera hacer equipo y al mismo tiempo respetar y fomentar las individualidades para enriquecerse mutuamente. Casi no las hay, pero los ventrílocuos, en cambio, abundan. "Nosotros" es un tumulto que le dará la espalda a una individualidad apenas aparezca. Así, sin individualidades pero en el individualismo más feroz, no se informa, no se debate, no se brinda ningún servicio público. La realidad es que no hay mayor público, porque a su vez está atrofiado y ve la ornamenta como lo que es, ornamenta.
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