La universidad pública no lo es desde el momento en que introduce en su funcionamiento criterios de mercado (el intercambio entre dos partes privadas, quien ofrece y quien demanda): hay una "oferta" académica para estudiantes que sienten así que "el cliente es rey" ("al cliente lo que pida"), incluso cuando no hay mayores pagos de por medio (ni de promedio, a diferencia de la universidad privada).
Aunque el psicoanálisis no se enseña en esa universidad, en los últimos años fue deslizándose con la moda lacaniana la de insinuar el goce (o "plus-de-goce", con el "plus" de "plusvalía") incluso pese al psicoanalista francés, para quien el goce estaba asociado al usufructo (en el límite, digamos que una forma de renta) y al gasto. Más de un universitario usufructúa (una "posición") y gasta, para no decir que, mientras se pide dinero del Estado, hay un despilfarro monumental, mismo que da la impresión de que la ruina académica no es tal, o de que en todo caso importa poco ante la fiesta de los reconocimientos mutuos ("universidad de compadres" para "capitalismo de compadres") y los viajes al mundo entero. La universidad, pues, es gozosa, está para ser disfrutada (lo que sugiere de por sí un esfuerzo menor).
Para Jacques Lacan, al goce se renunciaba porque el individuo está siempre "agujereado" por la falta, está "con falta en", "tachado", algo que podría ser también el principio del productor/trabajador, en el recomenzar infinito de la creación y la reproducción. Al universitario que goza, en cambio, no le hace falta nada, ni esforzarse mayormente: vive "a plenitud" del erario, del Otro que le dicta "!goza!" como lo haría cualquier anuncio publicitario. "!Goza!" y deja hacer negocio (es también el sentido del anuncio publicitario). El estilo neo-fascista cultural hippy puso el goce (¿acaso no es una moda entre otras pasarse el tiempo en el derecho al cuerpo?), y entretanto la burocracia dejó de serlo: se convirtió en tecnocracia encargada de brindar "servicios expertos" al exterior de la universidad, digamos que "ofertándose" y olvidándose de funciones sustantivas internas. Y como diría HM: "para terminar, una pregunta: ¿y el arte?¿Helarte?, !jamás!, ¿Calentarte? !Siempre!". ¿uh? A gozar.
Mi lista de blogs
viernes, 30 de junio de 2017
miércoles, 28 de junio de 2017
THERE'S A KIND OF HUSH, JOHN, ALL OVER THE WORLD...
Tal vez papá quiso ser activista. Después de todo, muchos consideran, como lo hace CAAR, que 1968 fue una "revolución mundial", y ser activista es una manera de rejuvenecer, algo que a papá sin duda pudo interesarle. Así que tuvo otro hijo pródigo, un joven Quetzalcóatl al que le fue reconocida la obra jurídica antes mismo de haberla hecho. Ya nada más falta que, en una pausa del activismo, JMAR haga algo de academia, en serio, la obra de investigación incluida. De otro modo, pudiera parecer que la universidad pública "paga para que le peguen", o que se confunde academia y activismo (y se premia el activismo a favor de todas las buenas causas que proliferan en el mundo actual, desde las mujeres hasta los jóvenes). No es nada más JMAR: en realidad es toda una empresa familiar (algo así como una Pyme, pequeña y mediana industria) que incluye a la esposa, sus dos hermanos, el padre difunto, el abuelo y los padres del premiado, unos ocho en total. Quetzalcóatl ha demostrado que se puede hacer activismo y alguna clase de negocio al mismo tiempo. Papá seguramente no debe molestarse tanto y el asunto pudo haberle parecido en realidad hasta atractivo. Uno privatiza soterradamente y al mismo tiempo brega por las causas más nobles de la especie. Es más, uno hace su propio activismo para presionar al sistema.
JMAR, a quien algunos consideran hoy un "agente ruso", tiene una vídeocolumna en RT (Russia Today) en español, en la cual, en vez de informar, analizar y/o brindar algún servicio, gritonea berrinche tras berrinche, en aras de lo que él mismo llama un futuro "libertario", tal cual. Tira manotazos, da de patadas y cree que es parte de "La batalla por México", el tipo de mentira que puede contarse a sí mismo quien, en lo fundamental, está librando una batalla a favor suyo y del propio vedettismo. La universidad premió como si fuera investigación a alguien cuyos intereses fundamentales son su propia persona y el activismo rayano en provocación (para hacer una "revolución de colores"). En suma: papá ni investigó al investigador, simplemente porque no importa, sino que había que seguir en la doble "revolución permanente" de la privatización y el libertarismo.
JMAR, a quien algunos consideran hoy un "agente ruso", tiene una vídeocolumna en RT (Russia Today) en español, en la cual, en vez de informar, analizar y/o brindar algún servicio, gritonea berrinche tras berrinche, en aras de lo que él mismo llama un futuro "libertario", tal cual. Tira manotazos, da de patadas y cree que es parte de "La batalla por México", el tipo de mentira que puede contarse a sí mismo quien, en lo fundamental, está librando una batalla a favor suyo y del propio vedettismo. La universidad premió como si fuera investigación a alguien cuyos intereses fundamentales son su propia persona y el activismo rayano en provocación (para hacer una "revolución de colores"). En suma: papá ni investigó al investigador, simplemente porque no importa, sino que había que seguir en la doble "revolución permanente" de la privatización y el libertarismo.
lunes, 26 de junio de 2017
TOP OF THE WORLD
Regresó el hijo pródigo. Papá dirige una universidad pública y el hijo propone en la selva Lacandona "hacer pedazos" al Estado, como supuestamente lo hubieran propuesto Marx a propósito de la Comuna de París y Lenin a partir de los soviets. De manera increíble, papá premia al hijo, con reconocimiento y emolumentos, para que siga prestándole voz a los neozapatistas. No, papá no es autoritario, no reprime, no coerciona: tolera que su hijo proponga "destruirlo", hacerlo añicos, llenarle la entrada de indios levantiscos, etcétera, en plena provocación, y lo recibe (los recibe) con fiesta y comida opípara en casa.
El hijo pródigo se ha desprendido, él también (lo hacen todos) del marxismo tradicional y propone que los "movimientos sociales", así de telúricos, se organicen solos, sin vanguardias, sin líderes, "sin Comités Centrales", etcétera, en pleno espontaneísmo. En el fondo, no es anarquismo, como ciertamente lo dice el señor, convencido de que en América Latina están "los movimientos sociales más importantes del planeta" (pudo agregar que intergalácticos) y, por cierto, uno de los máximos pensadores universales "de todos los tiempos"- no es otro que BEA, el lector de Sartre y Heidegger. En vez de anarquismo, es la creencia libertaria (y no liberal) de los neocons estadounidenses: el mercado, supuestamente, se auto-organiza, se "autorregula", y a menor intervención estatal, mejor. Lo mismo dice el hijo pródigo de los "movimientos sociales". Y está la misma insinuación que en el supuesto "neoliberalismo": que haya alguna forma de organización estatal o algún liderazgo es una potencial traición, el riesgo de sacrificar a subalternos y otros en el altar de los intereses "del Comité Central" o instancias por el estilo (líderes charros, etcétera...).
CAAR, el hijo pródigo, es antisistémico, anticapitalista y, sobre todo, modesto: seguidor de "uno de los más grandes pensadores de todos los tiempos", estudioso de "los movimientos sociales más importantes del planeta", publica a los "grandes clásicos" de nuestro tiempo y no aparece como mitómano, sino como alguien "que se atrevió a trascender", dizque sin vanguardismo, pero con esa manía latinoamericana de superarlo todo de antemano. El gauchisme, en el caso de CAAR, dice para los "movimientos sociales" lo mismo que dicta "el mercado" para la vida en sociedad, así que, después de todo, bien vale la pena que papá se haga de la vista gorda ante los escándalos vandálicos de su hijo pródigo.
El hijo pródigo se ha desprendido, él también (lo hacen todos) del marxismo tradicional y propone que los "movimientos sociales", así de telúricos, se organicen solos, sin vanguardias, sin líderes, "sin Comités Centrales", etcétera, en pleno espontaneísmo. En el fondo, no es anarquismo, como ciertamente lo dice el señor, convencido de que en América Latina están "los movimientos sociales más importantes del planeta" (pudo agregar que intergalácticos) y, por cierto, uno de los máximos pensadores universales "de todos los tiempos"- no es otro que BEA, el lector de Sartre y Heidegger. En vez de anarquismo, es la creencia libertaria (y no liberal) de los neocons estadounidenses: el mercado, supuestamente, se auto-organiza, se "autorregula", y a menor intervención estatal, mejor. Lo mismo dice el hijo pródigo de los "movimientos sociales". Y está la misma insinuación que en el supuesto "neoliberalismo": que haya alguna forma de organización estatal o algún liderazgo es una potencial traición, el riesgo de sacrificar a subalternos y otros en el altar de los intereses "del Comité Central" o instancias por el estilo (líderes charros, etcétera...).
CAAR, el hijo pródigo, es antisistémico, anticapitalista y, sobre todo, modesto: seguidor de "uno de los más grandes pensadores de todos los tiempos", estudioso de "los movimientos sociales más importantes del planeta", publica a los "grandes clásicos" de nuestro tiempo y no aparece como mitómano, sino como alguien "que se atrevió a trascender", dizque sin vanguardismo, pero con esa manía latinoamericana de superarlo todo de antemano. El gauchisme, en el caso de CAAR, dice para los "movimientos sociales" lo mismo que dicta "el mercado" para la vida en sociedad, así que, después de todo, bien vale la pena que papá se haga de la vista gorda ante los escándalos vandálicos de su hijo pródigo.
viernes, 23 de junio de 2017
UN MITO QUE SE HIZO MITOTE
El hoy ex Obispo de Copilco tuvo todo el tiempo del mundo de echarse a la bolsa, reciclándolos, a varios izquierdistas universitarios. Fue, aún sin quererlo, toda una operación de "lavado rápido" para que la degradación de la universidad pasara por libertad, diera en permisividad y rematara con la adhesión de los "críticos del sistema" felices de verse incluidos en él.
BEA encontró la extraña ocasión de hacer pasar ideología por cultura, algo frecuente en Latinoamérica, y de inventarse para la región un ethos barroco extremadamente dudoso, pero de apariencia y aparición tan incuestionables como la Virgen de Guadalupe. Entendiendo al ethos como "modo de comportamiento colectivo", lo barroco, vulgarizado (todo podría indicar que el mismo BEA pensaba en una alternativa post-barroca), se convirtió en forma de ser y, desde luego, también en estilo y gusto, al modo del neo-fascismo cultural. Una "forma de ser", supuestamente, está "codificada" de tal modo que no es cuestionable y gusta o no, punto (y si no te gusta, te largas...).
Ese ethos barroco justificó, en nombre de hacer soportable lo insoportable, vivible lo invivible, (las contradicciones del capitalismo), el subdesarrollo como forma de ser e incluso como reivindicación "anticapitalista", desde atrás (el siglo XVII) y no desde el futuro, toda una pirueta para un marxista que escondió su gauchisme bajo la alfombra, entretanto (BEA había conocido a Rudi Dutschke, el...socialista evangélico). Dicho sea de paso, no fue obra de investigación, sino de "inspiración": no hay ninguna referencia, en la obra de BEA, a los clásicos estudiosos del barroco (como José Antonio Maravall) o al texto (de 1944) Lo barroco, del catalán Eugenio d'Ors, difusor cultural del franquismo (no en balde se habla aquí de neo-fascismo cultural) y partidario de "humillar a la Razón". Para colmo, BEA fue glorificado en la Venezuela chavista que tiende a convertir en folklore mucho de lo que toca. Por lo pronto, el entonces Obispo de Copilco podía escudarse en el izquierdismo, supuestamente en "lo nuestro" y en alguien "anti-sistema" para darse "mundo" (¿roce?) y frivolidad y hacer "tolerable lo intolerable", la privatización soterrada pero constante del quehacer universitario, convertido ciertamente en espacio barroco. El culto a BEA funcionó, en particular con los lobitos, como en otra época y otros espacios el festinar de "lo abigarrado" de RZM.
BEA encontró la extraña ocasión de hacer pasar ideología por cultura, algo frecuente en Latinoamérica, y de inventarse para la región un ethos barroco extremadamente dudoso, pero de apariencia y aparición tan incuestionables como la Virgen de Guadalupe. Entendiendo al ethos como "modo de comportamiento colectivo", lo barroco, vulgarizado (todo podría indicar que el mismo BEA pensaba en una alternativa post-barroca), se convirtió en forma de ser y, desde luego, también en estilo y gusto, al modo del neo-fascismo cultural. Una "forma de ser", supuestamente, está "codificada" de tal modo que no es cuestionable y gusta o no, punto (y si no te gusta, te largas...).
Ese ethos barroco justificó, en nombre de hacer soportable lo insoportable, vivible lo invivible, (las contradicciones del capitalismo), el subdesarrollo como forma de ser e incluso como reivindicación "anticapitalista", desde atrás (el siglo XVII) y no desde el futuro, toda una pirueta para un marxista que escondió su gauchisme bajo la alfombra, entretanto (BEA había conocido a Rudi Dutschke, el...socialista evangélico). Dicho sea de paso, no fue obra de investigación, sino de "inspiración": no hay ninguna referencia, en la obra de BEA, a los clásicos estudiosos del barroco (como José Antonio Maravall) o al texto (de 1944) Lo barroco, del catalán Eugenio d'Ors, difusor cultural del franquismo (no en balde se habla aquí de neo-fascismo cultural) y partidario de "humillar a la Razón". Para colmo, BEA fue glorificado en la Venezuela chavista que tiende a convertir en folklore mucho de lo que toca. Por lo pronto, el entonces Obispo de Copilco podía escudarse en el izquierdismo, supuestamente en "lo nuestro" y en alguien "anti-sistema" para darse "mundo" (¿roce?) y frivolidad y hacer "tolerable lo intolerable", la privatización soterrada pero constante del quehacer universitario, convertido ciertamente en espacio barroco. El culto a BEA funcionó, en particular con los lobitos, como en otra época y otros espacios el festinar de "lo abigarrado" de RZM.
miércoles, 21 de junio de 2017
LA DESTRUCCION DE LOS ESTUDIOS LATINOAMERICANOS ( Y II)
La suya es una filosofía de shopping mall, donde se puede escoger de todo y comer con las combinaciones más extravagantes -ausentes las limitaciones de la Casa Grande- sin que haya una que se imponga, por lo que el consumidor aprecia la diversidad y la convierte en diversidad de epistemes (y agresión contra la academia). Lo que importa es que no haya ninguna restricción o, dicho de otro modo, que el Estado-nación, una "construcción artificial", no impida el usufructo de "la variedad" y lo que AQO ha llamado la "reindigenización" del mundo, seguramente la más reciente rebelión dionisíaca, en plena orgía, contra la Razón apolínea.
Estos nuevos estudios latinoamericanos, decoloniales, son fruto de tres décadas de estancias frecuentes en universidades estadounidenses (incluyendo a EDA), para las cuales los campi, en materia de ciencias sociales (salvo economía) y Humanidades son una cafetería con buffet. Ahora que ya no hay "eurocentrismo" -se critica mucho a una Europa en general, se dice poco o nada sobre Estados Unidos en particular-, se puede consumir subalternidad hindú o zulú, naturaleza quechua, futuro chino-han, causa birmana, wiphala boliviano, prácticas budistas, yoga, santería cubana, tour por la Lacandona, etcétera, como quien se está a la entrada de causa limeña, al plato fuerte de bisteck a lo pobre chileno y al postre de éclair con chinicuiles, los gusanos rojos oaxaqueños. Estas son prácticas frecuentes entre los neo-fascistas culturales que se apoderaron de la cartelera, intrigando contra los retóricos de antaño, y cualquier día pueden invitar a Chamalú o su equivalente a la academia y gritar a la represión si no se admite al chamán, lo cual sería "políticamente incorrecto". Los hijos de la Casa Grande -hoy reconvertidos a galletitas y café y a la instrumentalización descarada de las relaciones personales- están en estilos y gustos y lo desconocen todo de los estudios latinoamericanos, aunque han interiorizado la buena conciencia estadounidense que "hace algo" (!please do something!) hasta por las causas de los lugares más recónditos del planeta (#todossomosmapuches). Los estudios latinoamericanos son performance o happening apenas disimulados, como en la época en que los conquistadores presentaban a gente emplumada y cobriza en las cortes madrileñas. A estos lobitos no se les oirá nunca nada por "la especie" (como la llama insistentemente AQO) contra el imperio estadounidense, pero sí el reciclado de todo el vocabulario de organismos internacionales (gobernanza, empoderamiento, etcétera...). Luchan contra "Europa" y contra una episteme por pretender ser Una, pero no contra un imperio por pretender ser el único (excepcional e indispensable). Hace más de un siglo que América Latina y el Caribe ha tenido que vérselas con las mil y una formas de injerencia estadounidense, pero los lobitos se las traen contra "Europa" y, tal vez, contra la producción y la creatividad en nombre del derecho a consumir y a la renta (eso sí, compartida con los retóricos de antaño, al menos antes de tragárselos).
Estos nuevos estudios latinoamericanos, decoloniales, son fruto de tres décadas de estancias frecuentes en universidades estadounidenses (incluyendo a EDA), para las cuales los campi, en materia de ciencias sociales (salvo economía) y Humanidades son una cafetería con buffet. Ahora que ya no hay "eurocentrismo" -se critica mucho a una Europa en general, se dice poco o nada sobre Estados Unidos en particular-, se puede consumir subalternidad hindú o zulú, naturaleza quechua, futuro chino-han, causa birmana, wiphala boliviano, prácticas budistas, yoga, santería cubana, tour por la Lacandona, etcétera, como quien se está a la entrada de causa limeña, al plato fuerte de bisteck a lo pobre chileno y al postre de éclair con chinicuiles, los gusanos rojos oaxaqueños. Estas son prácticas frecuentes entre los neo-fascistas culturales que se apoderaron de la cartelera, intrigando contra los retóricos de antaño, y cualquier día pueden invitar a Chamalú o su equivalente a la academia y gritar a la represión si no se admite al chamán, lo cual sería "políticamente incorrecto". Los hijos de la Casa Grande -hoy reconvertidos a galletitas y café y a la instrumentalización descarada de las relaciones personales- están en estilos y gustos y lo desconocen todo de los estudios latinoamericanos, aunque han interiorizado la buena conciencia estadounidense que "hace algo" (!please do something!) hasta por las causas de los lugares más recónditos del planeta (#todossomosmapuches). Los estudios latinoamericanos son performance o happening apenas disimulados, como en la época en que los conquistadores presentaban a gente emplumada y cobriza en las cortes madrileñas. A estos lobitos no se les oirá nunca nada por "la especie" (como la llama insistentemente AQO) contra el imperio estadounidense, pero sí el reciclado de todo el vocabulario de organismos internacionales (gobernanza, empoderamiento, etcétera...). Luchan contra "Europa" y contra una episteme por pretender ser Una, pero no contra un imperio por pretender ser el único (excepcional e indispensable). Hace más de un siglo que América Latina y el Caribe ha tenido que vérselas con las mil y una formas de injerencia estadounidense, pero los lobitos se las traen contra "Europa" y, tal vez, contra la producción y la creatividad en nombre del derecho a consumir y a la renta (eso sí, compartida con los retóricos de antaño, al menos antes de tragárselos).
martes, 20 de junio de 2017
LA DESTRUCCION DE LOS ESTUDIOS LATINOAMERICANOS (I)
Uno de los factores que ha contribuido a la destrucción de los estudios latinoamericanos es la retórica, bajo una fuerte influencia política de la Revolución Cubana, aunque es un mal heredado del pasado incluso previo a las independencias.
Aunque parezca inocua, esta retórica, llena de buenos sentimientos porque se está en la "buena causa", habla para callar y con harta frecuencia le habla nada más al poder. Se pasa el tiempo en todo tipo de "celebraciones": aniversarios, obituarios, onomásticos, centenarios, homenajes a los "grandes", etcétera. El otro tipo de celebración es el que se juega entre "invitados a comer". En efecto, cada vez que fallece un intelectual "afín", curiosamente se lo recuerda "en colectivo" porque "la vez que fuimos a comer...", "cuando estuvimos comiendo en casa de...", "estábamos en una comida con...", y así por el estilo. El problema está en que los estudios no son en principio celebraciones ni auto-celebraciones, pero se siguen resolviendo los rumbos de esos mismos "estudios" como si estuviéramos en la Casa Grande, que es como estos "estudiosos" entienden la "Patria Grande".
A pesar de que hay pensamiento y pensadores en la historia de América Latina, no se recogen sus obras como tema de estudio (como algún tiempo lo hizo de manera muy loable Casa de las Américas en Cuba). En realidad, tampoco se analiza la actualidad: se "toma la tribuna" para "hacerla de tribuno", cosa que sucede con harta frecuencia en portales cubanos (Cubadebate, Prensa Latina) y otros ("Con Nuestra América"). Dos valiosas excepciones son Telesur, que no se ocupa nada más de América Latina y tiene vocación internacional, y Alainet, por su diversidad, que abarca prácticamente toda la región latinoamericana. Pero las más de las veces ni leyendo entre líneas se puede aprender leyendo u oyendo a los latinoamericanistas cuya función es -además de auto-homenajearse- acallar en nombre del Bien (del que difícilmente se puede disentir sin caer en el "lado equivocado de la Historia", el tipo de formulación que por cierto también han usado los demócratas estadounidenses contra alguien como el gobernante sirio al-Asad).
Aunque parezca inocua, esta retórica, llena de buenos sentimientos porque se está en la "buena causa", habla para callar y con harta frecuencia le habla nada más al poder. Se pasa el tiempo en todo tipo de "celebraciones": aniversarios, obituarios, onomásticos, centenarios, homenajes a los "grandes", etcétera. El otro tipo de celebración es el que se juega entre "invitados a comer". En efecto, cada vez que fallece un intelectual "afín", curiosamente se lo recuerda "en colectivo" porque "la vez que fuimos a comer...", "cuando estuvimos comiendo en casa de...", "estábamos en una comida con...", y así por el estilo. El problema está en que los estudios no son en principio celebraciones ni auto-celebraciones, pero se siguen resolviendo los rumbos de esos mismos "estudios" como si estuviéramos en la Casa Grande, que es como estos "estudiosos" entienden la "Patria Grande".
A pesar de que hay pensamiento y pensadores en la historia de América Latina, no se recogen sus obras como tema de estudio (como algún tiempo lo hizo de manera muy loable Casa de las Américas en Cuba). En realidad, tampoco se analiza la actualidad: se "toma la tribuna" para "hacerla de tribuno", cosa que sucede con harta frecuencia en portales cubanos (Cubadebate, Prensa Latina) y otros ("Con Nuestra América"). Dos valiosas excepciones son Telesur, que no se ocupa nada más de América Latina y tiene vocación internacional, y Alainet, por su diversidad, que abarca prácticamente toda la región latinoamericana. Pero las más de las veces ni leyendo entre líneas se puede aprender leyendo u oyendo a los latinoamericanistas cuya función es -además de auto-homenajearse- acallar en nombre del Bien (del que difícilmente se puede disentir sin caer en el "lado equivocado de la Historia", el tipo de formulación que por cierto también han usado los demócratas estadounidenses contra alguien como el gobernante sirio al-Asad).
viernes, 16 de junio de 2017
UNIVERSITARIO IN
Más de una universidad ha contribuido a la instalación de un neo-fascismo cultural por el cual, como decía Michel Clouscard, "todo está permitido, pero nada es posible". Ese neo-fascismo parecería haber deformado en gran medida sus fuentes para volverlas" recuperables".
El marxismo fue abandonado desde los años '80, pero quedó, en vez del ideal de la emancipación, el de la "liberación", llamada además "revolución". El imperio no ataca: "libera" a los países de "tiranos" como Noriega, Hussein, Kadhafi, Milosevic, al-Asad y los primeros en repetirlo son los universitarios, que por lo demás no han perdido su activismo. Ahora poco falta para el Frente de Liberación de la Mujer, el Frente para la Liberación LGBTTI, el Frente para la Liberación Animal, el Frente para la Liberación de la Naturaleza y otras causas de lo más nobles que por lo demás, desconociendo otras dimensiones del mundo y todas las tradiciones disciplinarias, invaden los campi. Los radicales tienen a sus hijos ocupados reproduciendo fuera de la universidad lo que son en realidad "nichos de mercado", como los llaman los empresarios. Qué importa: los medios de comunicación masiva anuncian cada día algo "histórico" que se olvida al día siguiente y para los universitarios la velocidad tecnológica, que amenaza con ir demasiado rápido (nunca se está al día), es una "revolución", mientras se sigue con las modas que ocupan el espacio entre la híper-ciencia y la gesticulación estetizante, puesto que se pueden tener todos los estilos, pero no todas las ideas (algunas son descartadas en el medio mundano y frívolo como "faltas de gusto", aunque con argumentos más sutiles y "desideologizantes").
La segundo fuente es el freudismo, que encaja con la "liberación": sí, suéltalo ya. No sólo "lo personal es político", sino que todos los fantasmas familiares son llevados a los campi para ser "reciclados" en el "derecho a la subjetividad de cada quien", que suena curiosamente, también, a derecho a consumir (y ser consumido, devórame otra vez).
Finalmente, está Nietzsche, el gran favorito, el "rebelde aristocrático", como lo ha llamado Domenico Losurdo (y así debiera ser llamada más de una "vaca sagrada"): permite que todas esas "naturalezas", como tales incuestionables, se den el tono de superioridad del "súper-hombre" e inviten al mismo tiempo a la disipación en la gran feria dionisíaca, en la cual no hay clases: solo hipsters, bourgeois bohëmes leyendo a Cioran y, claro está, clanes salidos de los campi a dar lecciones sobre las "buenas causas"...de las cuales pareciera recomendable no desviarse, para no ser tachado de "cripto-fascista", "genéticamente estalinista" o admirador de tal o cual "nuevo Hitler".
El marxismo fue abandonado desde los años '80, pero quedó, en vez del ideal de la emancipación, el de la "liberación", llamada además "revolución". El imperio no ataca: "libera" a los países de "tiranos" como Noriega, Hussein, Kadhafi, Milosevic, al-Asad y los primeros en repetirlo son los universitarios, que por lo demás no han perdido su activismo. Ahora poco falta para el Frente de Liberación de la Mujer, el Frente para la Liberación LGBTTI, el Frente para la Liberación Animal, el Frente para la Liberación de la Naturaleza y otras causas de lo más nobles que por lo demás, desconociendo otras dimensiones del mundo y todas las tradiciones disciplinarias, invaden los campi. Los radicales tienen a sus hijos ocupados reproduciendo fuera de la universidad lo que son en realidad "nichos de mercado", como los llaman los empresarios. Qué importa: los medios de comunicación masiva anuncian cada día algo "histórico" que se olvida al día siguiente y para los universitarios la velocidad tecnológica, que amenaza con ir demasiado rápido (nunca se está al día), es una "revolución", mientras se sigue con las modas que ocupan el espacio entre la híper-ciencia y la gesticulación estetizante, puesto que se pueden tener todos los estilos, pero no todas las ideas (algunas son descartadas en el medio mundano y frívolo como "faltas de gusto", aunque con argumentos más sutiles y "desideologizantes").
La segundo fuente es el freudismo, que encaja con la "liberación": sí, suéltalo ya. No sólo "lo personal es político", sino que todos los fantasmas familiares son llevados a los campi para ser "reciclados" en el "derecho a la subjetividad de cada quien", que suena curiosamente, también, a derecho a consumir (y ser consumido, devórame otra vez).
Finalmente, está Nietzsche, el gran favorito, el "rebelde aristocrático", como lo ha llamado Domenico Losurdo (y así debiera ser llamada más de una "vaca sagrada"): permite que todas esas "naturalezas", como tales incuestionables, se den el tono de superioridad del "súper-hombre" e inviten al mismo tiempo a la disipación en la gran feria dionisíaca, en la cual no hay clases: solo hipsters, bourgeois bohëmes leyendo a Cioran y, claro está, clanes salidos de los campi a dar lecciones sobre las "buenas causas"...de las cuales pareciera recomendable no desviarse, para no ser tachado de "cripto-fascista", "genéticamente estalinista" o admirador de tal o cual "nuevo Hitler".
miércoles, 14 de junio de 2017
PROVOCACION
Entre los neo-fascistas culturales, todo se juega "como en familia", eso sí, endogámica: al mismo tiempo que se usufructúa se provoca a papá, al igual que afuera se provoca al Estado. Provocar es también escandalizar, por lo que no debiera extrañar que los medios de noticias se comporten hoy como la sección de Sociales: es noticia lo que escandaliza, entre sección de Sociales y nota roja. Incluso ocurre que a los eventos universitarios se va a provocar y escandalizar, a mostrar que se es frívolo y mundano porque la seriedad del productor es mal vista.
Como lo sugería Michel Clouscard (Néo-fascisme et idéologie du désir/Neo-fascismo e ideología del deseo), el neo-fascista cultural desprecia (cuando no ignora por completo) al productor, como desprecia la creatividad. A nombre de la "ciudadanía empoderada" y la "sociedad civil", lugares incontaminados por el Estado y por ende automáticamente inocentes, se busca humillar a la persona pública y política: el ser humano no puede convertirse en sujeto y no puede reconocer el deseo del otro, menos si es productor. El deseo no busca al otro ni su obra sino el goce inmediato y la destrucción en el consumo. No hay, para decirlo con palabras del psicoanalista francés Jacques Lacan, "falta en ser", sino que se confunde con "falta en tener" y el neo-fascista exhibe que nada le falta, que nada le es necesario (ha salido del estado proletario de necesidad): cualquier alusión a la "falta" -percibida como fisura, grieta y no como fuente eterna de producción- es esquivada por quien ostenta -por ejemplo en las redes antisociales-su infinita felicidad. "Así, escribía Clouscard, se consume sin reconocer, uno se sirve del objeto despreciándolo: es el estatuto del sátrapa, de los emperadores romanos de la decadencia, es la vida parasitaria de tantos otros, menos potentes pero igual de aprovechados".
El neo-fascismo de hoy es en mucho cultural (en clima de Weimar) y no es "productivista", a diferencia del fascismo de antaño. Es el usufructo de la renta en familia (¿quién tiene el Falo/poder?) y sin producción. Ciertamente, hay desprecio por las potencias de productores y no sometidas a la oligarquía financiera, pero también hay una tendencia a fagocitarlo todo -incluyendo lo mejor del capitalismo- en el usufructo y en la sincronía que es disolución. !Todos juntos, ya!
Como lo sugería Michel Clouscard (Néo-fascisme et idéologie du désir/Neo-fascismo e ideología del deseo), el neo-fascista cultural desprecia (cuando no ignora por completo) al productor, como desprecia la creatividad. A nombre de la "ciudadanía empoderada" y la "sociedad civil", lugares incontaminados por el Estado y por ende automáticamente inocentes, se busca humillar a la persona pública y política: el ser humano no puede convertirse en sujeto y no puede reconocer el deseo del otro, menos si es productor. El deseo no busca al otro ni su obra sino el goce inmediato y la destrucción en el consumo. No hay, para decirlo con palabras del psicoanalista francés Jacques Lacan, "falta en ser", sino que se confunde con "falta en tener" y el neo-fascista exhibe que nada le falta, que nada le es necesario (ha salido del estado proletario de necesidad): cualquier alusión a la "falta" -percibida como fisura, grieta y no como fuente eterna de producción- es esquivada por quien ostenta -por ejemplo en las redes antisociales-su infinita felicidad. "Así, escribía Clouscard, se consume sin reconocer, uno se sirve del objeto despreciándolo: es el estatuto del sátrapa, de los emperadores romanos de la decadencia, es la vida parasitaria de tantos otros, menos potentes pero igual de aprovechados".
El neo-fascismo de hoy es en mucho cultural (en clima de Weimar) y no es "productivista", a diferencia del fascismo de antaño. Es el usufructo de la renta en familia (¿quién tiene el Falo/poder?) y sin producción. Ciertamente, hay desprecio por las potencias de productores y no sometidas a la oligarquía financiera, pero también hay una tendencia a fagocitarlo todo -incluyendo lo mejor del capitalismo- en el usufructo y en la sincronía que es disolución. !Todos juntos, ya!
lunes, 12 de junio de 2017
MODA NATURAL
Les gustan las cosas "al natural", "bio", orgánicas, como los intelectuales orgánicos (¿de la granja?). Sus padres, si universitarios, se fueron mudando desde los '80 hacia las afueras de la ciudad, así fuera rodeados de pobres (era parte del paisaje auténtico), o pasaron buena parte del tiempo en alguna casa de campo para invitar a los colegas y asegurarse el ascenso. Los hijos (las hijas, sobre todo) estudiaron en el extranjero y se casaron allá lejos con una promesa -auténtica también- de ascenso. Con todo, les sigue gustando lo campestre, lo rústico, lo arcaico, como lo prueban sus Facebooks.
Les gusta la comunidad primitiva, antes llamada "salvaje" y ahora "originaria", porque, como resumía Michel Clouscard a principios de la crisis (Néo-fascisme et idélogie du désir/Neo-fascismo e ideología del deseo), representa una supuesta Edad de Oro, de caza, recolección y pesca, en la cual no había Estado, un Estado por definición "represivo", "coercitivo" y/o "autoritario". Cuando este Estado era inexistente, los primitivos se dedicaban simple y llanamente a ir en pos de sus deseos y a satisfacerlos, como lo hizo el hippy de papá que regresó feliz de Katmandú y como tal vez querría hacerlo -parafraseando a Clouscard- la Marie-Chantal que sigue seminarios sobre Foucault. En la comunidad salvaje no hay Estado, pero tampoco hay realmente producción: es un mundo que además de lúdico, mágico, es también libidinal en la medida en que es el deseo el que "produce" (cuando no la naturaleza que muy agradablemente da sus frutos sin tener que esforzarse, no work). Al turismo suele gustarle la playa escondida (y un poco de nudismo), algún espectáculo autóctono-maya, alimentarse en la palapa de lo recién salido del mar, o el montañismo presumido en el calzado urbano y hasta en las mochilas del país de adolescentes. También se puede adornar el hogar de estatuillas africanas y seguir en el exotismo para disfrutar el fin de semana de comida tailandesa y cine sudcoreano. Sabores de la naturaleza, paisajes de un mundo raro, pero en nada "artificial".
Clouscard hacía notar desde 1973 que en este ambiente fue surgiendo una élite (por lo demás perfectamente tecnócrata) anti-élite y, con la pérdida del oficio (también "artificial"), una intelectualidad-anti-intelectual (empezó a detestar el pensamiento), así como fueron despuntando universitarios anti-universitarios (todos con sus hijos en el extranjero, dicho sea de paso, y no en el Bronx local). Lo que este neo-fascismo cultural "enseña" son sus deseos convertidos en materia de estudio, porque "lo personal es político", y lo que Clouscard llamaba el "ligue cultural". Lo "marginal" -que de otro modo sería lumpen- se ha convertido en "natural", naturaleza del Hombre, fusionada con la naturaleza a secas (la Pachamama con derechos). Al Hombre no lo define el trabajo (transformación de objetos, transformación de sí mismo, transformación de sus relaciones con el prójimo que se aprende a conocer), sino el deseo (el propio, no tanto el de los demás). El ultra-endogámico Facebook responde a la pregunta: ¿cuáles son tus deseos? y suele mostrar por lo demás a la familia como "comunidad primitiva" y lugar de todas las inocencias (la foto del titular bebé). Es este neo-fascismo -con una antropología neo-fascista- el que está a la vanguardia del cambio y hasta de las "revoluciones" un poco por doquier, para felicidad de papá el neo-conservador. Después de todo, el mundo es, aunque ya no va.
Les gusta la comunidad primitiva, antes llamada "salvaje" y ahora "originaria", porque, como resumía Michel Clouscard a principios de la crisis (Néo-fascisme et idélogie du désir/Neo-fascismo e ideología del deseo), representa una supuesta Edad de Oro, de caza, recolección y pesca, en la cual no había Estado, un Estado por definición "represivo", "coercitivo" y/o "autoritario". Cuando este Estado era inexistente, los primitivos se dedicaban simple y llanamente a ir en pos de sus deseos y a satisfacerlos, como lo hizo el hippy de papá que regresó feliz de Katmandú y como tal vez querría hacerlo -parafraseando a Clouscard- la Marie-Chantal que sigue seminarios sobre Foucault. En la comunidad salvaje no hay Estado, pero tampoco hay realmente producción: es un mundo que además de lúdico, mágico, es también libidinal en la medida en que es el deseo el que "produce" (cuando no la naturaleza que muy agradablemente da sus frutos sin tener que esforzarse, no work). Al turismo suele gustarle la playa escondida (y un poco de nudismo), algún espectáculo autóctono-maya, alimentarse en la palapa de lo recién salido del mar, o el montañismo presumido en el calzado urbano y hasta en las mochilas del país de adolescentes. También se puede adornar el hogar de estatuillas africanas y seguir en el exotismo para disfrutar el fin de semana de comida tailandesa y cine sudcoreano. Sabores de la naturaleza, paisajes de un mundo raro, pero en nada "artificial".
Clouscard hacía notar desde 1973 que en este ambiente fue surgiendo una élite (por lo demás perfectamente tecnócrata) anti-élite y, con la pérdida del oficio (también "artificial"), una intelectualidad-anti-intelectual (empezó a detestar el pensamiento), así como fueron despuntando universitarios anti-universitarios (todos con sus hijos en el extranjero, dicho sea de paso, y no en el Bronx local). Lo que este neo-fascismo cultural "enseña" son sus deseos convertidos en materia de estudio, porque "lo personal es político", y lo que Clouscard llamaba el "ligue cultural". Lo "marginal" -que de otro modo sería lumpen- se ha convertido en "natural", naturaleza del Hombre, fusionada con la naturaleza a secas (la Pachamama con derechos). Al Hombre no lo define el trabajo (transformación de objetos, transformación de sí mismo, transformación de sus relaciones con el prójimo que se aprende a conocer), sino el deseo (el propio, no tanto el de los demás). El ultra-endogámico Facebook responde a la pregunta: ¿cuáles son tus deseos? y suele mostrar por lo demás a la familia como "comunidad primitiva" y lugar de todas las inocencias (la foto del titular bebé). Es este neo-fascismo -con una antropología neo-fascista- el que está a la vanguardia del cambio y hasta de las "revoluciones" un poco por doquier, para felicidad de papá el neo-conservador. Después de todo, el mundo es, aunque ya no va.
viernes, 9 de junio de 2017
MODA LUMPEN
En el latente neo-fascismo actual se está lejos de la producción y del trabajo asalariado (no falta en cambio el freelance en ciertos medios), hacia arriba en la jerarquía social y en la creencia de que la sociedad actual es "de consumo", con el "fin del trabajo" (lo prometió Jeremy Rifkin, funcionario de la administración Clinton) y la llegada de un mundo "lúdico", donde todo es "divertido". Se consume en ascenso para tener confort, standing y acercarse al lujo (de todos modos inalcanzable) de la oligarquía financiera, alejada ella también de la producción, puesto que está en la especulación.
El consumo tiende a imponer lo californiano y sobre todo, lo lumpen: la transgresión (ostentada) de todas las formas, el ir de tenis al trabajo, los tatuajes, el arete en la oreja o en la boca para el hombre, el peinado "el último de los mohicanos", el jean deslavado o roto, el sombrero de safari australiano, la camiseta (playera) descosida, el "atuendo" playero con crocs, el país de mochileros adolescentes, la significación de que "se hace lo que me da la gana" y de que se comparte entre muchos el underground, donde no cuenta el gusto sino el adelantarse a la violencia latente y de "soltar al perro" (incluido al filósofo, Les chiens de garde, Paul Nizan). Así, sin que parezcan entenderlo incluso quienes lo promueven, matar y descuartizar, en un mundo que estimula por todos los medios la lumpenización, es "lúdico" y "marginal" al mismo tiempo, lumpen y "juguetón", es el dar rienda suelta a lo que Bernard Stiegler ha llamado el "capitalismo pulsional". Predomina el lumpen más que el "proletario", aunque, siguiendo a Stiegler, haya "proletarización" porque se ha perdido desde el saber-hacer hasta el saber-vivir.
Entre la obtención de una renta y su consumo interesa hacerse de bienes de representación, porque cuentan mucho los signos, como lo hacía notar al principio de la crisis Michel Clouscard (Néo-fascisme et idéologie du désir/Neofascismo e ideología del deseo). Consumir es hacerse de un "estilo de vida" y, supuestamente, los seres en sociedad ya no se diferencían sino por gustos y "estilos", en lo mundano, en la forma de gozar, de usufructuar, como la oligarquía financiera usufructúa y goza sin producir. Para reproducir este estado de cosas, un miríada de intelectuales, universitarios, artistas, periodistas, publicistas, mercadólogos, diseñadores, gente del espectáculo, etcétera, se encargan de ganarse la vida "haciendo circular" parte del excedente (la derrama que promete inclusión), rotando el capital, sin creatividad pero con gritos y performance. Se quiere hacer creer que "estilo de vida" es "nivel de vida" (al menos imaginariamente) y el ser ya no está en el tener sino en "los signos del tener": "el arribismo -decía Clouscard- necesita marcar, distinguirse, aparecer". Es hoy el diseño de las redes antisociales que hace circular curiosamente los mismos signos, aunque los gustos parezcan diferir. La oligarquía financiera es antisocial: hace "huelga permanente de inversiones". Entre esa oligarquía y el lumpen (desde el terrorista de bandera falsa hasta el pulular de la pequeña delincuencia y el affairisme), la "clase media" pretende identificarse ella también con lo marginal como signo de estatus y de ascenso: escoge situarse en los nuevos "gremios" o "corporativismos" (jóvenes, mujeres, intelectuales "críticos", indios, negros rasta, veganos, protectores de animales, gays, etcétera) que nunca se definen en relación con la producción y están "al margen" pero integrados al "sistema"-son apocalípticos e integrados. Después de todo, el fascismo siempre ha sabido recoger en el lumpen.
El consumo tiende a imponer lo californiano y sobre todo, lo lumpen: la transgresión (ostentada) de todas las formas, el ir de tenis al trabajo, los tatuajes, el arete en la oreja o en la boca para el hombre, el peinado "el último de los mohicanos", el jean deslavado o roto, el sombrero de safari australiano, la camiseta (playera) descosida, el "atuendo" playero con crocs, el país de mochileros adolescentes, la significación de que "se hace lo que me da la gana" y de que se comparte entre muchos el underground, donde no cuenta el gusto sino el adelantarse a la violencia latente y de "soltar al perro" (incluido al filósofo, Les chiens de garde, Paul Nizan). Así, sin que parezcan entenderlo incluso quienes lo promueven, matar y descuartizar, en un mundo que estimula por todos los medios la lumpenización, es "lúdico" y "marginal" al mismo tiempo, lumpen y "juguetón", es el dar rienda suelta a lo que Bernard Stiegler ha llamado el "capitalismo pulsional". Predomina el lumpen más que el "proletario", aunque, siguiendo a Stiegler, haya "proletarización" porque se ha perdido desde el saber-hacer hasta el saber-vivir.
Entre la obtención de una renta y su consumo interesa hacerse de bienes de representación, porque cuentan mucho los signos, como lo hacía notar al principio de la crisis Michel Clouscard (Néo-fascisme et idéologie du désir/Neofascismo e ideología del deseo). Consumir es hacerse de un "estilo de vida" y, supuestamente, los seres en sociedad ya no se diferencían sino por gustos y "estilos", en lo mundano, en la forma de gozar, de usufructuar, como la oligarquía financiera usufructúa y goza sin producir. Para reproducir este estado de cosas, un miríada de intelectuales, universitarios, artistas, periodistas, publicistas, mercadólogos, diseñadores, gente del espectáculo, etcétera, se encargan de ganarse la vida "haciendo circular" parte del excedente (la derrama que promete inclusión), rotando el capital, sin creatividad pero con gritos y performance. Se quiere hacer creer que "estilo de vida" es "nivel de vida" (al menos imaginariamente) y el ser ya no está en el tener sino en "los signos del tener": "el arribismo -decía Clouscard- necesita marcar, distinguirse, aparecer". Es hoy el diseño de las redes antisociales que hace circular curiosamente los mismos signos, aunque los gustos parezcan diferir. La oligarquía financiera es antisocial: hace "huelga permanente de inversiones". Entre esa oligarquía y el lumpen (desde el terrorista de bandera falsa hasta el pulular de la pequeña delincuencia y el affairisme), la "clase media" pretende identificarse ella también con lo marginal como signo de estatus y de ascenso: escoge situarse en los nuevos "gremios" o "corporativismos" (jóvenes, mujeres, intelectuales "críticos", indios, negros rasta, veganos, protectores de animales, gays, etcétera) que nunca se definen en relación con la producción y están "al margen" pero integrados al "sistema"-son apocalípticos e integrados. Después de todo, el fascismo siempre ha sabido recoger en el lumpen.
miércoles, 7 de junio de 2017
POR ENCIMA DE TODOS: LA HEGEMONIA US
Paul Craig Roberts, ex funcionario de la administración estadounidense Reagan, afirmó recientemente en su blog ("Truth has become Un-American"): "los neo-conservadores creen que el colapso del comunismo soviético significa que la Historia ha escogido a Estados Unidos como el sistema socio-político, y que los EU tienen la responsabilidad de afirmar la hegemonía estadounidense sobre el planeta. Lo afirman una y otra vez. Esto es lo que significa que Estados Unidos es la nación excepcional e indispensable. Si eres la nación indispensable, cualquier otra nación es dispensable. Si eres excepcional, cualquier otro es no excepcional. El reclamo que los neo-conservadores hacen para Estados Unidos es similar al reclamo de Hitler para Alemania".
¿Un Estados Unidos fascista? En la forma, pareciera que sí: Hitler quería una Alemania "por encima de todos" (uber alles). En el fondo, no es tan seguro que el símil pueda llevarse tan lejos, entre otras razones porque Estados Unidos tiene un poderío superior al que un Hitler hubiera soñado, al menos en lo militar y en lo ideológico, con el "poder blando". Cabe hacer notar que esta perspectiva neo-conservadora ha sido compartida por los dizque "liberales" demócratas (es gente como el hoy ex presidente Barack Obama que no ha parado de afirmar que Estados Unidos es excepcional y lo de la "nación indispensable" era algo que repetía una funcionaria de la administración Clinton, Madeleine Albright). Estados Unidos puede llegar a prácticamente todos los rincones del planeta, lo que Hitler no podía. No es un "súper-fascismo", sino un imperio que practica el imperialismo, salvo que este concepto está prohibido en los hechos y no es manejado por nadie en la izquierda. Por lo demás, se trata de un imperialismo en fase rentista, a diferencia de una Alemania nazi industrial y "productiva" (hasta en lo macabro). Queda también que la Alemania nazi fue tolerada para golpear a la Unión Soviética y hoy no hay sovietismo por golpear.
Con todo, si en el pasado el imperialismo anglosajón en cierto modo "subcontrató" al nazismo para "hacer el trabajo sucio", hoy, con el izquierdismo por delante, ese mismo imperialismo ha creado por la crisis desde un gran ejército lumpen hasta enriquecidos arribistas (de la noche a la mañana, con el saqueo del CME, capitalismo monopolista de Estado) y una oligarquía financiera que dentro y fuera de Estados Unidos tienen rasgos proto-fascistas o neo-fascistas que no pueden ser pasados por alto: nótese bien, una cosa es decir que "hay que volver a la grandeza de Estados Unidos" (lo que supone que ya no la hay, al menos no como en el pasado) y otra muy distinta andarse con que la súper-potencia es "excepcional" e "indispensable" y estar imbuido de superioridad. Ocurre también con los países que el extinto Zbigniew Brzezinski designó como "vasallos".
¿Un Estados Unidos fascista? En la forma, pareciera que sí: Hitler quería una Alemania "por encima de todos" (uber alles). En el fondo, no es tan seguro que el símil pueda llevarse tan lejos, entre otras razones porque Estados Unidos tiene un poderío superior al que un Hitler hubiera soñado, al menos en lo militar y en lo ideológico, con el "poder blando". Cabe hacer notar que esta perspectiva neo-conservadora ha sido compartida por los dizque "liberales" demócratas (es gente como el hoy ex presidente Barack Obama que no ha parado de afirmar que Estados Unidos es excepcional y lo de la "nación indispensable" era algo que repetía una funcionaria de la administración Clinton, Madeleine Albright). Estados Unidos puede llegar a prácticamente todos los rincones del planeta, lo que Hitler no podía. No es un "súper-fascismo", sino un imperio que practica el imperialismo, salvo que este concepto está prohibido en los hechos y no es manejado por nadie en la izquierda. Por lo demás, se trata de un imperialismo en fase rentista, a diferencia de una Alemania nazi industrial y "productiva" (hasta en lo macabro). Queda también que la Alemania nazi fue tolerada para golpear a la Unión Soviética y hoy no hay sovietismo por golpear.
Con todo, si en el pasado el imperialismo anglosajón en cierto modo "subcontrató" al nazismo para "hacer el trabajo sucio", hoy, con el izquierdismo por delante, ese mismo imperialismo ha creado por la crisis desde un gran ejército lumpen hasta enriquecidos arribistas (de la noche a la mañana, con el saqueo del CME, capitalismo monopolista de Estado) y una oligarquía financiera que dentro y fuera de Estados Unidos tienen rasgos proto-fascistas o neo-fascistas que no pueden ser pasados por alto: nótese bien, una cosa es decir que "hay que volver a la grandeza de Estados Unidos" (lo que supone que ya no la hay, al menos no como en el pasado) y otra muy distinta andarse con que la súper-potencia es "excepcional" e "indispensable" y estar imbuido de superioridad. Ocurre también con los países que el extinto Zbigniew Brzezinski designó como "vasallos".
lunes, 5 de junio de 2017
EL PODER BLANDO: LA VICTORIA DE EU
Desde los años '90, Estados Unidos ha ganado muchas batallas en las relaciones internacionales no gracias al "poder duro", el militar, sino gracias al "poder blando", que tiene que ver con la capacidad de hacer pasar a los ojos de la masa como legítimo el ejercicio del poder estadounidense. Joseph Nye definió alguna vez el "poder blando" (soft power) como "la habilidad de obtener lo que quieres a través de la atracción antes que a través de la coerción o de las recompensas".
Desde antes, el Comité de Santa Fe estadounidense se había vuelto partidario de ganar "las casamatas de la sociedad civil", parafraseando al italiano Antonio Gramsci, de tal forma que el cambio deseado por Washington no pareciera algo impuesto, desde arriba, sino un "empoderamiento" desde abajo (al estilo de las "primavera árabes", las "revoluciones de colores" o el Maidán ucraniano).
Aquí juegan un papel importante actores no gubernamentales, en el entendido de que "lo estatal es pura coerción" o "autoritarismo": partidos políticos, algunos creados sobre la marcha, pero también empresas transnacionales y sobre todo las sempiternas organizaciones no gubernamentales.
Para Nye, el "poder blando" es el que "surge del atractivo de la cultura de un país, de sus ideales políticos y de sus políticas", motivo por el cual Estados Unidos no hace sino hablar, para intervenir por doquier, de los más elevados ideales (derechos humanos, libertades, democracia, etc....). Aunque no ganó la Guerra Fría, Estados Unidos sí venció, por momentos diríase que de manera apabullante, en el terreno cultural, entre otras cosas gracias a las nuevas tecnologías (TICs, tecnologías de la información y el conocimiento) y a la capacidad para convertirlo prácticamente todo en espectáculo-entretenimiento frívolo y mundano.
"Cuando puedes conseguir que otros admiren tus ideales y quieran lo que tú quieres, no tienes que gastar mucho en palos y zanahorias para moverlos en tu dirección", escribió Nye. "La seducción es siempre mucho más efectiva que la coerción", agregó. Hasta ahora, no hay alternativa real y eficaz -un antídoto- contra esta seducción, que opera a un nivel que ni siquiera es del todo consciente, aunque sí parte de cálculos y conveniencias que crean el "sentido común de la época". Desde este punto de vista, dicho sea de paso, ni China ni Rusia (en menor medida) tienen el modo de contrarrestar el "poder blando" estadounidense y su imperio mediático.
Desde antes, el Comité de Santa Fe estadounidense se había vuelto partidario de ganar "las casamatas de la sociedad civil", parafraseando al italiano Antonio Gramsci, de tal forma que el cambio deseado por Washington no pareciera algo impuesto, desde arriba, sino un "empoderamiento" desde abajo (al estilo de las "primavera árabes", las "revoluciones de colores" o el Maidán ucraniano).
Aquí juegan un papel importante actores no gubernamentales, en el entendido de que "lo estatal es pura coerción" o "autoritarismo": partidos políticos, algunos creados sobre la marcha, pero también empresas transnacionales y sobre todo las sempiternas organizaciones no gubernamentales.
Para Nye, el "poder blando" es el que "surge del atractivo de la cultura de un país, de sus ideales políticos y de sus políticas", motivo por el cual Estados Unidos no hace sino hablar, para intervenir por doquier, de los más elevados ideales (derechos humanos, libertades, democracia, etc....). Aunque no ganó la Guerra Fría, Estados Unidos sí venció, por momentos diríase que de manera apabullante, en el terreno cultural, entre otras cosas gracias a las nuevas tecnologías (TICs, tecnologías de la información y el conocimiento) y a la capacidad para convertirlo prácticamente todo en espectáculo-entretenimiento frívolo y mundano.
"Cuando puedes conseguir que otros admiren tus ideales y quieran lo que tú quieres, no tienes que gastar mucho en palos y zanahorias para moverlos en tu dirección", escribió Nye. "La seducción es siempre mucho más efectiva que la coerción", agregó. Hasta ahora, no hay alternativa real y eficaz -un antídoto- contra esta seducción, que opera a un nivel que ni siquiera es del todo consciente, aunque sí parte de cálculos y conveniencias que crean el "sentido común de la época". Desde este punto de vista, dicho sea de paso, ni China ni Rusia (en menor medida) tienen el modo de contrarrestar el "poder blando" estadounidense y su imperio mediático.
viernes, 2 de junio de 2017
LA DESTRUCCION DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES
El estudio de las relaciones internacionales hoy suele estar reducido, como suele estarlo el análisis mediático sobre las mismas, a dos cosas:
-la especulación geopolítica o "geoestratégica", pero sin valores de por medio y sin mayor peso de la diplomacia. La geopolítica, aunque necesaria en la medida en que, como decía Napoleón, "todo Estado hace la política de su geografía", es una supuesta "ciencia", muy darwinista, que surgió en buena medida en Alemania (pese a los aportes británicos) con Friedrich Ratzel, teórico del "espacio vital" y prosiguió con alguien muy cercano al nazismo, Karl Haushofer. En una versión caricaturesca, ponerse siempre a la geopolítica es como jugar Monopoly, algo que difícilmente podría ser el objeto de estudio de las relaciones internacionales. Por su cercanía final con el nazismo, la geopolítica fue más o menos proscrita después de la segunda Guerra Mundial.
-igual o peor de dañino ha sido el estarse a la aplicación -como los militares estadounidenses, para empezar- de la "teoría de juegos" a las relaciones internacionales. En esta teoría un jugador toma decisiones no razonando, sino calculando, en particular "adelantándose" a lo que probablemente haga el otro. En sus peores versiones, la "teoría de juegos" supone que los jugadores engañan y blofean con tal de llevarse ganancias. Así por ejemplo, toda la política exterior rusa y la actitud del líder ruso Vladimir Putin han sido interpretadas en masa en Occidente como maniobras para engañar o blofeos para adquirir ventajas "geopolíticas" (Ucrania, Siria), sin que el aparato mediático y los "estudiosos" se pregunten si están ante estadistas o ante jugadores de póquer. Es así porque al mismo tiempo se cree que los planes de agresión occidentales y de algunos asiáticos contra la Federación Rusa son en realidad otros tantos blofeos para justificar la existencia de una gran "burocracia" (la de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, por ejemplo) que "hace jugadas", pero que supuestamente nunca pasará a los actos.
El resultado es que entre Monopoly y Turista Mundial, el estudio de las relaciones internacionales fue destruido y el aparato mediático se pone a las "jugadas" -a lo sumo, para demostraciones de "poder" siguiendo a la escuela realista- creyendo que todo es, a fin de cuentas, un juego, frívolo y mundano, algo que incluye a los portales rusos RT y Sputnik que hacen reportajes frecuentes sobre la tercera Guerra Mundial y qué hacer en caso de guerra nuclear. Algunos más ponen el aderezo de "grandes conspiraciones" que de todos modos significan lo mismo: jugar con la vida de millones (en los "análisis" incluidos) desde arriba y sin ninguna participación (¿democrática?) de los candidatos a muertos.
-la especulación geopolítica o "geoestratégica", pero sin valores de por medio y sin mayor peso de la diplomacia. La geopolítica, aunque necesaria en la medida en que, como decía Napoleón, "todo Estado hace la política de su geografía", es una supuesta "ciencia", muy darwinista, que surgió en buena medida en Alemania (pese a los aportes británicos) con Friedrich Ratzel, teórico del "espacio vital" y prosiguió con alguien muy cercano al nazismo, Karl Haushofer. En una versión caricaturesca, ponerse siempre a la geopolítica es como jugar Monopoly, algo que difícilmente podría ser el objeto de estudio de las relaciones internacionales. Por su cercanía final con el nazismo, la geopolítica fue más o menos proscrita después de la segunda Guerra Mundial.
-igual o peor de dañino ha sido el estarse a la aplicación -como los militares estadounidenses, para empezar- de la "teoría de juegos" a las relaciones internacionales. En esta teoría un jugador toma decisiones no razonando, sino calculando, en particular "adelantándose" a lo que probablemente haga el otro. En sus peores versiones, la "teoría de juegos" supone que los jugadores engañan y blofean con tal de llevarse ganancias. Así por ejemplo, toda la política exterior rusa y la actitud del líder ruso Vladimir Putin han sido interpretadas en masa en Occidente como maniobras para engañar o blofeos para adquirir ventajas "geopolíticas" (Ucrania, Siria), sin que el aparato mediático y los "estudiosos" se pregunten si están ante estadistas o ante jugadores de póquer. Es así porque al mismo tiempo se cree que los planes de agresión occidentales y de algunos asiáticos contra la Federación Rusa son en realidad otros tantos blofeos para justificar la existencia de una gran "burocracia" (la de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, por ejemplo) que "hace jugadas", pero que supuestamente nunca pasará a los actos.
El resultado es que entre Monopoly y Turista Mundial, el estudio de las relaciones internacionales fue destruido y el aparato mediático se pone a las "jugadas" -a lo sumo, para demostraciones de "poder" siguiendo a la escuela realista- creyendo que todo es, a fin de cuentas, un juego, frívolo y mundano, algo que incluye a los portales rusos RT y Sputnik que hacen reportajes frecuentes sobre la tercera Guerra Mundial y qué hacer en caso de guerra nuclear. Algunos más ponen el aderezo de "grandes conspiraciones" que de todos modos significan lo mismo: jugar con la vida de millones (en los "análisis" incluidos) desde arriba y sin ninguna participación (¿democrática?) de los candidatos a muertos.
jueves, 1 de junio de 2017
ECUADOR: AVANCES EN LA AUTOCRITICA
Lenín Boltaire (sic) Moreno llegó a la presidencia ecuatoriana -con Jorge Glas para la vicepresidencia- con una diferencia mínima de votos ante su competidor de derecha y pro-oligárquico Guillermo Lasso. Afortunadamente, Moreno decidió detener un poco la música latinoamericanista de peña folklórica para pasar a una auto-crítica seria que estaba impedida por el culto izquierdista al mandatario saliente Rafael Correa, aunque no fuera la intención del mismo Correa.
En una carta dirigida a la hoy ex Secretaria Ejecutiva de Alianza País, Doris Soliz (remplazada por Gabriela Rivadeneira y su arriesgada retórica), Moreno lanzó varias ideas y directrices de acción importantes: 1) la necesidad de formar cuadros sólidos, 2) el énfasis en la lucha contra la corrupción, y 3) la necesidad de contar con una ciudadanía responsable. En efecto, contra lo que está sucediendo en distintas latitudes, la "ciudadanía" no puede ser sólo sujeto de derechos y no asumir compromiso ninguno. Recibidos éstos, debe hacerse partícipe del acontecer nacional. "Es muy importante -le escribió Moreno a Soliz- que los grandes desafíos futuros sean asumidos por toda la sociedad, por la ciudadanía entera y no sólo por el Estado. El nuevo país debe ser el resultado de la corresponsabilidad entre la ciudadanía y el Estado". Esta afirmación muestra que Alianza País es mucho, menos populismo.
¿Cómo se relaciona lo anterior con la formación de cuadros? "Para que este principio de corresponsabilidad se pueda materializar -le escribió Moreno a Soliz- se requiere emprender una verdadera cruzada de formación política, que no debe ser entendida de ninguna forma como adoctrinamiento, sino como la entrega de elementos, análisis, información para que los ciudadanos actúen de manera consciente e informada" -por cierto que lo contrario de lo que ocurre en muchas democracias actuales, en las cuales los "ciudadanos" que no son tales, ni siquiera "empoderados", no están informados de nada. Aunque sin referirse directamente al problema de la cultura, Lenín Moreno afirmó: "debemos ser autocríticos y reconocer que en estos años no hemos logrado llevar elementos inspiradores suficientes para cambiar el YO interior de nuestro pueblo. Debemos reconocer que la infraestructura y lo material, central para transformar el país, difícilmente cambia al sujeto en su interior". Tan es así que la cultura oligárquica persistió -incluso en la intelectualidad- y estuvo a punto de arrebatar el gobierno a Alianza País.
Moreno dejo abierta la puerta a la participación clave del sector privado, siempre y cuando, desde el mismo, se consiga salir de la economía primario-exportadora y diversificar la economía.
La carta a Doris Soliz hizo notar: "ninguno de los desafíos podrá ser enfrentado si cada acción, cada política, cada programa no se apoyan o construyen sobre la base de una gran transformación ética y de valores; valores democráticos, de solidaridad, de generosidad, valores que no permitan ni toleren la corrupción". Y aquí sí: "ningún avance material podrá ser sostenible ni suficiente sin esa transformación cultural".
"¿Deberíamos -se preguntó Moreno- superar la lógica de partido, de un espacio entre nosotros sin abrirnos a los movimientos sociales y políticos que comparten los principios básicos del proyecto político?
Moreno, aunque abrió la puerta al diálogo con mujeres, indígenas y ecologistas que en la práctica tienen valores oligárquicos o peor (el socio-biocentrismo de Alberto Acosta, para quien el Hombre es Naturaleza, es neo-fascista), también la abrió para salir de la tendencia a la endogamia latinoamericanista e intelectual y formó un gabinete diverso (con muy buenos nombramientos, como en Justicia y en Cultura).
En una carta dirigida a la hoy ex Secretaria Ejecutiva de Alianza País, Doris Soliz (remplazada por Gabriela Rivadeneira y su arriesgada retórica), Moreno lanzó varias ideas y directrices de acción importantes: 1) la necesidad de formar cuadros sólidos, 2) el énfasis en la lucha contra la corrupción, y 3) la necesidad de contar con una ciudadanía responsable. En efecto, contra lo que está sucediendo en distintas latitudes, la "ciudadanía" no puede ser sólo sujeto de derechos y no asumir compromiso ninguno. Recibidos éstos, debe hacerse partícipe del acontecer nacional. "Es muy importante -le escribió Moreno a Soliz- que los grandes desafíos futuros sean asumidos por toda la sociedad, por la ciudadanía entera y no sólo por el Estado. El nuevo país debe ser el resultado de la corresponsabilidad entre la ciudadanía y el Estado". Esta afirmación muestra que Alianza País es mucho, menos populismo.
¿Cómo se relaciona lo anterior con la formación de cuadros? "Para que este principio de corresponsabilidad se pueda materializar -le escribió Moreno a Soliz- se requiere emprender una verdadera cruzada de formación política, que no debe ser entendida de ninguna forma como adoctrinamiento, sino como la entrega de elementos, análisis, información para que los ciudadanos actúen de manera consciente e informada" -por cierto que lo contrario de lo que ocurre en muchas democracias actuales, en las cuales los "ciudadanos" que no son tales, ni siquiera "empoderados", no están informados de nada. Aunque sin referirse directamente al problema de la cultura, Lenín Moreno afirmó: "debemos ser autocríticos y reconocer que en estos años no hemos logrado llevar elementos inspiradores suficientes para cambiar el YO interior de nuestro pueblo. Debemos reconocer que la infraestructura y lo material, central para transformar el país, difícilmente cambia al sujeto en su interior". Tan es así que la cultura oligárquica persistió -incluso en la intelectualidad- y estuvo a punto de arrebatar el gobierno a Alianza País.
Moreno dejo abierta la puerta a la participación clave del sector privado, siempre y cuando, desde el mismo, se consiga salir de la economía primario-exportadora y diversificar la economía.
La carta a Doris Soliz hizo notar: "ninguno de los desafíos podrá ser enfrentado si cada acción, cada política, cada programa no se apoyan o construyen sobre la base de una gran transformación ética y de valores; valores democráticos, de solidaridad, de generosidad, valores que no permitan ni toleren la corrupción". Y aquí sí: "ningún avance material podrá ser sostenible ni suficiente sin esa transformación cultural".
"¿Deberíamos -se preguntó Moreno- superar la lógica de partido, de un espacio entre nosotros sin abrirnos a los movimientos sociales y políticos que comparten los principios básicos del proyecto político?
Moreno, aunque abrió la puerta al diálogo con mujeres, indígenas y ecologistas que en la práctica tienen valores oligárquicos o peor (el socio-biocentrismo de Alberto Acosta, para quien el Hombre es Naturaleza, es neo-fascista), también la abrió para salir de la tendencia a la endogamia latinoamericanista e intelectual y formó un gabinete diverso (con muy buenos nombramientos, como en Justicia y en Cultura).
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FANÁTICAMENTE MODERADOS
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