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miércoles, 28 de febrero de 2018

¿EL NAZISMO? ERA UN LUGAR DE AMBIENTE, DONDE TODO ERA DIFERENTE

Philippe Simonnot publicó recientemente en Francia el libro Le rose et le brun (que puede traducirse como "el rosa y el pardo") que da cuenta de cómo una importante red de homosexuales contribuyó al ascenso del nazismo en Alemania. El número dos de Hitler durante mucho tiempo (desde los tempranos años '20, con el llamado "golpe de la cervecería"), Ernst Rohm, jefe de las Secciones de Asalto (SA, en alemán Sturmabteilung), nunca dudó en ostentarse como homosexual. Cuando Hitler llegó al gobierno, en 1933, le agradeció así a Rohm: "todo ésto lo hemos logrado gracias a tí". Las SA, que al ser disueltas a mediados de los años '30 tenían unos cuatro millones de miembros, se dedicaban a sembrar el terror callejero contra izquierdistas opositores al ascenso del nazismo. Esos izquierdistas (socialdemócratas y comunistas) no dejaron de denunciar que las SA estaban infiltradas por redes ultrajerárquicas de homosexuales.
      La homosexualidad venía de tiempo atrás en Alemania, al grado de "rodear" al último rey de Prusia y último emperador (káiser) alemán, Guillermo II. Tenía sus raíces en varios cultos en la cultura alemana de la época: al aristócrata helénico (de la Grecia antigua), a la juventud (con los Wandervogel o "aves errantes", grupos de jóvenes que debían irse entre hombres a disfrutar de excursiones en la naturaleza, y de donde salió el culto al homoerotismo de Hans Bluher), al antisemitismo (entre otras cosas, contra la creencia de que los circuncidados eran mejores amantes que los no circuncidados) y al paganismo de la "autenticidad" por "liberar". El nazismo creció en medio de la "Sodoma" de la República de Weimar, de la que disfrutó el pederasta André Gide, quien luego se decantaría por los muchachitos norafricanos, aunque siguiera siendo un asiduo de Alemania hasta después de la toma del poder por Hitler (a Gide, en cambio, no le gustó la Unión Soviética, la cual condenó por cierto la homosexualidad como "vicio fascista" del mismo modo en que Marx y Engels, en cartas explícitas, habían condenado las redes de pederastas alemanas como "vicio burgués").
     Bluher, homosexual y racista, simpatizó con el partido nazi. Era partidario de un mundo de "alianzas viriles" entre hombres "contra la influencia de las mujeres" y no fue molestado por los hitlerianos, pese al artículo 175 de la ley (artículo previo al nazismo) que condenaba la homosexualidad. Bluher ha llegado a ser considerado como "activista temprano" por los derechos de los homosexuales, aunque poco difundido al ser también antisemita. Según Simonnot, contra lo que creía Wilhem Reich, ícono psiconalítico del 68, el nazismo no estaba por la represión sexual, sino por la "liberación sexual", algo que Herbert Marcuse le reportó por lo demás al servicio de espionaje estadounidense.
    En 1934, ante la presión de la derecha, Hitler decidió deshacerse de Rohm y centenares de homosexuales en la "noche de los cuchillos largos". Las SA fueron disueltas dentro de las SS (Schutzstaffel o "escuadras de protección"), aunque en un discurso de 1937, Heinrich Himmler, jefe de las mismas SS y contrario a Bluher, seguía lamentándose de que el aparato de Estado alemán estuviera infestado de homosexuales. El sistema de rangos de las SS fue copiado de las SA. Por cierto, fue en la Alemania imperial de la segunda mitad del siglo XIX que Karl-Heinrich Ulrichs se inventó el "tercer sexo" hasta quedar convertido en pionero de la "teoría de género" y del movimiento LGBT.

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