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miércoles, 1 de agosto de 2018

TU MUÑECA, ESO ES...

Hace poco falleció Gudrun Burwitz. A primera vista, el nombre no dice nada, pero su apellido es el de casada. Su apellido original es Himmler. Gudrun Himmler, puppi (muñeca), fue la hija predilecta de Heinrich Himmler, responsable de los campos de exterminio nazi. Gudrun nació en Munich en 1929 y tuvo tiempo de conocer a su padre, a quien nunca dejó de adorar, incluso muerto. Himmler, en efecto, murió en 1945, en manos británicas.
     Con un falso nombre, Gudrun trabajó para los servicios secretos de la República Federal de Alemania (RFA), la cual, como queda demostrado una vez más, nunca llevó a cabo una desnazificación a fondo. Cuando la señora Burwitz trabajó para el Servicio de Inteligencia Alemán (BND), en los años '60, éste se encontraba a cargo del nazi Reinhard Gehlen, quien había sido general del ejército durante el nacional-socialismo. Gehlen fue reclutado al final de la guerra por Estados Unidos mediante la Operación Paperclip para utilizar su red de espías contra la Unión Soviética. Gehlen estuvo al frente del BND desde 1956 hasta 1968. Gehlen empleaba a cientos de nazis y colaboró estrechamente con la Central de Inteligencia Americana (CIA).
     Gudrun Burwitz, a su vez, fue un miembro destacado de Stille Hilfe (Ayuda Silenciosa), un grupo secreto de ayuda para ex nazis (en particular, ex SS, policía del régimen hitleriano). Fue en parte gracias a Stille Hilfe que algunos jerarcas nazis consiguieron refugiarse en Argentina. A través de esta organización, Burwitz ayudó por ejemplo a proteger a Anton Malloth, supervisor en la prisión de la Gestapo en Theresienstadt, pero que vivió después de la guerra 40 años sin ser molestado. Burwitz también protegió a Martin Sandberg, quien dirigió un escuadrón de élite que asesinó a miles de judíos, comunistas y gitanos en los países del Báltico para terminar sus días en la comodidad del hogar en Stuttgart, Alemania Federal. La hija de Himmler ayudó desde 1951 a antiguos criminales de guerra y negó la realidad de los campos de concentración, además de querer reivindicar la imagen de su padre. En la ultraderecha y más precisamente entre los neonazis, Gudrun llegó a ser conocida como "la Madre Teresa de los nazis". También la apodaban "la princesa nazi". Siguió en activo después de la caída del Muro de Berlín ayudando a criminales de guerra nazis condenados en la República Democrática Alemana (RDA)

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