El continuismo ganó en Guayaquil, con Cynthia Viteri como sucesora de Jaime Nebot (social-cristianos), aunque cabe recalcar que el alcalde saliente declaró que Rafael Correa (foto, arriba) "no es un muerto político". El partido Social Cristiano no logró perfilarse como fuerza nacional: tuvo pésima votación en ciudades de la sierra como Quito, Cuenca y Ambato, pero además perdió en algunos de sus bastiones de la costa, como Machala. En cuanto al régimen de Lenín Moreno (foto, abajo), se estrelló muy en particular en Quito, junto con sus aliados de "izquierda" y "centro": Izquierda Democrática, SUMA-VIVE y Democracia Sí, el partidito de la "eminencia gris" de Moreno (y vinculado con la embajada estadounidense), el funesto Gustavo Larrea. Las encuestas fallaron y ganó Yunda, si no ganó en realidad Luisa Maldonado. El caudal electoral de Alianza País, oficialista, es mínimo. Por su parte, los indígenas retuvieron sus pequeños feudos.
En un país que ya no tiene estado de derecho, el mal llamado "correísmo" fue impedido dos veces de registrarse con una organización propia. La tardanza en registrarse con un movimiento prestado (Fuerza Compromiso Social) le impidió participar en un alto número de circunscripciones electorales (en 50 % de las provincias). Aún así, el "correísmo" en realidad ganó en dos de las tres provincias más pobladas del país: Pichincha (con la prefectura para Paola Pabón Caranqui) y la siempre radical (por la añeja estructura de la propiedad de la tierra) Manabí, con Leonardo Orlando. La lista 5 tuvo altas votaciones en algunos otros lugares.
Moreno no para de arremeter contra Correa en lo que parece ser una enfermedad. En efecto, el ex mandatario fue acusado por el presidente ecuatoriano de recibir financiamiento del venezolano Nicolás Maduro. Sucede que hace rato que Moreno se comporta como si estuviera al servicio de "la embajada", y es lo que parece enfermarlo.
