Como sea, el informe de Mueller remató con que sí hubo injerencia rusa a través de las redes sociales y del hackeo de computadoras del Partido Demócrata. Es algo que cabría examinar en el texto de Mueller, porque las pruebas son en realidad nulas. Cabe señalar algo interesante: Joe Lauria, editor del portal estadounidense Consortium News, que no es de izquierda pero tampoco favorable a Trump, predijo tres días antes de los comicios estadounidenses que los Demócratas, con la señora Hillary Clinton (foto, abajo) a la cabeza, culparían a Rusia en caso de ser derrotados, como efectivamente sucedió. Lauria sugirió el 5 de noviembre de 2016 que los muy deshonestos Demócratas iban a tratar de tumbar a Trump mediante el Colegio Electoral o el Congreso. Sucede entre otras cosas que la señora Clinton, interrogada sobre la posibilidad de aceptar el resultado de las elecciones en caso de perderlas, se negó a contestar. Ocurrió en el avión de campaña poco antes del último debate presidencial. La acusación del hackeo se la inventó desde octubre de 2016 la muy engañosa administración del presidente Barack Obama, en especial a través del Director Nacional de Inteligencia James Clapper. En el último debate, la señora Clinton lo repitió y ya estaba apoyada por medios como CNN (Cable News Network). Según la candidata, el presidente ruso en persona, Vladimir Putin, estaba inmiscuido en el asunto, aunque Clinton no ofreció ninguna evidencia. Se trataba de ejercer presión...acusando a Rusia de hacerlo. Ahora los rusos se ríen del modo en que Estados Unidos maneja sus asuntos internos: el siempre alegre vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, sugirió que es muy difícil encontrar un gato negro en una habitación oscura, especialmente si el gato no está allí. A tan emocionante búsqueda se dedicaron durante dos años los periodistas-rocola, a costa de la dizque "opinión pública" y por encima de toda ley.
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miércoles, 27 de marzo de 2019
TRUMP Y EL GATO NEGRO
Desde luego que los medios de comunicación masiva, las redes y los periodistas-rocola callaron. El informe de Robert Mueller, fiscal especial, después de 22 meses de trabajo, exoneró al mandatario de Estados Unidos, Donald Trump (foto, arriba), sobre cualquier forma de entendimiento o coordinación de él y de su equipo de campaña con Rusia en las elecciones estadounidenses de 2016. Quienes estuvieron asegurando, antes de que concluyera la investigación, que Trump y Putin se entendieron se dedicaron a mentir
. Lo más curioso es que se trata de la clase de gente que cree que el sistema legal de Estados Unidos es el mejor del mundo, como si se buscara extraer conclusiones de las series televisivas o de lo que algunos estadounidenses estiman de sí mismos. Por lo visto, la capacidad de Estados Unidos para lograr el vasallaje ha llegado lejos, puesto que los vasallos han interiorizado su condición de tal modo que ni siquiera se la cuestionan.
Como sea, el informe de Mueller remató con que sí hubo injerencia rusa a través de las redes sociales y del hackeo de computadoras del Partido Demócrata. Es algo que cabría examinar en el texto de Mueller, porque las pruebas son en realidad nulas. Cabe señalar algo interesante: Joe Lauria, editor del portal estadounidense Consortium News, que no es de izquierda pero tampoco favorable a Trump, predijo tres días antes de los comicios estadounidenses que los Demócratas, con la señora Hillary Clinton (foto, abajo) a la cabeza, culparían a Rusia en caso de ser derrotados, como efectivamente sucedió. Lauria sugirió el 5 de noviembre de 2016 que los muy deshonestos Demócratas iban a tratar de tumbar a Trump mediante el Colegio Electoral o el Congreso. Sucede entre otras cosas que la señora Clinton, interrogada sobre la posibilidad de aceptar el resultado de las elecciones en caso de perderlas, se negó a contestar. Ocurrió en el avión de campaña poco antes del último debate presidencial. La acusación del hackeo se la inventó desde octubre de 2016 la muy engañosa administración del presidente Barack Obama, en especial a través del Director Nacional de Inteligencia James Clapper. En el último debate, la señora Clinton lo repitió y ya estaba apoyada por medios como CNN (Cable News Network). Según la candidata, el presidente ruso en persona, Vladimir Putin, estaba inmiscuido en el asunto, aunque Clinton no ofreció ninguna evidencia. Se trataba de ejercer presión...acusando a Rusia de hacerlo. Ahora los rusos se ríen del modo en que Estados Unidos maneja sus asuntos internos: el siempre alegre vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, sugirió que es muy difícil encontrar un gato negro en una habitación oscura, especialmente si el gato no está allí. A tan emocionante búsqueda se dedicaron durante dos años los periodistas-rocola, a costa de la dizque "opinión pública" y por encima de toda ley.
Como sea, el informe de Mueller remató con que sí hubo injerencia rusa a través de las redes sociales y del hackeo de computadoras del Partido Demócrata. Es algo que cabría examinar en el texto de Mueller, porque las pruebas son en realidad nulas. Cabe señalar algo interesante: Joe Lauria, editor del portal estadounidense Consortium News, que no es de izquierda pero tampoco favorable a Trump, predijo tres días antes de los comicios estadounidenses que los Demócratas, con la señora Hillary Clinton (foto, abajo) a la cabeza, culparían a Rusia en caso de ser derrotados, como efectivamente sucedió. Lauria sugirió el 5 de noviembre de 2016 que los muy deshonestos Demócratas iban a tratar de tumbar a Trump mediante el Colegio Electoral o el Congreso. Sucede entre otras cosas que la señora Clinton, interrogada sobre la posibilidad de aceptar el resultado de las elecciones en caso de perderlas, se negó a contestar. Ocurrió en el avión de campaña poco antes del último debate presidencial. La acusación del hackeo se la inventó desde octubre de 2016 la muy engañosa administración del presidente Barack Obama, en especial a través del Director Nacional de Inteligencia James Clapper. En el último debate, la señora Clinton lo repitió y ya estaba apoyada por medios como CNN (Cable News Network). Según la candidata, el presidente ruso en persona, Vladimir Putin, estaba inmiscuido en el asunto, aunque Clinton no ofreció ninguna evidencia. Se trataba de ejercer presión...acusando a Rusia de hacerlo. Ahora los rusos se ríen del modo en que Estados Unidos maneja sus asuntos internos: el siempre alegre vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, sugirió que es muy difícil encontrar un gato negro en una habitación oscura, especialmente si el gato no está allí. A tan emocionante búsqueda se dedicaron durante dos años los periodistas-rocola, a costa de la dizque "opinión pública" y por encima de toda ley.
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