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lunes, 28 de octubre de 2019

BOLIVIA, EN VIAS DE DESARROLLO

El gobierno de Evo Morales, quien tiene por vicepresidente a un ideólogo eficaz, Alvaro García Linera, ha conseguido que Bolivia deje de estar entre los países más pobres de América Latina y el Caribe. Bolivia ha crecido por 15 años consecutivos a cerca del 5 % y ha conseguido una muy importante redistribución de la riqueza: la extrema pobreza ha bajado del 38 % al 18 % y la promesa de Morales es que siga disminuyendo. El salario mínimo se ha sextuplicado y es ahora el quinto de América Latina. El ingreso por habitante se ha triplicado (el Banco Mundial considera a Bolivia ya como un país de ingreso medio) y los niveles de desigualdad se encuentran por debajo de la media de la región latinoamericana. En perspectiva, cabe señalar que Bolivia, un país calificado de "inviable" en los años '80, ha crecido ahora el doble de la tasa promedio de América Latina y el Caribe. Bolivia, pues, ya no es Haití ni Honduras.
      La economía boliviana se ha dinamizado con la economía informal (60 % de la fuerza de trabajo) que ha conseguido capacidad de acumulación y que está en el origen de las llamadas "burguesías chola y cunumi" que con todo no pierden hábitos corporativos. Para disponer del excedente y redistribuirlo, Bolivia nacionalizó algunos sectores clave como el gas y la electricidad, y el Estado tiene también un papel importante en los sectores minero y petrolero (Bolivia tiene la mayor inversión pública de América Latina). La intervención del Estado se ha conseguido sin afectar la estabilidad macroeconómica (no hay presiones inflacionarias -1 % en 2019- y el artífice de esta política económica ha sido Luis Arce Catacora, ministro de Economía y Finanzas). De lo que se trata ahora es de algo mucho más interesante: industrializar en el lugar las materias primas, incluyendo el litio (Bolivia es uno de los países del mundo con mayores reservas de litio). Se trata al mismo tiempo de fomentar en el mercado interno (de preferencia nacional) actividades generadoras de empleo e ingreso: no todo se ha dejado al asistencialismo (Bono Juancito Pinto para la eliminación del trabajo infantil y aumento de la matrícula escolar, Renta Dignidad como pensión universal vitalicia para las personas de 60 años o más, Bono Juana Azurduy de apoyo a las mujeres gestantes sin seguro de salud). Cabe agregar que el sistema financiero se ha "bolivianizado": 94 % de los depósitos están hoy en bolivianos y el resto en dólares, siendo que para el año 2000 apenas 3 % estaba en moneda nacional.
     Bolivia es por cierto el único país del mundo que elige a sus jueces por voto popular, por 6 años, sin posibilidad de reelección y revocables, aunque aún no hay suficientes. Bolivia ya no es el campeón mundial de la corrupción y las componendas que era en el año 2000. Lo enumerado seguramente explique que Morales se haya reelegido y que al mismo tiempo despierte resistencias entre sectores no desdeñables de la sociedad que en cierta medida aún se perciben como "señoritos" y que no entienden que el país sudamericano puede emprender la senda del desarrollo, en particular con la industrialización local de las materias primas.

LO QUE HAY QUE TENER (THE RIGHT STUFF)

 La Internacional Progresista (IP) del político Demócrata estadounidense Bernie Sanders se ha tragado a buena parte del progresismo latinoam...