En Haití, las protestas para lograr la renuncia del presidente Jovenel Moise han llegado a su cuarta semana. Moise se niega a dejar el cargo y nombró una comisión para el diálogo. El número de muertos por la represión triplica al del Ecuador, pero ni los grandes medios de comunicación masiva ni la intelectualidad progresista parecen al tanto de lo que ocurre en el país caribeño, donde no hay, no por lo menos a la vista, "proceso" o "gran líder" del cual colgarse. Algo parecido ha sucedido hace un tiempo con las protestas contra el gobierno hondureño. No hay alguna minoría, tipo indígena, a la cual reivindicar al unísono -curiosamente- con los grandes medios de comunicación masiva, felices con lo que sucede en el Ecuador. Como sea, Moise tiene en contra incluso a ex aliados como los de las Cámaras de Comercio (grupo de Bernard Craan, Foro Económico Privado), a la Iglesia católica que era partidaria del presidente anterior y a familias de la oligarquía tradicional, como la Boulos.
Moise (mediante su empresa Agritrans) y su entorno -en especial el ex mandatario que lo puso, Michel Martelly, de extrema derecha- están acusados de haberse robado el dinero de Petrocaribe (unos 2 mil millones de dólares), con el cual Venezuela buscaba ayudar a los haitianos (el dinero debía ir a programas sociales), y de querer subsanar el problema con medidas que han provocado inflación y carestía, incluyendo la de combustible.
También se han dado protestas contra el Core Group, que agrupa a representantes de Naciones Unidas y de varios país comparsa en Haití. El país sigue ocupado por una fuerza multinacional, la Minustah (Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití) que no tiene ninguna paz que mantener, puesto que no se trata de un país en guerra. Para que se mantenga la Minustah se ha violado incluso la Carta de Naciones Unidas , de tal forma que el costo de la ocupación sea "tercerizado" a países latinoamericanos y no lo tenga que cargar Estados Unidos. Ni siquiera se trata de ayuda humanitaria: la fuerza multinacional no hizo nada durante cuatro huracanes que golpearon a Haití ni con el terremoto de 2010 que causó 300 mil víctimas fatales. Entretanto, además, el problema de la inseguridad se ha vuelto más grave, en particular por el pandillerismo, mientras miembros de la Minustah se han dedicado a violar a mujeres y niñas. La misma fuerza introdujo el cólera, que dejó 30 mil muertos y 800 mil infectados. Haití no conocía el cólera hasta la llegada de la Minustah.
La situación de Haití, como la de Honduras, por lo demás, es mucho más grave que la del Ecuador, pero no se conmueve ni la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, simplemente porque no queda claro cómo obtener una renta política de la situación.
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lunes, 14 de octubre de 2019
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