Para hablar de los países que siempre se ponen como ejemplo de algo, los escandinavos, están ciertamente muy avanzados, En Noruega, es una mujer, Siv Jensen, la lideresa del ultraderechista Partido del Progreso. Y en Dinamarca, una de las cofundadoras del también ultaderechista Partido Popular Danés es una mujer, Pia Kjaersgaard. Es presidenta del Folketinget, el parlamento danés,
En el sur europeo, en principio más machista, resulta que Alessandra Mussolini, nieta del líder fascista del mismo apellido, circula tranquilamente como diputada del Parlamento europeo. Y en el corazón del Viejo Mundo, la ultraderechista Alternativa por Alemania tuvo como líder entre 2015 y 2017 a otra mujer, Frauke Petry, luego diputada del Bundestag (Parlamento federal).
Después de todo, no hay que olvidar a la señora de las fotos (arriba y abajo), aunque no fuera exactamente "ultra", pero sí derechista: Margaret Thatcher, antigua primera ministro del Reino Unido. La "Dama de Hierro" llevó a cabo una guerra en las islas Malvinas y quebró a los mineros británicos, además de haber sabido dar el empujoncito adecuado para el derrumbe de la Unión Soviética y de visitar al dictador chileno Augusto Pinochet en su exilio londinense. Lo curioso es que Thatcher, la "hija del tendero", fue al mismo tiempo "progresista", por increíble que parezca: fue de los pocos miembros de su partido que apoyó la despenalización de la homosexualidad masculina (proyecto de ley de Leo Abse) y la legalización del aborto (proyecto de David Steel). No parece que ser conservador o de ultraderecha (como en el caso de Alice Weidel, parlamentaria lesbiana de Alternativa por Alemania) esté reñido con ciertas posiciones dizque de avanzada. El hecho es que ser mujer no es garantía de nada, no en todo caso de una posición a la izquierda, aunque no se excluyan algunos "nichos de mercado" para granjearse popularidad (no la de los trabajadores, eso sí). ¿Qué hubiera escrito Neruda, se pregunta el muy demagógico cantante Ricardo Arjona? (da click en el botón de reproducción).-