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lunes, 24 de febrero de 2020

EL SALVADOR:¿NO SE PUEDE COMBATIR EL CRIMEN?

El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, quiso recientemente que la Asamblea Legislativa de su país aprobara un crédito de 109 millones de dólares del Banco Centroamericano de Integración Económica para implementar la tercera fase de un plan de modernización del aparato armado gubernamental destinado a luchar contra el pandillerismo y el narcotráfico. La Asamblea no lo consideró prioritario y mucho menos "de emergencia nacional", aún cuando El Salvador es uno de los países más violentos del mundo y el más violento de América Latina, pese a que desde que llegó Bukele al gobierno e implementó el Plan Control Terrirorial, la violencia cayó a sus niveles más bajos en tres décadas. Bukele no reaccionó de lo mejor ante la decisión de la Asamblea y se apersonó en ella con personal militar, "orando a Dios" de paso para que los políticos reconsideraran su actitud. Bukele oró, no "habló con Dios" (fue un decir que izquierdistas como los "duros" Demócratas del mexicano Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, tomaron a mal sin entender siquiera). Por cierto que el mandatario salvadoreño, con el apoyo abrumador de la población, tampoco dió un golpe de Estado. Y al final, tuvo que atenerse a la decisión de la Corte Constitucional local que le ordenó no servirse del ejército para "crear presión".
      Lo que izquierdistas -como los del portal "Con Nuestra América"- y los dizque "liberales", para variar con coincidencias, omitieron mencionar es lo que exasperó a Bukele y exaspera a muchos salvadoreños (da click en el botón de reproducción para oír las palabras del mandatario de El Salvador): las "maras" -los pandilleros- tienen contactos no desdeñables con políticos. Las maras se dedican entre otras cosas a la extorsión y el blanqueo de capitales. Según un testigo clave de la Fiscalía salvadoreña en la llamada Operación Cuscatlán, que juzgó y dictó sentencia a casi 400 pandilleros de la MS-13 (MS: Mara Salvatrucha), los pandilleros lavaban el dinero de extorsiones a través de actividades legales como cafetales, granjas avícolas, cultivos de hortalizas y servicios de taxis, y, atención, recibían dinero de políticos, partidos políticos incluidos. Fueron acusados en particular políticos del ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), desde el ex alcalde de San Salvador, Norman Quijano, hasta el alcalde actual, Ernesto Muyshondt, alguien por cierto muy cercano al extinto "halcón" arenero Roberto d'Aubuisson, organizador de escuadrones de la muerte y autor intelectual del asesinato de monseñor Arnulfo Romero en 1980. Por lo demás, el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) no salió totalmente indemne de las confesiones de los pandilleros, aunque la colusión haya sido sobre todo con la extrema derecha, algo que ya se sabía. En las condiciones descritas, se entiende que Bukele, en su enojo, haya dicho que "se hace política con la vida de los salvadoreños" y que éso no se vale. Por su parte, la izquierda ha hecho mal en sumarse al bloqueo de la lucha frontal contra el crimen: es un tema que la misma izquierda, salvo en el Ecuador de Rafael Correa, ha desdeñado, reduciéndolo con frecuencia a "la pobreza". El hecho es que las razones del enojo de Bukele y muchos salvadoreños con el Legislativo no fueron reproducidas y el asunto quedó erróneamente en lo que son indudablemente algunas excentricidades de Bukele.

LO QUE HAY QUE TENER (THE RIGHT STUFF)

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