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domingo, 19 de julio de 2020

ARGENTINA: DON ALBERTO LE HACE A TODO...

En cierta medida, el presidente argentino, Alberto Fernández, se ha estado consagrando como un presidente progresista de centro, no demasiado a la izquierda, ni tan radical. En particular, se ha ganado problemas con el kirchnerismo por sus constantes coqueteos con el empresariado, sin mayores distinciones. Basta ver Agenda Argentina, el grupo de think tanks de Fernández, para darse cuenta del grado de penetración de términos del debate muy al estilo estadounidense, desde la denostación de los "odiadores" (como si hubiera algo de decididamente anormal en sentir odio) hasta la apología de la ideología de género, demasiado repetitiva y que llega a excesos como el de festejar la inclusión laboral travesti y trans. La verdad, se trata en el mejor de los casos de un asunto de muy pequeñas minorías, si no es que minúsculas, que no amerita tanta ostentación. Lo mismo sucede con la difusión de la especie de que "la marihuana es una planta noble". Puede ser, pero ¿ante la crisis actual es de la misma importancia que los problemas del mundo del trabajo? En Agenda Argentina, todo está en el mismo rango, y las convocatorias al debate juntan "juventudes e infancias" con "soberanía alimentaria". Desde los años '80, a fuerza de querer hacerse de "la vida cotidiana", la izquierda se ha ido acercando cada vez más al tipo de temas que proponen los autodenominados "demócratas liberales". Lo anterior, en el caso de Argentine, con un presidente que además llega a dirigirse a los "chiques" y los "amigues". De amonestarles, ¿les diría que son medie idiotes, o sonaríe algue muche muy grosere?
       Todos estos asuntos son menos casuales de lo que parecen. Ahora, la educación en Argentina, como por lo demás en la universidad pública en México, se pacta con la alta finanza (en México, con memoranda con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, por ejemplo). En marzo pasado, el ministro argentino de Educación, Nicolás Trotta, resolvió tranquilamente con alguien de la Open Society Foundation, del nefasto magnate húngaro-estadounidense George Soros, una serie de acuerdos que orientarán el sistema educativo en la dirección querida por el capital financiero: mayor insistencia, hasta el cansancio, en temas de género y en ciertos aspectos de los Derechos Humanos (legalización del aborto, etcétera), por ejemplo. Hay que saber que en el mundo los Estados y familias gastan anualmente 4,3 trillones -millones de millones- de dólares en educación, lo que es una oportunidad para los negocios, por ejemplo con plataformas digitales, venta de evaluaciones, asesorías y cursos, servicios editoriales, etcétera. Este lucro con la educación se ha vuelto de los más rentables en las bolsas mundiales. Hay países que ganan más con la venta de servicios educativos al extranjero que con las ventas de la industria automotriz. Soros puede llegar a impulsar reformas educativas con la Open Network University y su preparación para "los empleos del futuro" y ya ha sucedido en el pasado que un ministro argentino quiera canjear deuda por inversión educativa. El resultado termina un buen día por estar a la vista: Agenda Argentina es incapaz de jerarquizar los problemas. Dicho sea de paso, el gobierno de Fernández ha contribuido a ir orillando al progresismo latinoamericano, a través del Grupo de Puebla, hacia un centrismo que es estar "a la izquierda de la derecha". Ahí están las extravagantes declaraciones de Trotta en la cuenta de Twitter del mismo Grupo: "es el sector del capital, con regulación inteligente, el que más capacidad tiene de generar riqueza" (qué manera de decir sin decir...). En fin, que el progresismo no vaya a quedar como Estanislao, el hijo de Alberto Fernández (foto, el chique es drag queen):


FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...