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jueves, 30 de julio de 2020

LOS BUENAZOS: ¿QUÉ, YA LLEGAMOS A DONDE IBAMOS?

Parte de la glorificación actual de la mujer tiene que ver con la creencia, a veces expresada crédulamente, de que todos los seres humanos "venimos de una mujer", y de que es la mujer la que "da la vida", todo lo cual es falso, puesto que ninguna mujer se fecunda sola. Con todo, con esta creencia, se puede llegar a creer también que cualquier forma de intervención masculina es "artificial" ( y por ende, prácticamente una violación). Así se llega a definir al hombre meramente como "donador de semen", que es lo más articial que pueda sonar. En realidad, en muchas culturas las mujeres "le dan hijos" al hombre (al menos desde los romanos) que ha "puesto su semilla". El problema con muchos planteamientos actuales es que parecen creer que dicha glorificación es parte de una "vuelta a la vida" (y tal vez al "Ser") que el hombre en cambio niega, por ser "violento".
     Así pues, a la par de esta glorificación esta la de la vuelta "a la naturaleza", por cierto que con un dejo bien hippie. De la misma manera en que el horrendo patriarcado toma a la mujer por objeto, el horrible Hombre toma a la naturaleza por "cosa", siendo que en realidad es un ser vivo. A partir de aquí, se puede preferir la protección de un perrito que la de un ser humano. El primero es inocente, el segundo es un pecaminoso trastornado hasta lo artificial y el violentamiento de "la especie", "las especies" y claro, los vegetales, las piedras, las montañas, etcétera. Así como no se toca a una dama ni con el pétalo de una rosa, no se toca a la naturaleza, mucho menos para que el Hombre, con su trabajo, pretenda dominarla. ¿Cómo que dominarla? Imposible.
      Ya que hablamos de vida e inocencia, debemos pasar desde luego por la infancia. Un niño, como lo sabe cualquiera que tenga uno en casa, es la inocencia ambulante, incapaz del menor daño, digno engendro de "la vida maternal" y acreedor a todos los derechos, incluyendo el de que no se le imponga una educación, porque es "artificial" y "adultocentrista", como se llega ya a decir. Los niños están no para ser educados ("conducidos", "guiados", siguiendo la etimología latina de "educar"), sino para ser felices y libres como el viento (las niñas, caprichosas como el mar), el principio mismo de "los derechos y las libertades" que tanto reclaman los demócratas liberales, como se hacen llamar.
     En este orden de cosas, los indios o "pueblos originarios" encarnan desde luego, cualquiera sea la cosa que hagan, la "vuelta a los orígenes" y a la naturaleza, desde la de la Pachamama hasta la "naturaleza humana". Son inocentes frente a los horrores del colonizador, casi siempre Hombre blanco y patriarcal, y mejor haríase en dejarlos a sus arcos y flechas, su gran sabiduría chamánica, su capacidad de hablarle a las plantitas y "su Ser".
     Puestos a buscar lo que se quiere encontrar, se puede asegurar de paso que entre los animales la homosexualidad es de lo más común (aunque valga en realidad para especies minoritarias). Que el Hombre "vuelva a los orígenes" es que se reconcilie con el orangután que lleva adentro. La homosexualidad (que es en realidad el principio de hacer lo que dicten "los derechos y las libertades" con el sexo) es de lo más natural, así las marchas del Orgullo muestren el carnaval de lo contrario. Es más sencillo de lo que parece: los bonobos (chimpancés pigmeos), por ejemplo, "utilizan las relaciones sexuales como una forma de fortalecer los vínculos sociales (sic) entre los ejemplares de una misma comunidad, sobre todo entre los machos más jóvenes y los más dominantes". Progrese: saque al bonobo que lleva adentro, y recuerde que "macho calado, macho probado".
     En fin, que todo lo enumerado es una feliz "vuelta a los orígenes" - se le puede agregar algo de mota- que hemos extraviado por la técnica, la civilización (confundida con las conveniencias sociales), los artificios: es la naturaleza contra la cultura (reducida a su mera acepción de "hábito", "la cultura de la violencia", "la cultura de la misoginia", etcétera). Tarde o temprano, todos estos asuntos hippies de hijos de papi rebeldes tenía que entroncar con una forma de vender y hacer negocio de papi, en la reconciliación campestre.
      Para más señas, es lo que reivindicaron -naturaleza contra cultura, y sobre todo contra civilización (Kultur-Natur contra civilización)- en su momento movimientos e intelectuales que terminaron un poquito mal sus días después de causar estrago y medio entre la Humanidad y entre los seres humanos de educación. Esta "vuelta al Ser" no es otra que una del tipo de la propuesta por lo peor de la reacción en los años '30. Paso, heil babies!, así me linchen. Por cierto: "el pueblo" tampoco es la esencia del Ser bueno, inocente, vital y puro, salvo para consumo de populismos dudosos y activistas extraviados.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

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