Perú ha tenido dificultades en terminar de declarar presidente electo al ganador de las elecciones, el candidato de izquierda Pedro Castillo. En lo que son peras o son manzanas, a Castillo se le arrancan todas las concesiones posibles, y en este sentido actúa incluso el Grupo de Puebla, de centro izquierda, que no puede desconocer las diferencias que existen con el peruano.
La señora Keiko Fujimori, de derecha, ha hecho todo lo posible por demorar el triunfo de Castillo y revertirlo, alegando fraude electoral, pero además maniobrando para una "intercesión" de la Organización de Estados Americanos (OEA), dirigida por el nefasto Luis Almagro, ex miembro de la izquierda uruguaya hasta ser expulsado de ella (Frente Amplio). La "intercesión" de la OEA en Bolivia en el pasado, contra el boliviano Evo Morales, resultó ser fraudulenta. Lo que Keiko Fujimori pidió del presidente interino peruano Francisco Sagasti fue una auditoría electoral de una "entidad independiente internacional". Digamos entretanto que cierta izquierda debería cuidarse de creer que está "arrasando", puesto que Fujimori no estuvo para nada lejos de conseguir el voto de la mitad de los electores. Tampoco estaría lejos de ir a la cárcel al estar siendo juzgada por lavado de dinero en anteriores campañas electorales. A estas alturas, en las encuestas, la popularidad de Castillo (del 48 %, lo que tampoco es "abrumador") supera a la de Fujimori (30 %). El ex vicepresidente boliviano Alvaro García Linera tiene cierta razón, y nada más, cuando nota la mutación del escritor peruano Mario Vargas Llosa de liberal a noefascista, a lo que habría que agregar que éste no dudó en llamar a la intentona militar para frenar a Castillo. Pero si García Linera cree que el neoliberalismo va "degenerando en un acomplejado neofascismo", no debería inventarse un asalto al Capitolio estadounidense que no fue tal. García Linera da en ocasiones muestra de lo que no es sino el extravío ideológico de una época que optó por deshacerse de la alternativa socialista y que ahora se ha estado encargando -de ahí la poca confianza que inspira el Grupo de Puebla- de orillar al máximo a Castillo al centro.
El problema es más bien otro, aunque el fascismo no estuvo por cierto desligado del bajo mundo. Desde la cárcel, quien estuviera encargado de la Inteligencia del presidente peruano Alberto Fujimori, para acabar como gran traficante de droga, Vladimiro Montesinos, se ha estado permitiendo llamadas -que tiene en principio prohibidas- para sobornar, ayudado de Kenji Fujimori (hermano de Keiko) al Jurado Nacional de Elecciones a cambio de que pierda Castillo y "evitar que la chica vaya a la cárcel". En suma, no se está a la espera del resultado definitivo de las elecciones, sino chantajeando a las autoridades electorales para revertir el resultado, y apelando para el caso a un delincuente, con sus “ vladillamadas”, para que salga en defensa de una presunta delincuente, la misma Keiko Fujimori. No debiera sorprender demasiado esa afición de la derecha por la delincuencia. Sorprende más que se haya estado llevando mientras tanto a Castillo a una posición desde la cual le puede resultar más difícil gobernar, de ser declarado finalmente triunfador. En este proceso se le pudiera estar sacando a Castillo parte de su sustrato popular para orillarlo a una visión de clase media, siendo que no ha sido lo suyo. Puede que la diferencia esté entre "decentes" y "delincuentes", si al modo de George Orwell hay alguna manera de arrebatarle a la derecha su fachada de "decencia" para remitirla a la gente ordinaria y no a un asunto de modales en la mesa, que entre otras cosas consisten en callar los problemas para arreglarlos en algún rincón perdido de la casa. A esperar...(da click en el botón de reproducción mientras tanto).
Por iniciativa "ciudadana", México se prepara para una consulta popular el primero de agosto sobre lo que se entiende que es el actuar de los ex presidentes del país. El asunto puede parecer importante ante el peso del presidencialismo en el mismo México, pero en realidad puede serlo menos que otros, como el de los juicios a la ex secretaria de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Rosario Robles y al ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya, que revelarían tejes y manejes con participaciones amplias, al menos dentro de la burocracia y la clase política, es decir, un problema colectivo. No se puede seguir resolviendo problemas colectivos con linchamientos personales, lo que le está ocurriendo por lo demás con especial fuerza al mandatario Andrés Manuel López Obrador, tal pareciera que por no entender bien de "dinero en circulación". López Obrador ha dicho que no votará en la consulta y que lo suyo no es la venganza, aunque tampoco servir de tapadera. Cabe recordar que estuvo en las costumbres del antiguo partido oficial, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), sacrificar a alguna personalidad importante a principios de cada sexenio a modo de legitimación. Al parecer, a toda una parte del hoy oficialista partido Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) y a más de un "intelectual" de izquierda les interesa seguir en este tipo de fenómenos catárquicos que dicen muy poco sobre formas de participación colectiva en la corrupción en el aparato de Estado, incluyendo el aparato de Justicia. ¿No sería mejor que en vez de repetir circos, suponiendo que sea posible, se pudiera impartir realmente justicia para todos los mexicanos en un país donde la Justicia simplemente no sirve, de tal forma que increíblemente casi el 100 % de los delitos queda impune (la cifra exacta es ni más ni menos que del 92.4 % de delitos que quedan impunes)?¿Es más importante juzgar a uno que otro ex presidente, si se puede, que apoyar los esfuerzos de reforma del sistema judicial impulsados por el senador oficialista Ricardo Monreal y por el magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar? La oposición no entendió que la prolongación del mandato de Zaldívar no es asunto de la persona de Zaldívar, sino del proyecto de Zaldívar, de la misma manera en que dentro del mismo MoReNa no se separa el proyecto de Monreal de la persona de Monreal, que ciertamente tiene intereses propios. ¿El problema es, para variar, "quién" y no "qué", casi hasta ahogar lo segundo en lo primero?¿Por qué no se le ha reprochado algo al fiscal general Alejandro Gertz Manero, que no consigue sacar adelante sus casos hasta ahora?
La pregunta de la consulta popular del primero de agosto es como sigue: "¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco institucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?". Puede que la pregunta sea entendida por activistas y por el poeta Javier Sicilia, pero no por todo el mundo, siendo que por lo demás se requiere de un 40 % del padrón electoral de participación (37 millones de personas) para que el resultado sea vinculante, es decir, que obligue a alguna autoridad a hacer algo, sin que quede claro qué. Ya han tenido lugar sainetes con ex presidentes: por ejemplo, con el que menos tuvo que ver en los sucesos del 2 de octubre de 1968 e incluso en el "Jueves de Corpus" del 10 de junio de 1971, Luis Echeverría Alvarez, detestado al unísono por la ultraizquierda infantil y la derecha empresarial. El ex mandatario Vicente Fox ha pedido que López Obrador sea incluido en la consulta del primero de agosto, lo que indica que a veces un presidente de México puede serlo sin siquiera saber leer (y no, no se trata del actual), puesto que la pregunta dice "en los años pasados" y el presidente actual no va ni a la mitad de su mandato. Ni siquiera debería haber referéndum revocatorio a principios del año entrante sobre una persona, la del presidente, salvo que no se haya votado por un proyecto, por endeble que haya sido el que finalmente presentó para ser electo el mismo López Obrador y que coordinó Alfonso Romo. En todo caso, se debería evaluar no las "mañaneras" del actual mandatario, sino el grado de cumplimiento de lo que ofreció (la erradicación de la corrupción), si es que es lo que interesó y no dar un espectáculo con cabezas en la picota. Habría que probar, cosa que no puede hacer la oposición, desvíos de fondos públicos para el bienestar particular de alguien en el gabinete de López Obrador, más allá de las intentonas engañosas del seudoperiodista Carlos Loret de Mola. En suma, habría que probar que el gobierno de López Obrador repitió los tráficos de grandes sumas de dinero de gobiernos anteriores, tipo "Estafa Maestra" o los "enjuagues" denunciados por Lozoya. La interrogante lanzada al aire por López Obrador es, básicamente, si se puede erradicar la corrupción del Estado, y es el punto sobre el cual la oposición y sus plumíferos no tienen mayor cosa qué decir, porque al menos a nivel de gabinete no parece haber un solo peso desviado.
La gran habilidad del PRI consistió en permitir el enriquecimiento de unos pocos, pero soltando el suficiente "dinero en circulación" para cooptar y mantener contenta a una parte de la población, contando con el aguante de los demás. Como lo señaló alguna vez el líder priísta Manlio Fabio Beltrones, al "gobernar" Acción Nacional, de derecha, hizo lo que hacía el PRI "más lo que creyó que hacía el PRI", aunque nadie en la oposición quiera darse cuenta de lo que representa el caso de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública en manos de la Justicia estadounidense después de haberlo estado con todo entusiasmo de dos cárteles de la droga, el de Sinaloa y el de los Beltrán Leyva. Está por ahora tan en el olvido como el caso de Robles o el de Lozoya, de tal modo que no faltará quien, hablando a nombre de todos y contra lo que dijeron los resultados de las elecciones del 6 de junio, reclamará que no hay "dinero en circulación". De la manera en que lo había antes, no lo hay, porque no se está cooptando, y de seguirse así ya no lo habrá, por lo que los cooptados de siempre, o al menos de las últimas cuatro décadas, se sienten desplazados, por lo que se preguntan: ¿dónde quedó el dinero? Más, si se eliminan lo que eran las formas más novedosas de cooptación: es como si, de repente, una parte de la población ya no supiera moverse, porque ya no hay "movida", ni "jugada", ni "no me pongan donde den, sino donde hay", porque ya no hay. Queda por saber si puede haber el suficiente avance para que la austeridad republicana y el mejoramiento del servicio público permeen a fondo todo el aparato gubernamental y no nada más el gabinete "de altura". Lo demás es accesorio: López Obrador no prometió salir del capitalismo, ni convertir a México en potencia, ni "administrar la abundancia", ni "entrar al Primer Mundo" ni nada por el estilo, por contraste con las promesas siempre incumplidas de gobiernos anteriores.
En la medida de lo anterior, la "didáctica" del presidente mexicano tiene limitaciones y no encuentra siempre eco, ni siquiera en el lópezobradorismo. La oposición no tiene mayor proyecto de nación, y sería erróneo decir que el lópezobradorismo tiene uno firme. Como suele suceder en la izquierda también, más de uno se cree que de lo que se trata es de tener poder, en lo que no hay diferencia con los opositores, que saben muy bien que tienen el de los medios de comunicación masiva. El problema no deja de parecerse al de otros gobiernos progresistas de América Latina, con escaso "material humano" para explorar en el fondo cultural y educativo del problema. Como sea, no es con linchamientos que se resuelven los problemas culturales y educativos que debieran solucionarse con una participación "desde abajo" de la gente, cosa que la oposición tampoco reclama, como no lo hace buena parte del lópezobradorismo. Es hasta cierto punto inesperado que en las elecciones pasadas el oficialismo se haya encontrado con el pueblo y no con la clase media, que desde ya está más interesada por buscar otro recambio a su favor en el 2024, luego de haber brincado de Acción Nacional a MoReNa para regresarse por donde iba, a reserva de lo que pueda sacar de sí el PRI. ¿Cuál es la pena? (da click en el botón de reproducción).
Es probable que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, alcance a salir de algunos líos en que se mete y lo mete la oposición. Poco antes de las recientes elecciones del 6 de junio, López Obrador, impedido por la veda electoral de cualquier propaganda, tuvo la pésima ocurrencia de declararse "seguidor de Jesucristo", en plena contradicción con el Estado laico y con las ideales juaristas. No queda claro a quién quiere el mandatario ganarse con este tipo de declaraciones, o como lo hizo hace tiempo como candidato, yéndose a subir al cerro religioso del Cubilete. Que no se incline el presidente "donde se hinca el pueblo", siguiendo al Nigromante, pues uno de estos días podrá declararse seguidor de Jesús Malverde o de la Santa Muerte.
Después del 6 de julio y vistos sobre todo los resultados en la Ciudad de México, López Obrador arremetió contra la clase media, acusándola de dejarse manipular por la oposición, aunque es probable que en realidad la clase media se haya dividido, como ha venido sucediendo en distintos países latinoamericanos. Hay quien dijo que la clase media siempre actúa como "media clase", sin una orientación clara. Que una parte de la clase media sea una plaga no es novedad: el escritor chihuahuense Martín Luis Guzmán la acusaba de no darse cuenta de que es la causante de buena parte de los males de México, dada su actitud. A veces puede decirse decente, pero no es seguro que sea muy civilizada. A partir de la época postrevolucionaria, la clase media mexicana encontró en el Estado un vehículo de movilidad social ascendente no siempre muy derecho y sí con frecuencia ligado al supuesto "sentido común" de que "el que no transa no avanza", "el que se mueve no sale en la foto", un "político pobre es un pobre político", etcétera, hasta la vanagloria y la creencia de que "la corrupción somos todos". A esto se agregó un pacto apenas disimulado con el narcotráfico, establecido desde los años '80 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) pero consagrado en dos sexenios de Acción Nacional: la "brillante idea" era que, así se estuviera cayendo el país, siguiera "circulando dinero", sin importar mucho su origen, ni que con frecuencia los muertos los pusiera la gente de pueblo, al mismo tiempo fascinada con su nuevo "bandidaje". La clase media no quiso ver, pero sí alcanzó en cambio a convertirse en "cliente solvente" en la apertura al "libre comercio" y sobre todo a una enorme influencia cultural estadounidense, que cultiva desde hace rato la creencia de que la clase media es "el alma de Estados Unidos" y debe serlo del planeta entero.
Lo más chistoso, porque realmente lo es, estriba en que son los "antipopulistas" quienes defienden a capa y espada a la clase media. Es chistosísimo por lo siguiente. El régimen del PRI, por décadas, se basó en el populismo para amortiguar cualquier conflicto de clase, sugerir la gran unidad nacional, unir desde empresarios hasta campesinos, obreros y "organizaciones populares" de tal modo que se escondiera la polarización que cualquier sistema capitalista tiende a provocar. No había nada mejor que la clase media para significar ese "amortiguamiento del conflicto". Dicha clase, no siempre muy proba, fue con frecuencia la mimada de un régimen que concebía al Ejecutivo como un árbitro entre intereses en en el fondo contradictorios, pero capaz de dejar en apariencia contentos a todos ("la solución somos todos", lanzaba al aire por ejemplo José López Portillo en su campaña presidencial). Esta idea del país era inexacta y se sabía. Por ésto se prohibía por ejemplo que se revelara la crudeza de la pobreza en libros como los del antropólogo Oscar Lewis. El discurso contra la polarización no es más que el discurso populista clásico de la conciliación de clases, que se remonta por lo menos a un héroe de López Obrador: Lázaro Cárdenas, en la segunda mitad de los años '40, después de hacer concesiones a los sectores populares no dudó en congraciarse con el empresariado descontento para "mantener la unidad" y de ahí surgió la candidatura de Manuel Avila Camacho.
Para el estadounidense, las clases no existen ni se habla de ellas, lo que puede permitirse un imperio que "amortigua" succionando el dinero de otros en el mundo gracias al dólar. El problema con México es que, a diferencia de Estados Unidos, no es el imperio y no tiene el sartén por el mango, sino que está frito, como se ha dicho por ahí. El 54 % de la población mexicana vive en la pobreza, es decir que está frita. A grandes rasgos, podría pensarse que López Obrador tiene razón y que la clase media podría pensar menos en sí misma y en lo que cree ser y merecer y ser más solidaria. Pero esto no es un análisis de lo que ocurrió, en particular en la capital mexicana. La política anticorrupción de López Obrador, si terminara de cuajar, pondría fin a las formas tradicionales ya descritas de movilidad ascendente de la clase media mexicana, a partir de un generoso reparto de fondos públicos. ¿Sintió esta clase "menos dinero circulando"?¿Menos cargos públicos a disposición para ascender a costa del erario? Puede ser. El problema se complica por la falta de oportunidades en un mercado nacional ahorcado por el "libre comercio". ¿O esperaba la clase media la Gran Noche Revolucionaria de juicio al Antiguo Régimen (hasta donde lo es), contra la opinión de López Obrador, y pese a que el asunto va a ser relanzado? Vaya contradicción: esperar más y mejor reparto (tal vez porque la gente del seductor de la patria había llegado al acaparamiento), y al mismo tiempo el Gran Juicio al régimen que "robaba, pero dejaba robar".
Cuando se quiebran los populismos, se acaba la conciliación de clases y aparece su conflicto, lo que no tiene por qué dirimirse forzosamente por la violencia. Resulta igualmente chistoso que sectores acomodados de la sociedad mexicana, que nunca se han tocado el corazón para humillar a lo que Emilio Azcárraga llamaba un "país de jodidos" o a lo que a muchos les parece un mundo de "mediocres que no quieren superarse", acusen de "odiador" y "confrontador" a quien no tiene la suficiencia de despreciar al país al grado de correr a vacunarse en Estados Unidos y a disfrutar de propiedades en Miami (desde Alejandra Barrales hasta Genaro García Luna, pasando por Carlos Loret de Mola). Simplemente, como a buenos populistas, no les gusta el tú a tú entre clases que les otorgue a los de abajo sentido de igualdad. Es aún más gracioso: hay gente que cree mantener a quien la mantiene con su trabajo. Es de lo más estadounidense decir que el problema con los pobres es que "no quieren superarse". La mayoría de la población mexicana, ya se sabe, no avanza por floja, fiestera, gastalona, llena de hijos y otros problemas que, también es sabido, no ocurren, no qué va, entre los ricos, verdaderos emprendedores, puritanos, ahorrativos, ajenos al influyentismo y el amiguismo, sin hijos (tipo nórdico)...Ni a esta gente ni a la clase media, está claro, nadie tiene por qué darle clases de moral, porque las cosas se resuelven no con moral (y ciertamente el tonito del "seguidor de Jesucristo" no arreglará mucho), sino con dinero.
Se vale ser clasista, racista, etcétera, pero no se vale no poner la otra mejilla y resulta que el pueblerino de Tepetitán salió respondón. Sea, es imperdonable. Tanto como el hecho de que ni los ricos ni las clases medias se hayan ocupado jamás de educar en serio a los sectores populares (y al conjunto de la población), una de las vías recordadas recientemente por el senador Ricardo Monreal para salir del atraso. López Obrador, desafortunadamente, no es lo más formal ni cortés que haya. Pero quien crea que tener educación y transmitirla es poseer propiedades en Miami, ir a esquiar a Vail, darse la escapada a las Vegas, triunfar en Hollywood y pasear en Nueva York por la Quinta Avenida, seguramente se confunde. No tiene educación ni mayores modales, porque no se estila entre estadounidenses, y ya se siente en periodistas, locutores, etcétera: en nombre de "detonar las inversiones" y las "derramas", ¿qué no era "por el bien de todos, primero los ricos"? No se puede crear tales desigualdades y extrañarse de que algunos no aguanten más. Pero no habría mucho de qué preocuparse: la Ciudad de México, sede de los poderes federales, siempre ocupó, con todo y su muy brillante clase media, el lugar 32 en el listado de la corrupción por entidades federativas en México (siendo así el lugar más corrupto). No es que los haya que se dejen manipular: están en la situación de manipular, o de ser manipulados, pero por cuestiones de intereses y cultura y no porque gente sin representatividad les haya lavado el coco. Grado de análisis en el lópezobradorismo: cero, para variar. !A tener éxito, supérense como todos los que "sí saben hacerla" y salgamos de la mediocridad tropical! (Que lo siguiente no se vuelva el himno lópezobradorista, esperemos...da click por si acaso en el botón de reproducción, no vaya a ser).
En la actualidad no pare claro cuál es el papel que deben jugar los medios de comunicación masiva.
En principio, quienes trabajan en estos medios no están exentos de tener opiniones propias y su subjetividad. Pero, de acuerdo con la periodista francesa de derecha Charlotte d'Ornellas, si se trata de debatir se debe partir de un mínimo de honestidad . En el debate debería tratarse de buscar entre todos una verdad objetiva exterior (exterior a la subjetividad de cada quien), de tal modo que, agreguemos, se pueda llegar a un mínimo de imparcialidad o de objetividad.
Otra cosa es cuando se parte de entrada de la descalificación del otro. A decir verdad, en la actualidad muchos periodistas y comunicadores ni siquiera conocen el significado de las palabras que emplean, y descalificar al otro es una buena manera de ahorrarse la búsqueda de la verdad. En última instancia, no faltan quienes sostienen que a fin de cuentas "cada quien" tiene "su" verdad (que puede ser la que le resulte desde luego la más conveniente), y que no hay modo de llegar, ni de aproximarse, a "la" verdad, porque no existe de manera objetiva. Si así fuera, al tener cada quien su verdad no habría forma de dilucidar el error o la falsedad de las cosas, y no es difícil entender que a este ritmo se pierde la facultad para el discernimiento. Tal pareciera que muchos periodistas y comunicadores no la tienen, para no prestarles que la quieren extraviar adrede.
Si alguien empieza diciendo por ejemplo del gobierno actual de Nicaragua que es una dictadura, que el presidente Daniel Ortega es un autócrata, un tirano, un populista, un totalitario, un autoritario y hasta un fascista, no queda claro si se está haciendo otra cosa que adjetivar. En el límite, se pudiera estar diciendo que el señor "no se vende" (es decir, que no puede "estar vendible" y por ende "presentable") porque todas las etiquetas sobre el producto son malas (en algún momento, Gilles Bataillon agregó las suyas), y Ortega no tiene sello certificado de "marca democrática", que es sin duda lo que más vende, y no por la pura palabra, desde luego, sino porque atrae con su promesa de reparto e inclusión, así se trate de ilusión para muchos.
Curiosamente, quienes se la pasan adjetivando nunca reconstituyen los argumentos del otro, ni contexto ninguno. Pongamos por ejemplo lo que es cierto, simplemente según organismos internacionales: Nicaragua es casi autosuficiente en alimentos (al 90%), el 99 % de la población tiene acceso a la electricidad, generada por lo demás con "energía verde", tiene uno de los mejores sistemas de salud de América Latina, una de las más bajas tasas de Covid 19 en el mundo, tasas de pobreza y extrema pobreza a la mitad y muy bajas desde la llegada de Ortega al gobierno en 2006, es el quinto país en igualdad de género en el mundo después de países nórdicos, y el país del mundo con el mayor número de mujeres en la política y en cargos ministeriales. ¿Es el equivalente de la perfección? Para nada, y ni siquiera obliga a rendirle pleitesía a Ortega, que no cae demasiado bien, como tampoco su señora. ¿Pero no hay ninguna relación entre estos logros, si es que alguien los quiere considerar como tales, y la popularidad de un Ortega que considerando lo anterior no parece haber gobernado para sí mismo, y que tiene una alta intención de voto en un país donde por lo demás el 95 % de la población tiene credencial para votar?
Tomemos otro caso: Nicaragua se dotó después de lo ocurrido en 2018 de una Ley de Agentes Extranjeros según la cual las organizaciones que reciben dinero del exterior deben dar cuenta del mismo y de su uso ante las autoridades locales. Estados Unidos tiene exactamente la misma ley desde 1938 (US Foreign Agents Act). ¿Estados Unidos se debe proteger de intervenciones foráneas en sus elecciones, pero Nicaragua en cambio debe permitirlo todo? (por cierto, mientras dinero de la Fundación Chamorro apareció al cerrar en tres cuentas personales de su directora, Cristiana Chamorro). Una pregunta, dejando de lado lo que se gasta el magnate húngaro-estadounidense George Soros contra el gobierno de Ortega: ¿es normal que el dinero de los impuestos de los estadounidenses vayan a parar a cuentas personales de Cristiana Chamorro?
Se ha criticado el nepotismo de la familia Ortega. Supongamos entonces que son costumbres oligárquicas no desaparecidas. ¿Se debe entonces pasar por alto que la familia Chamorro (Carlos Fernando, Cristiana, Edgar, Jaime, Juan Sebastián, antes Xavier...) esté en mucho de la oposición, viniendo de un apellido que le ha dado varios presidentes a Nicaragua?
¿Nicaragua se compara con qué, con Honduras con una familia presidencial metida en el narcotráfico -de acuerdo con fiscales estadounidenses- y ganadora de elecciones con fraude, al grado que la muy pro-estadounidense Organización de Estados Americanos (OEA) sugirió repetir el sufragio?
Puede que hay quien sugiera que Ortega es abominable por haber "traicionado" al sandinismo, lo cual da para demostrar que no vale la pena defender causas que se presentan como "populares" o incluso, porque es el caso de Nicaragua, como de "socialismo cristiano". El problema es que el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, no se presentó como narcopolítico, ni presentó como tal a su familia, en especial a su hermana Hilda, ni pidió permiso para robarse el voto, ni para violar la Constitución para reelegirse, ni para recibir dinero de alguien llamado Joaquín Guzmán Loera, ni para incumplir de tal modo sus promesas de campaña que hoy es El Salvador el que en más de una ocasión tiene que acudir en apoyo de los pobres de Honduras.
Ni siquiera es que todo dependa del cristal con que se mire. Tampoco hay mayor honestidad en toda la izquierda que enfiló desde hace rato contra el gobierno de Ortega para salvar el pellejo y no ser acusada de "antidemocrática" Lo que se puede pensar de muchos periodistas y comunicadores es que, muy lejos de la objetividad, escriben para hacerse de amigos, para quedar bien y ganarse favores y para usar sus nombres para "la renta", resultado de "cotizarse". Todo lo enumerado les parece, por "sentido común", más normal que buscar en colectivo alguna verdad, y quieren hacerse de poder, a veces sin darse mucha cuenta de que tienen menos del que creen tener. Como suelen ser montoneros y carecer de criterio individual (lo que no impide ademanes de supuesta "originalidad"), al grado de no buscarse enemigos más que los públicamente designados, son en el fondo los cobardes que nos explicarán que Ortega tiene miedo. Nada de lo descrito tiene que ver con algún oficio, porque no lo hay más allá de entrenamiento para la escritura, y ni siquiera con alguna ideología abiertamente defendida y explicitada. Dejando de lado asuntos de ética, no se trata más que del arte de saber "venderse" buscando la mejor "marca" (la "Democrata", incluso más que la democrática) y viéndolo como lo más natural, lo que no indica más que una forma de proletarización en los medios de comunicación masiva, así no aparezca como tal entre las ínfulas y el ruido. Estando en medios privados, es de suponer que se dan cuenta de que están vendiendo su fuerza de trabajo, bien pagada, y deben conocer la regla más elemental: la patronal espera que le dejen un "plus", alguna ganancia. Quien debe saber del asunto es el escritor mexicano Enrique Serna, en detrimento suyo y porque no se aguantó de anacoreta. Quienes oyen a los infantes entonando esta canción -clásico ganador del concurso OTI en 1977-son Rosario Murillo y Daniel Ortega (da click en el botón de reproducción).
El latinoamericanismo y más de un latinoamericano tienen con frecuencia una "idea" extraña de la política francesa, lejos del laicismo, el republicanismo y las conquistas sociales. La moda, ahora, es hacerle como Isabel Turrent, Jean Meyer y otros en México: pegarse del presidente Emmanuel Macron, colocado en el puesto por la alta finanza, para contrarrestar lo que es presentado erróneamente como el "fascismo" y la "extrema derecha" de Marine Le Pen, del Reagrupamiento Nacional (RN). Decir que fue puesto en el cargo no es ningún complotismo. Ya se ha probado que Francois Fillon, rival de centro-derecha, (Los Republicanos), escéptico ante la Unión Europea (UE) y contrario al multiculturalismo, fue sacado de la carrera presidencial con escándalos judiciales no muy claros y una Justicia corrompida, según lo denunció en un libro el abogado Regis de Castelneau, con pruebas. Por lo general, se tiene la "idea" de que un país desarrollado no puede ser corrupto, como si los negocios fueran garantía de limpieza. Los Demócratas en Estados Unidos muestran lo contrario, al grado de llegar a la estafa completa, pero que el mandatario estadounidense Joseph Biden lo sea no cabe en una cabeza del Sur.
De esta manera, un diario de mala fe permanente y torcido como el argentino Página 12 se entristece de que Macron haya sido recientemente abofeteado en público cuando el presidente francés hace rato que no tiene mayor idea de su investidura. ¿Alguien le conoce a Macron alguna política, en el sentido amplio del término? Ni siquiera se trata de éso, sino de hacer maniobras para estar en el "centro" inventándose extremos, uno de ellos Le Pen. Otra manera de hacerlo es pegarse de Jean-Luc Mélenchon, de la Francia Insumisa y ex socialista, o de lo que pueda quedar del Partido Socialista (PS), con añoranza de una personalidad tan hipócrita como la del mandatario Francois Mitterrand. A éste se le debe la ingeniosa maniobra de haber colado al entonces Frente Nacional para, a cada ocasión, blandir la amenaza del "fascismo" para recorrer el voto al centro. Ninguno de los provincianos que juegan así a la política, convertida en politiquería, como en Página 12, sabría en realidad argumentar por qué Francia debe estar o no estar en la UE. Para lo que está es para "maniobrar al centro" y acoger inmigrantes, sin reparar siquiera en cómo ésto último es el deseo de la patronal, no de los trabajadores presionados por este ejército industrial de reserva. Hay cosas todavía más lastimosas, como la atribución por Página 12 de un intento de asesinato contra el líder francés Charles De Gaulle a la Organización del Ejército Secreto (OAS, por sus siglas en francés), siendo que la intentona provino de la Central de Inteligencia Americana (CIA). Hasta ahora, estos provincianos, recogiendo el discurso libertario y antiautoritario sin preguntarse por su origen, no parecen haber reparado en que fue el gaullismo el que se opuso a Estados Unidos y le tendió con frecuencia la mano al Tercer Mundo. En cambio, los socialistas se han destacado por su afición a Washington, capital estadounidense, y tienen en su pasado más de una mancha colonial (como en Madagascar o Indochina, por ejemplo con Paul Ramadier). Los socialistas no resistieron contra la ocupación nazi, sino que algunos colaboraron, como el mismísimo Mitterrand, pero en realidad no es Francia la que cuenta, más allá de algunos estereotipos (La Piaf, "Charlot la Sensualité", los paraguas de Cherburgo y el amor en Pigalle, o Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir), sino "la maniobra al centro".
Después de todo, para más de uno el modelo pudo haber sido el periódico de izquierda Libération. No falta quien vea en la Comuna de París, de 1871, "los orígenes del totalitarismo" comunista, apoyándose para bibliografía, con elecciones siempre tan provincianas, en alguien como Jacques Attali. Después de todo, Attali, gran asesor de Mitterrand, fue mentor de Macron. Es Attali quien le recomendó a Mitterrand dejarse de izquierdas. Attali es el propagandista de lo que algunos llaman "neoliberalismo" y un europeísta al grado, como Macron, de estar dispuesto a pasarle encima a Francia. Pero desde luego que aparece como el campeón de la maniobra, sobreviviente de muchos virajes. Es todo lo que cuenta, y en particular la trayectoria de Francia como enésimo asunto de poder. He aquí a Attali (foto) cuando no está de simpático. Hay que saber estar al centro, incluso cuando el centro se ha recorrido. A la derecha, por ejemplo.
El estadounidense es un ser muy cuidadoso con su dinero y el destino que le da. Vigila hasta el último centavo de sus impuestos.
Vamos por pasos. La oposición nicaraguense no pasa de un dígito en las elecciones, salvo que se una y se acerque a un 20 %, mientras que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), tiene un núcleo duro invariable de votantes del 40 % e intención de voto de hasta 60 %. No importa, debe ser la "impunidad de rebaño", como la llaman algunos. Nos debe tener igualmente sin cuidado que esta popularidad pueda deberse a que el gobierno de Ortega abatió de manera muy significativa la pobreza y la pobreza extrema. No nos incumbe, probablemente porque pobres siempre habrá, o algún “argumento”por el estilo.
Ortega ha estado en los últimos tiempos arrestando a varios líderes opositores, incluyendo, para gran escándalo del periódico mexicano de izquierda La Jornada, a dos comandantes sandinistas históricos, Hugo Torres y Dora María Téllez. Que estos hechos hayan tenido lugar al amparo de la Ley de Agentes Extranjeros tampoco importa. De seguro Ortega se hizo leyes a modo para perseguir a sus opositores.
Ya que al unísono con Estados Unidos hay que estar en la hipérbole y el superlativo permanentes, Ortega es el "hijo de Somoza", en referencia al dictador nicaraguense Anastasio Somoza, o "el nuevo Somoza", o ¿por qué no? "peor que Somoza". Es dictador, tirano, déspota y, a juicio de la ex ministra argentina de Seguridad, Patricia Bullrich, fascista. Bullrich es una referencia segura: alguna vez peronista y hasta montonera, terminó admirando abiertamente a la Central de Inteligencia Americana (CIA) y permitiendo la operación en Argentina de la DEA estadounidense (Administración para el Control de Drogas, por sus siglas en inglés). No es algo que importe: se está en un sistema capitalista y cada quien es libre de vender su fuerza de trabajo a quien mejor le parezca o le pague. Nada fuera de lo normal, salvo Ortega y su alucinante mujer, Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua y admiradora de Sai Baba ( bueno).
Como todo es asunto de dinero, nos podemos comprar Nicaragua si nos place, que al fin y al cabo la "soberanía" es cosa pasada de moda. Es así que la USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) y en menor medida el Fondo Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) invirtieron en una causa tan noble como la de instruir en democracia y antiautoritarismo a organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación masiva en Nicaragua. De hecho, Estados Unidos siempre está en causas buenas, como lo estuvo con el patrocinador de la Contra nicaraguense, Edgar Chamorro (de la gran familia Chamorro) en los '80, hasta que este señor declaró que ni los rebeldes ni la CIA que los apoyaba podían lograr mucho.
Carlos Fernando Chamorro ha recibido grandes cantidades de dinero para su emporio mediático, que incluye Confidencial, con apoyo del NED, a través de las empresas Invermedia y Promedia. Este otro miembro de la familia Chamorro no dudó en 2018 en instigar al golpe de Estado contra Ortega. Carlos Fernando Chamorro dirige también el Centro de Investigaciones de la Comunicación (CINCO), financiado desde España y con ayuda de la activista opositora Sofía Montenegro, quien junto con líderes del Movimiento de Renovación Sandinista (MRS) no han dudado en reunirse con la embajada, la de Estados Unidos, se entiende. Ahora el MRS es la Unión Democrática Renovadora (UNAMOS), y seguramente se puede entrevistar con la embajada de su preferencia, puesto que la democracia es para "los derechos y las libertades". Montenegro ha recibido generosa ayuda de la USAID para trabajo mediático contra el gobierno de Ortega. Por lo demás, otro periódico opositor, La Prensa, está en manos de Jaime Chamorro, tío de Cristiana Chamorro, hija, como Carlos F., de Violeta Barrios de Chamorro, quien fuera presidenta de Nicaragua luego de la caída de Ortega en 1990. El gobierno de la viuda de Pedro Joaquín Chamorro, doña Violeta, fue el de una gran regresión social en Nicaragua, incluyendo la caída del país en las redes del crimen organizado (con todo y narcotráfico), hasta tener una de las tasas de homicidios más altas del mundo. No hay nada de lo anterior con Ortega, pero en este punto es donde, como acostumbrado, ya no importa mucho reparar en quién se escoge de aliado.
En efecto, Cristiana Chamorro, recientemente detenida en Nicaragua bajo la acusación de lavado de dinero, ha presidido la Fundación Violeta Barrios de Chamorro para la Reconciliación y la Democracia, o simplemente, Fundación Chamorro. Seguramente hay gente a quien no le importe que medios opositores, como 100% Noticias, hayan tenido en 2018 a periodistas en los "tranques" (barricadas) llamando abiertamente al levantamiento armado contra Ortega, como ocurrió con Lucía Pineda, entrenada por cierto en Estados Unidos en el Comando Sur. Esta empresa fue financiada por la USAID a través de la Fundación Chamorro. Todo limpio, al parecer: se financian por igual movimientos LGBTTTIQ+, de indígenas y feministas. Y derrumbar a Ortega suena de lo más noble. Es el bien contra el mal, así de sencillo, sin que se necesite demostrar nada.
El problema es que parte del dineral de Washington, capital estadounidense, para la Fundación Chamorro ni siquiera fue a parar a la instigación callejera al levantamiento, sino a los bolsillos de Cristiana Chamorro. La Oficina del Inspector de la USAID admitió en un memorando interno que no hubo una revisión externa por pares de la auditoría hecha a la Fundación y no se cumplieron con las normas de Auditoría Gubernamental Generalmente Aceptadas (GAGAS) que emplean los estadounidenses. Unos 30 millones de dólares se fueron en pagar a delincuentes para el fallido golpe blando de 2018, pero hay más dinero que no se sabe en qué paró. Tuvo que entrar el Departamento de Justicia de Estados Unidos, donde creció Cristiana Chamorro, para tratar de salvarle la cara argumentando que nada fue a parar a sus bolsillos, pese a las dudas de la propia USAID. Dicho sea de paso, Cristiana Chamorro es vicepresidenta de La Prensa. USAID estuvo ayudando a este periódico. Lo que estuvo haciendo Cristiana Chamorro fue usar dinero estadounidense no para fines tan nobles, sino para enriquecerse ella y su familia. Todo sin ningún "conflicto de interés". Tal vez no sería del agrado de los contribuyentes estadounidenses conocer de las tendencias al robo de la gran familia Chamorro. Hace poco, Juan Chamorro García estuvo pidiendo más sanciones de Estados Unidos contra Nicaragua, y más dinero del que recibe, entre otros canales por la Fundación Chamorro, de su prima.
Para el resto, la USAID instruyó directamente a "grupos de la sociedad civil" nicaraguense en técnicas para derrocar al gobierno, incluyendo el programa Dexis/Chemonics (empresa con fines de lucro especializada en operaciones de desestabilización e inteligencia). De paso (y otra vez para el dinero de los contribuyentes estadounidenses), se compraron boletos aéreos a Estados Unidos para consultores y personal de toda esta maraña de "grupos de la sociedad civil" . También se utilizó la "causa de las mujeres": la Fundación Chamorro apoyó a "mujeres líderes de la oposición" con donaciones de grandes corporaciones como CitiBank. El programa Vital Voices llegó a promover el avance de la mujer "como un objetivo de la política exterior de Estados Unidos". USAID se asocia con grupos como Chevron, Coca-Cola, Goldman Sachs, IBM y Walmart.
Es de esperar que todo lo enumerado se haya tratado de una compra y no de un soborno, porque no es exactamente lo mismo. Como consejo, los estadounidenses deberían volver a su tradición de ahorro y no despilfarrar su dinero para llenar los bolsillos de oligarcas poco probos y adictos al fomento de la delincuencia. El empresario opositor Arturo Cruz fue aprehendido el 5 de junio por llegar a Estados Unidos con una gran cantidad de divisas no declaradas. El 8 de junio le pasó lo mismo al opositor Félix Maradiaga, Aspen Fellow educado en Harvard y receptor de dinero del NED, además de haber sido grabado en 2018 con manifestantes armados. Por cierto: la ley de Agentes Extranjeros existe en una forma parecida desde hace 83 años en Estados Unidos. El Consejo Supremo Electoral nicaraguense incluyó reformas electorales sugeridas por la Organización de Estados Americanos (OEA) y un tercio de sus miembros son ajenos al FSLN. El organismo es de mayoría femenina e incluye a indígenas y negros. La que sigue es una clásica nicaraguense (da click en el botón de reproducción):
El surgimiento de un presidente como Nayib Bukele en El Salvador se debe en parte al hecho de que la oligarquía no tuvo tiempo de convertirse en verdadera burguesía, así que prefirió aliarse con el capital transnacional que, en el caso salvadoreño, para colmo suele ser colombiano (por lo demás, la moneda salvadoreña es el dólar). En el país centroamericano, el capital colombiano está metido por ejemplo en la telefonía (grupo Del Sur), los fondos de pensiones (AFP Protección), los seguros (grupo Sura), o la banca (banco Agrícola, banco de América Central). La oligarquía local se acantonó en la construcción de vivienda, centros comerciales y hoteles, luego de deshacerse de activos importantes en líneas aéreas (TACA), la cementera CESSA, la empresa La Constancia (cervezas, gaseosas, jugos, agua, etcétera...) y otras. Curiosamente, el grupo Simán, ligado al periódico digital El Faro, está metido en la construcción de viviendas, centros comerciales (La Gran Vía y Galerías), almacenes y maquiladoras, Estados Unidos decidió apostarle a esta oligarquía reconvertida a la alianza/fusión con capital transnacional, en un país que ya no es el del café y el algodón.
La burguesía emergente que enfiló con Bukele se encuentra en otros sectores: comida rápida, agencias de publicidad, procesamiento de basura, cultivo y exportación de azúcar, turismo.... La emigración masiva a Estados Unidos ha acompañado la crisis del café. Los sectores populares tienden a encontrarse ligados al comercio, el sector informal, y la industria maquiladora. Hace tiempo, desde que terminaba el conflicto armado de los años '80, el líder del Partido Comunista Salvadoreño (PCS), Shafick Jorge Handal, había afirmado que El Salvador se había convertido en un país de servicios. La informalidad podría alcanzar hasta casi el 75 % de la población económicamente activa. La clase media no representaría más que el 20 % de la población. En todas estas condiciones, y más a falta de aportes teóricos nuevos, es muy difícil ubicar a los grupos interesados en alternativas a la oligarquía, aunque finalmente logró abrirse paso la burguesía emergente con Bukele, llegando a estar dispuesta a roces con Estados Unidos, a mandar a volar a la Organización de Estados Americanos (OEA) y a tender puentes con China. No está de más señalar que Bukele ha asumido cierto liderazgo regional, al menos en el triángulo norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras), llevando ayuda a Honduras, incluyendo vacunas contra la Covid 19. Bukele es mucho más popular en Honduras que el presidente de este país, aunque al mismo tiempo el presidente salvadoreño no ha hecho buenas migas con Venezuela ni con Nicaragua.
Al parecer, entre los defensores de "los derechos y las libertades", los "pesos y contrapesos" y La Gran Democracia no hay mayor preocupación por los vínculos de la oligarquía con negocios turbios: la ex primera dama Ana Ligia de Saca, por ejemplo, acaba de ser condenada a 10 años de prisión por lavado de dinero, durante la gestión de Elías Antonio Saca (de la ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista, ARENA), precedida del malversador de donativos de Taiwán (Formosa), Francisco Flores (también de ARENA). La ultraderecha tenía hasta hace poco pactos con las pandillas ("maras") que no levantaron ninguna indignación internacional. Norman Quijano, ex asambleísta, ex candidato presidencial y ex alcalde de San Salvador, capital salvadoreña, está hoy prófugo y acusado de fraude electoral, pero también de agrupación ilícita, con pandilleros. Quienes les hurgan a funcionarios del actual gobierno el menor nexo con las pandillas -como a Mario Durán, actual alcalde de San Salvador, por asuntos de 2015- no parecen tan incómodos con las acusaciones formales contra Quijano. A juzgar por otro ex alcalde de ARENA en San Salvador, Ernesto Muyshondt, quien recientemente buscó la reelección, parecía la regla de la oligarquía pactar con la delincuencia, aunque también lo haya hecho a su modo, en la presidencia de Mauricio Funes, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, con "La Tregua". En todos esos tiempos, los actuales grandes críticos no tuvieron mayor incomodidad en ser gobernados por delincuentes. Dejemos de lado los fraudes: como lo han demostrado quienes apoyan en México a Acción Nacional, es cosa que no les importa demasiado, "haiga sido como haiga sido", y aunque lo haya reconocido alguien como el ex gobernador de Tabasco y acérrimo enemigo del presidente actual, Andrés Manuel López Obrador, el señor Roberto Madrazo Pintado. Que López Obrador sea legítimo y que Felipe Calderón sea ilegítimo no interesó, aunque desembocara en un claro narcoestado, algo que no es el caso del gobierno mexicano actual, salvo que alguien tenga pruebas de lo contrario. En fin, que se le ha estado hurgando a Bukele, desde un periodismo financiado y apoyado entre la oligarquía y el capital transnacional (George Soros y otros), lo que no molestó en ARENA. Primero delincuentes que soltar el poder, el micrófono o la pluma (o la cuenta de Twitter). En fin, como se estila decir en México, hay gente a la que le gusta ser amante de lo ajeno, o que en todo caso no lo nota cuando pudiera hacerlo.
Dicho ésto, la izquierda no tiene qué proponer por lo pronto más allá de los derechos LGBTTTIQ+, para estar a la par de El Faro conmovido por los trans y la homosexualidad entre maras, mientras está con el clan Simán y tocando a las puertas de Estados Unidos. Quien lo hubiera dicho que algunos sacarían del clóset al señorito -o tiburona d'Aubuisson- que llevan dentro, dicho sea en el sentido del oligarca y sus modos. Entretanto, Bukele ha seguido innovando, ya se sabrá si con riesgos o no, al introducir una criptomoneda con curso legal en El Salvador, para favorecer el envío de remesas (evitando intermediarios), y para la la inclusión financiera del enorme sector informal (70 % de la población salvadoreña no tiene cuenta bancaria). Iniciativas no faltan. Como Bukele tiene un 90 % de aprobación, está a decidir entre algo así como Norcorea, que es lo que debe creer cierta imaginación muy fértil, o delincuencia de cuello blanco+de marginales, dada la estructura social de El Salvador. Algo de folklore a la antigua de El Salvador (da click en el botón de reproducción y declárate prófugo en nombre de "las libertades").
Al parecer, con tal de subirse muy aprisa al carro, algunos "progresistas" se apresuraron a felicitar al ganador de la segunda vuelta de las elecciones peruanas, Pedro Castillo, de izquierda, aunque no se había declarado oficialmente un vencedor por alegatos de fraude de parte de Keiko Fujimori, la contrincante. Verónika Mendoza, de izquierda y quien tuvo la gentileza de apoyar finalmente a Castillo, no dejó de recordar que, cuando el conteo es muy cerrado, Fujimori tiene la costumbre de alegar fraude, seguramente con algo de intención aviesa. Otros más del progretariado, haciéndole el favor a la clase media, convencidos de que ésta es la vanguardia, quisieron alegar por su parte que el triunfo de Castillo fue también el del feminismo. Todo el tiempo se estuvo empujando a Castillo a posiciones de centro, siendo que el candidato es de pueblo y no de clase media. Por su parte, alguien como el escritor y Marqués Mario Vargas Llosa se estuvo incluso a los llamados a la intentona golpista militar, al igual que sectores conservadores de la sociedad peruana. Hay que considerar, como lo escribió José Steinsleger en el periódico mexicano de izquierda La Jornada, que quien se instala en la ficción y no la distingue de la realidad puede ser diagnosticado como esquizofrénico. Vargas Llosa alegó que de triunfar Castillo se perdería la "grandeza del Perú", que en tiempos del imperio inca "daba de comer a todo el mundo", y que en los del virreinato era el lugar "más próspero de América". Para el resto, los "demócratas liberales" no han salido del viejo estilo de descalificar fingiendo argumentar: quien no comulga con ellos es "totalitario" y no merecería más que el linchamiento orquestado en la dizque "opinión pública", para ser excluído de la democracia.
Lo seguro es que en la democracia no hay un solo interés. Las elecciones peruanas mostraron a un Perú dividido entre Lima, la capital, y sus sirvientes, favorables a Keiko Fujimori, junto con partes del norte costeño y del norte amazónico, contra un arrasador apoyo rural, sobre todo serrano y del centro y sur, para el maestro "del lapicito". También quedó claro de qué lado están los trabajadores y qué quieren, justicia y no limosna: pese a los ofrecimientos de dinero en efectivo de Fujimori, los centros mineros votaron en grande por Castillo, quien propuso otra cosa, más regalías (70 % de las ganancias mineras) para el Estado de tal modo que éste pueda cumplir con sus obligaciones sociales, por ejemplo en educación y salud.En regiones mineras clave, como Cotabamba, Espinar y Chumbivilcas, el
maestro llegó casi al 100 % de votos y en regiones ricas en oro, cobre,
plata y zinc, Castillo recibió más del 65 % de votos. No es lo que interesa a medios de comunicación masiva que privilegian a unos cuantos que se hacen pasar por el todo. Seguramente no les interese recordar por ejemplo como el fujimorismo fue el sinónimo de la esterilización forzada de casi 300 mil mujeres indígenas.
Quienes se dicen "demócratas liberales" deberían tener un poco más de cuidado. La señora Keiko Fujimori, ya estando por terminar la segunda vuelta de las elecciones peruanas, fue objeto de la petición de un fiscal para que vuelva a ser encarcelada (ya lo ha estado), por tener contacto con testigos de su caso, violando las leyes de su excarcelación. La señora en cuestión, quien presuntamente habría recibido dinero ilegal en campañas electorales anteriores, podría enfrentar hasta 30 años de prisión. El asunto no acaba ahí. Keiko Fujimori admitió desde hace mucho tiempo atrás, cuando hacía campaña para un asiento en el Congreso, haber recibido dinero de familias ligadas al narcotráfico. La misma Keiko intercedió por este tipo de familias para que las indultara el padre de aquélla, Alberto Fujimori, cuando era presidente peruano. Un juez antidrogas siguió las instrucciones de Fujimori padre y dió el indulto. El lavado de dinero en las campañas de Keiko no incluye nada más a la empresa brasileña Odebrecht, sino también a narcotraficantes como Luis Calle Quiroz, incluido en una lista de traficantes de estupefacientes en Estados Unidos, por parte del Departamento del Tesoro, todo en un país que adoran los autollamados "demócratas liberales". El hermano de la señora, para el caso Kenji Fujimori, se vió igualmente involucrado en una empresa (Limasa) tapadera de tráfico de cocaína. El asunto fue hasta otro hermano, Hiro Fujimori. Es de tradición, junto con la impunidad obtenida, si se recuerda que en los años '90, el avión presidencial peruano llegaba a volar cargado de cocaína (unos 196 kilitos) y se estima que entre 1991 y 1996, el Perú fue un narcoestado. Vladimiro Montesinos, asesor de Alberto Fujimori y jefe en los '90 del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) peruano, se dedicaba durante años a suministrarle cocaína al cártel mexicano de Tijuana. Montesinos no fue sentenciado por ello, aunque a la larga sí quedó preso entre otros hechos por narcotráfico.
Entre los 22 exjefes de Estado que llamaron a no precipitarse a reconocer el triunfo de Castillo en las elecciones peruanas está el colombiano Alvaro Uribe (alguna vez en listas estadounidenses de narcotraficantes) y el mexicano Felipe Calderón, cuyo secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quedó sujeto a juicio en Estados Unidos por asociarse entre otros con el cártel de Sinaloa (siendo que también habría pactado con el de los Beltrán Leyva). Seguramente no les importe a muchos la defensa de los intereses populares, que toman por "populismo", pero tal vez debería importarles vivir en países que no sean gobernados por criminales, si tanto quieren democracias ejemplares. En México, por ejemplo, quienes votaron por el derechista partido de Acción Nacional no parecen querer saber, dejando a Calderón al margen, que "su seguridad" estuvo en manos de un delincuente. No queda muy bien claro por qué los autodenominados "demócratas liberales" pueden llegar a preferir dejar su tan bella democracia en manos de delincuentes probados, para más señas en Estados Unidos. Este es el tipo de cosas que estuvieron promoviendo el ensayista mexicano Enrique Krauze, su hijito León y Alvaro Vargas Llosa, demorando hasta el último el reconocimiento de Castillo: la actividad delictiva como el "mal menor". Ya se debería saber que el gobierno de facto boliviano de Jeanine Añez, dirigido contra Evo Morales, estaba vinculado al narcotráfico colombiano. Esta gente debería estar llamada a las pruebas: a probar que las acusaciones contra Uribe (el famoso "numeral 82" en la lista estadounidense), García Luna o la familia Fujimori son inventadas, y a probar que los contrarios son delincuentes ("terroristas", "agentes del castrochavismo" y otras linduras propias del macartismo, aunque no pegue porque entre la gente de pueblo las preocupaciones son otras que las de saber si Castillo es pariente de Kim Jong-un u otras ocurrencias posibles). Pedro Castillo nunca lo fue, puesto que fue rondero campesino, pero a la larga resulta, contra la oleada de basura que quisieron lanzar los medios de comunicación masiva peruanos, que las acusaciones de corrupción contra Vladimir Cerrón, líder de Perú Libre, resultaron falsas. Todo el tiempo se trató de manejar las cosas como si el candidato fuera Cerrón y no Castillo, para endilgarle corrupción a Castillo ocultando sistemáticamente lo que pesa sobre los Fujimori. Se trató de blanquear a una delincuente haciendo pasar por delincuente a un inocente. El problema es que ni el progretariado se da cuenta de lo que sucede y colabora, con los medios de comunicación masiva, a orillar sistemáticamente a los proyectos populares al centro para que la clase media imponga sus condiciones y neutralice el ingrediente popular. Lo que está en juego no es la cantidad de travestis que puede movilizar cada candidato, sino proyectos de Estado, hasta donde todavía se alcanzan a ver. Es en este terreno que se trata de inmovilizar a los proyectos populares y llega a resultar, como ocurrió en el Ecuador y el Uruguay.
No hay cambio de época. Los "demócratas liberales" no cuentan con el respaldo popular, pero casi no hay elección latinoamericana que no muestre que se ha entrado más decididamente en la división de clase propia de cualquier sociedad capitalista. Es de lamentar que, salvo en excepciones como la del ex mandatario ecuatoriano Rafael Correa y el ex vicepresidente boliviano Alvaro García Linera, falte mucha, pero mucha teoría y capacidad de análisis -llega a ser patético en el caso mexicano del lópezobradorismo- para proyectar los anhelos populares y de la gente de trabajo a futuro. Venezuela ha jugado aquí un papel funesto. La tendencia al desprecio por el verdadero análisis, lejos de la retórica, problema largamente transmitido por una Revolución Cubana sin cabeza clara (salvo excepciones) ni honestidad, no deja de pesar. El cambio en el Perú, como llegó a sugerirlo el portal de Alainet, no es más que otro episodio -deseable- democrático-burgués, en la medida del hartazgo ante las conductas oligárquicas y sus remedos entre quienes el escritor mexicano Juan Rulfo llamó con perspicacia "los encomenderos del otro lado". Lo único que tienen que proponer los oligarcas de cualquier signo es, pareciera, los "derechos y libertades"...para delinquir. Propuestas de verdadero gobierno no tienen (y quedó igualmente demostrado en el muy descabezado México). En fin, fiesta peruana puneña (da click en el botón de reproducción).
Al fin puede haber noticias que permitan saber qué ocurrió en las elecciones mexicanas del 6 de junio pasado. La izquierda lo ignora y él también, pero no fueron los pobres quienes llevaron a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la presidencia en 2018. Fue la clase media, que no constituye la mayoría del país, pero que no deja de ser importante, sobre todo cuando el país mismo se siente, al menos entre algunos de sus sectores, que es parte de "Norteamérica", para no decir que lo más similar a un Estado Libre Asociado, de tal modo que no falta incluso quien alegue que la "soberanía" es un refugio de demagogos. En realidad, no se trata de "soberanía", sino de pensar en el país para otra cosa que sacarle y exprimirle hasta lo último con tal de satisfacer el ego de origen colonial y extranjerizado. México fue el país de Santa Anna.
Pues bien, mucho parece indicar que la clase media decidió darle la espalda a AMLO. De acuerdo con el periódico mexicano El Financiero, que para el caso cumple con una muy buena labor de encuestas, el lópezobradorismo perdió el 6 de junio el respaldo de gente con buenos estudios y ganó mayor apoyo de gente con menos estudios. La mayoría de la gente con estudios universitarios, que en 2018 fue la base del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa), esta vez lo rechazó. El 50 % de esta categoría se fue con la alianza Va por México, de oposición (integrada por Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional-PRI y el Partido de la Revolución Democrática-PRD), aunque cerca de 40 % se quedó con MoReNa.. Hasta cierto punto, lo que refleja la bipartición del voto en la Ciudad de México (mitad oeste para la oposición, mitad este para el oficialismo) es la fractura de la clase media, entre la más acomodada (en tendencia, hacia el oeste) y la menos acomodada (hacia el este). Esto ha sido algo constante en distintos países de América Latina con procesos de los autodenominados "progresistas". No son éstos que polarizan, sino que la polarización ya suele estar ahí, aunque el populismo (como el del PRI) suele aminorarla "repartiendo", al menos en apariencia. Como prueba, no está de más destacar el trato clasista y racista al que acostumbran las clases acomodadas y ricas en México. De igual modo, podría mencionarse que la mitad este de la Cdmx es por la cual entran a trabajar desde una de las partes más pobres del estado de México (Chalco, los Reyes-La Paz, Ixtapaluca, etcétera...) desde empleadas domésticas y albañiles hasta otro tipo de trabajadores. El flujo en sentido contrario no existe. Son los ayuntamientos mexiquenses más acomodados que se fueron con la oposición, y están al oeste de la Cdmx, desde Naucalpan hasta Cuautitlán; la coalición oficialista se quedó desde luego con la zona mexiquense más pobre, y por primera vez gobernará lugares como Chalco, Ixtapaluca o Netzahualcóyotl. No es que los acomodados paguen impuestos para subsidiar a los más desfavorecidos, habida cuenta de la política social de AMLO, y enseguida se verá por qué. Es que hay gente que no parece darse cuenta de que su riqueza, ya sea de manera directa o indirecta, se debe al trabajo de otros.
El 55 % de la población que tiene apenas primaria votó por AMLO, cuando antes este grupo de la población se inclinaba por el PRI. El 36 % votó por la oposición. Lo que ésto querría decir es que el perfil de clase tiende a hacerse más nítido, aunque pueden seguir pesando entre algunos segmentos de la población criterios de elección personal, sobre todo que ni todo lo de Va por México es rechazable en bloque, ni todo el MoReNa es aceptable en bloque y ajeno a prácticas personalistas. De todos modos, la situación de 2018 para acá cambió: más desfavorecidos y pobres a favor de AMLO, más acomodados en contra. En 2018, casi el 50 % de quienes apenas tenían primaria votaban por partidos hoy de oposición.
Quienes al estilo de la "señora" María Amparo Casar creían que las ayudas sociales estaban creándole la gran clientela a AMLO no parecen tener razón. Cerca del 40 % de la gente sin apoyos sociales votó por el oficialismo y, siempre según El Financiero, un 55 % de la gente con apoyos sociales votó por AMLO. No es la vieja maquinaria priísta, al parecer, salvo que no se recuerde cómo funcionaba ésta en sus buenos tiempos. Dicho sea de paso, las ayudas sociales pueden no estar funcionando como AMLO esperaría que funcionen, y no le aseguran un respaldo abrumador. Puede interpretarse de muchas maneras: desde que mucha gente no se deja comprar hasta que alguna sí, pero reservándose el voto a quien más le convenga, lo que el mismo AMLO aconsejaba para quienes en el pasado recibían "frijol con gorgojo".
Las elecciones recientes admiten interpretaciones múltiples, sin dejar de seguir pautas básicas, hasta en las diferencias entre estados norteños. Más allá de especificidades, la división en clases es lo propio de cualquier sociedad capitalista y no habría que pedir la anulación de toda contradicción o todo conflicto en nombre de una unidad que, de existir, no podría ser entre fuertes y débiles. No es sencillo decir por qué las clases medias cambiaron de bando, aunque es su costumbre: ¿esperaban un mejor reparto de lo que una parte del PRI, la del grupo del seductor de la patria, se estaba quedando en exclusiva?¿Que el Estado de Bienestar volviera a ser el lugar de la movilidad social ascendente y no de la austeridad republicana?¿O algún juicio espectacular al antiguo régimen? ¿Los pobres reconocieron algo suyo en el lópezobradorismo?¿Hay gente que hubiera preferido, en lugar de un activista provinciano, no nada más un presidente con mayor investidura, sino que, a la usanza del PRI, se dedicara a arbitrar entre diferentes grupos de interés?
Lo que no deja de ser notorio es la identificación, al menos muy clara en la Cdmx, de gente pobre con lo que no pasa de ser un proyecto de clase media, por fracturada que ésta se muestre. Se armará una enorme presión sobre un López Obrador algo extraviado -un juarista declarándose seguidor de Jesucristo- para que busque "recuperar hacia el centro" (léase hacia Marcelo Ebrard o su equivalente), aunque el mismo AMLO no esté del todo convencido y probablemente siga inclinándose por una "didáctica" que parece llegar a buena parte de los sectores populares, aunque a Elenita Poniatowska las mañaneras le parezcan que provocan "hartazgo" e "irritación y confrontación nacional". Si así fuera, la oposición, sobre todo la crecida a la sombra del seductor de la patria, no lo hace mejor: como paso previo a cualquier debate (que suele rehuir), se dedica a descalificar (quejándose de ser hasta "perseguida", lo que es un poco fantástico, puesto que no hace más que expresarse como le dé su "regalada gana"), al grado de señalar como "antidemocrático" a López Obrador, lo que es excluirlo del espacio público, suponiendo que lo haya (y en realidad no lo hay, aunque sí, en vez de autoridad, un laxismo que le permite a cualquiera decir, publicar, etcétera...absolutamente cualquier cosa, para impedirle a la gente ejercer el discernimiento). Siendo de clase media, el lópezobradorismo se ha vuelto, a pesar incluso de un López Obrador vacilante, más de sectores populares de lo que cabía esperar, y no es un problema fácil de resolver cuando la clase media y acomodada cree que el país le pertenece -a ella y a los Estados Unidos- y los medios de comunicación la tienen por la gran mimada. Digamos que el tiro le salió a AMLO, pese a todos sus intentos por evitarlo en nombre de la "república amorosa" para atraerse electores, lo que le dió el triunfo en 2018.
Queda un asunto, y es que no hubo fiesta cívica ninguna: la participación fue de cerca del 52 %, lo que puede hacer pensar en la existencia del apoliticismo hasta cierto cansancio con los políticos en general, a lo que abonarían todos los partidos. Casi la mitad de las personas que podían votar no acudieron a las urnas y cabe recordar que, tomando en cuenta el abstencionismo, AMLO no tuvo en 2018 más de un 34 % aproximadamente de los votos. El máximo de asistencia a votar se alcanzó en 1991 (cerca del 67 %), año que marcó una notoria -y última- recuperación del PRI. No se trató de consigna ahora: los votos nulos fueron mínimos (cerca del 3 %). Como sea, si la cabeza del lópezobradorismo va a seguir manteniéndose en la clase media, es de esperar que no deje solos a los sectores populares que son los que ahora tienden a apoyar el proyecto llamado de "Cuarta Transformación".
Durante la segunda Guerra Mundial, Allen Dulles fue comisionado a Suiza por la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS, por sus siglas en inglés) estadounidense para velar por los intereses de Estados Unidos. Dulles, abogado, junto con su hermano John Foster, de grandes empresas alemanas desde finales de la primera Guerra Mundial, a través del bufete Sullivan & Cromwell, estuvo interpretando las cosas muy a su manera. En tratos con los nazis, encubrió en reportes a Washington, capital estadounidense, la deportación de judíos, de tal forma que no se supiera lo que estaba realmente pasando, trató de negociar rendiciones privilegiadas para altos jerarcas germanos y buscó conseguir que nazis se colaran al final de la contienda en el gobierno de Alemania Occidental. Políticamente, Allen Dulles debía servir al gobierno del mandatario Franklin Delano Roosevelt, pero los negocios dictaron algo diferente. Karl Wolff, un alto jerarca nazi en Italia, llamado "el burócrata de la muerte" y hombre de las temibles SS, escuadrones paramilitares al mando de Heinrich Himmler, se salvó gracias a la Operación Sunrise de Allen Dulles. Otro fue el coronel de las SS Eugen Dollman. Junto con James Jesus Angleton, Allen Dulles organizó la fuga de nazis a Latinoamérica y Estados Unidos terminada la segunda Guerra Mundial. El mismo Dulles organizó el robo de dinero de judíos víctimas de la guerra.
Llegó el gran premio: mientras John Foster se volvía secretario de Estado bajo el gobierno de Dwight Eisenhower, Allen se convirtió en el primer director de la Central de Inteligencia Americana (CIA), que se fundó entonces con un gran amigo del nazismo. Entre los golpes bien logrados por los Dulles estuvo la caída del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz en 1954. Ni siquiera se había producido la Revolución Cubana.
El "Estado profundo" estaba ya en acción, y a Dulles no le gustó en lo absoluto el discurso del senador Demócrata John F. Kennedy en 1957 contra el consenso de Republicanos y Demócratas en plena Guerra Fría, "contrario a los intereses del Tercer Mundo". No había mayor manera de oponerse a ese "Estado", que en 1962 trató de asesinar al líder francés Charles de Gaulle. Este iba en el mismo sentido de Kennedy: dar mayor libertad a los países del Tercer Mundo. Kennedy terminó sacando a Allen Dulles de su cargo en la CIA y la casa del ex director se volvió una caldera contra el mandatario. Dulles conseguía el apoyo de medios influyentes como The New York Times, The Washington Post o Time-Life.
Ruth Paine fue el ama de casa que invitó a Marina Oswald y Lee Harvey Oswald a vivir con ella en la ciudad estadounidense de Dallas (Texas). Paine estaba conectada con la CIA, las redes de Dulles y con la amante de éste, Mary Bancroft. John F. Kennedy fue asesinado por Lee Harvey Oswald (si fue él) en 1963 en Dallas. Dulles estuvo desaparecido en ese momento en un lugar secreto de la CIA, la "granja" de Camp Peary, al menos hasta que Oswald fuera asesinado por Jack Ruby.En un libro que nunca fue traducido al inglés (C´était De Gaulle/ Era De Gaulle), Alain Peyrefitte, quien fuera ministro de información de De Gaulle, cuenta que éste le hizo una confidencia: a Kennedy lo había matado la CIA. "Lo que le pasó a Kennedy es lo que estuvo cerca de pasarme a mi", agregó De Gaulle. El motivo que algunos han dado para el asesinato de Kennedy es que quería terminar con la incipiente guerra de Vietnam. Y éso que el Demócrata Kennedy no era ningún angelito, puesto que en 1961 había estado detrás de la agresión estadounidense a Cuba en Bahía de Cochinos, además de haber ascendido con los nexos de su padre, alguna vez admirador de los nazis, con la mafia.
El "Estado profundo" estadounidense sabe actuar. Y es el que puso al Demócrata Joseph Biden en la presidencia estadounidense de hoy. Allen Dulles lo hizo con Franklin D. Roosevelt: el "Estado profundo" sabe inducir a error. Los negocios siempre estarán primero, y con ellos la más férrea oposición a quienes se les opongan. Todo está en el juego, así derrames lágrimas (da click en el botón de reproducción).
Al parecer, sobre Nicaragua hay algunos equívocos. Se trata al país como si la familia del presidente Daniel Ortega quisiera ser la dueña de todo, sobre todo que Rosario Murillo, no exenta de excentricidades, es la vicepresidenta. Pero a la vuelta de la esquina se pueden descubrir otras cosas. La familia Chamorro le ha dado cinco presidentes a la nación centroamericana en sus 200 años de Independencia, por lo que seguramente Ortega parece un advenedizo con malos modales: de autócrata, dictador, tirano y todo lo que tenga a bien poner lo que no es "opinión pública", sino la ventriloquia de ciertos grandes intereses.
"Los Ortega" no se están apoderando de nada. Camilo Ortega Saavedra, alguna vez amigo de la escritora Gioconda Belli, está bajo tierra desde la época de la lucha contra la tiranía de Anastasio Somoza Debayle. Humberto Ortega Saavedra, hace tiempo a cargo del ejército nicaraguense y que lo separó eficazmente de la política (después de haber sido el Ejército Popular Sandinista), está dedicado a los negocios en grande y es crítico del tercero, el mandatario Daniel Ortega Saavedra. Si acaso, lo que hace la pareja Ortega-Murillo en el gobierno nicaraguense es imitar mal lo que pueden parecer dotes oligárquicas. Con los Chamorro ocurre otra cosa. Se puede probar que no les importa "su" propiedad. Bajo la presidencia de Violeta Barrios de Chamorro, de 1990 a 1997, Nicaragua sufrió una regresión social muy severa, revertida en buena medida con Daniel Ortega. Contra el gobierno de Ortega se ha lanzado con todo desparpajo señorial el periodista Carlos F. Chamorro, incluso llamando sin mucho disimulo al golpe de Estado. Es hijo de "doña" Violeta y Pedro Joaquín Chamorro, periodista asesinado por órdenes de Somoza Debayle. Como candidata a las próximas elecciones de Nicaragua pensó lanzarse Cristiana Chamorro, hermana de Carlos F., sólo que está bajo vigilancia y proceso por recibir dinero del extranjero en la Fundación Violeta Barrios. Ya echados a andar, también está de candidato el sobrino de "doña" Violeta, Juan Sebastián Chamorro.
Las iniciativas del gobierno sandinista no siempre parecen atinadas. Crear una Secretaría Nacional para Asuntos del Espacio Ultraterrestre, la Luna y otros Cuerpos Celestes suena demasiado tropical, aunque no se trate más que de poner un satélite en órbita. Pero no es necesario pervertirlo todo cuando se cree estar "del lado bueno de la Historia", parafraseando no al líder soviético Leonid Brezhnev, sino al mandatario estadounidense Barack Obama. Por ejemplo, la cobertura de la crisis de la Covid 19 ha sido deshonesta en los medios occidentales y la verdad es que Nicaragua casi no ha tenido muertes por la enfermedad. Lo cierto es que el actual gobierno nicaraguense ha colaborado con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cualquiera sea la idea que se tenga de ésta, y con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las supuestas "dictaduras" sirven al menos para respuestas organizadas, movilizando a muchos voluntarios en "Brigadas de la Salud" para informar casa por casa de los riesgos, y desde mediados del año pasado se siguieron las recomendaciones de distanciamiento social, uso de cubrebocas, etcétera. Nicaragua va más adelante en vacunación que sus vecinos centroamericanos: 3 % de la población (la considerada vulnerable), contra 1 % en Honduras o Guatemala, por ejemplo (hay que destacar a El Salvador con 6 %). Contra lo que pronosticaba la escandalosa ex comandante sandinista Dora María Téllez, los hospitales no se han visto rebasados. Con cifras muy bajas de contagios y muertes, Nicaragua se las ingenió para mantener abiertas las escuelas y las oficinas públicas, etcétera...En una reciente lista elaborada por la universidad de Oxford, Nicaragua se encontró entre los diez países del mundo más seguros para visitar en medio de la epidemia de la Covid 19. Los casos de contagios y muertes en Nicaragua son ridículamente bajos en comparación con países como Panamá o México, además de toda Centroamérica (aunque nuevamente El Salvador alcanza buenos puntajes). La respuesta organizativa nicaraguense no, no fue consultada con Norcorea, sino con Taiwan (Formosa) y Sudcorea.
Hay más mentiras que impulsa por ejemplo Camilo de Castro Belli, hijo de Gioconda Belli, dando a entender cosas no verificadas. Por ejemplo, la extensión de la ganadería -Nicaragua exporta carne a Estados Unidos, por cierto- a costa de indigenas miskitos, siempre listos a prestarse. De Castro Belli comparte créditos en este asunto con el siniestro estadounidense Elliott Abrams, subsecretario de Estado con Ronald Reagan, tapadera de atrocidades en Centroamérica y arquitecto más tarde de la guerra contra Iraq. De Castro Belli es Central America Fellow del muy "neoliberal" Instituto Aspen, con dinero de Rockefeller, Gates, Ford y otras "amigables" fundaciones. La defensa de los indígenas llega a encabezarla gente ligada a la Fundación Bill y Melinda Gates.
Con el actual gobierno sandinista, y aún en medio de la crisis:
-Nicaragua cuenta con el mayor número de mujeres en cargos públicos en el mundo, si tanto interesa el asunto,
-El país es casi al 90 % autosuficiente en alimentos,
-Es el país con las mejores carreteras de Centroamérica,
-La educación y la salud son gratuitas y de calidad aceptable,
-Son pequeños y medianos propietarios los que controlan 80 % de la tierra, y esta forma de propiedad es la base de cualquier proyecto de desarrollo, lo que algunos proyectos progresias no pueden entender.
-Está prohibido el agronegocio con modificaciones genéticas,
y- la electricidad, el agua y el transporte están correctamente subsidiados.
Por favor, no dejen de apoyar la democracia, "los derechos y las libertades" ni de insinuar la norcoreización de Nicaragua con Ortega para que la familia Chamorro pueda recuperar "su" propiedad y joderse otra vez al pueblo luego de hablar en algunos casos en su nombre.
Un clásico nicaraguense, la hermosa Mora Limpia (da click en el botón de reproducción).
Ya se sabe, los populistas le deben a Hitler su odio a los expertos y La Ciencia, mientras que los medios de comunicación masiva actuales los adoran. Al parecer, lo suficiente para ocultar o por lo menos no difundir datos esenciales.
La Ciudad de México es enorme, más con su área metropolitana: la mayor ciudad del mundo, rondando los 22 millones de habitantes (aunque la capital, conocida como Cdmx, tiene menos, unos 9 millones). De acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Agencia Digital de Innovación Pública, las hospitalizaciones en la capital de México se desplomaron en un 75 %, y la baja empezó desde antes de la vacunación masiva. Desde el 28 de diciembre, en la Cdmx se creó un kit de tratamiento a domicilio contra la Covid 19. Con un resultado positivo y síntomas moderados, los enfermos comenzaron a recibir el kit basado en ivermectina, justo en un momento álgido de la epidemia. La idea fue en buena medida de la Secretaría de Salud capitalina, a cargo de Oliva López Arellano. Se hizo un estudio con 200 mil personas y dos cohortes, una con ivermectina y una sin. El resultado fue favorable a la ivermectina, con el porcentaje ya señalado. Dicho sea de paso, la Ciudad de México se encuentra cerca del semáforo verde, que indica el menor riesgo (midiendo la ocupación de camas de hospital). Lo que trascendió es que, desde que se anunciaron sus posibilidades, el subsecretario de Salud mexicano Hugo López-Gatell le negó "evidencias" a la ivermectina. Oliva López escogió otra dirección: tratar a los pacientes basándose en la literatura científica disponible, que adjunta por lo demás el antibiótico azitromicina. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estuvo en contra del fármaco y en México se pronunció igualmente en contra -muy explícitamente- la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad. Todavía a finales de marzo de 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estaba desaconsejando la ivermectina. Por cierto que Oliva López no tuvo que ir muy lejos: se basó en estudios del IMSS, del Instituto Nacional de Nutrición y algunas dependencias locales más. Agreguemos que ahora se sabe mejor por qué pudieron estar muriendo tantos pacientes en el pasado, dado que el "paracetamol, véte a casa y regresa cuando ya no puedas respirar" era de lo peor: la Covid 19 puede crear en cierto tiempo una falsa sensación de recuperación, llamada "hipoxia feliz", que precede en realidad el empeoramiento y es la puerta a la hospitalización y la intubación, de la que sólo un 20 % sale vivo.
La autodenominada "democracia liberal" tampoco ha dicho nada sobre cómo se detuvo la crisis sanitaria en India -de la que ya no se habla-, después de más de un error gubernamental: pues fue con el uso de ivermectina e hidroxicloroquina. Con el primer fármaco disminuyeron francamente los casos en Delhi, atención, de 28 mil 395 el 20 de abril a dos mil 260 el 22 de mayo (90 % menos gracias a la distribución masiva del medicamento, que puede ser utilizado como profiláctico). ¿Grado de difusión del caso de India en los medios de comunicación masiva? Debe haber caído en la misma proporción.
Ahora, la otra parte de ti, la mitad de tu amor, tu complemento, oh, !tu vacuna!: Nepal, 28 millones de habitantes, la epidemia estalla cuatro meses después de la vacunación, con un promedio de 8 mil casos diarios (200 % más muertes que antes de la vacunación); Tailandia, 70 millones de habitantes, aumento en un 800 % de muertes después de la vacunación; Mongolia, 2 casos de muerte por la Covid 19 antes de la vacunación, 240 hasta el 23 de mayo después de la vacunación; Colombia, 50 millones de habitantes + buen humor: número de muertos por día se triplica a partir de la vacunación; Chile, 18 millones de intratables menos los del Partido: la mayor tasa de vacunación en América Latina no impidió la triplicación semanal de muertos después de las vacunas; Brasil, con el presidente Jair Bolsonaro abucheado por promover la hidroxicloroquina: aumento de casos apenas empezada la vacunación...mismo escenario para Kuwait, los Emiratos Arabes Unidos, Hungría, Rumanía, Mónaco (la campaña de vacunación fue seguida de una auténtica explosión de la mortalidad). En varios países, la vacunación sirvió de acelerador de la epidemia. Lo contrario de los tratamientos: la ivermectina y la hidroxicloroquina permitieron bajas muy significativas de la mortalidad. Aparentemente, la aceleración post-vacuna fue transitoria, aunque algunos siguen en líos: Nepal, Tailandia, Kuwait, Chile, Colombia, Mongolia...Ya que quienes somos cabos rasos debiéramos enseñarnos a confiar en los expertos y La Ciencia, siempre citados en los cables noticiosos (el experto tal comentó que tal cosa...), se espera alguna explicación de estas rarezas por parte de Toño Lazcano (junto con algún informe de sus emolumentos). ¿Por qué Holanda vacuna poco y las muertes bajan como en países que pasan a cuchillo a todo el que se deje?
Hasta ahora, hay indicios de que los tratamientos han sido en muchos casos más eficaces que las vacunas, pero no importa. Los expertos y La Ciencia dijeron su última palabra curiosamente antes de que se pudiera investigar cualquier cosa.