El mar de contradicciones en el que pueden caer los adeptos de la ideología estadounidense es impresionante. No falta quien diga que Estados Unidos fue a construir un Estado en Afganistán. No es así en ningún caso, sino que de lo que se trata es más bien de hacer colapsar Estados: Somalia, Irak, Libia, Yemen, Yugoslavia...Los ejemplos no faltan.
Que Estados Unidos fue a luchar contra Osama Bin Laden y al-Qaeda es otra broma algo pesada, puesto que se trata de dos creaciones estadounidenses y occidentales. Pocos meses antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Bin Laden, gravemente enfermo, fue tratado en el hospital estadounidense de Dubai (Emiratos Arabes Unidos), con asistencia del jefe de la estación local de la Central de Inteligencia Americana (CIA). A los funerales de Osama bin Laden, mucho antes de que lo "matara" el presidente estadounidense Barack Obama, asistieron por lo demás miembros del M16 (servicios secretos) británico. Habría sido a finales de 2001. Parece que no acaba de entenderse que Estados Unidos patrocina el terrorismo donde puede: lo hizo con el Estado Islámico en Siria. Los talibanes son una creación estadounidense a través de Pakistán para derrocar a los soviéticos en Afganistán. El sucesor de Bin Laden al frente de al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, debía irse a buscar en la embajada estadounidense en Bakú, capital de Azerbaiyán. Los talibanes son criaturas estadounidenses con las cuales estuvo negociando en secreto en estos días el jefe de la CIA, William Burns, directamente en Kabul, capital afgana, sin ser molestado y sin que se conozca desde luego el contenido de las conversaciones. Habría que probar que los talibanes se les voltearon a sus amos, y no es tan sencillo comprobarlo.
Siendo gobernador de Texas, George W. Bush se relacionó con los talibanes, cuando ya estaban en el poder, para tratar con ejecutivos de la empresa petrolera UNOCAL, en la ciudad de Houston. Ya ha habido por lo demás ocasión de mencionar los excelentres tratos de los Bush y los Bin Laden. Bush padre tenía tratos con otro de los hermanos Bin Laden, Shafiq (mientras Bush hijo se entendía con Salem Bin Laden en Arbusto Energy) a través del secretario de Estado James Baker y el Carlyle Group.
Zalmay Khalilzad es el enviado del presidente estadounidense Joseph Biden para Afganistán. Estuvo al servicio del equipo Bush-Cheney y trabajó con Paul Wolfowitz, número dos del Pentágono con George W.Bush como mandatario estadounidense. En otros términos, negoció la retirada de la misma persona que impulsó la entrada a Afganistán, y no se puede pensar que Estados Unidos no tiene ni la menor idea de lo que está haciendo. Khalilzad fue antes alguien cercano al halcón Demócrata Zbigniew Brzezinski, el asesor del presidente James Carter que ideó tenderles una trampa en Afganistán a los soviéticos. De origen afgano, el mismo Khalilzad fue reclutado por la CIA, en particular por el reclutador Thomas E. Gouttierre. En 2018, fue el secretario de Estado Michael Pompeo quien designó a Khalilzad para negociar la "reconciliación" en Afganistán y el Acuerdo final de Doha (Catar), que condiciona el no uso de territorio afgano para atentados terroristas contra Estados Unidos mientras allí se esconde al-Zawahiri, por ejemplo.
Quienes están atemorizados por los sucesos de Afganistán son los rusos, puesto que en este país fue a instalarse el Estado Islámico (derrotado por los rusos en Siria), reconvertido a ISIS-K (Khorasan). ¿Quién los movió a suelo afgano? Rusia advirtió que no debe utilizarse a los refugiados afganos en el Asia Central ex soviética (unos 100 mil en Tayikistán) para "colarlos" a Rusia aprovechando que no hay visados. El Estado Islámico, enemigo de los talibanes, se ha hecho fuerte en el norte de Afganistán, justamente la frontera con el Asia Central ex soviética. Tayikistán ha estado siendo víctima de acciones terroristas. En el Estado Islámico hay unos mil tayikos, incluyendo el importante jefe militar Gulmorod Khalimov. La tensión puede subir en el valle de Ferganá, compartido por Uzbekistán, Tadyikistán y Kirguistán. El valle está infiltrado por terroristas que tienen bases en Tayikistán y Afganistán y hay una fuerte implantación del Movimiento Islámico de Uzbekistán, todo con el siempre cálido apoyo de Arabia Saudita y Pakistán.
China ha optado por otra política, y no hay que olvidar que los chinos ayudaron en el pasado a islamistas antisoviéticos. Más abajo puede verse la celebración del acercamiento de China a los talibanes sin que sea algo que indigne a nadie ni que se grite a los cuatro vientos.
Un detalle: hasta donde en algún momento pudieron hacerse encuestas, apenas el 13 % de los afganos apoya a los talibanes y, dentro de este porcentaje, un 30 % no sabe por qué los apoya. En cambio, la personalidad que más añoran los afganos es el presidente Mohammad Najibulá, gobernante en tiempos soviéticos a quien los talibanes castraron y ahorcaron en público. No hubo nunca "Vietnam de los soviéticos" en Afganistán, pero tampoco "Vietnam de Estados Unidos", en particular si se comparan las bajas con la guerra vietnamita. Estados Unidos no perdió ni un solo hombre en la retirada reciente, totalmente pactada, al grado que a algunos cuarteles del ejército afgano (al que Estados Unidos había dejado de pagar) llegaron unos pocos talibanes en taxi a solicitar la rendición y obtenerla. No regresaron recientemente estadounidenses desde Afganistán en ataúdes.Y no pueden haber perdido una guerra con sus amigotes, por lógica, sobre todo si hay datos suficientes que dan cuenta de que Estados Unidos y sus "socios y aliados" no fueron ni a derrotar el terrorismo que ellos mismos patrocinan, ni a crear el Estado que ellos mismos tumbaron, ni a nada por el estilo. El problema es por qué la dizque "opinión pública" de la república de Nosedondestán se cree cualquier cosa sin hacerse la más mínima pregunta y sin indagar nada. Ni siquiera los curiosos lapsus de Biden, quien alegó estar saliéndose de Afganistán ante el riesgo de ataques del Estado Islámico. Como lapsus, no está mal. El Estado Islámico y los talibanes no se llevan, cabe insistir.