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miércoles, 4 de agosto de 2021

PERÚ: Y SIN EMBARGO, SE MUEVE

El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, hizo un gesto significativo: felicitó al recién electo presidente del Perú, Pedro Castillo, instándolo al mismo tiempo a "colaborar" en el aislamiento de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Al parecer, se sigue tratando de engañar o de estafar.

     Desde que apareció como candidato a la segunda vuelta de las elecciones peruanas, Castillo, un desconocido para la izquierda latinoamericana (que suele colgarse de todo lo que sea poder), se vió orillado a hacer todo tipo de concesiones, para empujarlo al "centro" y apartarlo de cualquier posible radicalismo. Se empleó toda la fuerza mediática y la presión de una contrincante, Keiko Fujimori, que buscó alegar fraude, sin éxito y sin demasiado respaldo de Estados Unidos. A última hora, el centro-izquierdista Grupo de Puebla se sumó al reconocimiento de Castillo, el "maestro rural del lapicito", en la medida en que lo hizo, afortunadamente sin muchas condiciones, la ex candidata progresista Verónika Mendoza, que como sea empuja también hacia el "centro". Aunque no lo parezca, ha habido bastante coincidencia en el espectro político en tratar de aislar a Castillo de su partido, Perú Libre, y de una figura importante en éste, Vladimir Cerrón, secretario general. Castillo se enfrenta al riesgo de que el Congreso peruano le haga la vida imposible en un país que ha estado convirtiendo la "vacancia presidencial" en todo un deporte.

     Las acusaciones de "castrismo" y de "chavismo" contra Castillo están fuera de lugar, y no deja de ser curioso que las empleen quienes se la pasan denunciando a "conspiracionistas" por doquier. Gente como el escritor Mario Vargas Llosa o su hijo Alvaro se han caracterizado por decir cualquier cosa. Las cercanías reales y concretas de Castillo están en otra parte, en el también líder popular y sindicalista, Evo Morales, de Bolivia, y el tipo de desarrollo emprendido por este país, que pese a sus dificultades ha dado resultados ejemplares. Sobre este punto no han dicho nada los críticos de Castillo, seguramente porque entre otras cosas desconocen la experiencia boliviana reciente, que no se pudo truncar. Parece difícil que chantajeen a Castillo como se hizo tiempo atrás con el gobierno peruano de Ollanta Humala. Así lo demuestra la reciente nominación del primer ministro Guido Bellido, falsamente acusado de "apología del terrorismo" en un país donde parece ser "terruco" (terrorista) cualquiera que se oponga al fujimorismo. Contra lo que reproduce incluso Wikipedia, que dista de ser siempre una fuente fiable, Bellido no es contrario al movimiento LGBTTTIQ+  ni es misógino, sino que tiene un punto de vista diferente sobre estos temas, salvo que lo que se quiera decir es que en este asunto como en otros se debe comulgar en un mismo enfoque, en cuyo caso no tiene el menor sentido discutir nada y no debe hacerse más que ejecutar lo que creen los "demócratas liberales" sobre todo, puesto que Castillo ya tuvo que ceder en la nominación del ministro de Economía, que resultó ser Pedro Francke, para que no se le fueran los negocios encima. Ni Castillo ni Bellido son "homófobos" por no estar de acuerdo con el matrimonio igualitario ni "misóginos" por no querer la legalización del aborto: tienen otra visión de estos temas que merecería ser discutida y no descalificada. Como sea, tal vez se esperen más trayectorias como la del recién nombrado ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Béjar, que pasó de amigo del líder cubano Fidel Castro, conocido del "Che" Guevara y guerrillero del Ejército de Liberación Nacional (ELN) peruano a simpatizante del gobierno de Juan Velasco Alvarado y finalmente...a promotor de la agenda 2030 de Naciones Unidas, que es todo un peligro.

     Más allá de la idea de llamar a una Asamblea Constituyente para cambiar la Constitución fujimorista de 1993,  Castillo ha decidido declarar en emergencia la salud (que ya estaba maltrecha antes de la epidemia de la Covid 19) y la educación (para darle infraestructura, materiales y conectividad), además de la agricultura. Si se requiere dinero, las transnacionales mineras podrían dejar más en el país. No queda claro si cualquier planteamiento que no sea económico (en el sentido de los negocios por hacer) o político (si no es que de politiquería) y que reconozca que existe una "cuestión social" incomoda a los autodenominados "demócratas liberales", que en este caso habrían perdido todo interés por el desarrollo y lo confundirían con procesos de pura modernización de fachada. No hay mucho de "castrista" o "chavista" en Bolivia y tal vez sea bueno recordar que, un poco a diferencia del mandatario ecuatoriano Rafael Correa, el que fuera vicepresidente boliviano, Alvaro García Linera, no fue corriendo a echarse en brazos de cubanos o venezolanos (tampoco lo ha hecho por lo demás el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador). El asunto no va por ahí, aunque todos están a la izquierda y algunos en el marxismo. Del apoyo ciudadano dependerá mucho de lo que pueda hacer Castillo por el Perú sin que le gane pronto la jauría opositora desde el Congreso y los medios de comunicación masiva, dispuestos a dividir a la base votante de Castillo e inventar lo que sea con tal de que no se mueva nada y se llegue al imposible "fin de la Historia". Y sin embargo, se mueve (da click en el botón de reproducción para que se siga moviendo).



LO QUE HAY QUE TENER (THE RIGHT STUFF)

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