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miércoles, 1 de diciembre de 2021

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 Los "demócratas liberales" de hoy poco tienen que ver con el liberalismo de principios del capitalismo, y ni siquiera con Adam Smith. El valor básico de dichos "demócratas" es la libertad en abstracto, la de hacer y escoger lo que se prefiera sin "dañar a otros" ni "imponerle a otros". Desde luego, el asunto no acaba aquí: suele tratarse de la libertad de hacer "lo que mejor le convenga a cada quien", lo que ya suena un poco distinto, y a fin de cuentas, de buscar el mayor beneficio personal. Parece una gran obviedad: nadie buscaría el perjuicio para sí mismo. No debiera extrañar que, como ocurre clásicamente con la ideología, se esté en la "evidencia", a tal grado que se llegue entonces a darla por algo universal o universalizable: dada su "naturaleza" o "condición", todos los seres humanos buscan de uno u otro modo el mayor beneficio individual y ahorrarse perjuicios o pérdidas.

      De aquí se desprende que no puede hablarse de ningún interés que trascienda al de la búsqueda individual ya mencionada. Se critica a Marx, pero no se sale del muy decimonónico Jeremy Bentham, para quien la "felicidad del mayor número" es desde luego deseable a condición de entenderla como la suma de la felicidad individual de cada individuo al haber logrado el mayor beneficio para sí mismo. Anótese que ni la izquierda puede con esta "evidencia": no le pasa por la cabeza que la felicidad de cada individuo y su sumatoria pueden dar en un desastre. Que se haga muy feliz a cada individuo con un automóvil particular puede terminar en unos atascones de tráfico de horas perfectamente inolvidables e insoportables. Bentham es anterior a Marx.

      Lo siguiente es que, a partir de los años '20 del siglo pasado, el "neoliberalismo" ya no apunta al Estado feudal, a diferencia de Adam Smith por ejemplo, sino a todo lo que huela a "socialismo", con mucha manga ancha, al grado de evitar aportar al bien común. ¿Por qué? Pues por lo mismo. Quien hable del bien común no deja de ser no una persona, sino un individuo que, como todos los demás, y dada ni sé qué "naturaleza" y "condición", busca su beneficio personal. No cabe más que desconfiar, entonces, de cualquiera que busque "trascender" (no en el sentido religioso) la simple búsqueda individual: no se tratará más que de un embustero que, se insiste, buscará su mayor beneficio así sea en nombre de ideales irrealizables, "porque las cosas y la realidad no son así", sino como las dicta Bentham, o como las sugiere Isaiah Berlín en sus pésimas definiciones de la libertad (como la de la libertad negativa, y las errores que pueden derivarse de una mal entendida libertad positiva, el "individuo como su propio guía", sin salir nunca del tal individuo).¿Lo demás? Pérdida de libertad y "camino de servidumbre".

     Hay en todo ésto algo muy llamativo. Cualquier propuesta de cambio es sospechosa, puesto que implica que en nombre de lo que sea se "nos" pueden quitar "las libertades". Ni cambio a la derecha, ni a la izquierda, ni a ninguna parte, puesto que por lo demás se está en una democracia "sin adjetivos" cuyo papel es garantizar que cada quien pueda buscar su mayor beneficio individual. En este sentido, curiosamente, los "demócratas liberales" son los guardianes del bien, como lo entienden ellos, e ideológicamente hablando, "saben lo que hacen, y sin embargo lo hacen", en el sentido de no ceder ni un milimetro de sí mismos en aras de un bien común siempre riesgoso, puesto que es de lo que hablan quienes en el fondo no buscan más que su propio mayor beneficio personal. Para que la serpiente pueda morderse la cola sin mayores problemas, se está incapacitado de pensar que en nombre de la democracia, los derechos y las libertades no hay más que individuos que buscan su mayor beneficio personal (es decir, nuestro glorioso Instituto Nacional Electoral busca el bien de todos y cada uno y no el mayor beneficio para, muy concretamente, los muy engrosados bolsillos de un puñado de funcionarios que desconocen las leyes de austeridad del Estado. Y si este puñado se embolsa para su mayor beneficio individual haciendo además el bien, no hay nada más explicable y exquisito). Los periodistas "demócratas liberales" persiguen -y vaya que con gran celo- el bien, no el "chayote", o el "chayote" es el mayor beneficio individual natural por hacer el bien, etcétera y etcétera. En rigor, estas "evidencias" libertarias han calado tan hondo en capas enteras de la sociedad, de diversas posturas políticas, que ni siquiera se pueden advertir dos cosas: que estos "demócratas liberales" han suplantado valores universales por una visión estrecha de lo que creen que es el bien (únicamente "para particulares"), y caído, al sembrar el recelo de cualquier cosa hecha en común, en lo que bien se puede catalogar de franca conducta antisocial. Esta es la norma en nombre del bien, la libertad, los derechos y la búsqueda individual del mayor beneficio. Quien no disfrute esta ideología es o un potencial aprovechado, ambicioso de poder y candidato al "autoritarismo", o bien un tarado irredimible que no entiende que los problemas son para ser evitados, no para ser resueltos, si es necesario dando de sí. Lo mejor es que, como lo expresara alguna vez Martín Luis Guzmán, no faltan quienes no ven que su actitud es justamente la que lleva a que todo se deshaga. Desde 1832 estamos a la espera de la felicidad capitalista del mayor número. Bentham murió en 1832 (foto).





 


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