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jueves, 30 de junio de 2022

MÉXICO: YA SE MAREÓ EL PUNTO

 La oposición mexicana y los medios de comunicación masiva imperantes, efectivamente conservadores, dedican casi todo su tiempo a criticar al presidente Andrés Manuel López Obrador, pero no pueden formular ninguna idea de país, seguramente porque tienen la cabeza -y con frecuencia también los bolsillos- en Estados Unidos. De estos conservadores no sale nada constructivo. La otra cara de la moneda está en la manera en que se expone el mandatario mexicano olvidando los daños del presidencialismo. Como lo ha señalado recientemente la excelente periodista Viridiana Ríos, el "obradorcentrismo" sirve para no asumir ninguna responsabilidad: lo bueno o lo malo dependen de una sola persona, que no ha sido capaz de frenar la corrupción en las esferas intermedias, sean municipales o de gobernadores. Y entretanto, el país no se mueve de verdad e incluso en algunas cosas empeora, por popular que sea el presidente. No cabe imaginarse qué podría moverse cuando todo el mundo tiene "derechos y libertades" y nadie es llamado a responsabilidades u obligaciones, nótese que ni siquiera López Obrador por sus opositores, a veces más interesados en el volumen físico del último de los hijos del mandatario, como si la adolescencia de una persona fuera parte de "los grandes problemas nacionales". No es posible saber hasta donde hay quienes se percatan del grado de "norteamericanización" de un "debate" en realidad inexistente.

     Del lado lópezobradorista, no se puede esperar ni siquiera al último año para que empiece la carrera presidencial del 2024, con dos ya en campaña. Está a punto de cometerse un error de gravedad. Alguna vez, como candidato a la presidencia, el integrante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Manlio Fabio Beltrones, sugirió: "primero el programa, después el nombre", sin ningún resultado, de tal forma que la mercadotecnia hizo pasar al presidente Enrique Peña Nieto. En el actual Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) no hay ni asomo de programa, pero ya se están cruzando apuestas entre dos con exposición mediática, el canciller Marcelo Ebrard y la jefe de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, para decidir "por encuesta". ¿La encuesta será independiente de la influencia de los medios de comunicación masiva, que han entrado sin ningún problema en la carrera?¿Y se harán al margen del programa de los candidatos?¿E incluso, contra lo que se cree, de la voluntad del presidente, quien ha sugerido otras posibilidades?¿Quién está dirigiendo y hacia dónde, a reserva de quien esté en el gobierno?¿Por qué los reflectores se orientan en dos direcciones de las que no es difícil suponer que seguirán con el espíritu de Estado Libre Asociado que impera en México? Lo único que sucede es que las "caballadas", como se les llama, empiecen a moverse desde ya descuidando responsabilidades, hasta donde las asumieron. Curiosamente, López Obrador, siempre con su creencia en la política como arte de "escoger entre inconvenientes", ha dejado que suceda lo que ya está sucediendo rumbo al 2024. Es de esperar que no se sume el bochorno de la secretaria de Educación Pública (SEP) postulándose -ya dijo que por qué no- para la gubernatura del estado de México sin haber hecho mayor cosa en la misma SEP, en una pavorosa inutilidad.

     El sentido común de López Obrador fue desaprovechado. No lo tienen los favoritos a sucederlo. La una atrae a quienes creen que el activismo da para dirigir un país, cuando está quedando demostrado que un "luchador social" no basta. El otro seduce porque nadie  desconoce su origen, a la izquierda priísta, y por lo mismo parece ofrecer el recobramiento de una investidura perdida. De lo que se trata es de mantener al pueblo, lo que sea que quiera decir, fuera de las decisiones que dicen buscar su "bienestar": es un asunto de nuevas clases medias y prácticamente nadie de origen popular ni con vocación de superación ha sido promovido a altas esferas, donde más de uno, como el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, puede quedar como monumento a la ineficacia. Resulta riesgoso, desde todos puntos de vista, que el sexenio pueda terminar con un aparato de Justicia inoperante: es en medio de características como ésta (y ésta muy en especial) que progresismos van y progresismos vienen sin terminar de convencer. López Obrador llegó con un pésimo programa, a tal punto que Cuauhtémoc Cárdenas llegó a declarar que no había proyecto de nación. Es de esperar que el sucesor llegue con algo más integral y privilegiando el profesionalismo por encima del "amor", la "fraternidad universal" y otras ocurrencias no propias de un estadista. Se necesitaban ideas, no marear al líder con ocurrencias libertarias y laxistas.

     Muy bien por la oposición: cuando se trata de echar el hombro y ser constructivos, el tema de debate es si un Chocoflán sí o un Chocoflán no.



miércoles, 29 de junio de 2022

EL SALVADOR: BUEN CAMINO

 El presidente salvadoreño Nayib Bukele, con su estilo particular, ha seguido con lo que le importa a la población: resultados. Resulta llamativo que la poca oposición restante, de origen oligárquico y clientelista, no tenga nada qué decir sobre dichos resultados, y mucho menos sobre la cuestión social.

      En El Salvador no ha habido política de "abrazos, no balazos" con el crimen organizado, especialmente en las pandillas, contra las cuales se ha endurecido la represión. Algo debe tomarse en cuenta: la parte sana del pueblo quiere trabajar y ganarse la vida honradamente, y tiene todo el derecho a conseguirlo sin ser víctima de pandilleros. Con la represión se está protegiendo a quien quiera ganarse la vida con honestidad y no quitándosela a otros. En tres meses se ha logrado la captura de cerca de 40 mil pandilleros y se han acumulado ya 141 días con cero homicidios. Si había algún tipo de acto entre el gobierno y alguna pandilla, los pandilleros midieron mal el asunto. La represión se ha endurecido y con el Plan Control Territorial habrá a mediano plazo un miembro de seguridad (fuerza armada y/o policía) por pandillero. A ésto se le llama el derecho de vivir en paz. El origen popular de los pandilleros no puede ser excusa, salvo que alguien haya fijado el monto de ingreso a partir del cual debe ser respetada la vida de la gente trabajadora. Contra lo que creen otros gobiernos de América Latina, el pueblo no es algo homogéneo.

     Pese a que el gobierno salvadoreño actual no tiene afinidad por el de Nicaragua, ambos firmaron recientemente un acuerdo para garantizar la seguridad alimentaria. Aquí hay más resultados: El Salvador se ha posicionado en Centroamérica como el país con el costo más barato en la canasta básica. Así las cosas, el acceso a la alimentación se suma a las mejoras en materia educativa, de infraestructura (se piensa comunicar mejor a un extremo del territorio salvadoreño con otro con tren, crear la biblioteca más moderna de la región, un aeropuerto en el oriente, etcétera) y de práctica del deporte. Al parecer, la oposición salvadoreña no tiene gran cosa que decir sobre los logros mencionados, salvo para oponerse de una u otra forma a una represión necesaria. Nayib Bukele ha logrado hacerse de autoridad. No lo resolverá todo, pero como saneamiento del Pulgarcito de América, no está mal. Desde El Salvador, a donde México se niega a mirar con detenimiento, da click en el botón de reproducción:



domingo, 26 de junio de 2022

MÉXICO: CUANDO NO HAY AUTORIDAD

 El gobierno mexicano del presidente Andrés Manuel López Obrador, pese a que éste se lo propusiera, no ha logrado nada que se parezca ni de lejos a una "revolución de las conciencias". La corrosión de valores sigue presente, sobre todo por algo obvio: la izquierda no tiene ninguna alternativa que levantar. Tan es así que, apersonándose al Día del Orgullo LGBTTTIQA+, la jefe del gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, no llegó más que a tuitear a favor de "las libertades y los derechos", que es lo único que tienen que decir los "demócratas liberales". El estado de cosas es mucho más conservador de lo que parece, y la autodenominada "Cuarta Transformación" no está muy lejos, sea con Sheinbaum o con el canciller Marcelo Ebrard, de arribar a una nueva versión de "la norteamericanización que todos quieren", aunque sea porque la inducen los medios de comunicación masiva prevalecientes.

      La cultura ha sido completamente despreciada por el lópezobradorismo, y la secretaria del ramo, Alejandra Frausto, ha pasado desapercibida, siendo abogada y gestora cultural, salvo para dar en uno que otro lugar común manido: Fuentes, Monsivaís o Poniatowska. Es mucho menos relevante de lo que pudiera parecer, y López Obrador, con su proverbial acomplejamiento ante los intelectuales, ha mostrado no saber nada del tema. La cultura, ni siquiera mexicana, la inculcan los medios de comunicación masiva, con frecuencia transnacionalizados.

     Ante este medio hay otro fracaso, no desligado del no funcionamiento de Notimex: el Estado tiene el deber constitucional de informar (artículo 6), pero no lo ha hecho, y no puede darse por equivalente el sucedáneo de las "mañaneras" del presidente, o por algunos programas en las "benditas redes sociales", que imposibilitan una visión objetiva de lo que ocurre y de los resultados gubernamentales. El alcance de la "Cuarta Transformación" es imposible de conocer, salvo en que la gente reconoce la honestidad de las altas esferas gubernamentales y del presidente, y recibe ayudas sociales, pero sin que nada se traduzca en participación activa en los asuntos del país.

      López Obrador buscó no dejar la subjetividad de lado, llamando primero a la lectura de la Cartilla moral de Alfonso Reyes y luego con la creación, que no consiguió escapar del espíritu "libertario", de la Guía ética para la transformación de México. Se quiso jugar erróneamente sobre la creencia de que se trataba de "catequizar" o de volver "obligatorio" un comportamiento. El hecho es que ni los elaboradores de la Guía se encargaron de hacerse preguntas sobre la difusión de la misma.

     Lo anterior tiene mucho que ver, al igual que en algunos otros procesos progresistas, con una creencia en la libertad hecha de tal modo que el solo hecho de educar parece coartarla. La educación está al abandono mientras se está con todos los aparatos electrónicos que se quiera. No hay enseñanza que transmitir, ni aprendizaje por hacer: lo que necesitan "los pobres", por igual en Brasil (lo ha dicho abiertamente Luiz Inácio Lula da Silva) que en Argentina o en México, es tragar tres veces al día, distraerse y ascender lo que se pueda, pero no hay humanismo en juego: la izquierda no puede no saber que lo abandonó junto con la renuncia a toda verdadera alternativa. La izquierda carece de otros valores que los progresistas del capitalismo, "derechohumanistas", sin tocar la cuestión social. Si lo hace, es con la visión salida de las universidades estadounidenses, irrespirables con frecuencia: basta oír al encargado de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en México, Marx Arriaga,hacerse el portavoz de los saberes ancestrales, contra el eurocentrismo y el patriarcado, pero encima, sin entenderla, contra la meritocracia, al igual que otros cercanos al lópezobradorismo (Asa Cristina Laurell, Gibrán Ramírez...). Las ideas comunitarias de Arriaga no están lejos de los arcaismos "Ubuntu" de la recién electa vicepresidente de Colombia, Francia Márquez: el individuo y toda posibilidad de individualismo como desarrollo de la personalidad propia y singular deben ser sacrificados a la comunidad, en vez de que haya una sociedad que permita el florecimiento de las individualidades y las premie, antes que inculcar  "el derecho a participar en la distribución". El lópezobradorismo cometió errores en parte del artículo 3o. constitucional. No se trata de hacer proliferar los ghettos.

      No hay mejor prueba del rumbo norteamericanizado de la autodenominada "Cuarta Transformación" que lo ocurrido con el Instituto de Formación Política del Movimiento de Regeneración Nacional, el partido lópezobradorista: el "trabajo cabeza por cabeza" resulta ahora en llevarle a "la gente" una agenda a la vez de clase media y transnacional (feminismos, masculinidades, LGBTTTIQA+, medio ambiente, pueblos originarios), en vez de escuchar las inquietudes que pudieran surgir desde abajo. No hay que ser muy ducho para darse cuenta de que es dicha clase la que está imponiendo sus intereses y adulterando el sentido del cambio, desde estructuras intermedias a las que las preocupaciones del mundo del trabajo les importan muy poco, y que encima -en México, incluso contra la Constitución y el respeto a la Etica que indica- tachan de "fascista" a cualquiera que no comulgue. Es bastante tiempo haciendo trampa, y además doblándole las manos a López Obrador.



miércoles, 22 de junio de 2022

COLOMBIA: Y SE ME VAN CON CUIDADO, POR FAVOR...

 Al ritmo que lleva, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, tercer comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, puede peregrinar de rodillas a la sede presidencial colombiana, el Palacio de Nariño, para implorar perdón por haber nacido: este señor maneja las cosas de tal manera que la guerrilla puede llegar a ser vista -lo que está en más de un colombiano- no como lo que fué, una organización de autodefensa campesina y opuesta al paramilitarismo, sino como una banda del crimen organizado. El triunfador de las recientes elecciones presidenciales en Colombia, Gustavo Petro, tuvo al celebrar su triunfo un desliz, al llamar al acuerdo nacional al uribismo. A estas alturas, el ex presidente Alvaro Uribe parece intocable, al igual que el narcoparamilitarismo: Londoño no parece percatarse de que lo están juzgando en exclusiva, sin tomar en cuenta que, si los secuestros son "crímenes de guerra y de lesa humanidad", el paramilitarismo no se quedaba atrás: se le puede preguntar a la política liberal Piedad Córdoba, que incomoda a Petro. Londoño no parece darse cuenta de que está en un problema: como sobreviviente, tiene la necesidad de renunciar a todo lo que defendió. Petro, por cierto, se lavó las manos a su manera: aún siendo miembro de la guerrilla del M-19 cuando ésta asaltó el Palacio de Justicia, aduce hoy no haber estado en la decisión, aunque la tomó "su" organización. En fin: uno puede olvidarse de que está en un cementerio y hacerse de la vista gorda del lugar. Lo único que puede decirse es que ojalá y la decisión del nuevo presidente de hacer una "reforma agraria" -sin tocar el escandaloso latifundio en Colombia, pero repartiendo tierras improductivas y fortaleciendo la pequeña propiedad rural- entronque con el verdadero cambio propuesto en los Acuerdos de Paz de La Habana de 2016.

     No queda claro por qué algunos defensores de la verdad en el periodismo insinuaron que Petro podía representar el "socialismo del siglo XXI", cuando dijo a los cuatro vientos, y tiene razón, que le conviene el capitalismo a Colombia, así falte saber cuál. En su discurso de celebración por su triunfo, Petro se mostró como lo que es, alguien hábil para la retórica, aunque quepa preguntarse si se da cuenta de que está encerrado en contradicciones: algunas medidas propuestas apuntan hacia un capitalismo con desarrollo, otras no tanto. El escritor y ensayista colombiano, William Ospina, cerca de haber sido ministro de Cultura y Medio Ambiente en caso de que ganara Rodolfo Hernández, dijo ver en Petro "costumbres de político", no para bien.

      La celebración del triunfo, de no ser por el mismo Petro, estuvo cerca de virar a lo totalmente grotesco con el asalto al escenario de negros de quilombo encabezados por la vicepresidente Francia Márquez, que en vez de estar a la altura de las dificultades muy serias de Colombia salió con el lema de "vivir sabroso", como si fuera a gobernar Totó la Momposina. Márquez, salida de una agrupación con nombre de canción de José José ("Soy porque Somos"), saltó al ruedo a recitar. Debe advertirse que en todo un sector del progresismo, no desdeñable, se está estableciendo el funcionamiento del "cerebro colectivo" de los medios de comunicacion masiva, como les ocurre a los "demócratas liberales" por igual: interconectados, parecieran que se leen la mente unos a otros, para salir a decir todos lo mismo, sin criterio propio, e invitando a algo peligroso: la detección de la singularidad individual para anularla como tal. Esta singularidad individual no tiene nada que ver con los coros sobre las minorías y las mujeres, ni con la Colombia "de colores" que anticipó juguetonamente Petro, al grado que cabe el color parduzco de Uribe. Estas maneras de proceder representan un desafío a la libertad de pensamiento y al derecho de cada uno de ser único e irrepetible, no un "caso particular" de negro, mujer, LGBTTTIOA+, indígena y ambientalista. Insistamos: esta sincronización de los cerebros interconectados puede convertirse en un "sensor" de singularidades para no hacerles el menor caso, lo que representa un cataclismo para la riqueza de expresiones humanas. En fin: si de vivir sabroso se trata, da click en el botón de reproducción:



martes, 21 de junio de 2022

MÉXICO: BUENAS INTENCIONES

 El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador cometió desde el principio de su sexenio algunos errores que lo instalaron en contradicción. Lo primero fue modificar ad hoc la ley, dejando de lado todo juarismo, para que Francisco Ignacio Taibo Mahojo, alias Paco Ignacio Taibo II, fuera nombrado al frente del Fondo de Cultura Económica. Era un premio político: para dirigir una institución, se nombró a alguien de quien se puede decir que, siendo libertario, detesta el sentido institucional. Hasta ahora, no está probado que haya sido la designación de una persona óptima para el cargo.

     En esta perspectiva, se han dado más movimientos de este tipo. En un inicio, el historiador Pedro Salmerón fue propuesto por López Obrador para embajador en Panamá. El asunto de saber si es o no un acosador sexual es secundario (no hay nada grave contra él): ocurre que no tenía la menor experiencia diplomática. En medio del escándalo, al mandatario mexicano no se le ocurrió nada mejor que otro premio político: proponer para el cargo a la activista y cabaretera Jesusa Rodríguez, que lo desconoce todo de la diplomacia. El presidente de México no se detuvo aquí: para la embajada en Venezuela se le ocurrió a otro luchador social, Leopoldo De Gyves hijo (De la Cruz), sin la menor idea tampoco de la diplomacia. En este mismo terreno, López Obrador nombró cónsul en Barcelona, España, a la ex gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich (del Partido Revolucionario Institucional), y a Quirino Ordaz, del mismo partido y ex gobernador de Sinaloa, embajador de México en España. No están mal las alianzas o los reconocimientos, pero ni Pavlovich ni Ordaz saben nada de diplomacia. Se trató, otra vez, de premios políticos, en este caso a gente con larga trayectoria en la política, como otros la tienen en la lucha social o el activismo. Nada de lo enumerado hace una carrera diplomática, y no deja de recordar cómo el antiguo partido oficial repartía algunas embajadas. Hay más casos: por pura recompensa política se le encargaron a Raquel Sosa Elízaga, una universitaria incompetente, las Universidades del Bienestar Benito Juárez García. Fue lo que se conoce en México como "chapulineo": Sosa ya había fungido como titular de Desarrollo Social  y luego de Cultura, dos cargos sin relación entre sí, cuando López Obrador fue jefe de gobierno de la Ciudad de México.

     No está dicho en ningún lugar que tener determinadas creencias (en algunos casos difícilmente se puede hablar de convicciones) sea garantía de profesionalismo. En algún momento afirmó el presidente de México que prefería la honradez a la capacidad, pero aún queda por ver si es honrado servirse del gobierno para promover una iniciativa particular (la Brigada "Para leer en libertad", de Taibo II) o dar el peor de los tratos a maestros (Sosa Elízaga). Lo enumerado marcó el incumplimiento parcial de separar la política, sobre todo en el mal sentido, de "politiquería", de la conducción del gobierno.

     Este ánimo de manejar cargos profesionales con criterios políticos tuvo otras manifestaciones: Olga Sánchez Cordero, por ejemplo, no estaba capacitada en lo más mínimo para conducir la delicada Secretaría de Gobernación. De la misma manera, nombrar a Tatiana Clouthier al frente de la Secretaría de Economía parece haber sido otra decisión eminentemente política. Rosa Icela Rodríguez (Seguridad Pública y Protección Ciudadana) es periodista, no policía, a diferencia del eficaz nieto del secretario de la Defensa Nacional, Marcelino García Barragán, e hijo del director de la Dirección Federal de Seguridad, Javier García Paniagua, el secretario de Seguridad de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, cuyos resultados se han hecho sentir.

     Hay de todo en los movimientos descritos, desde gente honorable hasta lacras. Lo cierto es que, en más de una ocasión, López Obrador prefirió lo que él entiende como lealtad a tener gente capaz. Lo extraño es que el mandatario mexicano crea que "izquierda" es algo así como sello de garantía, cuando también puede ser una forma de santurronería que sirve para hacerse rendir culto y desentenderse del oficio bien hecho al servicio de la gente, no del ego propio. De nueva cuenta, el asunto apareció cuando un político con vida dedicada a la pura política, y bastante incapaz, Pablo Gómez, fue nombrado en lugar de a quien tal vez no haya sido adecuado aceptarle la renuncia, Santiago Nieto, quien no cometió deslealtad alguna y fue eficaz en la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF). También dió resultados. !Qué curioso! Dan resultados quienes están formalmente capacitados para ello.

     López Obrador, como al armar su primer gabinete, prefirió las consideraciones políticas y más de una de tipo personal (Irma Eréndira Sandoval, Román Meyer), y se inclinó por otros criterios que los del profesionalismo en los casos enumerados, que no son los únicos. No se trata de corrupción, pero sí de la creencia de que el activismo y cierta política pueden ocupar el lugar del trabajo arduo. Sucede incluso con la educadora Delfina Gómez, secretaria de Educación Pública (SEP). De hecho, el presidente de México le llama "trabajar" a reunirse con otros del gabinete, sermonear temprano por la mañana y salirse a cada rato a pueblear, pero se trata de un sinfín de protocolos y no exactamente del trabajo de un estadista. Digamos que el agravante es que el señor presidente es honesto, es decir, está lleno de buenas intenciones.

     No cabe decir que López Obrador sea del tipo de gente que considera que el único pecado que no se perdona en México es el de no entrar en complicidades. Al mismo tiempo, ha tenido por sus decisiones que vérselas con dos tipos de presión: la de quienes confunden izquierda y activismo, habiendo desaparecido la militancia; y la de quienes, gracias a la santurronería, confunden la adhesión a una creencia con el derecho a la clientela propia y al tributo, lo que se llama en algunos aspectos "amiguismo". No son los mejores acompañantes de un proyecto de transformación...instalado en el presente y con poca visión integral de un futuro nacional. Aquí abajo, nuestro hombre en Panamá.



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domingo, 19 de junio de 2022

COLOMBIA: NUEVA REPÚBLICA AMOROSA

 El recientemente electo presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha sido encasillado en la "izquierda" por los medios de comunicación masiva prevalecientes, pero el ganador se considera simplemente "progresista" y no dejó lugar a dudas: al considerar al país sudamericano con muchos rasgos de feudalismo, prometió: "nosotros vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia. No porque lo adoremos, sino porque primero hay que superar la premodernidad en Colombia", lo cual es cierto. Sin estas palabras, Rodolfo Hernández, contrincante que no quedó muy atrás de Petro (y que en ocasiones anteriores lo había apoyado, por cierto), se proponía algo similar, pero por otra vía: la de terminar con la corrupción en el Estado. Las propuestas de Petro en este terreno no llegan muy lejos.

     Hernández podía llegar amarrado al uribismo, aunque se deslindó de éste. Petro llega amarrado a quienes lo movieron al centro y a un programa y dichos no muy alejados del estilo Demócrata estadounidense. "Somos parte de una resistencia que ya tiene cinco siglos", afirmó el ganador. La vicepresidente Francia Márquez ha puesto lo suyo con diatribas contra la colonialidad (seguramente que la del poder, porque Colombia no es una colonia de nadie), el patriarcado, etcétera. Con algunas buenas ideas para el campo (Hernández también las tuvo), Petro está al mismo tiempo comprometido en la aventura de las nuevas energías, algo sobre lo que Estados Unidos no ha parado de presionar, como lo probó recientemente y con desverguenza el funcionario estadounidense John Kerry en México, secundado por un embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, a quien se le permite cualquier injerencia. En este orden de cosas, Colombia es uno de los países latinoamericanos con más bases militares estadounidenses en su territorio, sin que parezca una anormalidad.

     Petro tiene otros desbarres sesentaiocheros. Llamó a la oposición a dialogar para un acuerdo basado en "amor, paz y esperanza". "Necesitamos del amor, dijo, entendida la política del amor como una política del entendimiento, del diálogo de entendernos unos a los otros". Un poco a la mala, pero es probable que Hernández tuviera autoridad. No es seguro que Petro la tenga: el hecho es que, en la perspectiva de construir un capitalismo democrático, hay cosas interesantes y otras no tanto.

     Colombia ha roto con siglos de bipartidismo y se abre la posibilidad de romper con la práctica oligárquica de resolver las discrepancias a tiros. Lo interesante está sobre todo en los planteamientos para el agro. Sería un error no llevar a buen puerto los Acuerdos de Paz de 2016 en La Habana, pese a la catástrofe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia: dejaron sembrada la semilla de una reforma agraria que es el pilar de todo capitalismo democrático, la clave para desplazar a la oligarquía en los hechos, no en el discurso, y para cesar los asesinatos de líderes sociales. Toda experiencia de capitalismo exitoso lo prueba. Es de desear que a Petro lo dejen gobernar, y que lo haga para quienes estén interesados desde abajo en su capitalismo democrático (desde tanto amor, o demasiado amor, da click en el botón de reproducción).



jueves, 16 de junio de 2022

EL MAYOR NEGOCIO DE LA HISTORIA

 La Tierra se encuentra en un largo proceso de transición, marcado por cambios demográficos (que tenderán a estabilizarse en poco tiempo), en la relación entre el campo y la ciudad (paso a una urbanización abrumadora) y de uso de los recursos naturales, muchos de los cuales no están por agotarse y se necesitan por lo demás para las nuevas tecnologías, que no son completamente intangibles (!serían invisibles!). Un teléfono móvil o una computadora necesitan ser fabricadas. Si bien es necesario tener cuidado de evitar la depredación ecológica, que no es propiamente capitalista (baste con recordar lo que le ocurrió a la civilización maya), es menos seguro que se acerque el fin del mundo pronosticado por La Ciencia: ni siquiera hay en el debate científico consenso sobre las causas del cambio climática ni sobre sus consecuencias. Lo que sí ocurre es que toda modalidad de sensacionalismo vende en los medios de comunicación masiva.

      Desde luego que seduce si se habla de "energías limpias", porque nadie las querrá "sucias". Sin embargo, no hay una respuesta definitiva sobre las "energías renovables". Dicho de otra manera, no hay que tomarse a pecho el sensacionalismo sobre los supuestos cataclismos del cambio climático ni absolutizar las bondades de las energías limpias. Estas problemáticas no se plantean en el vacío, sino en el contexto de un sistema socioeconómico concreto del que sería erróneo pensar que está preocupado por resolver los problemas de la gente. En estos momentos, no ha habido recuperación de la llamada "Gran Recesión" de 2008 y una larga crisis continúa, después de haber arrancado a finales de los años '60. Pese a la duración de la crisis,  de más de medio siglo, sigue pensándose en la coyuntura o ante el apocalipsis, dos maneras de precipitarse.

      Quien está acelerando para salir de la crisis es el gran capital, que no es asunto de conspiración, sino de velar por sus intereses y por tratar de salvar problemas crónicos con la baja tendencial de la tasa de ganancia. Es así que este gran capital se ha metido al alarmismo ecológico para llevar a transformaciones que permitan vender nuevas tecnologías. Al mismo tiempo, este capital no logra superar la contradicción entre trabajo muerto y trabajo vivo, incrementando el capital constante (con toda la nueva tecnología) y desvalorizando la fuerza de trabajo al grado de colocarla con frecuencia de adorno detrás de un proceso automático que desconoce y la enajena, sin recibir capacitación, pero sí algún salario que evite que el capital se quede sin mercados.

     John Kerry, enviado especial de Estados Unidos para el Clima y ex funcionario del gobierno de Barack Obama, acaba de declarar que la transición a energías limpias "es el mayor mercado     que se haya creado jamás en el mundo". Por si no queda claro, está diciendo que es un gigantesco negocio. La lucha contra el cambio climático resulta ser "una de las mayores oportunidades de hacer dinero en generaciones", según afirmó Kerry en la Cumbre de las Américas. Para Kerry, ni siquiera debería debatirse la "evidencia" del cambio climático: tal ve se entienda por qué.. La gente está con frecuencia dispuesta a créerselo: si hay sol, porque hace calor y si hay lluvia, porque hay viento, todo debido a que "la naturaleza se está vengando de lo que le hicimos".

       Hasta ahora, las reconversiones no han sido muy exitosas. Se ha logrado poco, salvo en la fortuna de otro Demócrata estadounidense, Albert Gore, conocido como Al, arduo promotor del ecologismo. No debería quedar duda, más allá de la cierta necesidad de cambiar más de un hábito: el actual sistema socioeconómico no está conduciendo al colapso, sino que está buscando sin tapujos hacer negocio en grande de un eventual paso a una ganancia sustentable, es decir que está empujando a meterse en nuevos "nichos" para salvar un problema de rentabilidad, a reserva de que, la verdad sea dicha, haya mucho de esta "transición energética" que sea muy discutible y por lo demás costoso.

       Cabe agregar que este anhelo no está desligado de la voluntad de aislar a la potencia energética por excelencia, que es Rusia, cuyas autoridades sostienen que las energías fósiles tradicionales seguirán siendo necesarias, por lo menos por un cuarto de siglo más. No es cosa del "enigma ruso", sino de bloquear una alternativa a los planes de reconversión que significan para algunos lo dicho por Kerry. El negocio es obligado en el paraíso de las "libertades". Y ahora es limpio (da click en el botón de reproducción y sumérgete en el sentimiento oeeánico, el líquido amniótico o lo más parecido).




       

lunes, 13 de junio de 2022

GARCÍA LINERA: VER MÁS ALLÁ DE LAS NARICES...

 El ex vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, piensa y al mismo tiempo no recita. En una entrevista reciente con el periódico mexicano La Jornada, García Linera tiene la gentileza de ahorrarle al público algún discurso triunfalista sobre "la nueva ola progresista latinoamericana", en vísperas de lo que ocurra con la segunda vuelta de las elecciones en Colombia.

     García Linera se refiere a Estados Unidos como imperio en declive, lo que efectivamente es, pero no olvida que sigue siendo la principal potencia del planeta, habida cuenta, digamos, de la fuerza económica, de la militar (pese a que los estadounidenses han dejado de ser la primera potencia militar del orbe) y hay que agregar que ideológica. Contra lo que afirma García Linera al final de su entrevista, América Latina no le ha plantado cara a Washington, capital estadounidense:: el mismo ex vicepresidente estuvo entre los convocantes a una Internacional Progresista que tiene por cabeza al Demócrata estadounidense Bernie Sanders. Buena parte del progresismo está fascinado por los Demócratas del imperio.

      Otra cortesía de García Linera: se da cuenta de que Rusia es víctima de un cerco, aunque se refiere erróneamente a este país como "imperio fallido". China es ciertamente una potencia "ascendente y silenciosa", pero no un imperio. Como sea, García Linera está consciente del grado de influencia alcanzado por los chinos no nada más en Sudamérica, sino también en Africa y en "Eurasia". Sobre el acontecer internacional, García Linera es prudente: "no sabemos que nos depara este reacomodo", dice. Tal vez no tenga en cuenta que Estados Unidos busca mantener sinergia con la Unión Europea (UE) y Japón. No es algo menor.

      El gran aporte del ex vicepresidente está en darse cuenta del gran vacío teórico actual. al grado de hablar de caos y cataclismos cognitivos, que efectivamente están teniendo lugar y pueden conllevar consecuencias graves. 

     Entre otras cosas, García Linera sugiere que no es fácil saber cómo se equilibrarán en el futuro Estado y mercado, aunque "mercado" suela ser un eufemismo. 

     Para el líder boliviano, en realidad lo viejo no acaba de morir, lo que es muy cierto: "va a tardar mucho", agrega, y "nadie sabe qué cosa es lo nuevo", al grado que por momentos puede pensarse que "no hay nada nuevo". Difícilmente es algo que vaya a resolverse en la calle. Por lo demás, lo que viene, según García Linera, son "reformas progresistas de segunda generación", no cambios radicales o rupturas. Es, en palabras del ex vicepresidente, un "tiempo sin futuro", con "un pasado que está en declive y carencia de imaginario de futuro".. Lo cierto es que no hay alternativas radicales, aunque sí procesos de reformas de mayor o menor intensidad y de interés.

     El tema de Colombia es coyuntural. El ex vicepresidente ve algo grande en las nuevas energías y el empoderamiento de las mujeres, entre las propuestas del progresismo colombiano, aunque la entrevista termina sobre una mujer boliviana muy, muy empoderada en su momento: quien fuera la presidente Jeanine Añez, hoy tras las rejas, y capaz en el pasado de propinarle un mayúsculo e ilegal golpe de Estado al presidente Evo Morales. ¿A qué mujeres se trata de empoderar?

      García Linera invita a pensar, y como se ha dicho, no recita, ni invita a integrarse a la happycracia. Así que sí es algo para alegrarse (da click en el botón de reproducción).



sábado, 11 de junio de 2022

ENCONTRARLE "EL CHISTE"

 Uno de los argumentos favoritos de los "demócratas liberales" es que, dado que todo individuo, como ser "racional", no hace más que buscar su propio beneficio (beneficio para sí mismo), quien se encuentra en el poder no es en nada diferente: en el fondo, juega "el juego que todos jugamos", aunque se autorice a hacernos creer lo contrario, hacernos creer en algo "superior" (cualquier causa) o en alguna convicción distinta. Todos somos muy iguales: no buscamos más que "éso".

     Es en este orden de cosas tan sencillote que la oposición mexicana y los medios de comunicación masiva, para no hablar de casos patológicos como el de Carlos Loret de Mola, un pseudoperiodista,, llevan lo que va del sexenio y se seguirán lo que queda de él, hasta el 2024, "demostrando" lo que ya se supone que es sabido: que el presidente Andrés Manuel López Obrador, diga lo que diga, no es más que otro que no busca sino algún beneficio para sí mismo (se extiende a los suyos), sea material o de poder. Sin que se trate de estar ciego a los errores del presidente mexicano, que no son pocos, debe darse entonces por sentado que es igual que todos, o hasta peor, por vergonzante, porque se haría pasar por lo que no es, siendo que no pasa de vulgar ambicioso que lo quiere "todo", "todito" para él solito, o para él y su círculo más cercano, incluida su familia. No puede haber nada más, y si despunta, es sospechoso: no vale hacer caso de lo que dice porque lo que cuenta es lo que está supuestamente "detrás", con el agravante de que el señor tiene poder. Quiere saciar su apetito autoritario, su sed de venganza, su ánimo rencoroso y un largo etcétera que debe justificar, cómo no, que "cuadre" en la "racionalidad", que explica que el desinterés no existe, salvo entre los idealistas perdidos, que pierden su tiempo y lo hacen perder a los demás . En el mejor de los casos, López Obrador es alguien que camina al filo de la navaja, hasta que se le terminen de sacar los trapos al sol, de intereses oscuros, y además, de ineptitudes. Así, las palabras de una persona no valen por lo que dicen, sino por lo que no dicen, por lo que al presidente mexicano todo el tiempo hay que estar "destapándole" lo que "nos oculta" desde la tenebra.

      No es que quienes tanto lo critican se tomen ellos por la moral, sino que defienden un "orden" en el cual cada quien pueda hacer "éso", seguir no más que la búsqueda del beneficio para sí mismo sin ser importunado por nadie, o lo menos posible, y sin preocuparse demasiado por los demás, puesto que lo que llamamos “sociedad" es apenas la suma de todos los individuos que persiquen su propio beneficio, y párenle de contar. Que encima el presidente pretenda tener "autoridad moral" (habría que saber si la tiene, efectivamente) o peor, "superioridad moral" es ya el colmo, porque la moral no tiene nada que ver con una sociedad que no es más que la suma de cada individuo, sino asunto de cada quien. A decir verdad, si pudieran, los "demócratas liberales" o gente como Loret de Mola ya habrían llevado a López Obrador a juicio por lo que sea. En esta perspectiva, podría decirse que otros son menos condenables, puesto que supieron llevarse su beneficio propio y las cosas "así son", han sido y serán. No cabe en el Hombre ni asomo de generosidad: todo-el-mundo-busca-su-beneficio-o-sea-ya-entiéndelo y es con este mismo prisma que debe interpretarse todo, incluidas las políticas de todas las potencias o la actitud de todos los vecinos, por lo que no se mete las manos al fuego por nadie, salvo donde hay, claro está, la manera de buscar el beneficio para sí mismo ( la familia, por ejemplo). Queda por ver quién se atreve a rematar: si todos somos egoístas y el mundo no es más que un gigantesco ejercicio de onanismo entre muchos, falta únicamente el valiente que diga que en López Obrador no hay más que egoísmo, además de compartirle al país sus "mañaneras". Hay algo mejor aún: que los seguidores del presidente no estén siguiéndolo más que por ver qué beneficio pueden encontrar para sí mismos. Cuidado, no es una broma. No exactamente.



  

miércoles, 8 de junio de 2022

FRIENDLY

 La jefe de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, acaba de sumar otro error en su haber. Se apersonó a inaugurar en la universidad pública la Conferencia Latinoamericana de Ciencias Sociales (CLACSO), que se distingue por su capacidad para mantenerse cerca del poder político progresista. Sheinbaum es a estas alturas, sin que sea secreto para nadie, ni para ella, candidata a la presidencia de México en el 2024, y con no pocas posibilidades (algunas encuestas la dan por puntera). En esas condiciones, debió de abstenerse de ir a la universidad pública, y ésta de recibirla, sólo que siempre se impone el criterio del Instituto de Estudios para la Transición Democrática: la universidad como "equilibrio de intereses políticos" por encima de la academia, y sin percatarse de que suele ser contra ella, incluso. Loable, que una ingeniera química de la universidad pública vaya a la NASA, sin el menor pronunciamiento político de por medio. Es menos loable que Sheinbaum ignore el significado de lo que hace: que la "política", que en realidad es "politiquería", se mueva en la universidad en busca de contubernios para trepar ahora que hay un posible "hueso" a la vista. No era necesario ir a agitar las aguas ni a asegurarse una clientela. ¿Que algún gran defensor de la universidad pública haya hecho una crítica a lo ocurrido? Ninguna.

     Lo peor es lo que fue a expectorar Sheinbaum, mostrando que no tiene idea de los problemas nacionales. Pidió vincular conocimiento a política, lo que no puede ser. ¿Ciencia y política deben "ir de la mano", como lo propuso la jefe de gobierno? En el quehacer científico, no: no en todo caso al servicio de la "politiquería", o de lo "políticamente correcto" y al rato la "cultura de la cancelación" o la cultura woke. Cada universitario es libre de tener la preferencia política o ideológica que quiera, pero no de hacer proselitismo o activismo en el campus. Puede expresarse el universitario con la corriente de pensamiento que desee, pero no agitar en el aula, como lo hacen huestes del mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador como el pésimo profesor John Ackerman o la nefasta encargada de las Universidades del Bienestar Benito Juárez, la señora Raquel Sosa Elízaga, quien trata por lo demás a los profesores de dichas universidades como peones de hacienda. No deja de ser extraña la tolerancia universitaria con Ackerman, quien dispone de un programa (curiosamente: de los criticados por López Obrador) que no se ocupa mayormente de la academia, salvo para traficar favores para la señora esposa. No es que la academia deba ser neutra, pero no se puede convertir una parte de la universidad en vocera de la autodenominada 4T o "Cuarta Transformación.

     Como no puede ignorarse que la autonomía está plasmada, se da paso al cinismo: "lo saben, y sin embargo lo hacen". Ni siquiera con demasiada calidad: pobreza, cambio climático, machismo (!!!!!), racismo y clasismo son los "problemas nacionales" de Sheinbaum, que está en una aberración al insistir en "los derechos" porque "crean libertades". ¿A partir de qué nivel de ingreso aparece un mínimo de obligaciones sociales o cierto límite al "deseo hacer lo que me dé la gana"?

     Hace poco, se armó el escándalo porque López Obrador quiso traer médicos cubanos. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) abrió miles de concursos: siete mil 360 plazas se quedaron vacías porque, como es archisabido en distintas partes de América Latina, salvo que sean los cubanos, con todo y que no tengan una paga sensacional, nadie quiere ir a atender a lugares remotos, pobres o con indígenas. Ni la salud, ni el empleo, ni la informalidad, ni el deterioro grave del campo, ni la educación, ni los salarios, ni un largo etcétera están en los problemas nacionales de los que tenga conciencia Sheinbaum, sino la Agenda 2030 y algo similar, pero libertario, a los "demócratas liberales". Hace poco, al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, así no le falten defectos, le preguntaron qué es la 4T y confesó: "no supe qué contestar". No sirve para nada repetir el mantra "bienestar". Tal vez algo haya querido expresar Cárdenas. Porque puesta a identificar los problemas nacionales, no es seguro que la Miss haya sabido de qué tratan. El canciller tampoco. Son gente friendly.



domingo, 5 de junio de 2022

PEOR ES NADA

 Los "demócratas liberales" gustan a veces de ornamentarse con cultura, y para el caso adoran refugiarse en Los demonios y la leyenda del Gran Inquisidor de Fiódor Dostoeivski, el escritor ruso. Si Cristo llegara a la Tierra, la gente lo volvería a entregar, según el Inquisidor, porque aquélla prefiere pan a la carga pesada de la libertad, y a cambio de ese pan está dispuesta a la obediencia y la sumisión. Sería más o menos como sigue: hay gente que a cambio de una promesa de pan está dispuesta a sacrificar la libertad. El socialismo no habría hecho más que prometer bienestar material -aunque sin siquiera cumplirlo- sacrificando la libertad y prohibiendo la posibilidad de expresarse sin cortapisas, de circular por donde se quiera, de no ser molestado en el domicilio, etcétera. No faltan quienes estén dispuestos a enfilar detrás de la historiografía británica y francesa para señalar que el socialismo provocó terribles hambrunas e instauró el terror. En estas condiciones, no tiene sentido arriesgarse a una revolución para llegar a semejante deshumanización, y son preferibles algunas reformas graduales al sistema existente para ver si, de alguna manera, la cobija alcanza para el mayor número posible, como promesa al menos. En el capitalismo o el "libre mercado" no hay terror y quien se lo proponga puede tener su pan, pero además decir absolutamente lo que se le pegue la gana, incluyendo a neonazis y a comunistas dados por equivalentes de "extremos".

     No se trata aquí de salir con oratoria sobre Martí, Fidel, el Che, Bolívar o Sandino y la Biblia, y es un hecho que en países socialistas no hay mayor libertad de pensamiento (dejemos de lado la libertad de expresión, de religión y de conciencia), ni la ha habido históricamente, lo que no quiere decir que no haya habido creación del todo (que se desconozca es otra cosa: en la literatura, por ejemplo, en la Unión Soviética había una peculiar libertad de pensamiento y de muy dura crítica al régimen, por lo demás tolerada mientras no cayera en la deslealtad). La libertad de pensamiento se da con mayor frecuencia en países capitalistas avanzados, aunque no sea la regla. En países subdesarrollados, esta libertad es algo más bien escaso, aunque existe (podríamos poner casos de algunas muy buenas periodistas mexicanas con criterio propio, se esté o no de acuerdo en todo con ellas). Hay mayores derechos de expresión. En cambio, en el mundo subdesarrollado no existe el derecho a la vida privada, y tampoco lo consagró el socialismo.

     Al mismo tiempo, hay que carecer de criterio o no tener dos dedos de frente para creerse el discurso de "los derechos y las libertades" como algo universal en el sistema capitalista: hay que tener acceso al dinero o al poder, o a ambos, y a riesgo de que con éstos las cosas cambien. No son muchas las libertades o los derechos que se pueden hacer efectivos sin dinero y/o poder: son puras cosas "en teoría" si no hay cómo pagarlas (puede haber por ejemplo libertad de tránsito, sin libertad de ir a donde uno quiera simplemente por falta de recursos), o cómo obtenerlas del poder. Toda la población puede decir lo que quiera, pero no toda tiene la posibilidad efectiva de ser oída y tomada en cuenta.

      Dejando de lado a Isaiah Berlin o los altos vuelos espirituales de Dostoievski, no desligados de una visión religiosa, si los "demócratas liberales" se refieren a los Derechos Humanos, seguramente deban considerar algunas cosas. La Declaración Universal de los Derechos Humanos prohíbe ataques a la honra y la reputación (artículo 12), por ejemplo, pero no es seguro que sea algo del interés de los "demócratas liberales", ni de muchos de izquierda: nadie está invitado a lo que el mismo artículo critica como "injerencias arbitrarias en la vida privada". La misma Declaración no descarta formas de propiedad colectiva. que tanto abominan los "demócratas liberales": "toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente" (artículo 17). Pasemos sobre todos los derechos desconocidos en el capitalismo, en los hechos (al trabajo, o a una remuneración satisfactoria, artículo 23, o a un nivel de vida adecuado, artículo 25). Hay un elemento que llama la atención en la Declaración aludida: el artículo 29 afirma que "toda persona tiene deberes respecto de la comunidad", lo que nunca aparece entre quienes se creen exentos, además, de los límites que suponen "las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática" (artículo 29). Después de todo, más de un "demócrata liberal" está dispuesto a creer que fuera del individuo y la familia, no hay sociedad, como lo declarara la primera ministra británica Margaret Thatcher, ni puede haberla, a riesgo de que, en nombre de ella, se invoque algo "superior" que conculque las libertades individuales. Lo cierto es que el capitalismo no asegura los Derechos Humanos económicos y sociales consagrados en la Declaración, por lo que tampoco hay para todos "libertades", de escoger, por ejemplo (entre un hospital público o uno privado, por ejemplo). Que no haya deberes con la comunidad (debiera ser en realidad con la sociedad) implica que "los derechos y las libertades" sin ninguna obligación pública desemboquen en conductas antisociales. Y de hecho, el antisocial es el modelo del capitalismo por lo menos desde los años '80. La libertad se convierte en otra cosa: de dañar y salir impune, libertad de no ser importunado en el cinismo. Se responde únicamente ante el dinero y/o el poder, que son tomados por "la comunidad" (!).

     Como sea, nada de lo descrito tiene demasiado que ver con el socialismo, que no es un régimen para el pueblo, ni para la gente, ni para "todos", sino para los trabajadores. En este sentido, gobiernos como los de Cuba y Nicaragua (Venezuela se cuece aparte) son nacional-populares, no mucho más, a diferencia de lo que fue por un tramo de su historia la Unión Soviética. Todos deben ser entendidos, como el capitalismo, en sus propios términos. 

     Entretanto, partir de que los países socialistas han sido y son inhumanos porque son para muertos de hambre y gente aterrorizada es hacer caso de propaganda, a reserva de que la izquierda haya terminado por creérsela: el líder brasileño Luiz Inácio Lula da Silva podrá ofrecer todo el pan que quiera (¿seguro que sin obediencia y sumisión?), pero no logró enseñarles a los brasileños beneficiados qué hacer con su libertad, aunque sea porque el progresismo no tiene mayor interés en lo que para Dostoievski era "libertad responsable" y sentido de la vida. Lula no habla más que de consumo. Para quien guste de las cosas religiosas, Cristo puede aterrizar en más de un territorio progresista sin que sea necesario liquidarlo, lo que tampoco hace el Inquisidor. Y en el capitalismo es igual de inoportuno: no vaya a ser un impostor que quiera algún beneficio para sí mismo engañándonos con algo "superior". 

      Lo que se puede hacer mientras tanto es seguir creyendo en nuestro "peor es nada", reptidiendo a coro lo mismo, a la espera de que el sistema desconozca sus propias leyes. La esperanza muere al último. Y ni se diga la ilusión: para mantenerla basta con creerse la propaganda anticomunista, una buena coartada para quienes pueden hacer efectivos sus "derechos y libertades". Comprándolos o por graciosa concesión o favor.




viernes, 3 de junio de 2022

A LA IZQUIERDA DE LA DERECHA

 Hay quienes, como el intelectual mexicano Jorge G. Castañeda, sostienen que existen hasta tres izquierdas en América Latina: una "extrema izquierda" (Cuba, Nicaragua y Venezuela), un "centro-izquierda" ( tipo de Alberto Fernández en Argentina o Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil) y algo intermedio que suele ser "populismo". Uno puede perderse en el catálogo y, a final de cuenta, percatarse, como lo hace Castañeda (quien desafortunadamente se extravía regularmente en concesiones a "los amigos"), que la diversidad es importante.

     En Colombia, Gustavo Petro ni siquiera quiere ya definirse como "de izquierda", y prefiere que lo llamen "progresista". Nadie está planteando una alternativa socialista, salvo en Cuba y Nicaragua (socialista cristiana, en este último caso). En Cuba se habla poco de socialismo: no es el tema del líder Miguel Díaz-Canel. Venezuela arrumbó el Socialismo del Siglo XXI e igual lo han hecho líderes como el ecuatoriano Rafael Correa. De marxismo no hay nada, salvo parcialmente en el ex vicepresidente boliviano Alvaro García Linera. Cuba y Nicaragua están ante todo en el antiimperialismo, pero en caminos diferentes. Amalgamarlo todo no sirve de mucho, salvo que se trate de una vieja cantinela: hay países de "muertos de hambre" que ni siquieran tienen "las libertades". Un país como Cuba es incapaz de contestar.

      El Foro de Sao Paulo parece radical y tienen más protagonismo el Grupo de Puebla y la Internacional Progresista. Teóricamente, es casi cero, salvo por reflexiones de Correa y García Linera. Si se habla de izquierda, está en buena medida bastante a la derecha del marxismo o el leninismo, y muy en el conservadurismo: moviéndose de tal manera que lo prioritario sea tratar de ganar el poder, o un semblante de tal en el gobierno. En algunos casos, de los más celebrados, como el de Petro o como el del presidente chileno Gabriel Boric, los programas están adaptados no nada más al mundo de los organismos internacionales (Agenda 2030 de Naciones Unidas, etcétera), sino al gran capital tipo Davos (en el "ecologismo", por ejemplo) y al estilo Demócrata estadounidense (minorías, lenguaje políticamente correcto, etcétera). Las vías para pasar por una etapa plenamente capitalista en América Latina no son todas iguales. Lo que llama la atención es la clara opción de buena parte de la izquierda mencionada por los Demócratas estadounidenses y por el gran capital. Los pronunciamientos en este sentido han llegado a ser abiertos (Lula, por ejemplo). Cuando se amplían "al centro", estas izquierdas se apresuran a tratar de granjearse a la clase media y acomodarse a los medios de comunicación masiva, de tal modo que bien cabe preguntarse quién queda realmente al mando. Pasos mínimos en otro sentido pueden costarle lo que le ha costado por ejemplo a Pedro Castillo en el Perú. Pareciera que se trata de darle un "rostro humano" al capitalismo, mientras no se deja de insistir, desde la derecha, que el socialismo es "inhumano".

     No faltan puentes entre la izquierda y los "demócratas liberales", entendiéndose que los primeros hablan del pueblo, al que le conceden desde arriba, pero sin promoverlo al poder. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador puede intentar él también moverse: Rocío Nahle, Adán Augusto López, Rosa Icela Rodríguez...Los medios de comunicación masiva se han adelantado desde hace mucho: Marcelo Ebrard o Claudia Sheinbaum, lo necesario para seguir bajo la tutela estadounidense. La jefe de gobierno de la Ciudad de México no tiene empacho en compartir infantilismos con los "demócratas liberales" (al homenajear a la escritora Elena Poniatowska, en lo que se metió extrañamente Correa) ni en comportarse como lo que el escritor mexicano Juan Rulfo llamó "los encomenderos del otro lado": la voluntad de acaparamiento, el amiguismo, la creencia en el puro argumento de autoridad demostrados por ejemplo con la universidad pública en el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, con una "agenda" ajena a éstas (por lo demás, el canciller Ebrard, igual de extraviado ante el mundo intelectual, nombró "Elena Poniatowska" a un vagón de Metro de la Línea 12).

     Es a la izquierda porque se sientan a la izquierda de la derecha, aunque igual llegan a darse sus tocaditas por debajo de la mesa. La derecha no tiene gran cosa que ofrecer, pero en términos de programa la izquierda está a la derecha: con los Demócratas, el gran capital del Foro Económico Mundial y una parte de la clase media, además de la mayoría de los medios de comunicación masiva. Es decir: a la izquierda de la derecha, no más. Es el momento conservador-libertario. Igual y da click en el botón de reproducción.



miércoles, 1 de junio de 2022

AGUILAR, COME IN

 Héctor Aguilar Camín es el jefe nato -o algo así- del grupo intelectual mexicano Nexos. Aguilar Camín es capaz de proezas, como la de leer a Marx a través de Isaiah Berlin, es decir, del favorito del grupo Letras Libres. La conclusión es que la izquierda radical revolucionaria termina mal. La otra, gradual reformista, es a la que según Aguilar Camín le va bien.

      El jefe nato de Nexos pone como ejemplo a Europa (toditita), sin que se sepa a qué se refiere: si a la extinción del Partido Socialista Italiano (PSI) en un mar de corrupción -¿alguien recuerda cómo el líder socialista Bettino Craxi tuvo que salir huyendo de Italia?- o a la ineptitud del Partido Socialista Francés (PSF), que con Anne Hidalgo acaba de hacer el ridículo en las elecciones presidenciales de Francia. Ni siquiera se puede decir gran cosa de otra feria de corrupción, la del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), aunque el hoy ex jefe de gobierno socialista José Luis Rodríguez Zapatero haya alcanzado a unirse al Grupo latinoamericano de Puebla. Tal vez deba seguirse soñando en colectivo en ser todos escandinavos (la socialdemocracia alemana y sus amistades verdes no pueden dar ni un paso sin Estados Unidos). No es nada más la izquierda radical revolucionaria; por si no se ha observado bien, de la socialdemocracia no queda mucho, en ningún lado. No hay nadie que reivindique la socialdemocracia como tal.

     El presidente chileno Salvador Allende quiso un cambio "gradual reformista" (apoyado por lo demás por el Partido Comunista de Chile) y terminó asesinado. El Partido Socialista (PS) hizo su propio ridículo en las más recientes elecciones chilenas. La "tercera vía" del antiguo primer ministro británico Anthony Blair ya no existe. No queda claro de qué "reformas graduales" habla Aguilar Camín, salvo que se refiera a la manera del PSOE de no hacer nada o la del presidente francés Emmanuel Macron de desmantelar el Estado. Como sea, no son reformas graduales para superar el capitalismo, así que, contra lo que cree Aguilar Camín, Marx no tiene nada que hacer en el asunto. Hay ignorancia: muchos radicales revolucionarios, como los comunistas, no desdeñaron las "reformas graduales", antes al contrario, por lo que se vieron rebasados por trotskistas, maoístas, etcétera.

     Fuera de lo anterior, Aguilar Camín se lanza contra lo que él cree que son "autocracias", donde caben los populismos, los caudillismos y las dictaduras. Por definición, el populismo apela al pueblo, lo que sea que haga con él, y no al "sí mismo" de la auto-cracia (gobierno para sí mismo); los caudillismos responden a terratenientes o a personalidades como el español Francisco Franco, siempre militares, sin que se las vea hoy por ningún lado, y dictaduras no hay ni en Cuba, ni Nicaragua, ni Venezuela, simplemente porque la palabra "dictadura" supone estados de excepción transitorios (como ocurrió en su momento con las dictaduras del Cono Sur, por ejemplo). En ninguno de los tres países mencionados hay estado de excepción que afecte al conjunto de la población, ni nada parecido, aunque no se tolere la disidencia. Para Aguilar Camín, la vida es tan sencilla que puede ser despachada de un plumazo: los tres países mencionados no son más que un simple "catálogo de pérdidas", lo que supone una dosis gruesa de ignorancia...y soberbia, ya estamos en lo mismo. Alguien debería por lo demás informarle a Aguilar Camín que los regímenes orientales que cita -China, Singapur- no son autocracias exitosas, porque no hay tradición autocrática en Oriente, aunque sí despótica. Simplemente, el jefe nato de Nexos es incapaz de conceptualizar, aunque hábil para etiquetar.

     No queda claro si la intelectualidad mexicana de oposición puede lograr otra cosa que hacerse eco provincianamente de lo que circula en los grandes medios de comunicación internacionales, que marcan el paso sin importar que sea con frivolidad, mientras ésta venda. La llamada "comentocracia" o los llamados "opinólogos" no indagan nada, ni averiguan sobre lo que dicen, confiados como están en su impunidad. Y después se extraña Aguilar Camín que en lo que el llama "revoltijo" una parte importante de la población colombiana se canse de "los de siempre". Y es que sí: son "los de siempre" que, sabiéndolo, se creen exentos de cualquier esfuerzo que no sea el de quedar bien con los demás "de siempre" Difícilmente puede creerse que Aguilar Camín tenga algún interés en el público. Tal vez no se percate, como otros, de que no por haber estado cerca del gran poder político y haberle servido, hasta de tapadera (como en el caso Colosio) es del interés del hombre de la calle o de a pié. No se trata más que de una visión cortesana del mundo, algo que Octavio Paz supo ver, pero que, desde luego, la cofradía de sus seguidores ha sabido omitir o escamotear cuidadosamente. Así se pasa la vida: sin verdadero debate y con un puñado de "nombres" acaparando para lo que no es un "catálogo de pérdidas" -no se trata de éso-pero sí en buena medida un desperdicio, salvo para el poder. Qué lástima (da click en el botón de reproducción).



FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...