Héctor Aguilar Camín es el jefe nato -o algo así- del grupo intelectual mexicano Nexos. Aguilar Camín es capaz de proezas, como la de leer a Marx a través de Isaiah Berlin, es decir, del favorito del grupo Letras Libres. La conclusión es que la izquierda radical revolucionaria termina mal. La otra, gradual reformista, es a la que según Aguilar Camín le va bien.
El jefe nato de Nexos pone como ejemplo a Europa (toditita), sin que se sepa a qué se refiere: si a la extinción del Partido Socialista Italiano (PSI) en un mar de corrupción -¿alguien recuerda cómo el líder socialista Bettino Craxi tuvo que salir huyendo de Italia?- o a la ineptitud del Partido Socialista Francés (PSF), que con Anne Hidalgo acaba de hacer el ridículo en las elecciones presidenciales de Francia. Ni siquiera se puede decir gran cosa de otra feria de corrupción, la del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), aunque el hoy ex jefe de gobierno socialista José Luis Rodríguez Zapatero haya alcanzado a unirse al Grupo latinoamericano de Puebla. Tal vez deba seguirse soñando en colectivo en ser todos escandinavos (la socialdemocracia alemana y sus amistades verdes no pueden dar ni un paso sin Estados Unidos). No es nada más la izquierda radical revolucionaria; por si no se ha observado bien, de la socialdemocracia no queda mucho, en ningún lado. No hay nadie que reivindique la socialdemocracia como tal.
El presidente chileno Salvador Allende quiso un cambio "gradual reformista" (apoyado por lo demás por el Partido Comunista de Chile) y terminó asesinado. El Partido Socialista (PS) hizo su propio ridículo en las más recientes elecciones chilenas. La "tercera vía" del antiguo primer ministro británico Anthony Blair ya no existe. No queda claro de qué "reformas graduales" habla Aguilar Camín, salvo que se refiera a la manera del PSOE de no hacer nada o la del presidente francés Emmanuel Macron de desmantelar el Estado. Como sea, no son reformas graduales para superar el capitalismo, así que, contra lo que cree Aguilar Camín, Marx no tiene nada que hacer en el asunto. Hay ignorancia: muchos radicales revolucionarios, como los comunistas, no desdeñaron las "reformas graduales", antes al contrario, por lo que se vieron rebasados por trotskistas, maoístas, etcétera.
Fuera de lo anterior, Aguilar Camín se lanza contra lo que él cree que son "autocracias", donde caben los populismos, los caudillismos y las dictaduras. Por definición, el populismo apela al pueblo, lo que sea que haga con él, y no al "sí mismo" de la auto-cracia (gobierno para sí mismo); los caudillismos responden a terratenientes o a personalidades como el español Francisco Franco, siempre militares, sin que se las vea hoy por ningún lado, y dictaduras no hay ni en Cuba, ni Nicaragua, ni Venezuela, simplemente porque la palabra "dictadura" supone estados de excepción transitorios (como ocurrió en su momento con las dictaduras del Cono Sur, por ejemplo). En ninguno de los tres países mencionados hay estado de excepción que afecte al conjunto de la población, ni nada parecido, aunque no se tolere la disidencia. Para Aguilar Camín, la vida es tan sencilla que puede ser despachada de un plumazo: los tres países mencionados no son más que un simple "catálogo de pérdidas", lo que supone una dosis gruesa de ignorancia...y soberbia, ya estamos en lo mismo. Alguien debería por lo demás informarle a Aguilar Camín que los regímenes orientales que cita -China, Singapur- no son autocracias exitosas, porque no hay tradición autocrática en Oriente, aunque sí despótica. Simplemente, el jefe nato de Nexos es incapaz de conceptualizar, aunque hábil para etiquetar.
No queda claro si la intelectualidad mexicana de oposición puede lograr otra cosa que hacerse eco provincianamente de lo que circula en los grandes medios de comunicación internacionales, que marcan el paso sin importar que sea con frivolidad, mientras ésta venda. La llamada "comentocracia" o los llamados "opinólogos" no indagan nada, ni averiguan sobre lo que dicen, confiados como están en su impunidad. Y después se extraña Aguilar Camín que en lo que el llama "revoltijo" una parte importante de la población colombiana se canse de "los de siempre". Y es que sí: son "los de siempre" que, sabiéndolo, se creen exentos de cualquier esfuerzo que no sea el de quedar bien con los demás "de siempre" Difícilmente puede creerse que Aguilar Camín tenga algún interés en el público. Tal vez no se percate, como otros, de que no por haber estado cerca del gran poder político y haberle servido, hasta de tapadera (como en el caso Colosio) es del interés del hombre de la calle o de a pié. No se trata más que de una visión cortesana del mundo, algo que Octavio Paz supo ver, pero que, desde luego, la cofradía de sus seguidores ha sabido omitir o escamotear cuidadosamente. Así se pasa la vida: sin verdadero debate y con un puñado de "nombres" acaparando para lo que no es un "catálogo de pérdidas" -no se trata de éso-pero sí en buena medida un desperdicio, salvo para el poder. Qué lástima (da click en el botón de reproducción).