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martes, 30 de agosto de 2022

FEMINICIDIO: ¿AH SÍ?

 No es raro que se atribuyan los feminicidios a la "desigualdad de género", entiéndase que al hecho de que el hombre se crea o se sienta superior a la mujer, en el origen por cuestiones de fuerza física (aunque estaría por verse realmente...). En este mismo orden de cosas, se castigaría el feminicidio por estar dirigido a la mujer "por el hecho de ser mujer".

     El problema de este argumento es que, desafortunadamente, no se sostiene. No, porque la desigualdad de género y el patriarcado, a reserva de evaluar su parte en el asunto, existen desde hace muchísimo antes que las oleadas recientes de feminicidios en distintos países. Dicho de otro modo, los feminicidios son asunto reciente, al grado que algunos sitúan su arranque en los años 90 del siglo pasado, entre otros sucesos con los de las llamadas "muertas de Juárez". En cambio, la desigualdad de género, con sus creencias acompañantes, tiene muchísimos siglos de existencia. En rigor, la palabra "feminicidio" data apenas de principios del siglo XIX. Alguien debería delucidar por qué el feminicidio hasta ahora. Los motivos pueden ser variados. El hecho es que el alza se da no en lo más oscuro de la desigualdad de género y del patriarcado, sino cuando los roles tradicionales se han debilitado y se da una gran liberalización de las costumbres, sexuales incluidas.

     -El alza del fenómeno puede deberse al de las formas de psicopatía. El neuropsiquiatra francés Boris Cyrulnik delimitó hace no mucho el número de habitantes de una ciudad más allá del cual se arriesga el aumento de la aparición de psicopatías: 200 mil habitantes. La urbanización galopante es un proceso reciente, de pocas décadas para acá.

      Es probable que el hombre no esté tolerando bien las consecuencias de otro fenómeno reciente: la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo, sobre todo en sectores de clase media (entre los sectores populares es distinto).

      No debiera descartarse el uso de drogas, más "popularizado", y que favorece las conductas de una violencia inusual.

      Pese a lo mencionado, los feminicidios no son una conducta del desarrollo, y tienden a darse en entornos de por sí desiguales y violentos: hasta poco antes del comienzo de la crisis sanitaria del 2020, América Latina, la región más desigual y violenta del mundo, concentraba a más de la mitad (14 de 25) de los países con más feminicidios en el mundo, al lado de países de segregación como Sudáfrica /(y de Rusia, tal vez por "los valores tradicionales").

     Es probable que se conjunten factores "nuevos" con otros más antiguos. La activista Diana Russell, sudafricana, patrocinó el término por primera vez en 1976 y luego con mayor fuerza en 1990-1992. No se divulga, pero los trabajos de Russell terminaron por ligar los feminicidios a la violación en el ámbito familiar y, nótese bien, a la difusión de pornografía. La mayoría de los feminicidios son obra de gente del entorno cercano de la víctima. No estaría de más señalar que destaca en feminicidios un país como Ucrania, que también lo hace en pornografía. Como ya se ha sugerido antes, el aumento de los feminicidios está ligado a un trato creciente de la mujer como objeto, en particular como objeto sexual, y no nada más en la pornografía. Si se agrega a la descomposición familiar, no ajena a la urbanización galopante, no queda clara una relación directa con el patriarcado, antiquísimo, ni con la desigualdad de género. Por lo demás, la lista de países con mayores tasas de feminicidios incluyen países donde la mujer ocupa un lugar social "fuerte", de distintas maneras (como madre en América Latina, por ejemplo).

      Más parece haber dislocación de roles tradicionales que costumbres antiguas, aunque no cabe sino considerar positiva la emancipación de la mujer, en particular su incorporación al mercado de trabajo, en el cual es deseable la igualdad de oportunidades. Al mismo tiempo, ninguna mujer, por el simple hecho de serlo, tiene garantizado su estatuto de humanidad, como ningún hombre. Hay mujeres inhumanas: si se insiste en rehacer toda la Historia desde el solo punto de vista femenino, el hombre también tiene derecho a proseguir en las investigaciones sobre Lucrecia Borgia. El hecho es que las bravas feministas de ahora difícilmente se pondrán a reclamar que se pare la pornografía, que se deje el "secretismo" en nombre de "la familia célula de la sociedad", que se le baje a la circulación de droga, que se ponga orden en el caos urbano, que se reduzcan las desigualdades sociales, que se creen empleos mejor pagados y de calidad, etcétera. Si van a reclamar el derecho a ser dueñas de su cuerpo, que se incluya la cabeza, para que no sea esta la de un sistema que ha encontrado hábilmente como mantener dividida a la gente. Para Vogue, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y mujer (foto). La foto es porno a su manera.



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