De los hechos no se busca la verdad, sino que se saca para la renta. A Ayotzinapa se apersonaron desde el ensayista Enrique Krauze hasta gente de izquierda: la señora Elena Poniatowska llegó alguna vez a declarar que el caso era peor que la masacre de Tlatelolco en 1968 y que "recordaba a Auschwitz". Se entiende que, más se magnifica el caso, y más se magnifican también quienes lo recogen como bandera. En este orden de cosas se lució el lópezobradorista Epigmenio Ibarra: dijo que el soldado infiltrado en la escuela Normal-hacía labores de "contrainsurgencia", lo que supone que había "insurgencia" en Ayotzinapa, o que el ejército no supiera lo que hacía, o que Ibarra infla el asunto para inflarse a sí mismo con moral revolucionaria, una peste.
Los estudiantes habían decidido tomar autobuses -el informe actual del gobierno mexicano habla de "secuestro"-, no pocos, para lanzarse a la Ciudad de México a una conmemoración más del absurdo. Los demócratas liberales no se leen ni entre ellos, puesto que Sergio Aguayo recoge en 1968 .Los archivos de la violencia el testimonio del general Crisóforo Mazón Pineda en una entrevista de 1969: el ejército se encontró en la noche de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, y en la madrugada siguiente, con la friolera de 360 francotiradores que fueron entregados a las autoridades civiles y se perdieron en la impunidad del Departamento del Distrito Federal y del regente Alfonso Corona del Rosal, mientras había que sacar la renta -a tono con los empresarios- de la figura de Luis Echeverría. Alguien debería precisar qué es lo que "no se olvida". Ahora el gobierno lópezobradorista va a dedicarse de manera maniquea a la democracia contra el autoritarismo con "Comisiones de la Verdad" hechas para sugerir que la represión comenzó en 1965 (uno de sus integrantes ya se estrenó con errores garrafales sobre el caso del narcotraficante Rafael Caro Quintero). Debe ser lo mejor a los oídos de una parte de la clase media.
Al parecer, se repite con el reciente informe gubernamental sobre Ayotzinapa lo de siempre. El informe dice a las claras que los estudiantes de Ayotzinapa se vieron involucrados en asuntos delictivos, por tres hipótesis sobre lo sucedido: 1) que entre el aseguramiento y un posible primer interrogatorio de los estudiantes de los dos camiones, se haya identificado a alguien con posibles vínculos con un grupo contrario, 2) que el paso de los estudiantes que venían como apoyo desde la Normal de Ayotzinapa, quienes iban en camionetas llenas de gente, les haya hecho pensar que se trataba de grupos opuestos que buscaban tomar la plaza, y 3) que el quinto camión contenía "mercancía" (droga y o dinero) perteneciente a Guerreros Unidos. Si se quiere, es posible decir que los estudiantes de Ayotzinapa se comportaron como niños, es decir, como gente irresponsable, pero en regímenes nacional-populares no se pide del pueblo que se comporte con responsabilidad. Tampoco es algo que pida la izquierda. A partir de cierto nivel de ingresos, la gente está exenta, lo que es de paso una ventaja para quienes buscan "causas" con las cuales enaltecerse. Ningún intelectual de alto vuelo se dará un balazo en el pié aduciendo que secuestrar autobuses es, cuando menos, una actividad irresponsable.
Después, desde luego, están los fuegos cruzados, por ejemplo de quienes ubican a Omar García Harfuch en la policía de Guerrero y en "cónclaves" siendo que el actual encargado de la seguridad capitalina estaba en Buenavista Tomatlán y Nueva Italia, en Michoacán. Seguramente ya nació el hombre de pueblo que jure haber visto a García Harfuch matando normalistas y se lo vaya a confesar a la periodista Anabel Hernández ("yo esa noche iba a ver a una señora que tengo ahorita en Iguala y clarito ví cómo el señor Harfuch desollaba a un muchacho que le decían el barón de Apodaca").
Para variar, se le teme a Estados Unidos, que no pierde su tiempo y siempre supo del tráfico de droga de Guerrero a Chicago. los estadounidenses tienen las conversaciones entre integrantes de Guerreros Unidos que se "hicieron bolas" con la plaza al llegar "los ayotzinapas" ("se nos metieron los contras con los ayotzinapas...") y decidieron deshacerse -efectivamente, de manera artera, incluyendo machetazos ("se les metió machete"...)- de los 43, ultimados y mandados en "paquetes" a distintos lugares del Balsas, entre otros. Los datos estadounidenses completan lo que no aparece en el informe del gobierno mexicano y están los nombres concretos de quienes dieron la orden de ejecución. No hay ningún crimen de Estado, salvo que se quiera ir en busca de (a) "El Coronel" y otras historias que también pueden ser del interés estadounidense, para no salir del "caos controlado": (a) "el Gertz" -pifia completa- contra (a) "el Karam". Estados Unidos pone el control, y México el desmadre con aires de grandeza, ¨¿sale y vale? (da click en el botón de reproducción).