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viernes, 19 de agosto de 2022

NO DESCARTES EL PEYOTE

 La educación oficial mexicana ha decidido emprenderla contra "lo colonial" sin entenderlo. El asunto no es para nada inocente, sino que llega de universidades estadounidenses, donde lo "decolonial" se asocia con la lucha contra lo "eurocéntrico", aunque no sea una vaga Europa, sino Estados Unidos el que ha traído muchos de los problemas que tiene hoy América Latina. Nadie, salvo excepciones, se atreve contra algún "americanocentrismo". La educación oficial mexicana quiere ahora "pensar un mundo inclusivo contra la decolonialidad". Se sabe que esta temática, como la de la "colonialidad del poder", no remite al simple colonialismo.

     México tiene todavía menos años de independencia que de colonia (cerca de 200 años contra 300), y es probable que no se quiera pensar hoy lo negativo de la herencia colonial española, que no tiene nada que ver con la modernidad ni con algún "eurocentrismo" capitalista. Se está entrando en algo que tiene un poco de historia fantástica. En efecto, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se quejó hace poco de la invasión española a México. Dado que México no existía en 1521, tal vez la referencia fuera al breve intento de reconquista en 1829, al poco tiempo de la Independencia. La intentona duró pocos días, casi no hubo combates y, ante la superioridad numérica mexicana, los espa{oles terminaron rindiéndose cerca del puerto de Tampico, para gloria de Antonio López de Santa Anna. En rigor, es a muy duras penas que puede hablarse de "invasión española". Lo que no ha nacido es el valiente que pida de los estadounidenses un perdón por haberse quedado con más de la mitad del territorio mexicano, por la invasión de 1847 y por la del puerto de Veracruz en 1914. Tampoco hay quien recuerde en México lo que es un "polko". México no fue colonia estadounidense, porque Estados Unidos no se interesó mayormente en tener un imperio colonial, y no está de más recordar que Puerto Rico no es una colonia. Colonia supone la instalación de colonos, y no hay colonos estadounidenses en la isla de Borinquén. Meter de distintas formas la palabra "colonial" (decolonial, "colonialidad del poder", etcétera, por cierto que cuidándose en extremo de hablar de "colonialismo") es sembrar la confusión. Para que haya otra pista sobre quiénes alientan el problema con el "eurocentrismo": la victoria mexicana del 5 de mayo sobre los franceses en Puebla (1862)prácticamente no se festeja en México, pero sí, en grande, en la comunidad mexicana en Estados Unidos. Todo lo descrito es síntoma de "polko", es decir, de mexicano con mentalidad de anexión a Estados Unidos.

      Para ir más lejos, el anhelo "decolonial" educativo mexicano propone recuperar "saberes ancestrales". En vez de avanzar en la integración de la población indígena otorgándole las herramientas de la cultura universal, lo que se está proponiendo es reconocerla de tal manera que se quede encerrada en sí misma a nombre de su identidad: como lo han denunciado indígenas de otros países, se trata de un "espíritu de reservación" digno, desde luego, de "polkos". Como en otros países, la población indígena mexicana, en un país por lo demás muy mestizado, es diversa, como lo era a la llegada de los españoles, y no hay mucho qué idealizar, salvo en capacidades de resistencia muy desiguales y que no existieron demasiado en el centro del actual México. Rara vez se ha reconstuído la diversidad, también, de los Conquistadores: nunca se habla por ejemplo de la huella que pudo haber dejado una personalidad cruel y brutal como Nuño de Guzmán.

     En realidad, y concediendo que no debe haber discriminación hacia la población indígena (también podría hacerse algo contra formas de discriminación al revés existentes y comprobables), pareciera que se aceptó la mercantilización de todo: no falta el patrimonio cultural de la "grandeza colonial" para consumo turístico, ni el "turismo mochilero" que disfrute de ir a ver chicas tojolabales insurrectas o indios chamulas en su salsa. Es pasar a convertirlos en patrimonio "bio" sin que se consideren muchos otros factores de la diversidad mexicana, incluida la de personalidades, puesto que no todos los habitantes de México dan por natural la corrupción (!y ni siquiera las propinas, que pueden indignar a un habitante de Santa Rosalía de Camargo!). En fin, que ahora la educación oficial está en manos de un espíritu hippie, desde luego que libertario, que sirve muy bien a un capitalismo interesado en aquella diversidad que atomice a la sociedad, para lo que se ha preferido hablar de "comunidad", sin hablar de que la duda cartesiana es tan valiosa como la masticación del peyote. Bueno. He aquí la matemática huichol (un venadito más un venadito igual a...);




EL BALBOA QUIERE DÓLAR

 No queda claro por qué algunos se lanzan a anunciar triunfos imposibles: como era de prever, la candidata popular Maribel Gordón obtuvo en ...