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sábado, 13 de agosto de 2022

CUANDO LAS COSAS SE ATORAN

 Algunas interpretaciones de la realidad internacional han decidido que se está ante dos tipos de enfrentamiento: entre "soberanistas" y "globalistas", y entre capitalismo "financiarizado" y capitalismo productivo. Hasta cierto punto, no es falso, y más de un protagonista político se identifica a partir de estas nociones.

     Rusia estaría del lado de los "soberanistas", aunque no se alcanza a decir lo mismo de China. Rusia y China encarnarían el polo "productivo", mientras que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) representarían el polo de la alta finanza. A veces se agrega un poco más: los dos primeros países representarían el "capitalismo político", y los segundos (EU y los de la UE) el "capitalismo liberal". Rusia se ha definido como "antiliberal", aunque China no. En todo ésto, el problema de las posibilidades del capitalismo para proponer una solución a una crisis de ya más de medio siglo no se plantea. No está de más observar hasta qué punto China evita referirse mayormente al socialismo.

     Más de un país de América Latina, siendo progresista, se ha decantado por el capitalismo, como lo ha hecho por ejemplo la Colombia del recientemente electo presidente Gustavo Petro. Lo que no queda claro, en éstos casos, es si se trata, como ya se ha sugerido, de capitalismos independientes (en parte al estilo pretendido por El Salvador o Bolivia) o dependientes, que es lo que le ocurre por completo a México. Por más que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, diga y hable de la soberanía mexicana, ésta existe casi al mismo título que el estatuto particular de Puerto Rico (Estado Libre Asociado). Para más señas, el principal empleador de mexicanos, por delante de empresas radicadas en México, es Estados Unidos. Y al menos hasta hace poco, el principal empleador de mexicanos dentro de México era la cadena estadounidense de supermercados Wal-Mart. La "anexión económica" es en gran medida una realidad, de tal manera que, por decente que sea, la secretaria mexicana de Economía, Tatiana Clouthier (que no tiene una gran noción de la economía) va regularmente en los hechos en la dirección contraria, como lo obliga el libre comercio, a las declaraciones de López Obrador. Insistamos; de acuerdo con la muy honesta y eficaz periodista Viri Ríos, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene a menos gente empleada cotizando que Estados Unidos contratando a mexicanos. El asunto de fondo es tan grave que no hay manera de saber qué hace México: no capitalismo independiente, en todo caso.

     En las condiciones descritas, nadie, o casi, se atreve a la "desconexión", aunque hay algunos proyectos, no muchos, de desarrollo más endógeno. En el caso de América Latina, Africa y parte de Asia, no parece que se esté, salvo excepciones, en vías de salir del subdesarrollo, así haya una modernidad de fachada. La capacidad de un país para salir del subdesarrollo no se mide por su lavado de dinero ni su cantidad de edificios con vidrios oscuros y gran altura. De la misma manera en que algunos confunden desarrollo y crecimiento, otros confunden desarrollo y modernidad, además, de fachada.

     China está en la extraversión. Rusia, con todo para ser autosuficiente, no se "desconecta", y ambos países muestran, con su idealización congelada del pasado presocialista, su condición dependiente. Como EU y la UE no están en su mejor momento, pueden arrastrar a otros lentamente cuesta abajo, al menos hasta que Rusia y China en particular alcancen cierto nivel de capitalismo, si lo necesitan. El problema sigue estando en lo que no se quiere abordar ante una necesidad humanista: la de valores socialmente aceptados para salir de una crisis generalizada en este terreno, hasta donde el capitalismo tiene valores históricamente limitados, pero muy aceptados, sobre todo en el mundo subdesarrollado que los ve como alternativa al comunitarismo precapitalista. No hay mucho de claro, salvo, poco a poco, una cosa que había sido prevista desde los años 90 por el simpatizante del comunismo Michel Clouscard: quienes hacia finales de los 60 tenían alrededor de 20 años tal vez no sepan estar a la altura de la crisis que con su destructividad contribuyeron a crear.

     La fuerza de la alta finanza en EU y la UE no quiere decir desde luego que no haya en tos países gente que trabaja, y que sigan siendo los países centrales. Es algo un tanto impredecible su rumbo, pese a una decadencia que no deja de ser relativa. Entre ambos, EU y la UE, concentran cerca de la mitad de la riqueza internacional y no son países dependientes, salvo los de la periferia de la UE. Apresurarse a desplazar el centro de gravitación del mundo a China y el "Sur global" es éso: una prisa de boomers que hunde sus raíces en los años 60. No hay aquí, por lo pronto, salida a la crisis.



LO QUE HAY QUE TENER (THE RIGHT STUFF)

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