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martes, 2 de agosto de 2022

¿OTRO GHETTO?

 Mucho de lo que se encuentra actualmente en la causa feminista es extraño, hasta donde tiene más que ver con libertad que con emancipación, y mucho menos al lado del hombre. Por el contrario, el hombre es designado no como un ser humano, sino como un simple dominador. Si el delito de feminicidio (que no deja de tener su parte de comprensible en su tipificación como tal) implica que la víctima lo haya sido "por ser mujer", seguramente que quien lo comete y comete otros abusos, como el acoso, es "por ser hombre".

     Así las cosas, es casi nulo lo que se hace para erradicar la conducta machista. El tema no aparece entre las feministas, ni en los gobiernos que se hacen de la "causa de género", siendo que se podrían hacer campañas para buscar dicha erradicación, como antaño se hacían para la planificación familiar. Es raro éso de hablar en masa de la causa del feminismo y no decir ni pío sobre los problemas del machismo. No es algo que se vaya a resolver con unos dispersos talleres de masculinidad.

      Otra cosa llama poderosamente la atención. El sistema capitalista, que todo lo convierte en mercancía, hace de la mujer un objeto sexual, si bien también tiende ahora a hacerlo con el hombre. Alguna vez se dijo que basta ver vestimentas y otras ostentaciones de las "marchas del Orgullo" para percatarse de inmediato de la cosificación del hombre y la mujer. No hay absolutamente nada sobre el tema: esta conversión en objeto sexual no es denunciada y se es totalmente permisivo con ella, para no hablar de la permisividad con la pornografía, que tampoco es tema de reprobación en la causa feminista.

     Se llega hasta "dignificar" la prostitución, que debe entenderse de manera "políticamente correcta" como un "sexoservicio", si bien no está mal que se tomen algunas medidas para proteger a quienes lo practican.

     Todo lo anterior coincide con una entrada masiva de mujeres de clase media al mercado de trabajo. Es entendible que se pida para ellas la no discriminación en el empleo y en el salario y, de una manera más general, la igualdad jurídica en todos los aspectos posibles. Es lo propio del adelanto que supone un sistema capitalista. Otras cosas, como la paridad de género, convierten en igualdad de contenido la de forma, sin justificación sólida.

      Esto del adelanto capitalista ha sido entendido como algo que debe ser real y efectivo: el derecho y la libertad de la mujer a disponer de su cuerpo (sin ánimo burlón, también debe tener derecho y libertad de disponer de su mente). Ahora bien, lo que hace una sexoservidora o prostituta es vender su cuerpo y ser explotada, lo que no es comprensible que sea aceptado, pero lo es porque en el sistema capitalista se es libre, así en el contenido se tenga que ser explotado para que sea otro el que se lleve la ganancia. También deberían explicarse las trayectorias profesionales que se hacen de una manera no del todo alejada del "sexoservicio" (el otorgamiento del cuerpo y sus servicios a cambio del ascenso social, salvo que algún iluso lo quiera negar). No parece que sea muy válido acordarse muchos años o hasta décadas después parar armar escándalo en #MeToo. Los casos de chantaje no faltan, como los de confesiones chuscas ("tuve que aceptar las proposiciones del señor Plácido Domingo porque estaba en juego mi carrera profesional"). Una cosa es la igualdad y, por cierto, la independencia, para librarse de la tendencia, tampoco ajena al sistema capitalista, a tratar a la mujer como menor de edad (no es sólo con ella, por lo demás: basta con ver a qué se quiere reducir a los ancianos); otra cosa es querer tomarle el pelo al hombre.

       En otros términos, una cosa es la igualdad y otra la libertad de vender la fuerza de trabajo, que no glorifica a quien lo hace: una cosa es "qué hago con mi cuerpo" y otra cosa "yo soy libre de decidir a quién le vendo mi cuerpo", sea de manera directa o indirecta, cuando no se trata de más libertad, es decir, "yo soy libre de utilizar mi cuerpo para ascender socialmente, para chantajear a un incauto, para que un donador de semen me haga un ,producto porque me urge ser madre, etcétera", es decir, "yo soy libre de hacer como todo el mundo en este sistema: ver cómo obtener de los demás algún beneficio para mí y sin mayor consideración por nadie". No sería bueno pensar que se quiere la propiedad sobre el cuerpo, jurídicamente garantizada, no para protegerse, sino para obtener beneficios para sí. Aquí ya es posible dudar del contenido que se le quiere dar a la libertad y el derecho: si es la libertad y el derecho de escoger al explotador, es que no hay nada entendido y no se trata de emancipación. No puede no llamar la atención en el feminismo en boga la nula consideración por el hombre. Por cierto: ¿no están enteradas las de "el violador eres tú" del uso y el significado de la violación de un hombre por otro hombre, o es que lo único que les interesa es el espíritu de ghetto, como para dejarles ésta de Elvis (da click en el botón de reproducción)?



FANÁTICAMENTE MODERADOS

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