Al parecer, no hay muchos mandatarios de América Latina que tengan conciencia de lo que es el imperialismo, menos ahora que de lo que se trata es de entrar en el capitalismo, para lo que habrá que ver si de manera endógena e independiente o de manera dependiente y subordinada. En principio, capitalismo está bien si se viene de un mundo feudal, pero no se trata de cualquier capitalismo. Desde el presidente colombiano Gustavo Petro hasta el salvadoreño Nayib Bukele, varios han reconocido subsistencias feudales, lo que antes era impensable. Se podría decir lo mismo del ex vicepresidente boliviano Alvaro García Linera, que arrancó con la idea de construir un "capitalismo andino-amazónico".
Nayib Bukele acaba de preguntarse cuál sería la reacción internacional si algún país latinoamericano, a sabiendas de que alguien adentro aspira a la presidencia, le manda a la policía a allanarle la casa. La pregunta más específica es qué diría el gobierno de Estados Unidos si el gobierno de El Salvador manda a allanar la casa de algún candidato a las próximas presidenciales salvadoreñas. Parece que en el actual mundo de "evidencias" lo obvio pasa desapercibido. Y no es forzosamente porque el asunto sea que la casa allanada por el FBI (Buró Federal de Investigación) haya sido la del ex mandatario estadounidense Donald Trump en Mar-a-Lago. Trump dijo que era propio de procedimientos de "países del Tercer Mundo", mientras Bukele aseveró que el mismo Trump sí había ayudado al gobierno salvadoreño a combatir el flagelo de las pandillas. Tal vez quienes denigran a su propio país por principio no se hayan dado cuenta de hasta qué punto, haya habido o no pacto entre Bukele y las pandillas, éstas arman buena parte de lo suyo en lugares como Los Angeles, Nueva York o Maryland.
El asunto tal vez sea visto como normal por los mismos que se alegraron a rabiar por el triunfo del actual presidente Joseph Biden, Demócrata que se robó las elecciones: ahí está como otra prueba el documental de Dinesh D' Souza, 2000 Mules. Todo pareciera indicar que los Demócratas quieren seguir por la vía gangsteril, sin que casi nadie chiste. Los progresistas latinoamericanos pro Demócratas son legión, y algunos países se preparan para un mayor viraje en este sentido, como México, con un canciller, Marcelo Ebrard, que está más preocupado por la muerte de la actriz australiana Olivia Newton-John y la Onda Vaselina. En medio de los métodos gangsteriles, los chicos quieren divertirse, al igual que otra favorita mexicana para la presidencia, la intérprete con amor de "Siempre en mi mente", de Juan Gabriel: Claudia Sheinbaum.
Debe haber "algo muy grueso" en la casa de Trump, seguramente más que todas las ilegalidades del hijo de Biden, Hunter Biden, en Ucrania, al grado de haberse involucrado en laboratorios biológicos para fabricar patógenos contra la población eslava. Al parecer, importa más "quedar bien" con alguien que ni siquiera es seguro que tenga capacidad real para gobernar, y aún así quiere volverse a postular. Preocupaba la salud mental de Trump. No preocupa que Biden suba a trompicones las escalerillas del avión presidencial, que salude a fantasmas terminando una alocución o se refiera a la "presidente Harris". En el fondo, lo que debiera preocupar es en qué momento, como parte de lo que podría mostrarse como lo que García Linera llama un "cataclismo cognitivo", muchos, de izquierda incluídos, pasaron a confundir los medios de comunicación masiva con la realidad. Ahora va el "giro a lo Demócrata" de quienes no pueden hacerse preguntas elementales como la que lanzó Bukele (da click en el botón de reproducción). A ver si no hay politización de la justicia en Estados Unidos, que no es un lugar impoluto cuando los negocios en juego son muy grandes.