En sus distintas presentaciones, los grandes medios de comunicación masiva, que obedecen a intereses económicos precisos, tienen una fuerte influencia sobre la gente, al grado que no faltan quienes se formen del mundo exterior una idea a través de aquéllos.
De una manera general, salvo cuando se trata del mundo del espectáculo o de alguna monarquía, lo único que transmiten los medios son desgracias, desde accidentes hasta homicidios. Lo que ésto significa es que la audiencia está escogida: es, en gran medida, la clase media, no menor en el mundo, a la que se busca instalar en la indiferencia, cuando no se llega con lo mismo hasta los sectores populares, con la diferencia de que éstos son más vulnerables a toda suerte de violencias, pero se quejan menos. De una manera general, los medios no muestran gran cosa de positivo, y mucho menos (lo que incluye a los medios oficiales rusos), nada del mundo del trabajo, como si no se supiera sobre qué base se sostiene el planeta. En el mundo del trabajo, por duro que sea, rara vez ocurren desgracias, porque el trabajo mismo obliga a la responsabilidad y no es, para seguir al autor francés Michel Clouscard, lúdico, ni libidinal, ni marginal. A veces se muestra nada más una dimensión miserabilista: manos callosas, gente más o menos andrajosa, rostros arrugados...Se explica así que el mundo del trabajo está excluido de los medios de comunicación porque "no es entretenido". Ni tampoco, como ya se dijo, el lugar de las desgracias recurrentes.
El doble mensaje de los medios es huir de las desgracias y hacerse indiferente e insensible al mundo exterior, y buscar como contraparte entretenimiento, mientras que el mundo del trabajo es rechazable por serio, y se da lo serio por equivalente de "aburrido", puesto que "hay que" entretenerse. Al final, no falta quien se entretenga con las desgracias, en pleno morbo. La creencia de fondo es que no hay mucho que pueda hacer un ser humano para cambiar lo que por lo demás no ve: lo que está invitado a hacer es a huir de la realidad y refugiarse en la alienación, creyendo que ésta o la enajenación son la capacidad del sistema para darle "a cada quien según su deseo". Si debe suponerse que el sistema capitalista está para lo anterior, no queda claro para muchos por qué habría de ser cambiado, menos por lo que se retrata como escasez y terror. No es confortable.
Lo que es fomentado así, con la desgracia perpetua y el deseo en la publicidad, es el egoísmo más crudo: "libertad" es apenas la de perseguir y satisfacer el deseo propio, siendo en el mejor de los casos indiferente al mundo exterior y al prójimo. Desde luego que en el mundo del trabajo no pueden verse las cosas así, pero está "invisibilizado", para usar una palabra de moda. En las condiciones descritas, es difícil trabajar con lo que "lanzan" los medios de comunicación masiva, máxime que desgracia y entretenimiento se venden o se ofertan con gran sensacionalismo, cuando no a la búsqueda del escándalo permanente. No hay ninguna proyección de futuro; nada que rescatar del pasado en términos de historia. No queda más que regodearse en la coyuntura y celebrar, como lo hace el sobreviviente, que se está vivo, creyendo vivir "la vida al máximo", en el instante y el "ahora", y creyendo también que una experiencia se "consume". Nada de lo que imponen los medios, con frecuencia sin contrapeso, tiene mucho qué decir sobre la vida actual, que tiende a transcurrir en realidad por otros senderos, sin que haya información. Contra lo que ellos mismos creen, no son los medios los que mueven al mundo.(da click en el botón de reproducción).