En América Latina no hay "momento progresista" más que en apariencia, y una de las cosas a lamentar es la división que ha sufrido la dirigencia boliviana de izquierda, lo que se ha traducido por reiterados enfrentamientos entre el ex presidente Evo Morales y el actual mandatario Luis Arce. El fallido intento de "golpe de Estado" -bastante de opereta- en Bolivia el 26 de junio fue motivo de más rencillas entre Arce y Morales, al decir el segundo que fue un "autogolpe" para ganar popularidad, lo que en todo caso hubiera sido arriesgado. Arce tenía cercanía con el general golpista, Juan José Zuñiga, pero lo estaba relegando y éste tenía por lo demás antecedentes de corrupción. El operador político de la asonada llegó desde Santa Cruz y es Luis Fernando Hamdan, según dió a conocer Prensa Latina. Santa Cruz, en el oriente boliviano, es desde hace tiempo bastión de la reacción. Lo que parece haber ocurrido es que unos pocos militares creyeron que en algo podían aprovechar las diferencias entre Arce y Morales, yendo en parte contra el segundo a través del primero, que cortó de cuajo la intentona, sin que hubiera por lo demás gran cosa que lamentar. Arce y Zúñiga se hicieron de palabras y el primero ejerció el mando. Algo parecido en un sector del ejército había ocurrido cuando Evo Morales tuvo que exiliarse en 2019: un militar hizo una declaración de "sugerencia" de que el entonces mandatario se fuera, pero es Morales quien está hoy en Bolivia y el militar en Estados Unidos. Hace rato que ha sido posible saber, por el portal Rebelión, que Estados Unidos decidió intensificar ciertas formas de injerencia en Bolivia, logrando llegar hasta una parte de las bases de Morales. Parte del problema es que Morales buscó reelegirse y los "arcistas" consideran que es demasiado, lo que no impide reconocerle a aquél su liderazgo. Otros se preguntan qué pasa con éste: pareciera en todo caso que no está exento de influencia del onegeísmo y del indigenismo que no es, sin embargo, representativo de toda Bolivia, por fuerte que sea. Ya llegó cierto cansancio con las historias de pueblos originarios y Morales no está al margen de exageraciones, como otros de extravagancias en nombre de los "ancestros". El problema se complica porque las bases de Morales están entre cocaleros y hay empeño en "sembrarle" a Bolivia reputación de "país narco".
Las alarmas se activaron porque Bolivia tiene cierta tradición de golpes de Estado, habiendo llegado a ser en algún momento el país del mundo que más tenía, hasta que se terminó alrededor de 1980. Desde entonces, el ejército no es árbitro político, salvo en viejos reflejos de unos cuantos. Lo que ocurre de grave es la división enorme en el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), en medio de cierta crisis y luego de varios años de logros que permiten decir que Bolivia ya no está, como antes con Honduras, entre los dos países más pobres de América Latina. El artífice de este logro fue, en lo económico, el mismo Arce, pero ahora hay menos claridad sobre la dirección que debe asumir el país, el grado de industrialización, el de inversión extranjera y el de las alianzas, considerando que Bolivia tiene las mayores reservas de litio en el mundo (23 %). Es probable que la formación de Arce tenga ciertas limitaciones, y el artífice de antaño, Álvaro García Linera, quien fuera vicepresidente de Morales, ya no tiene la influencia de antes, ni tal vez claridad ideológica suficiente: en todo caso, no puede confundirse a la nación o al pueblo con los grupos indígenas. A juzgar por el respaldo social recibido a raíz del "golpe", el alcance de Arce es bastante importante e incluyendo a parte del MAS, campesinos, mineros y organizaciones de base tanto del occidente como del oriente bolivianos, además de empleados públicos, médicos, transportistas y constructores.
No deja de ser interesante que, en entrevista con la periodista mexicana Carmen Aristegui, García Linera haya dicho que la intentona se dió en el marco de las diferencias personales entre Arce y Morales. Efectivamente, pareciera que al golpista Zuñiga, erróneamente mantenido por Arce en su círculo cercano, pudo habérsele pasado por la cabeza aprovechar la situación de división. Errores, pues, tanto de Arce como de Morales, y una pista que enlaza a Zúñiga con Santa Cruz y personal de Inteligencia Militar local. No fue nada de consideración: lo que lo es se encuentra en la división del MAS y en saber hasta dónde es asunto de personas y hasta dónde de proyectos, sobre todo por las dificultades para industrializar el litio. Sería de esperar que las divisiones no fueran nada más por personalismos y faccionalismos, aunque reflejan otra: entre gobierno y partido o movimiento, lo que no es del todo anormal. Lo que lo es está en que, como lo ha dicho García Linera, se olvide a quién se tiene enfrente, de Estados Unidos hasta una parte del empresariado, según lo declarado al periódico mexicano La Jornada (da click en el botón de reproducción).