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martes, 27 de agosto de 2024

PASEO DE LA REFORMA

 Ken, en realidad Kenneth Lee Salazar, difícilmente puede decir que se siente "méxico-americano", porque es hijo de estadounidenses de ascendencia española, que se reivindican como tales -para diferenciarse de los mexicanos- en algunos estados de la Unión Americana. Contra lo que dicen algunos medios, Kenneth Lee usa sombrero de ranch, sin excluir corbatín "vaquero", pero no es una texana, mucho menos en el sentido en que se entiende en México, por la forma. O Kenneth Lee es algo provinciano, de Denver, Colorado, nada raro para un estadounidense, o está en algún show. Es más probable que, como típico estadounidense, sea a la vez muy provinciano y con creencias de sabrá Dios qué "superioridad", por ser de Estados Unidos. Es Kenneth Lee, no Pancho Pistolas. Kenneth Lee, gente de Barack Obama, se pasó todo el sexenio mexicano que termina invitándose a la política mexicana, siendo que está prohibido por la ley. No es todo, porque Kenneth Lee tiene el típico trastorno de personalidad de la época, que pasa por un proceso psíquico llamado "denegación": se le pueden poner delante pruebas y argumentos válidos para que corrija o reflexione; dirá "sí ya sé, pero sin embargo", es decir que parecerá que entendió, pero seguirá como si nada y sin la menor idea de límite, a conveniencia propia. A pesar de que se le dijo diplomáticamente a Salazar que dejara de entrometerse en asuntos internos de México, el tal Kenneth Lee hizo una oda a la soberanía nacional y enseguida se metió todavía más en lo que no es su asunto. El mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, pidió respeto. Kenneth Lee dijo "siempre trabajamos con el máximo respeto a la soberanía de México," , para seguirle de inmediato sobre "la identificación de acontecimientos que limitarían innecesariamente nuestra capacidad para alcanzar objetivos juntos". Otra cosa típica del trastorno mencionado: mete a ambos no nada más tratándose de un asunto que no le incumbe, sino para ver si le resuelven el de él. Se le acababa de decir que no es de "juntos", sino que hay un límite que separa, por lo que Salazar encontró el "modo" de volverse a "volar la barda"; "la embajada" agregó que le "preocupa mucho que la elección popular de jueces no aborde la corrupción judicial ni fortalezca el Poder Judicial del Gobierno de México". O sea: "sí, ya sé lo de la soberanía, pero sin embargo....", y vuelta a lo mismo. La palabra del otro sólo sirve para tomar de ella ("si, ya sé...") lo necesario para "darle la vuelta" ("pero sin embargo..") sin tomarla en cuenta. Esto implica que Estados Unidos ha dejado de ver en México un límite, aparte de que Salazar tiene un trastorno de personalidad de perversión narcisista (el tipo de persona que se resume en "con todo respeto, te voy a faltar al respeto"). La perversión está en el "modo": sacarle "la vuelta" con denegación de lo dicho por el otro, y ni se diga lo que de narcisista puede tener verse en la imagen de un país que se cree superior o con algo que le da "el derecho y la libertad" de imponer y dominar. Es lo que no hay que soltar.

       No es sencillo, desde el punto de vista lógico, entender el rechazo a una "elección popular de jueces" en cierta medida mal entendida, puesto que nadie ha hablado de cuestionar la relación con Estados Unidos, mucho menos en materia de "libre" comercio e inversión extranjera. Por el contrario, tanto López Obrador como la presidente electa, Claudia Sheinbaum, no han parado de vanagloriarse de la capacidad de México para atraer "inversiones históricas". López Obrador no cuestionó el TMEC (Tratado México Estados Unidos Canadá), y nada más buscó que no se afectara directamente la soberanía energética mexicana, petrolera en particular, además de parar el fracking (que tanto le gusta a Kenneth Lee), las concesiones mineras y la injerencia en el litio. No hubo mayor escándalo: ¿por qué entonces ahora sí, más allá de chantajear en la transición para, como se dice coloquialmente, "meterle un calambre" a Sheinbaum, como ya se le hizo para precipitarla -como sucedió- a ratificar al secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez?  

      El aparato judicial se ha convertido, junto a los medios de comunicación masiva, en un instrumento muy socorrido para obstaculizar a los gobiernos "progresistas" de América Latina. Esto suele suponer la corrupción en grande de dichos aparatos, que no incomoda a Estados Unidos, que antes no había dicho nada sobre los problemas muy graves de la Justicia mexicana y sus irregularidades, por decir lo menos. ¿Por qué nunca dijo nada Estados Unidos?¿Qué sentido tiene hablar de una "independencia judicial" que no existe, puesto que en México la justicia se rige por el dinero y los tráficos de favores e influencias? Es en parte con lo que Estados Unidos ha aprendido a hacer: se ha servido de la corrupción para el negocio propio, haciendo igual que más de un mexicano. La idea tal vez sea seguir así: en distintos países, la "Justicia" se ha utilizado para "criminalizar" a oponentes a los intereses dominantes, incluso tibios, desde Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina hasta Ollanta Humala en el Perú o Rafael Correa en el Ecuador. Estados Unidos se ha entrometido en asuntos de Justicia en Panamá y en Honduras, además de buscar tutelar indirectamente el aparato judicial en Guatemala, El Salvador y Honduras, a través de "comisiones" internacionales (en Guatemala y El Salvador no funcionó). ¿Acaso estas supervisiones terminaron con el "Pacto de corruptos" guatemalteco o con el completo relajo que había en la Justicia salvadoreña, que organizaba tables en los tribunales en vez de perseguir a los pandilleros?¿Ha habido algún interés por hacer justicia en el caso haitiano del asesinato del presidente Jovenel Moise, quien quería denunciar contubernios de políticos locales con el narcotráfico? ¿O es que Estados Unidos no sabe nada de estos contubernios? Ningún interés en parar: en la mayoría de los casos, con beneplácito de Estados Unidos, se ha permitido o incluso alentado la corrupción del aparato judicial para fines políticos y para chantajear reiteradamente. El Poder Judicial mexicano, salvo excepciones, ya ha demostrado que es capaz de rebasar sus funciones, politizarse y entrometerse en lo que no debe, por ejemplo en funciones del Legislativo. ¿Estados Unidos ha dicho algo? No, nada. Tampoco sobre la ineficacia de la Fiscalía General de la República. ¿El asunto es por la "elección popular de los jueces", o por el temor a que el Poder Judicial deje de someterse a redes de tráficos de influencias y favores, limitando así la capacidad del poder económico para influir en las decisiones judiciales?¿Para qué dar una imagen distorsionada de lo que significa esta elección, como si mañana se pudiera candidatear cualquiera, o un "Chapito"? La reforma incluye requisitos académicos para ser elegible que difícilmente puede tener un narco, salvo que la próxima sea de narcos con muy buen promedio y práctica profesional de abogacía. O se trata de hacer creer que la elección popular consiste en meter de jueces a pepenadores, cargadores de La Merced, empleados de limpia de la Cdmx y vendedores ambulantes. Se puede estar de acuerdo o no con el sistema de elección, pero no se trata de insinuar lo que no es. Es tan carente de lógica lo dicho por Kenneth Lee que sale a alertar contra la infiltración del narco en el aparato Judicial. ¿Qué en la actualidad no se acostumbra a soltar a delincuentes, y por qué no dice nada Estados Unidos? Es decir, Salazar dice que puede ocurrir lo que ya ha ocurrido sin que Estados Unidos diga ni pío. Tan es falto de sentido que poco falta para que Kenneth Lee diga que la reforma va a corromper al Poder Judicial. ¿Por cierto, no prohíbe acaso la reforma en curso financiar pública o privadamente a los candidatos?

       Una fabricación le impidió a Lula presentarse anteriormente como candidato a la presidencia de Brasil: en dicho invento, es sabido que hubo injerencia de personal del Departamento de Justicia estadounidense y del FBI (Oficina Federal de Investigación, por sus siglas en inglés). Los casos de Odebrecht fueron montados con el mismo Departamento -entre otros, contra Humala y en el Ecuador contra Jorge Glas-, hasta que la misma gente de la empresa reconoció que fabricaba cosas. Tal vez Salazar pueda decir un poco más de lo que le "soplan" desde Estados Unidos a la periodista mexicana Anabel Hernández para tratar de armarle un "caso" a López Obrador, a partir de apariencias legales como las usadas en el asunto de Odebrecht: "testigos protegidos" que, hecho el daño, reconocen que se inventaron lo dicho, o algunos francamente desacreditados.

      En varios países de América Latina, la "justicia" está bajo influencia o asesoría directa de Estados Unidos. Eso ha implicado que el aparato judicial sea aún más torcido. Si en México se hiciera valer la ley, Kenneth Lee Salazar hace rato que estaría de vuelta en Denver o en algún southwestern roots ranch de por el rumbo. El menor resquicio ya no se diga de soberanía, sino de independencia, incomoda a más de uno, porque desde 1994 no falta quien quiera "la enchilada completa". Ah, eso sí, cada vez mejor: Stevie Wonder o su equivalente les da la bienvenida...a México (da click en el botón de reproducción).



                                                                                                                                                         

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