Cualquiera en México sabe que la justicia se da poco y tiende a prevalecer la impunidad. No es raro que se considere que la balanza de la justicia se incline ante quien puede comprársela: más de un abogado encuentra de lo más natural "soltar lana" (dar dinero)para conseguir una resolución favorable. Tampoco escasean abogados con el reflejo de que lo primero que hay que hacer ante la "Justicia" es alguna "maña" para colocarse en situación ventajosa, y contraria a la imparcialidad. El hoy ex magistrado Arturo Zaldívar no logró enderezar el aparato judicial. En las cárceles mexicanas abunda la gente inocente, sin defensa y sin sentencia; fuera de la cárcel abundan las prácticas contrarias a la ley, y tampoco es secreta cierta proclividad a soltar a delincuentes. Como muchas otras cosas, la Justicia es cuestión de "relaciones" -como lo probó Hernán Gómez Bruera en Traición en Palacio, a propósito del intocado Julio Scherer Ibarra, hijo de Julio Scherer García-, de clientelas personales e incluso de nepotismo, en perjuicio de quienes no tienen recursos para sobornar. El aparato de Justicia está amafiado y así lo ha mostrado de manera contundente otro periodista, J.J. Lemus, en El cártel judicial. Por lo demás, parte de ese aparato tiene privilegios exorbitantes. En las condiciones descritas, es totalmente entendible que el Poder Judicial deba reformarse, salvo que se tenga el cinismo de decir que funciona y que es "independiente" (¿del dinero?). Otra cosa es la discrepancia sobre el modo de proceder: Zaldívar, como se ha dicho, no consiguió demasiado, y no es seguro que sea un Poder para ser "votado", porque la justicia no se vota. El problema -que según Gómez Bruera incluye a Zaldívar- está en el traslape de funciones institucionales del Estado, que debieran ser válidas e iguales para todos, y las razones de dependencias y preferencias personales al margen del mérito de quien quiera que se trate. El aparato judicial no es el único que tiene este problema: bastaría con indagar por qué, por ejemplo, se traslapan los intereses de una universidad pública con los de un grupo político que hace y deshace de acuerdo con incondicionalidades personales, si es necesario haciéndolas pasar por encima del interés institucional, al grado de supeditarlo al extranjero para asegurar al mismo tiempo los privilegios del "grupo" que hace de intermediario, y al que no le importa que la universidad no logre cumplir con sus funciones sustantivas. Traslape, pues, de lo que debiera ser interés general, en términos de igualdad para todos los ciudadanos, en el Estado, e intereses particulares, muy personales, siempre a la caza de situaciones de ventaja y de privilegios como negación de dicha igualdad. O dicho de otra manera: la justicia es ciega, o bien se descubre la facultad de ver quién le paga mejor, quién se maneja con recomendaciones, quién es familiar de quién y amigo de quién, para hacer distingos que encima se hacen pasar por naturales y de gran ""calidez". Eso sí, pobre del que no tenga "palancas". Así se maneja también parte del sistema de salud, además de lo dicho sobre parte del educativo. No tiene ningún caso perorar sobre "pesos y contrapesos" e "independencia del Poder Judicial" si es sabido de todos que, aunque hay excepciones, se vende al mejor postor y es en realidad ciego a la impartición de Justicia. No es ciega; es o se hace tuerta.
Es completamente falso que Estados Unidos tenga alguna preocupación por el Poder Judicial mexicano, porque aprovecha su corrupción, y es al grado que existen empresas transnacionales con "partidas para corrupción". Hay una parte de supuesto escándalo hecha para no mostrar los motivos de lo dicho o lo hecho. El aparato de Justicia ecuatoriano, por ejemplo, está completamente podrido, pero no es Estados Unidos quien vaya a gritarlo o empeñarse en sancionar por ejemplo asaltos a sedes diplomáticas. Según el portal de Rebelión, el fujimorismo -político y no exento de vínculos con el crimen organizado- controla el Poder Judicial del Perú, que opera como gobierno pero no como Estado, por lo que no es "parejo": el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo responden a intereses de grupo que acechan al Ministerio Público y la Junta Nacional de Justicia, sin que Estados Unidos ni nadie diga nada. En Brasil, el Legislativo se dedica a entorpecer sistemáticamente al Ejecutivo, porque, a la hora del presupuesto, los legisladores ven por la "tajada" que pueden llevarse para corrupción a nivel local y no por ningún Estado-nación de nada. Tampoco hay problema. El ánimo de Estados Unidos es paralizar y seguir haciendo negocio. El de los medios de comunicación es ponerse al sensacionalismo para nada: ¿ya se sabe qué pasó realmente con Ismael El Mayo Zambada o se cree que va a "soltar la sopa", como se dice coloquialmente en México, y tal vez contra la llamada "Cuarta Transformación"? Qué interesante. Igual de sensacionalista que la alharaca sobre la invitación del gobierno de México al presidente ruso Vladimir Putin, con una horda de gente de "expertís" preguntándose si habrá que capturarlo o no y no si va a llegar a México a exponerse. Chantajear con que "cante" Zambada, o chantajear con que si viene Putin. Estarse todo el tiempo a presión para obtener algo.
Es en estas circunstancias, y al margen del rumbo que tome en México la reforma del Poder Judicial, que ésta no es lo que importa, salvo como pretexto para chantajear a la presidente electa Claudia Sheinbaum, a muy poco tiempo de que termine su mandato Andrés Manuel López Obrador. Para el caso, se da la fabricación de otra supuesta relación de causa a efecto, cuando no es el propósito de la reforma planteada: que va a afectar la inversión extranjera y el libre comercio, incluyendo el TMEC (Tratado México Estados Unidos Canadá). No hay la menor lógica: ¿entonces el aparato judicial mexicano no funciona porque no afecta a la inversión extranjera ni al libre comercio? ¿Israel Vallarta está en la cárcel por la inversión extranjera y el libre comercio, que hacen que en el estado de Durango se coloque en juzgados a decenas de familiares? El embajador estadounidense Ken Salazar tiene la suerte del laxismo del aparato judicial mexicano y del Ejecutivo, por lo que dicta "la 33" (el artículo 33 de la Constitución mexicana: "los extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país"). Otra cosa es que, sin que se sepa bien a bien qué camino va a tomar, esta reforma sea criticada de antemano por parte de la alta finanza, tipo Citibanamex, Fitch o Morgan Stanley. Debe ser consigna, porque a Salazar -cuyo apellido no es de origen latino, sino hispano southwestern roots- se le ocurrió decir que la Reforma Judicial, además de favorecer a políticos y narcos, "amenaza la histórica relación comercial construida entre México y Estados Unidos". Salazar es muy de la época, porque agrega que respeta la soberanía nacional mexicana (sí: el estilo de hoy es "con todo respeto, te voy a partir la madre"). No hay absolutamente nadie en México que haya establecido alguna relación entre la reforma y el libre comercio o la inversión extranjera. Y ni siquiera porque desde 1994 se hagan con el libre comercio cosas que van contra la legislación mexicana.
Al ser electa, Sheinbaum tuvo que correr a nombrar al titular de Hacienda y a "tranquilizar a los mercados" mediante las mil y un reuniones con gente de negocios. Ahora, Estados Unidos, sin importar las incoherencias, sale con otra cosa y otra más para chantajear de tal modo que Sheinbaum no haga mucho caso de López Obrador, se "orille a la orilla" y se atenga a lo que "se tiene que", no vaya a ser que se fuguen capitales, se devalúe la moneda o se frene la inversión extranjera por una reforma judicial. Al rato por una supuesta "sobrerrepresentación", por la institución electoral o por cualquier otra coartada, con tal de "crear un topón" y "cerrársele" al menor intento por distanciarse del "modelo" instaurado desde los '80. Es al mismo tiempo "correr al centro"" para que haya convergencia en la subordinación a Estados Unidos y dividir para reinar. Con lo que sea. Es harina de otro costal cómo se elijan los jueces y qué se pueda hacer para que haya en México menos injusticia e impunidad. Por cierto, tampoco es que ahora vayan a ser magistrados "el Tuercas", "el Patotas", "el Charlie" y "el Muñeco". Ken, la alta finanza y unos cuantos más se invitaron solos: es el problema de ponerse al open house con todo el país. Encima de llegar de gorrones, hablan como si estuvieran "en estado inconveniente" y "se pasan" con los asistentes, que, como Ricardo Monreal, en vez de hacerla de sacaborrachos les manifiesta él también "todo su respeto, aunque no haya que hacerles caso" ("con todo respeto, me vales madre"). Ahora no se sabe si la gente es "respetuosamente grosera" o "groseramente respetuosa". Have a nice day. De los contadísimos países en los que se elije directamente a los jueces, uno es...Estados Unidos. (da click en el botón de reproducción)