De vez en cuando, el presidente estadounidense se cree que Estados Unidos es great y se lanza a hacer cosas disparatadas. Durante su primer mandato, Trump liquidó en el aeropuerto de Bagdad, capital iraquí, al líder militar iraní Qasem Soleimaní. Antes, en algún momento Trump ordenó disparar misiles "bonitos" contra un emplazamiento vacío en Siria. Esta vez, Trump se lanzó al ruedo atacando cuatro emplazamientos nucleares iraníes que no tienen mayor importancia. Como lo advirtió la OIEA (Organización Internacional parta la Energía Atómica), lo grave sería atacar la central de Busher, en realidad la única central nuclear iraní en funcionamiento, en la costa del Golfo Pérsico, que utiliza combustible ruso, que Rusia recupera cuando se gasta. Nada. Como sea, Rusia avisó que no se iba a meter, desde hace algún tiempo.
En el Foro de San Petersburgo, un periodista le preguntó al presidente ruso, Vladimir Putin, si la escalada en Oriente Medio y el conflicto en Ucrania podían llevar a la Tercera Guerra Mundial. Putin en ningún momento se refirió a ésta, porque no es de su interés, sino que dijo que no bromeaba ni era irónico al decir que la situación -se entiende que de escalada- era preocupante. Por nada del mundo Putin se dijo preocupado por la "Tercera Guerra Mundial", pero resulta que los mismos globalistas y la gente izquierdista, que suele considerar a Putin un "autócrata" o una "amenaza", ahora buscó servirse de Putin para insinuar que la escalada es de Trump, y que por ende es éste quien representa el riesgo de "Tercera Guerra Mundial". Si realmente hubiera inquietud, se haría algo, pero nada. Para expresarse como el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo, la "Tercera Guerra Mundial" debe ser una de las "fantasías más salvajes", en un sistema que vende deseo y fantasía, y que desde 1991, con la primera guerra del Golfo Pérsico, la operación Tormenta del desierto, ha hecho creer que entre una guerra y un vídeojuego la diferencia no es mucha. Si hubiera interés en la "Tercera Guerra mundial" para evitarla, dejando de lado el rating, se llamaría al "presidente" ucraniano, Volodimir Zelenski, a la calma, o se le pediría a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y algunos países europeos que bajen el tono. Ninguna diplomacia se ha movido realmente para calmar por ejemplo a Israel, fuera de ponerse a llorar por Palestina.
Los votantes de Trump no tienen el más remoto interés por Israel, Irán, Ucrania o lo que sea de política exterior, y no es algo que vaya con la MAGA (Make America Great Again), como lo dijeron para quien quisiera oírlos Tucker Carlson y Steve Bannon. Por boca de Tulsi Gabbard, encargada de la inteligencia estadounidense por Trump, se le hizo saber a éste que Irán no tiene el arma nuclear a la vuelta de la esquina, aunque simplemente hay gente Republicana -como Lindsey Graham, citada por el estudioso Alfredo Jalife Rahme- y prácticamente todo el Senado estadounidense que son pro-Israel, a reserva de que el premier israelí Benjamin Netanhayu parece haberse adelantado a su propia escalada para arrastrar a Trump. "Primero viene la fuerza, luego la paz", dijo Netanhayu al felicitar a Trump. Es lo que vienen diciendo los rusos: que no hay reglas de nada, por lo que ninguna diplomacia se movió en serio para frenar a Israel, y que lo que cuenta es la ley del más fuerte. Si realmente hubiera inquietud por "la Tercera Guerra Mundial", se harían valer reglas y no se buscaría en realidad hacer negocio con la fuerza, como algunos descaradamente en Ucrania, sin que NADIE les diga que dejen de meter armas en grande.
Parte de la gracejada consiste en servirse de las concesiones de Trump a sus "halcones" para desgastarlo, primero con miras a las elecciones de medio término. Ya se había dicho que más de uno se despertó defensor de la soberanía panameña que importó un cacahuate en 1989. Ahora resulta que desde sectas comunistas como la del señor Georges Gastaud (Polo de Renacimiento Comunista en Francia) hasta el mismísimo presidente francés, Emmanuel Macron, que fue a gritarlo en Calgary, Canadá, se descubrieron una vocación no sólo por Canadá, sin que realmente importe (habría que pensar en Québec, no en la moda Vancouver), sino por la autodeterminación de Groenlandia, que es una "inquietud mundial", con tal de serrucharle el piso a Trump desvergonzadamente en pleno G-7. Lo único que falta es que la economía mexicana siga débil y con empresarios y comerciantes en abuso inflacionario "por la guerra entre Israel e Irán". Como sea, pero sacar algún "plus".
El resultado del fin de la Guerra Fría, gracias al presidente Ronald Reagan (tan admirado por el presidente Barack Obama) fue la creencia de que las cosas se arreglan por la fuerza contra los "imperios del mal", así que hay que saber dominar e imponer. Pero, además, hay que saber hacerse el interesante y "hombre de mundo" para socializar, así sea causando "sensación" con "la Tercera Guerra Mundial". Es de lo más interesante para tener de qué hablar, no dejar de ser "alguien", IMPRESIONAR como forma de seducir, hacer creer que es "por el bien", no establecer ninguna regla y pasar a buscar controlar y dominar, porque "choca" que Trump parezca "salirse de control", al grado que el antes "fuera de control" Putin sea ahora útil para desgastar al mismo Trump. Por cierto, ¿qué saldo en vidas dejó en Irán la incursión estadounidense? ¿Alguien ha visto a Juan Ramón?¿Allá en la Fuente? Tal vez esté preparando la defensa de Groenlandia o del gobernador de Canadá que, como es sabido, son temas del mayor interés para México. A ver si "la Tercera Guerra Mundial" saca a uno que otro del aburrimiento con más "sensaciones". Las chicas sólo quieren divertirse. (da click en el botón de reproducción).