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sábado, 21 de junio de 2025

AHÍ VIENE EL LOBO

 De vez en cuando, el presidente estadounidense se cree que Estados Unidos es great y se lanza a hacer cosas disparatadas. Durante su primer mandato, Trump liquidó en el aeropuerto de Bagdad, capital iraquí, al líder militar iraní Qasem Soleimaní. Antes, en algún momento Trump ordenó disparar misiles "bonitos" contra un emplazamiento vacío en Siria. Esta vez, Trump se lanzó al ruedo atacando cuatro emplazamientos nucleares iraníes que no tienen mayor importancia. Como lo advirtió la OIEA (Organización Internacional parta la Energía Atómica), lo grave sería atacar la central de Busher, en realidad la única central nuclear iraní en funcionamiento, en la costa del Golfo Pérsico, que utiliza combustible ruso, que Rusia recupera cuando se gasta. Nada. Como sea, Rusia avisó que no se iba a meter, desde hace algún tiempo.

       En el Foro de San Petersburgo, un periodista le preguntó al presidente ruso, Vladimir Putin, si la escalada en Oriente Medio y el conflicto en Ucrania podían llevar a la Tercera Guerra Mundial. Putin en ningún momento se refirió a ésta, porque no es de su interés, sino que dijo que no bromeaba ni era irónico al decir que la situación -se entiende que de escalada- era preocupante. Por nada del mundo Putin se dijo preocupado por la "Tercera Guerra Mundial", pero resulta que los mismos globalistas y la gente izquierdista, que suele considerar a Putin un "autócrata" o una "amenaza", ahora buscó servirse de Putin para insinuar que la escalada es de Trump, y que por ende es éste quien representa el riesgo de "Tercera Guerra Mundial". Si realmente hubiera inquietud, se haría algo, pero nada. Para expresarse como el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo, la "Tercera Guerra Mundial" debe ser una de las "fantasías más salvajes", en un sistema que vende deseo y fantasía, y que desde 1991, con la primera guerra del Golfo Pérsico, la operación Tormenta del desierto, ha hecho creer que entre una guerra y un vídeojuego la diferencia no es mucha. Si hubiera interés en la "Tercera Guerra mundial" para evitarla, dejando de lado el rating, se llamaría al "presidente" ucraniano, Volodimir Zelenski, a la calma, o se le pediría a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y algunos países europeos que bajen el tono. Ninguna diplomacia se ha movido realmente para calmar por ejemplo a Israel, fuera de ponerse a llorar por Palestina.

         Los votantes de Trump no tienen el más remoto interés por Israel, Irán, Ucrania o lo que sea de política exterior, y no es algo que vaya con la MAGA (Make America Great Again), como lo dijeron para quien quisiera oírlos Tucker Carlson y Steve Bannon. Por boca de Tulsi Gabbard, encargada de la inteligencia estadounidense por Trump, se le hizo saber a éste que Irán no tiene el arma nuclear a la vuelta de la esquina, aunque simplemente hay gente Republicana -como Lindsey Graham, citada por el estudioso Alfredo Jalife Rahme- y prácticamente todo el Senado estadounidense que son pro-Israel, a reserva de que el premier israelí Benjamin Netanhayu parece haberse adelantado a su propia escalada para arrastrar a Trump. "Primero viene la fuerza, luego la paz", dijo Netanhayu al felicitar a Trump. Es lo que vienen diciendo los rusos: que no hay reglas de nada, por lo que ninguna diplomacia se movió en serio para frenar a Israel, y que lo que cuenta es la ley del más fuerte. Si realmente hubiera inquietud por "la Tercera Guerra Mundial", se harían valer reglas y no se buscaría en realidad hacer negocio con la fuerza, como algunos descaradamente en Ucrania, sin que NADIE les diga que dejen de meter armas en grande.

         Parte de la gracejada consiste en servirse de las concesiones de Trump a sus "halcones" para desgastarlo, primero con miras a las elecciones de medio término. Ya se había dicho que más de uno se despertó defensor de la soberanía panameña que importó un cacahuate en 1989. Ahora resulta que desde sectas comunistas como la del señor Georges Gastaud (Polo de Renacimiento Comunista en Francia) hasta el mismísimo presidente francés, Emmanuel Macron, que fue a gritarlo en Calgary, Canadá, se descubrieron una vocación no sólo por Canadá, sin que realmente importe (habría que pensar en Québec, no en la moda Vancouver), sino por la autodeterminación de Groenlandia, que es una "inquietud mundial", con tal de serrucharle el piso a Trump desvergonzadamente en pleno G-7. Lo único que falta es que la economía mexicana siga débil y con empresarios y comerciantes en abuso inflacionario "por la guerra entre Israel e Irán". Como sea, pero sacar algún "plus".

       El resultado del fin de la Guerra Fría, gracias al presidente Ronald Reagan (tan admirado por el presidente Barack Obama) fue la creencia de que las cosas se arreglan por la fuerza contra los "imperios del mal", así que hay que saber dominar e imponer. Pero, además, hay que saber hacerse el interesante y "hombre de mundo" para socializar, así sea causando "sensación" con "la Tercera Guerra Mundial". Es de lo más interesante para tener de qué hablar, no dejar de ser "alguien", IMPRESIONAR como forma de seducir, hacer creer que es "por el bien", no establecer ninguna regla y pasar a buscar controlar y dominar, porque "choca" que Trump parezca "salirse de control", al grado que el antes "fuera de control" Putin sea ahora útil para desgastar al mismo Trump. Por cierto, ¿qué saldo en vidas dejó en Irán la incursión estadounidense? ¿Alguien ha visto a Juan Ramón?¿Allá en la Fuente? Tal vez esté preparando la defensa de Groenlandia o del gobernador de Canadá que, como es sabido, son temas del mayor interés para México. A ver si "la Tercera Guerra Mundial" saca a uno que otro del aburrimiento con más "sensaciones". Las chicas sólo quieren divertirse. (da click en el botón de reproducción).









jueves, 19 de junio de 2025

OTRO MÁS QUE MUERDE EL POLVO

 El supuesto interés de los llamados "demócratas liberales" por Cuba no es auténtico, ni tiene nada de preocupación humana. Es pura ideología, pese a que se diga rechazarla, y una pose para darse la licencia de tener libertades y derechos propios que signifiquen, ante todo, un beneficio y el acomodo a la conveniencia. La preocupación humana no existe, así se digan palabrotas sobre la "escasez" y la "dictadura".

       A muy poca distancia de Cuba, en Haití, se vive un desastre que ha liquidado lo poco que pudo haber de Estado. Las pandillas tienen tomada la capital haitiana, Puerto Príncipe, casi en su totalidad, en una situación que ya ha provocado fuerte emigración y el desplazamiento de más de un millón de personas, sin que el interior de Haití sea una garantía, como lo muestra una masacre reciente en la región de Artibonite (en el área rural de Petite Riviére). En Haití no hay ejército, porque fue disuelto desde los '90, y la policía no tiene fuerza suficiente para enfrentarse a la delincuencia. Tampoco ha servido de gran cosa el envío de una pequeña fuerza de soldados kenianos. Son poco más de mil sin organización suficiente. La decisión reciente de contratar a mercenarios del estadounidense Erik Prince, cercano a Trump, y que ya ha hecho también acto de presencia en el Ecuador, probablemente tampoco alcance. Haití tiene previstas elecciones a finales de año, pero no se entiende cómo podría realizarlas. Las ofertas de ayuda del mandatario salvadoreño, Nayib Bukele, no fueron tomadas demasiado en serio.

       Parte del problema es que las pandillas están bien armadas, y sale entonces a relucir la pregunta sobre el origen de las armas. Es, básicamente, Florida, en Estados Unidos, a través de puertos bien ubicados, sin que se haya hecho gran cosa para frenar el trasiego. Están en Miami y Fort Lauderdale, incluyendo Port Everglades. Una parte de las armas entra a Haití por mar, considerando el control de las pandillas sobre la infraestructura básica, y otra parte, de contrabando por República Dominicana, país vecino (a través del puerto de Haina). Si se frenara el flujo de armas y municiones, las pandillas no tendrían ya gran cosa que hacer. Pero el flujo ha existido y, según cálculos de Naciones Unidas, hay entre 300 mil y 500 mil armas circulando entre los haitianos.

      Como ya ha habido ocasión de decirlo, entre los 70 y los 80 se fue creando el trasiego de droga por el Caribe hacia Estados Unidos, que hoy alcanza cerca del 40 % de la cocaína y la marihuana. La "ventaja" de Haití es que es el punto más cercano del Caribe hacia Estados Unidos, dada la vigilancia estricta en Cuba, país de bastante civismo y no paraíso de antisociales. En el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise, hace algún tiempo, estuvieron involucrados colombianos (17 ex soldados), desde que Colombia exporta mercenarios. Estados Unidos puede sancionar al ex presidente haitiano Michel Martelly, por narcotráfico, pero se impidió que Moise diera a conocer la lista de importantes haitianos metidos en este negocio. La élite comercial haitiana en cierta medida lo está, y la élite política también, además de haber tolerado a las pandillas para reprimir cualquier protesta. Es poco probable que Estados Unidos no sepa qué parte de estas élites está ligada al crimen organizado, narcotráfico incluido. No es más que una élite parasitaria que "intermedia" con Estados Unidos. A cuatro años de ejecutado Moise, sigue la gente intocable. Por lo demás, las pandillas "conviven", pero no dudan en aplastar cualquier protesta o intento de organización -incluyendo autodefensas- de abajo, llegando a las peores brutalidades (70 asesinados en Pont-Sondé en octubre pasado, feudo de la pandilla Gran Grif).

       Como hay flujo para las pandillas y silencio sobre la élite haitiana, la situación ha pasado de "caos controlado" a caos puro y simple creciente, siendo que las medidas para retomar el control no serían complicadas. No es estrictamente necesario volver a errores del pasado, como el envío de una fuerza multinacional de paz, que encima provocó un fuerte brote de epidemia de cólera. Tampoco el tipo de ayuda de la Fundación Clinton y el actor Sean Penn sirvió, salvo para que, en nombre de la ayuda, se beneficiaran con frecuencia ONGs (Organizaciones No Gubernamentales).

        No sirve de mucho repetir que "Haití es uno de los países más pobres del hemisferio occidental", porque Níger es pobrísimo y no tiene una situación tan calamitosa. La fuerza multinacional de paz (MINUSTAH- Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití) fue para "aplacar" la fuerza popular que seguía al presidente Jean-Bertrand Aristide. La ayuda de la Fundación Clinton fue para hacer negocio. Por partes: una, Estados Unidos sabe quiénes en la oligarquía haitiana (Bigio con su puerto privado para importar armas, Apaid con sus intereses de cultivo de stevia en Artibonite, Mev, Brandt, Boulos, con importantes conexiones internacionales) han llevado al desastre, pero no se hace nada; y dos, tampoco se hace nada para frenar el flujo de armas a las pandillas. No hay voluntad de ir al fondo del problema: en El Salvador, y pese a los Demócratas estadounidenses y otros de izquierda que pusieron el grito en el cielo, se castigó y aisló a la oligarquía (de ARENA, Alianza Republicana Nacionalista), y se optó por una verdadera mano dura contra la delincuencia, no por parches. No queda claro si hay, al interior de Haití, fuerza capaz de remediar al desastre desde adentro, y por lo demás el temor a la gente de abajo persiste. Ah, pero es Cuba la que está en serios problemas (dicho sea de paso, por castigo de Estados Unidos, en parte). Porque, tal vez, Haití podría haber dejado de ser negocio, salvo para unos cuantos protegidos de Estados Unidos, que para el caso es el "modelo" de lo intocable. (da click en el botón de reproducción).



       

lunes, 16 de junio de 2025

LA BURRA AL TRIGO

 Los ataques de Israel contra Irán y las respuestas han vuelto a poner en el tapete la creencia en una "Tercera Guerra Mundial", pero, como lo pronosticara hace mucho el hoy extinto disidente soviético Alexander Zinoviev, no comprendido en su momento, una nueva guerra mundial no puede empezar sin el acuerdo de Rusia (Zinoviev decía en su momento la Unión Soviética). Frente al nuevo conflicto en Oriente Medio, Rusia no se ha cargado muy fuerte del lado iraní, sino que ha llamado al esfuerzo diplomático. Por lo demás, debe llamar la atención lo siguiente: pese a la cercanía del presidente estadounidense Donald J. Trump con Israel, aquél no favoreció los ataques israelíes contra Siria -en algo en lo que Rusia fue igualmente poco ruda- y acaba ahora de llamar a calmar las cosas. Los que se han entusiasmado con el sensacionalismo de la "Tercera Guerra Mundial" son los globalistas y los extremistas de izquierda, que incluyen ahora algunas variantes de comunistas. Algunos dijeron que Trump se iba a lanzar contra China, pero en este "frente" el estadounidense se ha apaciguado.

       Daniel Estulin, es miembro de la contrainteligencia rusa, tiende a expresar parcialmente algunos puntos de vista de analistas de Rusia, sin que sea forzosamente la posición del presidente ruso, Vladimir Putin. Estulin, a propósito del conflicto entre Israel e Irán, cree que "la lucha por el petróleo" y por el "cambio de régimen en Irán" van a definir ni más ni menos que "el equilibrio del poder mundial", sin que sea posible saber a qué "equilibrio" se refiere. En Oriente Medio no hay el menor equilibrio de nada, sino que hace rato que Israel hace lo que quiere, sin que se pueda saber hasta dónde con apoyo estadounidense (se lo dieron los Demócratas) y hasta dónde por cuenta propia. Estulin dice que "detrás de todo ésto está Londres". Pueden haber gente en la sombra y las intenciones que se quieran, pero entre intenciones y resultados hay cuando menos un trecho. Los rusos tienen un "pleito casado" con los británicos, ciertamente, que montaron recientemente una provocación mayúscula dentro de territorio ruso a la espera de una respuesta nuclear. Rusia, sin dejar de responder, no cayó en la provocación. Lo cierto es que algunos líderes de potencias o similares no parecen tener mayor conciencia de los riesgos, como ocurre con británicos, franceses, alemanes...e israelíes. En vez de detenerlos o advertirles de los riesgos, los medios de comunicación masiva globalistas persisten como si fueran a seguir ganando con "espectáculos" bélicos, al grado de creer que la "Tercera Guerra Mundial" la verán desde algún palco. Si hay algunos yéndose por la libre, como se dice coloquialmente, no se llama a pararlos, como no se elogia la prudencia extrema de Rusia y, en particular, de Putin, ni se hace notar que, a diferencia de Ucrania, Rusia no se ceba sobre civiles, sino que ataca objetivos militares.

       Según Estulin, "estamos ante un Apocalipsis, pero la mayoría lo ignora", sin que se sepa cómo puede haber lo primero con lo segundo: si hubiera verdadero Apocalipsis, difícilmente podría ser ignorado, del mismo modo en que, si se está, según Estulin, en "el principio de la Tercera Guerra Mundial", no se entiende qué "equilibrios" están cambiando, porque una guerra mundial es incompatible con "equilibrios" y propia más bien de "desequilibrios"...o de "desequilibrados", de los cuales hay en este momento de dos tipos. El primero, de los desequilibrados que por haber ganado la Guerra Fría no se imaginan que un buen día podrían salir perdiendo, y que pudieran tener una errónea sensación de omnipotencia, como la tienen algunos extremistas en Rusia; el segundo tipo es el de los desequilibrados de izquierda, algunos comunistas incluidos, que esperan alguna revancha con la "Tercera Guerra Mundial", al estilo Fidel Castro o Mao Zedong, a lo que se agrega un efecto de dominación que pasa por "hacerlo en grande" y, además, de lo más "interesante" para no tener que estar en la monótona retaguardia de todos los días. Es la idea de "vanguardia". Por lo pronto, en realidad, el conflicto entre Israel e Irán está localizado, y hay gente prudente que NO quiere echarle leña al fuego. Estulin dice que Trump está mal rodeado, de traidores: el primer mandato del estadounidense demostró que aquí hay algo de cierto, y que además hay gente que se equivoca sobre Trump y no mide las consecuencias de serrucharle el piso. ¿La Tercera Guerra Mundial va a empezar en Groenlandia, con Panamá, en el golfo de América o con el gobernador de Canadá? Si del dicho al hecho hay mucho trecho, no falta quien busque en las ciertas extravagancias de Trump licencia para hacer creer que todo lo dicho va a suceder. Es del tipo de la autoayuda: "va a suceder porque lo decretaste". Muy bien, en este momento decretamos que somos Su Majestad el Rey de los Blogs y no esperamos más que dos cosas: que cualquiera que nos salude nos diga "Excelencia" y que por algo así como por arte de magia nos convirtamos en el rey de los blogueros. La cosa es hacerse el interesante y encontrarse quien se lo crea, al margen de cualquier realidad, si en el capitalismo se está para que se cumpla cualquier deseo o fantasía. Cabe pensar que más de uno fantasea con una "Tercera Guerra Mundial" que no le toque, y que resulte de lo más excitante. O dicho de otra manera: hay que vivir en estado de excitación permanente (o dedicarse a hacer haikus y budismo zen, en el otro extremo).

       En lo que tiene razón Estulin es en decir que el mundo de ahora es de fuerza y sin reglas. Israel ha ido muy lejos en Palestina, aunque Gaza no es la "Riviera Trump", y se ha dedicado a ir minando la influencia iraní en Líbano (contra Hezbolá), en lo que fuera el gobierno alauita sirio de al-Asad cercano a Irán y en "descabezar" al "ala dura" iraní. Atención con lo siguiente, más allá del llamado de Trump a parar: Rusia ha ofrecido, y lo hizo de alguna manera desde antes de la agresión israelí, retirar uranio enriquecido de Irán. A reserva de que los iraníes no son automáticamente de confiar, ni tampoco mecánicamente aliados de Rusia, lo que ésta busca reducir son pretextos para las andanadas israelíes que, por lo demás, ni salen de la nada ni son las primeras. Habría que decirles a quienes buscan "nuevas emociones" y "nuevas sensaciones", y que crecieron con Give peace a chance, que se aprendan cuando menos algo como give please a chance Desafortunadamente, más de un líder parece no tener amigos que quieran su bien, sino aduladores que buscan beneficio propio, incluyendo rating con el espectáculo que sea. Por lo pronto, no hay acuerdo de Rusia para una escalada en Oriente Medio. Si quienes creen que es debilidad quieren seguirle, como lo hace el infumable presidente francés Emmanuel Macron al apersonarse en Canadá y defender Groenlandia (!la casa Rothschild es antiimperialista!), o como lo hace Alemania al meter sus narices en Ucrania "contra el imperialismo ruso", sobre aviso no hay engaño: si no quieren reglas, no se vayan a equivocar en términos de fuerza, a lo que están induciendo entre otros los grandes medios de comunicación masiva. Como se dice coloquialmente, "luego no digan...". Incluidos los que creen en alguna omnipotencia rusa porque Putin "hizo a Rusia grande de nuevo". Si no es el Apocalypse Now, un buen día hasta Estulin puede aburrir. (da click en el botón de reproducción)



jueves, 12 de junio de 2025

QUEREMOS ROCK

 Quien recibe hoy información difícilmente puede darse cuenta de hasta qué grado responde o no a la realidad. El asunto puede volverse de temer si sucede lo mismo con dirigentes que no se detienen a averiguar demasiado, sino que se basan en la información que les proporcionan. Sólo una parte es entendible. La actual presidentA de México, Claudia Sheinbaum, pese a sus veleidades iniciales de ""ir al territorio", tiene la ventaja de estar más centrada que el presidente Andrés Manuel López Obrador, muy aficionado a seguir en un eterno mítin y, a fin de cuentas, a trabajar poco, pese a tener de colmillo, mucho.

        Durante la presidencia de José López Portillo (1976-1982), gracias a las alzas consecutivas de los precios del petróleo, en algún momento iba a regresar Quetzalcoátl para "administrar la abundancia", a la que a partir de cierto momento se sumaron créditos externos. Nada o casi, fuera de cierto "repartir", se hizo con el dinero para cambiar la estructura interna del país y fortalecerlo, sino que fue el festín de la corrupción y el inicio de otros problemas que habrían de agravarse, siendo que desde el sexenio previo, de Luis Echeverría (1970-1976), el "milagro mexicano" y su glorioso peso en 12.50 se venían agotando. Echeverría fue el "coco" de los empresarios y la ultraizquierda, sin poder hacer mucho para detener el arranque de la crisis. López Portillo se retrató como "el último presidente de la Revolución Mexicana", como si ésta se redujera a nepotismo, fiesta y corrupción, para beneplácito de una parte de la sociedad, intelectualidad incluida, que se negó a condenar los desmanes de la época, prefiriendo la cantinela sobre Echeverría. El sexenio de López Portillo terminó con ya algunos problemas serios de criminalidad y descomposición, pero como además no se hizo gran cosa con la "administración de la abundancia", México llegó a 1982 al borde de la moratoria, no al futuro luminoso de la serpiente emplumada. Para entonces, la alta finanza ya iba capturando al Estado y pasó a condicionarlo con la deuda. El sexenio de López Portillo fue el de la fiesta que se creyó eterna y de los que se colaron en ella, exiliados incluidos, dicho sea de paso. Simplemente, la fiesta acabó mal porque consistió en parasitar con corrupción monumental recursos externos -la deuda- y el festín petrolero.

       Entre 1982 y 1988 gobernó el "pichón saciado" para el "ajuste" que no fue de todos, puesto que los ricos tomaron la calle en 1986. La "renovación moral"" fue a dar en un pacto con el narco y en una creciente americanización, desplazando al nacionalismo restante, que todavía alcanzó -porque ya no se repartía- a protestar en las urnas en 1988. Simplemente, el presidente Miguel de la Madrid Hurtado, con el país descomponiéndose, en medio de tragedias como la del terremoto de 1985 y la de San Juanico, cumplió con la finanza, llegando a seguir sacrificando al interior, como pasó con los campesinos con la entrada al GATT (Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio, antecedente de la Organización Mundial de Comercio). El "ajuste" fue sirviendo para debilitar otros sectores internos y sus sindicatos.

   El sexenio 1988-1994 fue el de la gran promesa: para culminar con la extranjerización que era notoria desde el sexenio anterior, el presidente "innombrable" ofreció no sólo repartir (Solidaridad), sino la tremenda torta: la entrada al Primer Mundo, que sedujo a muchos, pero muchos, y ni se diga a capas medias y a la intelectualidad: no es que el país fuera a desarrollarse, a dejar de lado sus estructuras caducas o a cambiar en serio su manera de ser, sino que por arte y magia del libre comercio México iba a despertarse en el Primer Mundo, es decir, la supuesta abundancia, caudalosos ríos de leche y miel. A completo remolque del exterior, y no cualquiera, el país sí, hizo una entrada triunfal, pero en el "efecto tequila" y "prendido de alfileres", luego de tremenda fiesta, una más. Algunos lograron salir beneficiados. Como el efecto era de "tequila", el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000) se lanzó a otro favor a la alta finanza y a una promesa de democracia que fue entendida como reparto, para variar, mientras el país estaba ya en una descomposición grave.

      Como era reparto, el sexenio de Vicente Fox, ya de extranjerización galopante (2000-2006), no fue el de las "lavadoras de dos patas", sino el de las oportunidades para quien quisiera pasear en carritos de lavandería, a tal grado de desgobierno que en 2006 ya no quedó más que dar la alerta, como lo reconociera en su momento el panista Ernesto Cordero: había fiesta, pero solía terminar a balazos. Nueva orientación al exterior: a partir de 2006 y hasta 2012, antes de que llegara Mi Lord a unos cuantos contratos, algunos iniciativa de Hillary Clinton, se buscó que un cartel tuviera el monopolio junto con Estados Unidos para "controlar el caos": tan claro como que los protagonistas del pacto se encontraron a la larga en Estados Unidos para ser "congelados" y colocados a la sombra y el silencio. En todo lo descrito, gran parte de las capas medias perdió referente nacional cualquiera, como si México no fuera más que un lugar de paso. Algo debe saber la intelectualidad que colocó a sus hijos en el extranjero y, de preferencia, en Estados Unidos y Canadá.

       El giro dado por el esfuerzo descomunal de Andrés López Obrador es contradictorio. Terminado el último sexenio (2018-2024), con claroscuros, tanto el oficialismo como la oposición no tuvieron en mente más que parasitar al exterior, con la oferta de la relocalización (nearshoring). Algunas cosas no cambian. La herencia abandonada de la Revolución Mexicana suponía un impulso interno, así se topara con límites. Pero hace rato, poco a poco desde antes de 1970, se fue temiendo cada vez más al mundo de abajo y glorificando al 30 % del país de capas medias y a los empresarios que, sin embargo, con frecuencia abandonaron toda vocación nacional para asociarse con el extranjero. No saben muchas veces hacer otra cosa y son ellos, los mismos que no pararon de empujar a una nueva extranjerización, los que se han ido aprestando a dos cosas: a asegurar cuando se pueda sus ganancias exorbitantes mediante la inflación  y a quejarse de que "todo es por Trump"; si México no llega -otra vez- a la tierra prometida, no es por los que traicionaron hace mucho al país, sino por "la política económica de Trump "ah, y claro: los aranceles. Siempre se va de lo mejor hasta que por algún motivo termina la fiesta.

       Es muy simpático que se diga que "la inflación es de corto plazo" y que "la economía está débil", así tenga indicadores de finanzas y moneda de gloria. No faltan estudios para probar que éso de "la economía está débil" no es del último cuatrimestre, sino de hace casi medio siglo. Lo dicho sobre la inflación no es "por la pandemia", la "guerra en Ucrania" o "los aranceles", sino por la voracidad empresarial. A ver si México es "resiliente": porque, hasta ahora, son en gran medida las soluciones las que han creado los problemas (salvo para un tercio de la población que ya no tiene "temas"), porque cuando se apuesta al exterior se depende del exterior y no de fuerzas propias; como si el país, con su mano de obra y sus recursos naturales, no fuera sino el lugar que, como la "familia", sirve para recargarse mientras se busca el modo de parasitar al exterior, entendiendo por "ser realista" el no saber más que aprovecharse. Y encima, como decía el escritor Juan Carlos Onetti del Uruguay: "aquí todos se creen eternos". Sí: la crisis se ha ido eternizando y hay gente interesada en que se vuelva de rutina: sin pasado, sin pensar en el futuro y viviendo el momento.  Como los adictos (da click en el botón de reproducción).




PARTIDO Y ESTADO

 La presidentA de México, Claudia Sheinbaum, pidió que el Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa), oficialista, no se convierta en partido justamente oficial. Sheinbaum pudo haberlo dicho en varios sentidos, pero tuvo razón. El riesgo latente es siempre que un partido oficial se convierta en vehículo para trepar, de movilidad social.

       Dirigente de MoReNa, Luisa Alcalde empezó buscando una mayor organización de la militancia, para que pueda ser tal. También abrió las puertas de la agrupación. Hay sin embargo un elemento que ha sido poco explorado, a raíz de otras experiencias como fueron las socialistas, y son aún en algunos casos: el partido no debiera ser para la alabanza del gobierno, sino más bien, como lo hacen las verdaderas amistades, para, llegado el caso, decir lo que no va, o lo que pudiera ser mejorado. En este sentido, es posible hacerlo de manera constructiva y promoviendo que la gente se atreva a hablar y participar. Es dudoso que Sheinbaum quiera un partido que le diga "qué grande eres, oh Claudia". No todo puede limitarse a defender la causa contra el enemigo o adversario, como se quiera decir. Expresar de manera constructiva lo que no va puede ser también un modo de ganarle terreno a la oposición, quitándole la búsqueda del flanco débil. Desafortunadamente, la experiencia general es poca, y se tiende más a "quedar bien". Si bien es quien abrió camino, tampoco es necesario estarse a las alabanzas del expresidente Andrés Manuel López Obrador, de quien es posible también pensar que no las quiere. Un líder sensato quiere que las cosas salgan adelante, no él a como dé lugar ni vanagloriarse. La crítica constructiva no sirve al enemigo o adversario, sino que le quita banderas y puede dejar abajo la buena sensación de que se hacen las cosas de manera recta. Tampoco es un riesgo para la unidad interna, aunque es preferible que no se formen grupos, menos si son de facción o personalistas.

        En sus últimos tiempos, ya lejos del ideal primigenio de la Revolución Mexicana, el PRI (Partido Revolucionario Institucional) se extravió por el arribismo, y algo similar le ocurrió al partido Acción Nacional (PAN) y sus nuevos ricos: la política dejó de ser deber de servicio y se convirtió, no es secreto, en modo de acceder a cargos para llenarse los bolsillos. Para decirlo de otro modo, no se debiera seguir con el atavismo de clientela: la política no debiera ser para REPARTIR, sino para SERVIR. Y "servir" consiste también en decir lo que "no sirve", no en callar para no perderse el reparto. A pesar de tropiezos y cosas mal hechas, López Obrador dejó parcialmente planteada la necesidad, aunque se equivocó en algo: gente honesta pero incompetente no sirve. Ejemplos los hubo y sigue habiendo algunos en el gabinete de Sheinbaum, aunque ésta buscó desde el principio mayor profesionalización. Si el gobierno es para política, los asuntos generales de Estado son para profesionalismo. Alguien que ha visto ésto es, por ejemplo, el estudioso Alfredo Jalife Rahme. Por lo demás, sigue arraigada la idea de que en política es "pura política", lo que contribuyó a un mal resultado en la reforma judicial, porque premió a cuando menos un activista y descartó a alguna gente más profesional.

       La oposición, como sea, sigue cuesta abajo, cuando se ve por lo demás cómo busca apoyarse en los medios de comunicación masiva más golpeadores, como en el caso de Héctor de Mauleón, sabueso que mintió sobre los propósitos de la Agencia de Transformación Digital que quiere crear Sheinbaum, quien no va a censurar a nadie, por distintos motivos, y mintió además -De Mauleón- sobre la "violencia sin límites" en la Ciudad de México, haciendo trucos con estadísticas, y aparentemente nervioso él por tener que seguir el guión de golpear. (da click en el botón de reproducción).




lunes, 9 de junio de 2025

COMIENZO Y FINAL DE UNA VERDE MAÑANA

 En Cuba hay desigualdad, y no tiene por qué no haberla en el socialismo. Cualquier cubano promedio hoy estará de acuerdo en que puede ganar más quien trabaja más y mejor. Es cuestión de dinero. No hay objeción en sí a la propiedad privada: la hay de distintos tipos, y no toda es propiedad de medios de producción, mucho menos grandes. Se puede ser propietario privado de un automóvil o una vivienda y no ser un explotador. Por lo demás, una pequeña o mediana empresa puede limitar la explotación. No es cuestión de oposición entre "el mercado" y "el Estado", porque depende de la función del segundo: puede ser eficiente, despilfarrador o un mecanismo de subsidio a la actividad privada a costa de la eficacia del Estado mismo, maltrecho en el capitalismo, y sin que esté realmente probado que "el mercado" es mejor que "el Estado". Si no fuera por una corrupción ligada a la mercantilización, sería fácil probar que las grandes universidades públicas mexicanas, por ejemplo, funcionan mejor que las privadas. En Cuba es tabú la incursión privada en salud, educación y prensa, y con razón. No está probado que con el capitalismo estos sectores funcionen mejor, y si el público está maltrecho, es por errores del Estado de distinta índole.

        ¿Quiénes son los privilegiados en Cuba? Mal vistos, en parte -como sucedía en la Unión Soviética- quienes están ligados a la diplomacia, porque pueden viajar al exterior. Con todo, no es "la burocracia": el funcionario promedio cubano no vive mal, pero tampoco con lujos. El asunto libertario no funciona. El problema es otro, y está en el gobierno: los privilegios de quienes están cerca del poder, lo que no ocurre con todo funcionario. Está cercanía con el poder permite hacerse de "concesiones" por vínculos personales, en puestos con frecuencia ligados a negocios con el exterior. Parte de la familia de los Castro ha tenido ventajas indebidas, incluyendo una que otra vástaga de Raúl Castro, para no hablar del desastre de la familia de Fidel Castro. No es todo el Estado, ni toda la burocracia, a reserva de que hay gente sobrante, sino el mecanismo de clientela (conexiones personales o directamente familiares con altos funcionarios), y más bien limitado. Otra parte de gente con recursos es la que recibe remesas importantes. Un cuarto de la población cubana recibe remesas, aunque la situación se ha complicado con el presidente estadounidense Donald J. Trump. El uso de las remesas es variado, pero puede permitir desde mejorar la vivienda hasta ir a comprar en supermercados especiales, incluso en dólares, aunque tampoco son especialmente lujosos (no lo es el recién abierto en 3ra y 70 en Miramar, en La Habana). Finalmente, hay uno que otro cuentapropista exitoso, y curiosamente, herederos de fortunas prerrevolucionarias, como en China. Se calcula en uno por ciento la gente rica en Cuba (unos 30 mil hogares, o cerca de 112 mil personas).

       Ya ha habido ocasión de decir que en Cuba es muy baja la violencia y también lo es la actitud antisocial. En esta perspectiva, la corrupción no es generalizada. Al mismo tiempo, terminada la alianza con la Unión Soviética, se formaron grandes empresas estatales ligadas al turismo y la infraestructura hotelera, pese a que la ocupación hotelera no logra superar el 30 %. Primero, está el error de invertir en este sector en detrimento de la economía interna. Lo segundo es un gobierno que decidió vía impuestos hacer "punciones" sobre las remesas -hoy limitadas- y el turismo, menos del esperado. Se trata de dinero que resulta de lo más opaco y que suele estar en cuentas en el extranjero, sin entrar al circuito nacional y dejando a la banca "seca", a reserva de saber si no hay privilegios personales en esas empresas, cuyo monopolio del dinero recabado ha impedido la expansión del sector privado pequeño y mediano. Como se puede ver, excepción hecha de algunos cuentapropistas, en la diplomacia, ciertas empresas estatales no desligadas de la inversión extranjera y en una parte de la población, se trata de "intermediación". Es la "propia historia" desconociendo las dificultades de antaño de otros, pero que se agravaron con la vocación capitalista de la "intermediación", a costa de la producción local. Es exactamente lo que terminó mal en otros, con el agravante de que, como alguna vez lo dijera el canciller Felipe Pérez Roque, una "burguesía nacional" se antoja difícil a pocas millas de Estados Unidos. Contra lo que ha sugerido Carmelo Mesa-Lago, no es la misma la ubicación de China o Vietnam para hacer reformas que la de Cuba para no ser simple y llanamente fagocitada. Lo otro, como lo ha sugerido Mesa-Lago, es ir a colgarse de alguien más. El impasse se deriva del poco estímulo a la producción interna, pese a las limitaciones de Cuba en recursos naturales. La gravedad de la crisis se debe a ello, no desligado de cierto temor a la iniciativa desde abajo: por primera vez, más allá de ciertas ofertas de Rusia, Cuba no tiene de quién colgarse y no se atreve a galvanizar las energías internas, después de años de que en parte del gobierno y ciertos estratos de la población se haya vivido -en parte por el bloqueo, pero no es todo- de parasitar al exterior, rasgo propio del subdesarrollo y parcialmente de la semi-periferia. Sí es nuestra historia (da click en el botón de reproducción).




domingo, 8 de junio de 2025

YA APARECIÓ LA CASTA

 Como lo acaba de mostrar el programa español "La Base" (de Pablo Iglesias), difícilmente se puede salir del mito cuando se trata de Cuba que, no está de más decirlo, es parte para algunos del "imaginario" libertario, incluidos el del parque John Lennon en La Habana o las aficiones musicales y otras -como la de El Mejunje- del presidente Miguel Díaz-Canel.

        No fue un secreto, para quienes lo conocieron y lo vieron personalmente, que Fidel Castro era, en parte, un histrión a quien algún comunista le recomendó mejor dedicarse al teatro; como a todo cubano promedio, por lo demás, a Fidel Castro le encantaba hablar y discutir por horas. Fue cabeza de una Revolución triunfante y preclaro en La historia me absolverá, como en otras cosas: alguien que anhelaba la paz como algo básico, pero que conocía al imperialismo y que le advirtió al líder soviético Mijaíl Gorbachov que "no iba a poder" -y no pudo. Fidel Castro era de lo mejor para equivocarse, entre otras cosas porque no sabía gran cosa de marxismo; siempre fue sabido que el de la formación marxista y de la cercanía con la Unión Soviética fue Raúl Castro. Cuba nunca pudo crear "dos, tres, muchos Vietnams"; el "Che", pese a ideas interesantes sobe la industria, hizo el ridículo en el Congo, desoyó hasta a Fidel Castro y fue a ganarse una muerte estéril en Bolivia. El "foco" guerrillero fue un fiasco por doquier. ¿Por qué? Ni análisis antes, ni después. Las "explosiones sociales como volcanes" por la crisis de la deuda externa no tuvieron lugar, y esa deuda se pagó dos, tres, muchas veces.. La zafra de los 10 millones no llegó a los 10 millones y Fidel Castro, ya se ha dicho, llegó en cambio a decir que nadie sabía en Cuba de qué trataba el socialismo. Al mismo tiempo, Fidel Castro fue el promotor de un sistema de salud en más de un aspecto destacado. Fue también el tonto que presumió a sus prostitutas ("jineteras")con buenos estudios. Tampoco es que la Unión Soviética recomendara lo mejor al promover el monocultivo del azúcar. El "Che" fue el ministro de algo de lo que no tenía ni idea. Salvo excepciones por revisar (Génesis de la Revolución Cubana), la Revolución Cubana fue de principios sin mayor teoría, porque Fidel Castro no tuvo jamás teoría alguna, ni tampoco demasiado el "Che". Fue el tiempo de la acción, on se lance, et puis on voit (nos lanzamos, y luego vemos). Resultó un rato. Fidel Castro fue también quien mintió sobre la crisis de los misiles de 1962. Hay suficiente para desmitificar, porque los que "no iban a cometer los mismos errores" no estuvieron exentos de equivocaciones, ni de prepotencia, ni de negativa a escuchar. Cuba logró bastante de positivo, pero también erró. Y a costa de gente que desde abajo cree hasta hoy, aunque también dice cosas fuertes..

        Lo más fuerte es salirse con que lo sucedido con la Unión Soviética era asunto de otros. Durante la alianza con la Unión Soviética, Cuba iba (!Cuba va!) con los soviéticos comprándoles a los cubanos el azúcar siete veces por encima del precio internacional, y el níquel 50 % por encima del precio internacional. Dos tercios de la ayuda soviética entre 1960 y 1990 fueron subsidios de precios. El cubano promedio es hasta hoy agradecido y trata bien al turista ruso. En cambio, los políticos del "poder por el poder" creyeron tenerlo para la eternidad, en la desmesura, y trataron bastante mal a los comunistas, colocados a remolque. Simplemente, Cuba comenzó a irse a pique cuando ya fue su "propia historia", en los '90, hasta que llegara por un tiempo el salvavidas venezolano. Por un tiempo, a principios de los 2000, las cosas parecieron repuntar, en buena medida con el gran flujo de turistas. Raúl Castro buscó flexibilizar y liberalizar la economía, más allá de la inversión en el turismo, pero no pudo llegar muy lejos, pese a ser el intento de cambio más importante y sin estridencias, ni "pragmatismo", al llamar a mejorar el trabajo del partido comunista. Hasta hoy, resulta que Raúl Castro vale no como el garante de la soberanía cubana, en particular con el ejército, sino como "el hermanito de Fidel El Magno", "Pulguita". El turismo estuvo funcionando hasta 2017, antes de la COVID 19. Pero el parón venía desde 2009 con la caída de la capacidad productiva: producción industrial a pique y caída de la producción agrícola. Entre la apertura y las reformas no ejecutadas propuestas por Raúl Castro, el cubano promedio lo dirá: no es cuestión libertaria de ir contra "el Estado" o "la burocracia", sino que una parte del gobierno empezó, en medio de vaivenes monetarios, a hacer "trucos" con impuestos a remesas y divisas del turismo y -el cubano promedio también lo dirá- a vivir de PARASITAR. En eso llegó el parón venezolano y Cuba se volvió a quedar sin ubre (la ayuda de Venezuela se frenó en 2014), con "su propia historia", la del descuido de lo interno para parasitar ingresos del exterior. Gran parte de lo enumerado aquí ha sido probado por el estudioso Carmelo Mesa-Lago.

       Cuba está en una fase mixta. Los logros de antaño están en la gente, pero no hay ceguera ante quienes parasitan, como lo hacía el gobierno cubano antes de la Revolución. Lo que llama la atención no es la falta de debate, sino de escucha, que no es nueva, mientras decae el igualitarismo y no queda claro de qué agarrarse, pese a que desde adentro se dice a quien quisiera oírlo que no todo es "el bloqueo". La que no era "la propia historia" hizo que Cuba, subsidiada (también en petróleo), no tuviera que pagar dos tercios de la ayuda. A Cuba se le ha condonado deuda. Se le subsidia, se le perdona deuda externa, obtiene durante un tiempo bastantes remesas, y sin embargo...Sería de esperar que "el bloqueo" no sea la forma de aprovecharse de la dependencia del exterior, de la ayuda y, para algunos, en vez de apoyarse adentro y desde abajo, de trepar para parasitar el capitalismo, como se hizo con el turismo en tiempos de Barack Obama en la presidencia estadounidense. Que se sea a la vez líder del Estado y del partido comunista puede hacer de éste el modo de acomodarse a buscar y tener privilegios. Hay una "casta" que también hace "bloqueo": porque no se puede poner una traba tras otra a la recompensa al trabajo, con dinero y en propiedad privada, mientras arriba se asiste a tráficos opacos. El cubano promedio también lo sabe: no hay ningún motivo para que quien trabaje más y mejor no gane más y mejor, y no "intermediando". Así no se vale: ¿qué Estado puede representar qué con empleados de a 15 dólares por mes y diplomáticos y tales haciendo creer que se lo tienen merecido? También hay forma de bajar la Estadolatría sin bajar la guardia, como lo intentó Raúl Castro. Es opaco, pero ya está enquistada la "casta" intermediaria y el precapitalismo. No se va a resolver gran cosa con hojas de parra fidelistas o martianas. (da click en el botón de reproducción).




sábado, 7 de junio de 2025

TIEMPO AL TIEMPO

 Poco es lo que a los llamados "demócratas liberales" les interesa de Cuba, salvo "la caída del régimen", sin importar las consecuencias.

       Cuba está pasando por una crisis económica grave, que se traduce en escasez y desabastecimiento. La isla sobrevivió a la caída de la Unión Soviética gracias al apoyo venezolano, pero éste ha ido mermando. Cuba no logra exportar la suficiente para importar, y, más allá de las remesas y el turismo, depende de productos como el azúcar y el níquel, inestables y a la baja en los precios del mercado internacional. Cuba tiene que importar alimentos, aunque podría producir muchos de ellos. La apuesta de unos años para acá, desoyendo con frecuencia los consejos de Raúl Castro, ha sido la inversión en una infraestructura hotelera innecesaria, a costa de otro tipo de inversiones, como en la infraestructura eléctrica. Al mismo tiempo que se premia a unos cuantos millonarios y a parte del aparato que gana con la moneda, se postra a gran parte de la población agravando el racionamiento, cuando antes era aceptable. Era visible en el deporte: ¿cómo olvidar a Alberto Juantorena o a Teófilo Stevenson?

     Hay buena medicina, pero escasean medicamentos; parte de la vivienda carece de mantenimiento adecuado, y hay en parte crisis en la educación, aunque Cuba conserva cohesión social y un buen nivel de civismo, por encima de otros países de América Latina, salvo contadas excepciones. La Revolución y el socialismo de Estado han tenido logros que prácticamente ningún país de América Latina, y aunque hay bolsones de marginalidad y pobreza, no hay mayor miseria o mendicidad. En Cuba no hay criminalidad ni mayor delincuencia, ni necesidad de tener a la policía en la calle, por lo que carece de sentido hablar de "dictadura", ni hay problemas con tránsito de droga, pese a la cercanía con Estados Unidos, ni violencia, pese a que el cubano puede ser aprovechado con el extranjero y es notoria la diferencia racial: el mundo de los blancos es uno y otro el de los negros, que llegan a encontrarse en oficios bajos, en una parte marginal con ribetes lumpen, en la prostitución y en el pésimo espectáculo de "sensualidad" para el turismo. Desde el llamado "periodo especial" en los años '90, una parte -no toda- de la apuesta por el turismo ha sido por la "Cuba decadente" de imitación de los años previos a la Revolución. Algunos países de América Latina y Europa (España en particular) han estimulado este mal espectáculo dizque "caribeño", que ha derivado en desastre en La Habana vieja. Aunque hay discusión interna y no todo es "el bloqueo", también hay persistencia excesiva en el Estado y en salarios bajos, siendo los del Estado notoriamente bajos. El IDH (Indice de Desarrollo Humano) de Cuba ha retrocedido: esto quiere decir que algunos logros del socialismo están cuestionados, aunque el estado físico de la población, salvo excepciones, sigue siendo relativamente bueno. Como sea, dados los retrocesos y lo que parece ser en parte un cúmulo de errores económicos, Cuba ya no es, como antaño, ejemplo frente a la realidad de América Latina, que no es la del tercio de la población de "clases medias".

        El futuro de Cuba es de lo más incierto, y no se va a arreglar con lo que el cantautor cubano Silvio Rodríguez llama el "jarabe ideológico", recitando. Pese a lo dicho por Raúl Castro, parte del aparato hace negocios mientras pone trabas a la propiedad privada y, sobre todo, no la entiende (no toda propiedad privada es de medios de producción, ni "personal"), porque quien más y mejor trabaja debiera ser recompensado igualmente más y mejor que el que recita a Martí, el que quiere hacer creer que hay algún "modelo" o el que hace negocios con el extranjero. El turismo, incluido el revolucionario, sirve salvo excepciones para que a veces algunos, sin soluciones prácticas, pretendan hacerse un monumento a sí mismos -la causa como "poder por el poder", sin que probablemente sea de interés de muchos cubanos, sino vivir mejor- y para corromper desde el exterior, sin construir ni poner de relieve lo logrado y por mejorar. No es tampoco cuestión de recitar sobre "el comunismo" inexistente, sobre "la democracia" o "el mercado". El camino equivocado ha sido el de favorecer la dependencia del exterior, no hacer caso de iniciativas desde adentro y confundir socialismo con Estado, en parte por el de todos modos existente acoso externo. Falta tradición republicana, que no es igualitarismo -y sí meritocracia- al mismo tiempo que se abre la isla al exterior de tal modo que se corre el riesgo de debilitar el sentido de nación. Al mismo tiempo, con Estados Unidos al lado, Cuba no puede abrirse sin ton ni son. Tal vez quepa lamentar que algo haga que la "maldita casta" no quiera soltar el poder no para el exterior, sino para canalizar  y galvanizar voluntad de abajo, que no falta. Como no se trata de una dictadura, resta por saber qué tendencia se impondrá: no se puede pedir el interminable sacrificio heroico y el resistir, o "el socialismo o morir" (creencia de algunos) si es a cambio de la inercia o, lo que se ha vuelto asunto más serio, del retroceso. Desafortunadamente, el presidente cubano Miguel Díaz Canel no debió jefaturar el partido comunista, y fue tal vez electo por disciplinado, si no se confundió con obediencia y petición de obediencia, y no de creatividad, entre una población que con frecuencia quiere participar (da click en el botón de reproducción).






AHÍ VIENE EL LOBO

 De vez en cuando, el presidente estadounidense se cree que Estados Unidos es great  y se lanza a hacer cosas disparatadas. Durante su prime...