Los estudios latinoamericanos en diversos lugares dedicados a ellos, desde universidades públicas hasta centros y facultades especializadas en el asunto, han dejado en su mayoría de ocuparse de los temas de antaño.
Como ocurre en general en las ciencias sociales, estos estudios se han convertido en un espacio de movilidad ascendente a como dé lugar: pareciera haber llegado la hora de los lobitos. Estos lobitos se dedican a dos cosas: una, hacia el pasado, a la adulación, y otra, hacia el futuro, a colgarse de agendas diseñadas fuera de América Latina, por lo general en organismos internacionales y en universidades estadounidenses.
Los lobitos ni siquieran reparan en la incongruencia de colgarse de lo que sus maestros rechazaban o veían con cierta suspicacia: los temas del pasado tenían que ver con el desarrollo y el subdesarrollo, el capitalismo y el socialismo, el Estado, la nación y las clases sociales, la estructura social en su conjunto y las organizaciones políticas, los procesos de largo plazo y así por el estilo. Los lobitos ponen los nombres de sus "grandes maestros", la mayoría difuntos o casi, en aulas, en becas y en fundaciones, en concursos y en una que otra compilación; se celebran el centenario del nacimiento de tal o cual, el aniversario de tal otro, la fecha luctuosa de uno más, y a todo asisten los lobitos -siempre presentes- para adular y "estar ahí", "en la grande".
Como a estos lobitos no les importa en lo más mínimo el pensamiento de sus "grandes maestros" (salvo para nimiedades barrocas o para embadurnarse como los seres primitivos con el "espíritu" de tal o cual), se dedican a otras cosas, dictadas desde fuera: que a las mujeres y los jóvenes, que a todas las orientaciones sexuales inventadas o por inventar, que a la ecología, a los migrantes y a la pobreza, que a la literatura de moda, al arte y a la democracia y todas las palabras que se le puedan asociar (gobernanza, gobernabilidad, transparencia, etcétera...), sin el menor vínculo con los estudios de antaño. Por el camino de la adulación (sin que importe qué aportó el adulado) o por el de la adaptación a la agenda del poder, lo fundamental es trepar, "hacerse visible" -o hasta vedette-, granjearse recursos sin demasiado esfuerzo y bloquear a cualquiera que empiece desde abajo. Eso sí, si algo aprendieron de sus "grandes maestros", es la costumbre de hacer latinoamericanismo "desde arriba", aunque en el pasado no fuera exactamente así y hubiera más discusión que en la abultada "agenda" actual, en la cual se repite al unísono. En el pasado el "gran maestro" a veces extraía una renta -local, por lo demás- de la cual se ponía a vivir ("cría fama y échate a dormir");el lobito extrae su renta de compartirla con la ganancia transnacional, lo que, espera él, le redituará a la vez la fama de antaño y los reflectores y los estelares de hoy.
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