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viernes, 3 de mayo de 2019

MEXICO: ZIPIZAPE


Por la manera que tiene de gobernar, que sigue siendo más de un activista que de un presidente al tanto de sus expedientes, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador sigue exponiéndose al error aunque, hay que decirlo, ha sabido corregir en más de una ocasión e incluso disculparse, como lo hizo con la familia Del Mazo. El hecho es que hace pocos días, un reportero de El Nopal Times (sic) le preguntó al mandatario si incluiría en su gabinete al "geoestratega" Alfredo Jalife-Rahme (en las fotos). López Obrador contestó que aquél es una "buena persona" y que, como cualquier otro, podía acercarse al gobierno para ser considerado. El mandatario mexicano sugirió que el "geoestratega" probablemente prefería quedarse en el análisis y la investigación, y que de todos modos era sano que hubiera debate. Como le ocurre con cierta frecuencia con la gente del medio intelectual, López Obrador en ningún momento se dió cuenta de los problemas que plantea la personalidad actual de Jalife.
    El hecho es que, casi de inmediato, unos 150 "líderes de opinión", encabezados por algo así como la casa Aguilar Mastretta and sons, pusieron el grito en el cielo como si a ellos les correspondiera "palomear" al gabinete, y le pidieron al presidente que no incluya a Jalife, así hubiera entre los peticionarios golpeadores, inquisidores ideológicos y personas sin otra cualidad que su apellido. Jalife fue acusado de promover el "discurso de odio", de ser "misógino, homófobo y acosador" y de agarrarla en particular con ciertas religiones. En el zafarrancho intelectual, el "geoestratega" obtuvo por su parte un fuerte respaldo de las redes sociales (#MenosKrauzesMásJalifes), y cabe decir que no falta quien lo idolatre ciegamente.
     Aún con amplios conocimientos y valentía para denunciar ciertos intereses, hace rato que Jalife-Rahme perdió piso y se volvió de una vanidad poco potable, lo que seguramente explique cierto número de seguidores siempre en busca de algún "chingón", la clase de tipo que "se las puede todas". El "geoestratega" es perfectamente capaz de yerros: predice un buen número de "guerras mundiales" (que nunca ocurren), se aventuró a decir que López Obrador iba a ganar las elecciones pero que se las robarían "algorítmicamente", previó un auge del grupo BRICS (Brasil Rusia India China y Sudáfrica) que no tuvo lugar, etcétera. Muy metido en las grandes intrigas del poder financiero y en asuntos de las "movidas" de tal o cual en la política, Jalife llega hasta la obcecación y francamente aburre con sus denuestos reiterados machaconamente contra "Castañeda Gutman" o "Krauze Kleinbort". El "geoestratega" se asoma por ejemplo a un programa de radio-internet tabasqueño a sugerir que él sabe que "Felipe y Margarita ya no están juntos", que un "ex presidente lo invitó a tener una senaduría" o que se enteró de tal o cual cosa en un desayuno, una comida o una cena con algún personaje importante "que se lo dijo nada más a él". Y sí, nunca falta quien quede deslumbrado ante este tipo de alardes del maestro de maestros.
      No es todo, porque Jalife ha llegado a cosas más graves. En un programa con un youtuber, dejó entrever que López Obrador podría "reelegirse si el pueblo se lo pide", casi al mismo tiempo que el mandatario mexicano firmaba una carta garantizando que no se reelegiría, fantasma que andaban agitando con mala leche los conservadores. El problema es que, por lo visto, Jalife-Rahme perdió todo sentido de la institucionalidad en aras de un ego desbocado. Puede que en su casa el "geoestratega" sea una "buena persona", pero otra vez López Obrador fue sorprendido en la ignorancia (como le ocurrió por lo demás cuando lo interrogaron sobre Venezuela), porque Jalife no es "el chingón" que tenga que "estar a fuerzas". Los seguidores del maestro tampoco le hacen mayor bien al ponerlo por las nubes. No falla nada más una personalidad insufrible, sino que sufren también sus análisis. La ceguera es la misma que la de más de un "abajofirmante" y algo común en un medio intelectual cortesano.

LO QUE HAY QUE TENER (THE RIGHT STUFF)

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