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viernes, 12 de julio de 2019

CUBA Y LA CLIQUE

La Revolución Cubana ha resultado ser, en más de un aspecto, "muy latinoamericana", en el sentido de clientelista, como lo muestra por ejemplo su política informativa (a través de portales como el de Prensa Latina o Cubadebate) o la cultural: no nada más reclama incondicionales y no menciona las críticas más que para no hacerles ningún caso (como parece ocurrirles por ejemplo a Frei Betto o a Graziella Pogolotti), sino que desconoce todo lo que sale de la clique 26 de Julio. Contra lo que suelen creer los dizque liberales latinoamericanos, en realidad conservadores, la Revolución Cubana, pese a su alianza (de conveniencia) con el bloque soviético, fue desde un principio anticomunista y alentó en América Latina a toda corriente política de izquierda o ultraizquierda que también lo fuera, incluyendo al populismo y sus herederos, desde peronistas en Argentina hasta el M-19 en Colombia. Es lamentable que, en estas condiciones, los partidos comunistas latinoamericanos, de por sí débiles salvo excepciones, se hayan plegado a las directrices cubanas y hayan quedado a remolque de ellas. Si se observa detenidamente los portales mencionados, jamás hay ninguna mención marxista o leninista, visiones del mundo al parecer desconocidas para un país que es más bien y ante todo, un poco por la fuerza de las cosas, antiimperialista (y con buena tradición internacionalista), por lo que no sale de un José Martí por lo demás acotado. En décadas de Revolución, la Revolución Cubana no produjo pensamiento marxista: Fidel Castro lo conocía poco y mal (un tanto a diferencia de Raúl Castro), por antiimperialista que fuera, y no está de más señalar el escaso lugar que se le da por ejemplo a Julio Antonio Mella o a Rubén Martínez Villena (igual se recuerda poco a Carlos Rafael Rodríguez, por ejemplo). La capacidad de debate e innovación de Marta Harnecker -más bien difusora- fue pobre y lo es la de alguien como Roberto Regalado. La Revolución Cubana, a diferencia de la mexicana, pareciera no haber conseguido del todo institucionalizarse (en la primera foto, diputada cubana del Poder Popular), por lo que sigue en las "grandes figuras" (ya empezó por ejemplo el articulista Angel Guerra Cabrera en el periódico mexicano La Jornada con una supuesta "grandeza" del actual mandatario Miguel Díaz-Canel). Cabe agregar que en Cuba se desconoce, entre una parte de la dirigencia, que en el socialismo se agudizan las pugnas de clase.

     En la actualidad, los portales mencionados nunca reproducen lo que hacen gobiernos como el del mexicano Andrés Manuel López Obrador, o el del salvadoreño Nayib Bukele, que no forman parte, a diferencia de Venezuela, de la clique (foto de abajo, Bukele con su esposa). Algo similar le ocurrió al ecuatoriano Rafael Correa y le sucede al vicepresidente boliviano Alvaro García Linera. Como ocurre en toda clientela, la clique no reconoce a quienes no la lisonjean, poniéndose a la espera del "favor" del reconocimiento y la inclusión. Por lo demás, algún día tendrá Cuba que saldar cuentas con el guevarismo (y probablemente también con el fidelismo), si consigue la plena institucionalización como remplazo a la "movilización permanente". En efecto, si el guevarismo mintió sobre lo ocurrido con el Che Guevara en Bolivia, el fidelismo hizo lo propio con su versión de la crisis de los misiles de 1962. La historiografía ya ha logrado reconstituir lo ocurrido, más allá de los engaños de Guevara y de los de Fidel Castro.
     Por ahora, no estaría mal una institucionalización en la cual los dirigentes no desconozcan la voluntad del pueblo cubano, que sigue en buena medida fiel al comunismo (pese a la idea de quitarlo como objetivo de la Carta Magna) y que es contrario a las frivolidades intelectuales (como el matrimonio igualitario o como todas las modas que recogiera por ejemplo la revista Temas), yendo más allá del simple antiimperialismo (¿hasta cuándo las culpas de todo al bloqueo?). Por más que quiera dar la imagen contraria, Cuba es contradicciones, y no un monolito. Lo deseable es que, hacia el exterior, los cubanos dejen de servirse de los fieles, o incluso de utilizarlos desvergonzadamente.

APAGA LA LUZ

 Como Marx, Engels y Lenin trabajaron en sociedades de despegue industrial (de "maquinaria y gran industria") y parcialmente agrar...