Curiosamente, Bukele, acusado de "pelele" del presidente estadounidense Donald Trump, hizo hace poco una gira por Asia, para atraer inversiones, que incluyó a China, país con el cual El Salvador logró acuerdos. De inmediato algunos manifestaron su disgusto: a su paso por Japón, Bukele fue advertido por el primer ministro nipón, Shinzo Abe, de los supuestos "riesgos" de hacer tratos con China, al grado de que Abe se inventó "una posible escalada militar". Japón temió por sus inversiones en el puerto La Unión. Desde 2018, Estados Unidos estuvo presionando en el mismo sentido, para disuadir a los salvadoreños de acordar obras de infraestructura con Beijing. Esta vez, tan pronto Bukele regresó de China y de comprometer acuerdos para una planta de saneamiento de agua, un estadio, una biblioteca en el centro histórico de San Salvador, capital salvadoreña, y otros, que parecen muy lejanos de la "ofensiva militar" que pronosticara Abe, llegó el regaño de la embajada estadounidense, que consideró "peligroso" lo acordado. No parece empero que Bukele haya retrocedido.
Es un hecho que hasta ahora el gobierno de Bukele (foto, abajo) ha dado resultados, y es de esperar que se consoliden. El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), por su parte, decidió que el gobierno de Nayib Bukele es una "dictadura", según el ex líder Medardo González. El punto es que Bukele la emprendió contra puestos públicos ocupados por familiares de gobernantes del FMLN, como el ex presidente Salvador Sánchez Cerén (lo que a juicio de González no es nepotismo, y que en todo caso resulta polémico), y decidió dar menos dinero a programas sociales considerando que es preferible crear empleos. Queda por ver qué resulta.