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domingo, 5 de enero de 2020

RUSIA: DE MOCOS Y GRAPAS

Una encuesta reciente del Pew Research Center da cuenta de que cerca de la mitad de los rusos (48%) cree que hoy en Rusia se vive peor  que durante el comunismo (socialismo, en realidad). No se trata forzosamente de una valoración estrictamente moral. Con frecuencia, sucede que los rusos añoran los servicios de salud y educación gratuitos, y por cierto que no de mala calidad (en especial en la educación, con la cual ahora no deja de haber problemas). Sin embargo, la tecnocracia que rodea al mandatario ruso Vladimir Putin (foto, abajo) no parece apresurada a remediar la situación. De hecho, Putin ya la había tenido que regañar de la siguiente manera: "¿Vamos a comernos aquí los mocos durante años?.¿Cuanto tiempo hemos estado hablando de esto, desde 1999? No pasa casi nada, sólo se habla". Es casi imposible saber si esa tecnocracia tiene la intención de moverse pese a las instrucciones del presidente de la Federación Rusa, que "pegan" sobre todo cuando se hacen de modo directo y personal, por ejemplo a raíz de una petición en un programa televisado.
       Pese a un mucho de nostalgia por la gratuidad ofrecida por el Estado, también es probable que haya descontento con los valores imperantes en buena parte de la sociedad rusa, que no toda. El mismo Putin llegó a reconocerlo, más allá de los mocos de los tecnócratas: "hoy en día -llegó a declarar- la sociedad rusa tiene un evidente déficit de grapas espirituales: misericordia, simpatía, compasión por los demás, apoyo y asistencia mutua. Un déficit de lo que siempre, en todo momento histórico, nos ha hecho más fuertes, de lo que siempre hemos estado orgullosos". Lo sorprendente es que, más allá de la gran popularidad de Putin, la sociedad rusa parece estar, como muchas otras en el mundo, partida a la mitad entre quienes tienen esas "grapas" y quienes nada más se inyectan dinero y no quieren saber de nada más.
      La encuesta del Centro mencionado muestra mayor satisfacción en el Este europeo (polacos, checos y lituanos son los que mejor se la están pasando), salvo en Bulgaria, por cierto que alguna vez un país muy cercano a Rusia, y en Ucrania. Y si hay satisfacción en el oriente de Alemania, es al precio de una especie de desertificación, con el paso de una buena parte de la población joven al oeste teutón. Afortunadamente, la división de la sociedad rusa no se produce en un marco en el que pueda ser decisivamente aprovechada desde el exterior.


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