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lunes, 6 de abril de 2020

BOLIVIA: CUANDO LA OEA PRUEBA QUE NO HAY PRUEBAS

El ex canciller del presidente José Mujica y ex embajador en China, Luis Almagro, logró hace poco la reelección como secretario general de la Organización de Estados Unidos (OEA), un organismo que recibe de Estados Unidos el 60 % de sus fondos. La OEA de Almagro tuvo un papel protagónico en la denuncia de un supuesto "fraude" en las elecciones bolivianas pasadas y en la redacción de un informe sobre este suceso.
     El Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés), un "tanque de pensamiento" basado en la capital de Estados Unidos, Washington D.C., y que tiene entre sus donantes a figuras como los economistas Joseph Stiglitz y Robert Solow, ambos Premios Nobel, logró demostrar, con ayuda de datos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés, aunque no intervino directamente, sino a través de especialistas de su Laboratorio de Ciencia y Datos Electorales), que el verdadero fraude lo cometió la OEA, cuyo informe fue tendencioso y no logró demostrar contundentemente nada. El gran problema durante las elecciones bolivianas fue la suspensión temporal del conteo electrónico de votos (el cómputo real no se detuvo) por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Antes de la suspensión, el candidato oficialista Evo Morales ganaba por una diferencia que lo obligaba a una segunda vuelta, y al reanudarse el cómputo iba adelante por más de 10 puntos porcentuales, suficientes para ser declarado vencedor en la primera vuelta. Está comprobado que, como lo sostuvo Morales en su momento, los últimos votos en llegar eran de áreas rurales más o menos remotas ampliamente favorables a Morales e incluso de su bastión de El Alto (la gente de ingresos más bajos votaría al final de la jornada laboral, mientras que por ejemplo en Santa Cruz se tendió a votar más temprano).
     Según el informe de la OEA, la suspensión del conteo fue una "manipulación intencional", aunque Ethical Hacking, la empresa auditora del proceso electoral, envió una alerta máxima al TSE justo antes de que se suspendiera el conteo (TREP, Transmisión de Resultados Electorales Preliminares). Esa empresa auditora habría descubierto la existencia de servidores ocultos, los investigó y determinó finalmente que no lograban alterar ni manipular los resultados electorales. El informe de la OEA jamás mencionó estos hechos. En efecto, fue muy en particular la detección de un servidor no autorizado (BO1) que llevó a mandar la alerta máxima que pudo haber hecho que el TSE suspendiera temporalmente la TREP. Como sea, de acuerdo con el estudio del CEPR, no hubo alteración de datos durante el tiempo que se suspendió la TREP, independientemente de lo que haya concluido Ethical Hacking. A petición de la delegación mexicana, la OEA pudo haber comparado su informe con el estudio del CEPR, pero se negó. Cabe mencionar que la OEA gritó al fraude desde la mañana siguiente de las elecciones, antes de que se hubiera hecho investigación alguna. Ya con su informe final, la OEA no quiso compartir sus datos con el CEPR. Como sea, el organismo internacional, pese a que encontró irregularidades ciertas, no consiguió demostrar que la suspensión temporal de la TREP adulterara el conteo final de votos. El TSE dió su versión de los hechos y señaló que la suspensión se debió a una falla de la empresa Neotec, que proporcionó el software electoral y que luego de equivocarse en un problema de infraestructura buscó cubrirse las espaldas, al igual que Ethical Hacking.
      Evo Morales nunca salió de Bolivia dejando un país en llamas, sino que fue en la última fase del conteo que la oposición, cruceña y potosina en particular, se puso a quemar urnas y a amenazar con quemar -literalmente- a representantes oficialistas. Por lo demás, Morales no dejó detrás de sí muertos, a diferencia de dos masacres que provocaron las fuerzas de la presidente interina Jeanine Añez. notoriamente en Sacaba y Senkata. Las próximas elecciones bolivianas, pospuestas hasta nuevo aviso por el Covid-19, debían celebrarse en mayo y el candidato del Movimiento al Socialismo, de Morales, Luis Arce, partió como favorito, pero no con holgura y sobre todo porque la derecha está dividida. Almagro bien podría hacer otro papelón.


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