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miércoles, 1 de abril de 2020

ECUADOR: Y MORENO SIGUE ENGAÑANDO

El gobierno ecuatoriano de Lenín Moreno no ha cejado en su voluntad de impedirle al ex mandatario Rafael Correa (foto, abajo)
cualquier posibilidad de presentarse, así sea como candidato a la vicepresidencia, en las elecciones previstas para febrero de 2021, y que la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint, llamó imprudentemente a postergar por la crisis de salud. Serán también elecciones legislativas. Moreno se opuso a la idea de la postergación, pero ya afirmó que "el virus estará aquí por meses" y que tal vez valga la pena evitar aglomeraciones o multitudes en campaña.
     En febrero había comenzado el espectáculo del supuesto "juicio de la Historia" a Correa, nueve de sus altos cargos y 11 empresarios por una "trama de sobornos a cambio de contratos públicos". Pese a las dificultades del país, se planea reanudar en abril el juicio contra Correa. Se trata de un caso forzado y sin ninguna prueba de la Fiscalía, pero hace rato que la ley no existe en el Ecuador más que como instrumento de persecusión contra opositores políticos El actual "caso" contra Correa fue denominado en el origen "Arroz Verde" hasta ir creciendo. En medio de la crisis de salud, la derecha no ha cesado de atacar a Correa, ahora acusándolo de utilizar dicha crisis para provecho personal, según el gran oligarca Guillermo Lasso, por ejemplo. Es falso: desde un principio, aunque no sin renunciar a un criterio propio sobre lo que ocurre, Correa y sus simpatizantes han llamado a la población a acatar el estado de excepción instaurado el 16 de marzo.
      Lenín Moreno logró engañar a la protesta indígena, como era de esperarse, y aunque se cuidó de lanzar algún nuevo "gasolinazo", ha proseguido con las medidas de austeridad, en medio de la caída del precio internacional del petróleo, gran producto de exportación del Ecuador. Se busca suprimir el gasto estatal en bienes y servicios y bienes de capital,  en entidades públicas y recortar ingresos de los servidores públicos, para que muchos de ellos aporten el 4 % de su salario y en algunos casos hasta el 8 % al "rescate". Se aumentan las retenciones en el impuesto sobre la renta y en el pago de tenencias de ciertos vehículos (5 % del valor del automóvil). El pretexto del coronavirus sirve de muy poco: el gobierno de Lenín Moreno estaba desde antes de la crisis de salud respondiendo al acreedor, el Fondo Monetario Internacional (FMI), y en medio de lo que parece ser la impericia total.
     Correa ha conseguido demostrar que lo que hacen los partidarios del "mercado" es partir de premisas falsas, del tipo "la economía anda mal porque el Estado gasta demasiado", por lo que tiene que "apretarse el cinturón". El gasto público como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) es mucho más elevado en Francia, Finlandia, Bélgica, Dinamarca o Noruega que en el Ecuador, pero el FMI y quienes aplican sus medidas a nivel local parecieran querer llegar a un "muy racional" gasto público -bajísimo- del nivel de Chad o Sudán. Para más información, en porcentaje del PIB el gasto público del Ecuador es el mismo que el de Japón. Sudán tiene un gasto público envidiablemente raquítico y está en el lugar 187 del mundo por Indice de Desarrollo Humano (IDH). Con un gasto público muchísimo más elevado en porcentaje del PIB, Finlandia está en el lugar 15 del IDH Las relaciones de causa a efecto establecidas por los partidarios de un "Estado delgado" y del "libre mercado" son erróneas. Y por cierto que es conocido que el deterioro de servicios como los de salud empiezan con las "recetas" de los organismos internacionales. Sin depender de ellos y con un mínimo de pericia, el gobierno de Rafael Correa logró sortear la terrible situación del terremoto de 2016 que afectó en particular a la provincia costera de Manabí. A pesar de las dificultades en los mercados internacionales de materias primas y productos agrícolas, es posible probar que el gobierno de Correa dejó al Ecuador en buen estado económico, por lo que ni los críticos del extractivismo tendrían mucho qué decir en este caso.
     La crisis de salud actual se ha reflejado en el hecho de que el Ecuador tiene, con Panamá (país de mucho tránsito internacional, lo que los anglosajones de negocios llaman hub), la tasa de contagios y muertos (por habitante) más alta de Latinoamérica, y concentrada en la provincia costera del Guayas (77 % de los casos). Parte de la explicación está en la importación del virus de España, donde la ecuatoriana es la segunda comunidad de inmigrantes más importante después de la marroquí (2 748 contagiados en el Ecuador, mucho más que en México al 1 de abril, y 93 fallecidos, también mucho más que en México). La provincia de Guayas, donde está Guayaquil, es la que más aporta al censo de migrantes ecuatorianos en España (22 %). Pero no es todo: Catalina Andramuño, Ministra de Salud ecuatoriana, tuvo que renunciar alrededor del 21 de marzo simplemente porque al gobierno no se le había ocurrido dar recursos para la emergencia, pero sí dejarla en manos de funcionarios inútiles. El gobierno de Moreno engañó con el ofrecimiento de dos millones de pruebas de diagnóstico. Hasta ahora se han hecho menos de 10 mil y se considera que el éxito para frenar los contagios, según países como Sudcorea y verdaderos médicos, está en multiplicar los tests. Pues Moreno volvió a engañar, algo muy diferente de gobernar. ¿No que era asunto de buena voluntad, o es el pretexto para acallar toda discrepancia?

LO QUE HAY QUE TENER (THE RIGHT STUFF)

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